viernes, 31 de agosto de 2012

229.- PADRE DEMETRIO MENDOZA II


Luís A. Medina S.



EL AMO DE LA PARROQUIA
Esta caricatura  fue la causante del movimiento de protesta que dio como resultado la destrucción del periódico La Mañana que funcionaba en la calle 10 entre avenidas 6ª y 7ª.

 
Debido a que el periódico “LA MAÑANA” había publicado una caricatura burlesca del padre Demetrio Mendoza, las damas de la ciudad, en la mañana del día lunes 23 de marzo de 1925, organizaron y llevaron a cabo una manifestación de desagravio por esta ofensa y muchas otras que la prensa liberal de Cúcuta lanzaba a diario contra el clero. Ese mismo día se había invitado a esta manifestación por medio del cartel que decía: “SOBERBIA MANIFESTACION AL VENERABLE VICARIO DOCTOR DEMETRIO MENDOZA, ESTA NOCHE, A LAS SIETE Y MEDIA, FRENTE A LA CASA CURAL, NO ACEPTAMOS MAS OFENSAS A LAS DOCTRINAS DE LA IGLESIA CATOLICA NI A LA DIGNIDAD DE SUS MINISTROS”. En la manifestación hablaron el doctor Víctor Manuel Pérez y Arturo Bueno, y una vez que el padre Mendoza contestó en una bella oración, muchos jóvenes y buena cantidad de gentes del pueblo se dirigieron al local ocupado por la imprenta de “LA MAÑANA” y la destrozaron, produciendo daños por valor de unos $800 según lo dijo “EL POPULAR”.

Sostuvo este periódico que la determinación tomada por el pueblo católico obedeció a que en el curso del día se dijo que al día siguiente, la prensa liberal redoblaría sus ataques al padre Mendoza. El día 26 de marzo en el senado de los congresistas Sicard y De Greiff, presentaron una proposición citando al señor Ministro de Gobierno, para que informara sobre los sucesos del 23 de marzo en Cúcuta, pero, como el Senador Peñuela quisiera agregar a la proposición anterior, que debía dar cuenta de las medidas tomadas sobre este atentado criminal, ambas proposiciones fueron negadas.

El grupo que había realizado el ataque a “LA MAÑANA” una vez consumado éste, se dirigió a hacer otro tanto a la imprenta de “COMENTARIOS”, pero nada hizo, porque allí estaba la señora de don José Manuel Villalobos, el director del periódico, y no quisieron faltarle al respeto a una dama.
La concurrencia a la manifestación constaba de unas 300 personas, entre las cuales había mujeres y niños. Se dirigieron a la imprenta dicha, situada en la calle 10 entre avenidas 6a. y 7a., contigua a la Zapatería “La Bota Negra” de Ramón Pelayo. Forzaron las puertas, las derribaron al suelo, rompieron máquinas y tiraron chivaletes a la calle.

De parte de las autoridades se hicieron presentes en el lugar de los hechos, el alcalde Jesús Omaña G. y el jefe de la Guardia Civil, Carlos J. Luna con 4 agentes, los que fueron insuficientes para oponerse a los asaltantes. A la hora de consumados los hechos, se hizo presente el ejército, pues aún cuando el señor Alcalde Omaña, pidió su ayuda oportunamente, se le contestó que solamente por orden del Gobernador podrían intervenir.

Cuando los pelotones del Ejército se presentaron en el parque Santander, los liberales se habían reunido en un costado y los conservadores en otro. Entonces el señor Gobernador que acababa de llegar, al ver los dos grupos, se dirigió por la mitad del parque al establecimiento La Siberia, situado en el costado norte, y allí alcanzó a divisar al Dr. Luis Buenahora, que era el corresponsal de “El Espectador” y le dijo: “Contribuya usted, a salvar esta situación”. Luego se dirigió al general Emilio López que acompañaba a Buenahora, y le dijo que era necesario evitar a todo trance un conflicto y dispersar a la multitud. Contestó el general  López que estaban defendiendo los derechos ultrajados y resueltos a ir a los mayores extremos en guarda del honor liberal.

Poco después dijo el general López al general Valencia: “Usted sabe general que la vida me importa un níquel y que defiendo solamente los fueros liberales, y estamos resueltos a no tolerar la más pequeña ofensa, pues ya está rebozada la copa”. Al oír estas respuestas con el tono airado de López, los conservadores se acercaron y le pidieron que respetara al Señor Gobernador. También se acercaron los liberales pidiendo respeto para el general López. Pidió entonces el general Valencia a don Emilio que hiciera retirar a las masas liberales, a lo que contestó que primero hiciera retirar la política.

Ante esto resolvieron entrar a un reservado del establecimiento tanto el Gobernador como sus secretarios y el general López y los suyos, donde después de conversaciones, acordaron que al día siguiente se reunirían en el despacho de la Gobernación, tanto los representantes liberales como una comisión de la Curia, a fin de tratar sobre las medidas conducentes que debieran tomarse. Después de esto, tanto el Gobernador como el general López hicieron dispersar por igual toda la gente.

Al día siguiente de los hechos, o sea el 24 de marzo, los diputados Serrano y Molina presentaron la Proposición siguiente:

“La Asamblea del Norte de Santander, en guarda de las garantías constitucionales, y muy especialmente de las concedidas a la prensa del país, consigna una enérgica protesta contra el total destrozo de la imprenta de “LA MAÑANA” y deja constancia de su patriótica censura contra estos actos incalificables, que desdicen de la cultura cívica del pueblo nortesantandereano, y los reprueba, sea cual fuere su origen”. La proposición fue sustentada por el diputado Jorge Lamus Girón e impugnada por el diputado Luís Eduardo Romero. Se aprobó por todos los votos menos dos.

Al día siguiente 25 de marzo, “EL POPULAR” arremetió contra los diputados conservadores que firmaron la proposición anterior, y que fueron José Rafael Unda, José de Jesús Serrano, Molina, Nicodemus Rangel Acevedo y Arturo Bueno.

DECLARACIONES SOBRE LOS RESPONSABLES
 
Alfredo Lara rindió una declaración sobre los responsables de los destrozos al periódico “LA MAÑANA”. Dijo que al oír gritos en la esquina del Granito de Arena, se había acercado y enterado de los insultos que en aquellos momentos el Padre Mendoza dirigía contra la prensa y los liberales de Cúcuta, lo mismo que de la incitación hacia los católicos para que defendieran a los Ministros de Dios, advirtiéndoles que debían proceder como hombres si no querían mañana llorar como mujeres lo que no habían defendido como machos.

Aseguró con juramento que a continuación los manifestantes, se habían dirigido a la imprenta de “LA MAÑANA”, encabezados por Luís Felipe Figueredo, Juan Crisóstomo Figueredo, Alfonso Ramírez, Abigail Ramírez, Carlos Pérez y Antonio Avendaño, siendo éste último el primero en forzar y derribar una de las puertas de la calle en la casa de la imprenta. Estos señores señalados como responsables por Alfredo Lara fueron reducidos a prisión el 27 de marzo, pero poco rato después, fueron puestos en libertad, según las afirmaciones del corresponsal Buenahora, porque fueron fiados por otros de los atacantes de la imprenta.

El periódico “LA MAÑANA” volvió a aparecer el 28 de marzo de este mismo año, editado en la imprenta de Comentarios, a la que nombraban “Imprenta Juan José Durán”.

Al cumplirse un año de los anteriores sucesos, “LA MAÑANA” lanzó una edición especial para conmemorar el primer aniversario de la destrucción de sus talleres, reproduciendo la mordaz caricatura del Padre Mendoza, con la leyenda inferior que decía: “EL AMO DE LA PARROQUIA”. También publicó fotos de la nueva imprenta y de sus colaboradores.

Con motivo de este aniversario se suscitó en la Asamblea una discusión violenta entre los diputados liberales Guillermo Peñaranda Arenas y Bayona, y el diputado conservador Luís Eduardo Romero, quien pidió respeto para el meritísimo vicario, a quien tantos beneficios de orden religioso, moral y material debía la ciudad.

La destrucción de la imprenta de “LA MAÑANA” trajo muy malas consecuencias para el Pbro. Dr. Demetrio Mendoza, pudiendo decirse que fue el 3 de abril siguiente a estos sucesos, el padre Mendoza había hecho convocar una convención conservadora disidente, sostenida por el periódico de la parroquia de San José llamado “EL POPULAR”, en apoyo del Gobernador Valencia y del ex-ministro Manuel María Valdivieso. El periódico “EL TRABAJO”, que era directorista, era opuesto a esta convención disidente y atacaba al general Valdivieso echándole en cara, que había sido el patrocinador de la separación de la Provincia de Pamplona en años anteriores.

Con el fin de obtener esta convención conservadora disidente, el ministro de Gobierno Dr. Miguel Abadía Méndez, se dirigió al Arzobispo Primado para hacerle ver la tendencia política de que aquella convención fuese aplazada. El Sr. Arzobispo se dirigió al Sr. Obispo de Pamplona, y éste dispuso la suspensión del periódico “EL POPULAR”, cuyo último número salió el 11 de junio del año 1925, lo mismo que el cambio de párroco en Cúcuta, Pbro. Dr. Demetrio Mendoza, que fue remplazado por el Pbro. Dr. José Santos Valderrama, cuyo nombramiento se produjo el 27 de junio y su posesión el 15 de julio.




Recopilado por : Gastón Bermúdez V.



jueves, 30 de agosto de 2012

228.- PADRE DEMETRIO MENDOZA I


PARTE I/II


Luís A. Medina S.


El Padre Mendoza

Nace en el sitio de “Garrochal”, a una diez cuadras del templo parroquial de San Luís, el 22 de diciembre de 1871, pueblo de Cúcuta, al ser bautizado el día 3 de enero del año siguiente, recibió los nombres de José Demetrio de Jesús Mendoza Rueda. Sus padres, Rafael Mendoza y Clementina Rueda, descendientes de las razas de indios Cúcutas y españoles, pobres de bienes de fortuna y que trabajaban en el humilde oficio de alfarería y en la agricultura.

Cursó estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de la Nueva Pamplona. Recibió las órdenes sacerdotales el 22 de septiembre de 1894 y cantó su primera misa el 8 de diciembre del mismo año, en la Iglesia Parroquial del Pueblo de Cúcuta (hoy San Luís), antigua municipalidad que más tarde fue rebautizada por el mismo Párroco Demetrio Mendoza, con el nombre de San Luís de Cúcuta.

El sagrado magisterio sacerdotal lo ejerció durante cincuenta años. Desde 1904 ejerció las funciones de Vicario y Párroco de San José de Cúcuta hasta el año 1926. Remplazó en el beneficio parroquial de San José de Cúcuta al Presbítero Dominicano A. Valderrama, quien fue trasladado a la Parroquia de San Rafael de Chinácota, por disposición del señor Obispo de Nueva Pamplona, a consecuencia de la pugna patriótica habida entre el Padre Valderrama y la ciudad de Cúcuta, con la comunidad religiosa de los Padres Agustinos de nacionalidad española.

El Padre Mendoza, fundó el Corregimiento de Ricaurte del municipio de Cúcuta. Trabajó con incansable celo por el sostenimiento de la Parroquia de San Antonio del Zulia, y no desmayó en su labor hasta verla construida.

Trajo a Cúcuta después de tesonero empeño, a los eficientes educadores Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle, comunidad que inició labores educativas el primero de mayo de 1906.


Fue fundador y director del semanario religioso “El Granito de Arena”, órgano de divulgación de la cofradía de San Francisco de Asís. En el “Granito de Arena” con editoriales políticos “patrocinó” la publicación de “El Popular”, vocero conservador de combate en cuyas páginas el señor Severiano Miranda, frustró a los políticos de su época en forma directa y sin esquinces de ninguna naturaleza, campañas que le causaron desilusiones y sinsabores amargos.

Fue severo en sus conceptos y apreciaciones contra las autoridades que no se sometían a sus consejos y órdenes, y las más de las veces, encaminadas a que la honestidad y las buenas costumbres fueran axiomáticas normas de los empleados públicos.

Para buscar soluciones a los problemas sociales, los trataba llamando las cosas por su nombre desde el púlpito o catedral Sagrada, no gustaba de los rodeos y jamás fue hipócrita. Tenía por sistema de lucha moralizante para convencer y llenarse de razón con la censura precisamente en la parte vulnerable por donde se diluía la virtud, la honestidad y deslices de la sociedad.

Toda la vida la dedicó a la caridad, con desprendimiento y generosidad. El Padre Mendoza era sencillo, el consejero sagrado que supo sortear más de un problema social, moral y hasta económico de familias cucuteñas vergonzantes.

Vistió los hábitos sacerdotales con dignidad y vocación apostólica y evangelizadora, nació pobre y murió a imitación de un Francisco de Asís, un Padre Almansa, un Justo Pastor Arias.

Trabajó con entusiasmo por traer a Cúcuta la Comunidad de los Padres Redentoristas y sus preocupaciones fueron tantas, que para contribuir en los gastos de la fundación de la Comunidad, donó el valor de unas casas que le habían obsequiado a la Parroquia.

Empero, dentro de las virtudes sacerdotales del Padre Demetrio Mendoza, existía una pasión y una tremenda soberbia contra los liberales y contra los padres de los hijos habidos fuera del matrimonio religioso. No bautizaba niños de los llamados “padres desconocidos” y de ahí que tenían que acudir a bautizar sus hijos los domingos y fiestas religiosas, a Ureña y San Antonio del Táchira, Venezuela. Decía que él no bautizaba hijos de padres “amancebados”.

Al Colegio de Artesanos Gremios Unidos, lo odiaba y les decía mazones anti-católicos, ahí se educaban hijos de liberales y conservadores, inclusive, la Junta Directiva del Colegio la integraban liberales y conservadores y existía la cátedra de religión. En 1912, cuando el Colegio se aprestaba a inaugurar el edificio amplio y funcional construido con grandes esfuerzos por la Sociedad y Junta Directiva. Una comisión del Colegio visitó al Padre Mendoza para que le impartiera la bendición a la que se negó rotundamente.

En esos días había llegado a Cúcuta enfermo en busca de salud, el padre Justo Pastor Arias, de Rubio, Venezuela, y la misma comisión que había visitado al Padre Mendoza, lo visitó y le solicitó al Padre Justo les bendijera el edificio. Y como éste les manifestara que él solicitaría el permiso al Párroco, la comisión le manifestó lo que había sucedido y se había negado. El Padre Justo, tan justo como su nombre, les manifestó que pusieran los relojes a determinada hora, que él a esa hora estaría diciéndoles una misa especial ahí en la Capilla del Asilo Andressen a donde había llegado y hospedado y que desde ahí les impartiría la bendición. Así se hizo, y así se bendijo el edificio de la Sociedad de Artesanos Gremios Unidos, construido en 1912.

El Padre Mendoza fue trasladado a Chinácota en julio de 1925, por mandato Episcopal del Sr. Obispo de la Nueva Pamplona, Monseñor Rafael Afanador y Cadena, debido a gestiones del Sr. Gobernador General Rafael Valencia, finalmente fue canónigo de la Iglesia Catedral de Pamplona, y fue elevado a la jerarquía eclesiástica de Obispo Camarero de su Santidad Pío XII.

Era un hecho que el Padre Mendoza, desde el púlpito, domingo a domingo, atacaba incansablemente a la prensa y liberales de Cúcuta. Hasta como dijera el General López al General Valencia: “pues ya está rebozada la copa, y no estamos resueltos a tolerar la más pequeña ofensa”.
 
La prensa “EL POPULAR” de tendencia política y no religiosa del Padre Mendoza también hostigaba a los liberales.
 
Obviamente la prensa liberal “COMENTARIOS”, “LA MAÑANA”, dirigidos por José Manuel Villalobos y Epímedes Sarmiento, salían a la palestra, hasta que el director de “LA MAÑANA” Epímedes Sarmiento publicó una caricatura, que el padre Mendoza y el catolicismo de Cúcuta considero burlona, inaceptable y produjo la destrucción de la imprenta.

Pintaba al Padre Mendoza, gordo y con un lomo en la nuca, lentes y unos largos dientes salidos de la boca como para morder, es decir, con cara”cerdo” y ensotanado.

Falleció en 1953 en el Ancianato de Cúcuta, a donde había llegado enfermo y ahí entrego su alma al Creador. Su cadáver fue sepultado en la Iglesia de San José, y sus restos fueron trasladados después a un modesto nicho, en la misma sacristía de esa Iglesia.




Recopilado por : Gastón Bermúdez V.

miércoles, 29 de agosto de 2012

227.- ANTONIO GARCIA HERREROS, EL HOMBRE DE LA SABATINA



  Julio García Herreros/Gustavo Gómez Ardila







Hijo de Julio García Herreros y María Unda; hermano de Carmen, Rafael, Matilde, Miguel, Julio y Ana Elvira.

Un acertado columnista escribió de Antonio, en los días posteriores a su partida que era “El señor que más sabía del paisaje” y otro muy admirado, lo llamó “El cronista de la Villa”, Pero en realidad nos seguimos preguntando ¿Quién fue Antonio?

La realidad es que como todas las personas era un universo, lleno de múltiples facetas. Las conocidas por la comunidad, son las que hoy nos inspiran nostalgia.

Investigador de su historia y humorista sin par en nuestra región. Además funcionario público probo, por cerca de 20 años como secretario general de más de treinta alcaldes en el municipio.

Con certeza se podría decir que fue un ser triste, que comprendía la debilidad humana y se burlaba de ella. Perfeccionista, cumplidor de su deber, pero melancólico perenne. Solo mitigaba su nostalgia y tristeza burlándose de sí mismo y de los demás, en un mundo que no alcanzaba a comprender.

Para entenderlo un poco más debemos recordar que es de la generación que vio nacer el siglo, como quiera que viniera al mundo once años después, cuando Cúcuta contaba con 20.264 almas. Era para la época una ciudad con ferrocarril, empresa de teléfonos, telégrafo, alumbrado público y un trazado urbano ortogonal que facilitaba e intercomunicaba la región, con una fluidez propicia para el comercio.

También era Cúcuta como lo sigue siendo ahora puerto de entrada y salida de mercancías al exterior, por la vía del ferrocarril hacia Puerto Villamizar antiguo San Buenaventura, era el inicio de un viaje que dependía del nivel de las aguas. Tomaba entre 24 horas y cuatro días llegar finalmente a Encontrados, sitio de encuentro del Catatumbo y del Zulia. Allí después de abrirse el rio, se entraba a Lago de Maracaibo en la que se descargaba el café y se embarcaba mercancía europea y americana para emprender el viaje de regreso.

A través de sabatinas conocimos de Biófilo Panclasta, ese loco y desbordado chitarero que trasegó por el mundo entre la fantasía y el heroísmo.

Oímos hablar a través de Miguel Méndez, del genio rabioso de Mojica, el tendero de la calle once, que saludaba con un regaño a sus clientes.

Conocimos de Piringo el salteador que ocurrido el terremoto fue fusilado por el saqueo que realizaba.

Rescató para la memoria al Siete Machos “Jacinto Hernández Contreras” plañidor profesional en los novenarios quien actuando con estola asistía compungido ejerciendo su profesión de abogado en derecho mortuorio y justicia social.

Supimos de Roquito Peñaranda el hijo del millonario de la época, convertido en tigre del rebaño de su padre.

Promovió la república independiente del Zulia, ese sueño binacional de los departamentos de la Guajira, Cesar, Norte de Santander, Arauca, y los estados Mérida, Táchira y Zulia venezolanos.

Alumno de León García Herreros el recordado docente quien le infundió el amor por nuestra lengua materna, cuando el maestro recitándola de memoria cualquier capítulo del Quijote.

Pionero de la fotografía, vestía a sus personajes de época, cuando no existía el photoshop. Recopiló cerca de 5000 fotografías que hoy forman parte de la colección del archivo fotográfico de la Ciudad de Cúcuta.

Todo su trabajo literario se inició en el Seminario Menor de Pamplona, el padre Prefecto nombraba todas las semanas un seminarista para que escribiera en latín un ejercicio literario, que debía leerlo todos los sábados en el ateneo. Esta composición literaria, generalmente comenzaba así: “hodie in Sabatina celebramus...”

Desde entonces y hasta su muerte Antonio convirtió su ingenio en un oficio que le daba licencia para tomarle el pelo a todos los cucuteños y superar así su dificultad real de poderse comunicar con las personas, porque padecía la enfermedad de muchos de mis parientes la cual también padezco que siempre tenemos cara de bravos a pesar de que estemos contentos.

El mismo lo escribió en su propia y personal sabatina, “los García Herreros vivimos muy ufanos con nuestro apellido. Y vaya que tenemos razón si nuestra familia es de ejecutorias de una antigüedad incalculable. El primer García Herreros que vino a América, se llamaba también Antonio y era un hombre intrépido, de un genio condenado y de muy precaria cultura, viajó precipitadamente desde España en forma asaz sospechosa. Yo no pude averiguar que sugestivo misterio rodeaba a este mi ilustre antepasado, pero es lo cierto que en mi casa, cuando era yo niño y preguntaba por don Antonio, carraspeaban y cambiaban la conversación”.
De él ha escrito Gustavo Gómez Ardila:

¨Alguna tarde me lo topé en el parque Santander de Cúcuta. Él llevaba alguna de sus últimas Sabatinas y yo alguna de mis primeras columnas. Descansamos del calor junto a la fuente triste y seca de la mitad del parque, de pie, porque en la última remodelación de entonces no le habían hecho bancas. Cada alcalde manda en su cuarto de hora, decían cuando eso.

Una de las cosas que le pregunté fue cómo se escribía su apellido.

-Como usted quiera –me contestó-. Unido, separado, con rayita, como sea.

Y, bajando la voz, como en una confesión,  me dijo algo que después lo leí en una de sus viejas revistas:  “Los García Herreros vivimos muy ufanos con nuestro apellido. Y vaya que tenemos razón, si nuestra familia es de ejecutorias de una antigüedad  incalculable”. Yo no sé si lo dijo en serio o mamando gallo, pero aún hoy no he podido entender lo que quiso decir con eso de ejecutorias de antigüedad incalculable.  Pero creo que tuvo razón cuando pienso en el gobernador García Herreros, en el director de la Biblioteca, García Herreros, en el padre García Herreros y en muchos otros y otras García Herreros que conozco.
 
Hablamos aquella tarde de lo difícil que es escribir humor (no hacer chistes, que es otra cosa), pero de lo rico que se siente al ver que uno contribuye a poner un toque de alegría en medio de tantas penurias y tristezas.
 
Me confesó que se había ganado algunas enemistades a causa de los comentarios que  hacía en Sabatina, pero que no los hacía de mala fe sino en busca de conseguir sonrisas. Después de algún tiempo, algunos de quienes se habían sentido ofendidos volvía a ser sus amigos y, casi siempre, mejor que antes.

Me aconsejó algo, que todos los escritores humoristas aconsejan: Aprender a reírse de uno mismo, antes que de los demás. Ser sencillos. Quitarse la solemnidad que muchos llevan como la piel, pegada a su cuerpo. Y contar en los escritos lo que muchos no cuentan ni a sus mejores amigos. Así, francote, con seriedad de buen humorista, me dijo varias cosas:

-Me tocó cargar toda la vida con un nombre de toldero: Todos los tolderos (vendedores en toldos) se llaman Antonios.

-Tengo la cabeza larga porque  me dejaron mucho tiempo,  en la cuna, de un solo lado.

-Una vez, por teléfono, desafié a pelear a un tipo que me insultó. Le puse una cita en una cancha, para darnos golpes. No sé si cumplió la cita.

Antonio García Herreros fue un gran humorista. El más grande humorista de Norte de Santander. Se burlaba de él mismo, de su familia, de sus amigos, de todo el mundo. Pero  no ofendía. Hablaba de política, de religión, de cosas triviales y cosas importantes. Le  buscaba la comba al palo para que los lectores disfrutaran con sus escritos.
 
Nació un día de mucho sol y mucho viento, un día de agosto de 1911.

Autores

Algunos de los autores que escribían la revista Sabatina:
David Bonells, Bettina, César Darío Gómez, Orlando Arenas, Rafael Galvis Manosalva, Luis Miguel Marciales, Luis Raúl Rodríguez Lamus, Sixto Jaramillo, Ramón Pérez Hernández, Julián Caicedo Arboleda, Laura Cuberos de Ochoa, Rafael García Herreros, María Cristina de Peñaranda, Orlando Arenas Alarcón, Nohema Pinedo de Lamus, Luis del Valle, H. Adriana Álvarez, Miguel Méndez Camacho, José Atuesta (Fotógrafo), José Algarra (fotomecánico), Alvaro Villamizar Suarez, Lucio Pabón Núñez, Germán Arciniegas, Emilio Osorio Quintero, Laura Villalobos de Álvarez, Eduardo González, Garefe, Juan Parra, Julián Martínez

Su repertorio

• Cúcuta actualidad y perspectiva Archivo Municipal, imprenta municipal 1964
• Limites del Municipio de Cúcuta - Villa del Rosario Archivo municipal Cúcuta agosto 1965
• Limites del municipio de Cúcuta, Cúcuta - Sardinata Archivo municipal, Cúcuta noviembre 1965
• Ejidos municipales Publicaciones oficiales 1968
Inventario de los bienes inmueble del municipio. Publicación oficial 1968
• Pasado y presente
Canal Ramírez Antares. Bogotá julio 5 de 1970
• Libro del club del comercio
Talleres gráficos. Imprenta Bogotá 1980 Colombia
•Cúcuta 250 años Intergráficas ltda. 1983
•Libro de sabatina segunda edición aumentada y corregida. Imprenta departamental, Cúcuta 1985
•40 números de revista sabatina desde 1975 cuando lo jubilaron del municipio hasta antes de fallecer
en 1987.



Recopilado por : Gastón Bermúdez V.