En El Llano aún se conservan hermosas casonas estilo colonial
HISTORIA
El barrio El Llano, bien podría considerársele como de los más importante de la ciudad, como quiera que en este territorio localizado en plena zona céntrica de la ciudad fue por donde comenzó la expansión urbanística de lo que hoy es Cúcuta. En su suelo se levantaron innumerables viviendas estilo colonial para un gran sector de familias cucuteñas y uno de los templos con mayor riqueza histórica religiosa, el de San Antonio. Y por si fuera poco, allí también se encuentra el parque que lleva el mismo nombre de la mártir de la Independencia de Colombia, Mercedes Ábrego.
Pocos barrios de San José de Cúcuta, tienen tanta historia como el barrio el Llano, el cual ha recibido poco afecto de sus moradores.
Se dice que lo que es hoy el barrio El Llano, era una inmensa meseta despoblada y estéril sembrada de cujíes y muy árida. Fueron llegando pobladores que construyeron casas con techos de paja, algunas de paredes de bahareques, de adobe o tapias pisadas. Así los primeros pobladores debido a lo inhóspito del clima comenzaron a sembrar árboles tales como el matarratón y el almendro para obtener sombra y así poder soportar el calor inclemente. Estos hombres se dedicaron a sembrar y para el riego contaban con la Divina Providencia porque solo con las lluvias podían regar sus sembradíos y cubrir sus necesidades básicas, de lo contrario para surtirse del indispensable líquido, lo traían en burros del río Pamplona, como antiguamente se llamaba el hoy río Pamplonita.
Para no seguir sufriendo esa necesidad del agua, los habitantes de la ciudad posteriormente tomaron del río brazos para surtir a la población y se construyeron las llamadas tomas públicas. En la avenida 8ª con calle 9ª había una toma o cogedero de agua que más tarde la canalizaron y se construyó un puente, donde hoy existe una placa de mármol con el nombre de “Puente Bolívar” construido en 1881. Se construyeron otras tomas públicas tales como la Nariño en la calle 10 con avenida 8ª, la Murillo Toro avenida 6ª con calle 13, la Briceño Andressen calle 11 entre avenidas 8ª y 9ª, la Tatuco avenida 6ª entre calles 6 y 7, la Centenario en la calle 16 entre avenidas 1ª y 2ª y la Curazao en la calle 11 entre avenidas 0 y 1ª.
El nombre del barrio El Llano, según investigación efectuada por don Jesús Ruperto Zambrano Rincón presidente de la Junta de Acción Comunal, probablemente surgió por la llegada de Venezuela de una familia oriunda de los llanos de Carora en el Estado Lara, quienes se establecieron en estas tierras, y montaron lo que allá se llama una pulpería, que no es otra cosa que una tienda de mercancía variada. Como la topografía del terreno, el paisaje y sus características eran muy similares a la de su tierra, lo cual les recordaba su terruño, decidieron colocarle el nombre de pulpería El Llano. Así fue tomando forma de poblado y creciendo paulatinamente alrededor de esa tienda como referencia. El caserío fue de importancia, porque por Cúcuta pasaba gente con mercancías que venía del centro del país por la vía de Pamplona para llegar al río Zulia, que era navegable con piraguas y bongos, y embarcaban con rumbo al Lago de Maracaibo. Otras personas utilizaban la vía de la hoy Loma de Bolívar que era más corta que por el Carmen de Tonchalá y llegaban a Urimaco.
El barrio El Llano fue fundado el 16 de julio de 1851 con un sentido común de pertenencia de sus habitantes basado en su historia. Se limitó con la calle 12 bajando por la avenida 8ª hasta el callejón o canal Bogotá, luego se toma el mismo rumbo del canal hacia la avenida 11 y de ahí hacia arriba para cerrar la poligonal nuevamente con la calle 12. Existe la anécdota de los que vivían al margen del canal tenían el inconveniente de que en alguna época los jóvenes no los consideraron vecinos del barrio y estos trataban entonces de acercarse a los del barrio Carora y tampoco los aceptaban; la cosa se agravaba cuando los muchachos trataban de utilizar la cancha de Carora y el caso terminaba en trifulcas. Eran aceptados como del barrio Callejón. Se ofendían entre unos y otros llamándose ¡BOLAÑERO!
El Cementerio Central se ubicaba en los terrenos de lo que hoy ocupa el parque Mercedes Abrego, que una vez clausurado en 1884, fue plaza de toros durante un tiempo, en otro, sitio donde los campesinos llegaban con sus mulas y caballos con alimentos para la ciudad, y hoy en día es un Parque y Monumento Histórico de la Independencia, con una estatua de Mercedes Abrego de Reyes levantada en honor a esa heroína para el centenario de su muerte. Se conformó por suscripción pública una Junta Pro-estatua Mercedes Abrego el 1º de mayo de 1912 compuesta por don Tito Abbo, don Julio Ramírez Berti, entre otros. La obra fue contratada a un costo de 6000 dólares y fue hecha en bronce de tamaño natural por Don Víctor Bisagne, escultor italiano, y traída desde Europa a través del Lago de Maracaibo. El gobierno colombiano exoneró los impuestos de importación y otro tanto hizo el general Juan Vicente Gómez, Presidente de Venezuela, en el puerto de Maracaibo. Se levanta sobre un pedestal de granito y representa a la heroína en el momento de ser sacrificada. En 1923 el parque fue encerrado por una reja que ofrecieron y trabajaron los alumnos de la Escuela de Arte y Oficio de Cúcuta con materiales dados por el Municipio pero fue eliminada en 1933 cuando comenzaron a no utilizarse más los encierros en los parques. Ese mismo año se quitó la del parque Santander. Con el tiempo el parque se constituyó en uno de los más arborizados de Cúcuta que invitaba a frecuentarlo por la frescura de su ambiente.
El parque Mercedes Abrego encerrado con rejas
La primera iglesia en honor a San Antonio antes del terremoto del 18 de mayo de 1875, estaba situada en la calle 11 avenida 7ª y 8ª y era pequeña. No fue destruida completamente por el terremoto, y ahí se veneraba a San Antonio con mucha devoción. Fue entonces cuando la imagen de San Antonio desapareció (se la robaron) y fue a dar al caserío de El Salado donde le hicieron un santuario. Vinieron las demandas para su recuperación y por fin el Prefecto de Cúcuta falló a favor de la Parroquia San Antonio y volvió la imagen al barrio El Llano. Transcurridas tres décadas del siglo XX, el Arzobispo de Pamplona optó por hacer una consulta para decidir si se hacia una reconstrucción o se demolía el templo. Los partidarios a la construcción de una nueva capilla obtuvieron la mayoría y fue en el año de 1931 donde se estableció que para el 13 de junio se bendijera la primera piedra en terrenos que fueron donados por don José Rafael Unda.
Ante la necesidad de un templo acorde a sus necesidades, la feligresía del barrio El Llano se avocó con entusiasmo y con espíritu religioso a recolectar fondos, bajo el liderazgo del señor Trinidad Ferrero, para construir la Iglesia de su Santo Patrono San Antonio de Padua. Su construcción comenzó el 2 de enero de 1932.
La primera iglesia de San Antonio
EL BARRIO A MEDIADOS DEL SIGLO XX
En los años 50 y 60, las calles del barrio eran empedradas y la mayoría no eran asfaltadas, y poco transitadas por vehículos, cosa que facilitaba que los muchachos a la salida del colegio y los fines de semana jugaran fútbol en la vía pública con pelotas de caucho, vestidos con ¨plantegomas¨ desgastados y algún pantalón viejo. El asfaltado o empedrado del barrio cubría solamente de la avenida 8ª hasta la avenida 10 y de la calle 11 hasta la calle 7, el resto de las calles eran destapadas.
También era muy común ver a los niños y ¨volantones¨ en la calle jugando trompo o a las pipas (canicas). Cuando caminaban hacia el colegio o a hacer un mandado, iban jugando runcho (que se convertía en un peligroso juguete cuando se fabricaba con tapas de gaseosas, ya que podía herir a los ¨pelaos¨ cuando se reventaba la cuerda), coca o yo-yo, en la temporada de cada uno de esos juegos. Ir a elevar cometas a la Loma de Bolívar o arriba en el Contento era otro de los sanos entretenimientos que tenían los muchachos en aquella época.
Era costumbre que las familias salieran a sentarse al frente de sus casas a recibir el frescor de parte de la tarde y noche, charlar, ver pasar la gente y recibir visitas. También es inolvidable las misas de aguinaldo a las cuatro de la mañana en la iglesia San Antonio y la misa del Misericordioso los martes a la 6 de la tarde con retreta en el parque Mercedes Abrego al terminar la misa.
Han pasado tantos años que hoy en el barrio ya no hay las nigüas, y los chapetones se acabaron; las casas no tienen aposentos ni zaguán; los chinos no tienen nonos ni nonas, ahora son abuelos; pocas señoras cocinan mute y son también pocos los que comen pajarilla o menudo; ya no venden ni bofe; no vuelan los chulos encima de los mortecinos; los niños no juegan runcho, coca, a las cuarenta ni a la candelita; no se consiguen fácilmente los mojicones, ni colaciones; no venden pocicles; afortunadamente los cortados y arrastrados todavía se consiguen en El Circo; ya nadie va al mercado con mochila de fique o canasto; no se usan calzones, nagüas y no existe ropa de entrecasa; desaparecieron los piscos; ya nadie apuntala en la tarde ni toma aguamiel; y desaparecieron los noveleros. En definitiva ya casi nadie garla como antes.
Algunos Residentes
En cuanto a los antiguos habitantes del barrio podemos recordar a la familia de Patrocinio Zerpa y doña Trina Tolosa y su prole Chepa, Victoria, Fela, Yolanda, Cecilia, Víctor, Dionisio, Carlos y José Patrocinio; la familia Ramírez Ararat, don Anacleto y doña Ana, Aura y Beatriz; la familia Arciniégas, Víctor, Jesús, Rafael, Juan y Flor; mis abuelos paterno don Joaquín Bermúdez – propietario de la bodega El Jordán, calle 12 entre calles 7ª y 8ª - y Ramona Hernández, su hija Catalina, sus nietos Manuel, Lucero, Luis, Eduardo, Estrella, Iván y Gastón (mi persona); don Azis Abrajim Elcure y doña Teresa, recuerdo a sus hijos Luz llamada la nena, Mario, Aziz, Yamile y Abraham - don Aziz importante empresario, era el dueño del Molino Cúcuta -; los odontólogos Samuel Ramírez con su familia, doña Isolina, Víctor, Stella y Adiela, y el Dr. Alcibíades Blandón con doña Elcida y sus hijas Betty, Doris, Elcida, Teresa y Jairo; la pariente Tulia Peñaranda - trabajaba en el centro de salud donde se manejaba el programa social La Gota de Leche en avenida 4ª con calle 18 - y sus sobrinos Nelly, Graciela, Dubian – fue Alcalde del Zulia - , Jorge, Magola y Antonia; la familia Villafañe, la nena; la familia Salas, don Luis y doña Filomena, Eduardo, Rebeca y Luisa; los hermanos Francisco y Carlota Peñaloza – Francisco tenía un carro de los llamados Por Puesto y viajaba a Caracas todas las semanas - ; la familia Mantilla, Graciela, Teresa y Hernando; la familia Jácome, doña Joba y su hijo Carlos; la familia Lozada, doña María, Graciela, Edilia y Daniel; doña Laura Sánchez y sus hijas Mª Elena y Josefina; la familia Jara, doña Margarita e hijos Alicia, Jacinto, Enrique, Isabel y Victoria– esta última reconocida maestra - ; la familia de Alfonso Ortega y doña Adela, Adelita, Alfonso y otros; la familia Silva, Eduardo y Margarita; la familia González, doña Blanca y sus hijos Nelly, Carmen Alicia, Gladys, Magaly, Ciro, Jorge y Santiago; don Ignacio Hérderez y doña Lola Ramírez; la familia Lara, doña Tilsia - educadora muy apreciada por el vecindario - , German, Lislie, Félix y Efraín; la familia del pariente don Martín Bermúdez y doña Virginia Ramírez, Virginia, Matilde, Cristina, Fernando, Pacho, Rafael, Agustín y Roque - dueños de la tienda Miramar - ; Martín Camilo Bermúdez Ramírez y Merceditas Muñoz y sus hijos Martín, Sonia, Marta Lucía y el negro Eduardo; don Jesús Román y doña Florelia Suárez; don Romualdo Monsalve y doña Chinca y sus hijos Nora, Estela, Alvaro, Orlando y Jobita; la familia Zanabria Labrador y la de don Trino Labrador, León, Pacho, Mario, Laura y otros; la familia del Dr. José Vicente Ramírez Calderón; don Samuel Liévano y familia, Miriam, Samuel – fue Gobernador del Departamento - y Anita; don Luis Albarracín y doña Guillermina y sus hijos Cecilia, Alberto, Rómulo, Armando, Tulia, Alejandro, Nelcy, Guillermina y Jaime; don Eduardo Vargas mi abuelo materno - tenía una modesta lavandería en su casa - ;la familia Ramírez Contreras, doña Ana Teresa Contreras, Mavel, Gloria, Víctor, Edgar y Martha; don Luis Arámbula y doña Alicia, Luis, Orlando, Dorila y Carmen; la familia Soto – dueños del Café Frontera - ; don Rafael Chaustre y familia; la familia del maestro Manuel Alvarado – dueño de una de las orquestas mas famosas de Cúcuta que se caracteriza por tocar los ritmos de la Billos Caracas Boys - ; don Pedro Chaustre y doña Flor, Pedro, Enrique, Teresa y otros; la familia de Rafael Martínez, alias Rafuchas, y su esposa Elvira Ramírez, Humberto y Rubén Darío - Rafuchas tocaba excelentemente el tiple y se unía a Angel Mª Corzo y Víctor Ramírez con la música - ; don Dimas Apolinar y familia - don Dimas perteneció al equipo Cúcuta Deportivo Futbol Club de 1928 quienes ondearon por primera vez la bandera Negra y Roja en los Primeros Juegos Olímpicos Nacionales en Cali - ; Policarpo Sosa, su esposa Erminia, Consuelo, Stella, Esperanza, Rafael, Polo y otros; la familia Arámbula Padilla, don Guillermo y doña Mercedes, Guillermo, Elvira, Beatriz, Alvaro y otros; los Berrío Zafra, Francisco - fue alcalde de la ciudad -, Alvaro, Olimpo Divo y otros ; mis tías Carlota Vargas, y Justina Hernández Jaimes con su hija Chepita Becerra, esta última casó con don Porfirio Rincón, dueño de la Papelería Ecos, y viviendo en el barrio nacieron sus hijos Mariela, Betty y David.
También debemos mencionar la familia Gil, Luis Fernando, Eduardo, Carlos, Mª Eugenia, Amparo y Rocío - Amparo fue Señorita del Norte de Santander - ; la familia de mi tío Alfonso Bermúdez Hernández y Yolanda Peñaranda, Ramón, Alfonso y Rocío; los parientes don Marcos Jácome y doña Filomena Sayago con sus hijos Ernesto, Rodolfo, Enrique, Hilda, Isabel y Adela; el banquero José Galvis, doña Amelia Hernández y su familia, Adela, Yolanda y Arturo - don José Galvis fue sub-gerente del Banco Colombia en Cúcuta - ; la familia Castillo Chaustre, don Pablo y doña Emira, y sus hijos Hernando, Macedonio, Pablo José, Humberto, Jesús, Patricia, Elvira y Cristina; la familia de don Saúl Ojeda y doña Edith, Saúl, Miguel, Carlos, Luis, Cecilia y la negra Laura – su hijo Saúl fue rector de la Universidad Francisco de Paula Santander - ; la familia de don Luis A. Medina S.- historiador autor de Las Citas Históricas – y doña Soledad, Patricia, Fanny, Luis, Marilú y Humberto; la familia Pinzón Arébalo, don Abimael y sus hijos Abimael, Enrique Carlos, Yanisse, William, Jorge y Javier; don José Alejandro Sánchez y doña Victoria Hincapie, Flor Angela, Luis Alejandro, Henry y Germán ¨patón¨ - este último figura del baloncesto.
Fachada de la casa de don Joaquín Bermúdez y al lado la quinta de don Aziz Abrajim Elcure en la avenida 11 entre calles 11 y 12. En la foto Luis, Eduardo y Gastón Bermúdez Vargas nietos de don Joaquín. 1949
Quién no recuerda la familia de don José Mª Ibarra - dueño de la bomba Mirafores - y doña Lisa, Anita - primera reina del Festival de La Frontera, 1959 - ; Ofelia Ibarra de Niño y sus hijos, José Daniel, Rafael, Luis Antonio y Celina; don Abdénago Moros – acreditado juez de la Federación Internacional de Baloncesto Amateur, obtuvo el primero de los cuatro carnés que recibió el Colegio de Árbitros de Colombia y el número 53 en el mundo en 1955 - y doña Aracelis Pérez, Adive, Alfredo, Saida, María Elvira, José Fernando, Víctor, Gabriel y Francisco; también la familia Niño Nieto, don José Daniel Niño y Olga Marina Nieto, Josefa, Teresa, Mª Luisa, Victoria, Jesús, Luis, José Daniel y Rafael; don David Ayala y doña Yolanda Zambrano, Ricardo, Mercedes, Rosalía, Agustín, Jesus y Gilberto; la familia Daza, Eustacio, Alvaro, Orlando, Arsilio y Zoraida; familia Quintero Latorre, don Enrique y doña Zoraida, la nona doña Julia y los hijos Douglas, Julio César y Ricardo; la familia de doña Luisa Gelvis Vda. de Acero, Carmen Cecilia, Manuel Alberto, Pedro Elías, Gloria Ascención, Nicolás Luciano, Jaime Enrique y Luisa Tránsito; familia Duarte Amaya, don Hermes Duarte y doña Aura Amaya, Germán, Eduardo, Hermes, Margie, Aura y Ofelma; don Luis Ezteban, doña Eva y familia; don Víctor Julio Villamizar - comerciante de cuero – y familia; don José Gregorio Acevedo – Director del periódico Oriente Liberal – sus hijos Luis Emilio, Manuel, Beatriz y Margarita – destacada bailarina de ballet -.
Deben ser nombrados en este recuerdo a la familia de don César F. Ballén y doña Mª Edda, Julio César, Stella, Víctor Hugo, Flor Alba y Doris Martha - su hijo Víctor Hugo Magistrado - Presidente del Tribunal Superior de Pamplona -; las familias Díaz Calderón, Josefina, Alfredo, Carlos y Ligia – Alfredo y Carlos fueron excelentes basquetbolistas, Alfredo fue jugador y director técnico destacado tanto de la Selección Norte como de la Selección Colombia, y por esto, oí decir a Hernán ¨pipo¨ Gómez: ¨Alfredo merece su nombre en alguna obra deportiva de importancia¨ - ; la familia de don Efraín Sanguino, Efraín, Cecilia y Sergio; familia Yanes, Antonio, Mª Cristina, Libia y otros; la familia Matamoros, Santo Felipe, Julio y otro; la familia de don Manuel Suárez y doña Olga Arámbula, Marta, Gladys, Luz Marina, Martín, Chucho, Merceditas, Olga, Yamile y Manolo; la familia Izquierdo, don Isaías y doña Leonor, Leonor, Isaías, Rafael, Chavela, Aide, Lupe, Manuel, Hernando, Roberto y otros; la familia Contreras Mejía, Negie, Nayibe, Adur, Orlando, Yamile y Nubia; familia Contreras Suárez, Germán, Reinaldo, Romelia y Mariana; Pedro León Peñaranda Peñaranda y doña Ana Rosa Peñaranda y familia, Miguel Gerónimo, Hernando, Gustavo, Marcos, Roque Julio y David; la familia de doña María, sus hijos Hernando y Antonio ¨el mico¨ Soler – este último jugador destacado de la Selección Colombia y del Norte de Santander en baloncesto - ; los Quiroga Corzo, don Luis Zenón Quiroga - construyó los puentes sobre las tomas de agua en avenida 7ª - y doña Mª Antonia Corzo, sus hijos Carlos - fue alcalde de Cúcuta y gerente de la Lotería de Cúcuta - , Luis, Víctor Manuel y Ana Teresa esta última casó con don Fernando Vega historiador y escritor; don Justo Wilches y doña Carmen, Cecilia, Gladys y Teresa; don Jesús Nieto y doña Luisa, Rosalba, Luisa, Martha, Isabel, Jesús y José; don Ramón Pérez y señora, Enrique, Crisanto, Gonzalo, Félix, Evelia, Tilcia, Olga, Mª Ignacia, Irma y Uva; las hermanas Garza, Eva, Laura y Celina; don Rafael Sandoval y doña Teresa Rivera, Argemiro, Rafael, Aracely, Rosa y Purificación; la familia del Dr. Humberto Galvis – Notario en Cúcuta al igual que uno de sus hijos; don José Ramírez y doña Brígida, Roque, Alvaro, Zulima y Tránsito; don José Manuel Romero y Teresa Gil, Alfredo, Natalia, Mario, Graciela, José Mª, Ana y Margarita; don José Augusto Garvira y doña Mª Antonia, Rosa Margarita, Gladys, Stella y Humberto; la familia Zabaleta, José, Jaime, Cecilia y Rafael; don Carlos Julio Lindarte y Ana Santaella, Mary, Carlos y Luis.
No se puede olvidar, la familia Barjuch Martínez – Hernando fue Senador de la República - ; la familia Eslava – dueños de la Droguería Eslava cerca del mercado de la Sexta - ; doña Laurita Villalobos; don Libardo Pérez y familia; la familia de doña Rosario Rivera de Sepúlveda - modista de alta costura - , Alfonso, Chela y Eduardo - conocidos por organizar bailes pagos para estudiantes los domingos - ; Francisco (don Pacho) Pérez Peñaranda y doña Josefina; doña Resfa Peñaranda de Rodríguez y sus hijos Eduardo, Víctor Manuel y Cecilia; don Luis Ordóñez Yáñez y doña Nieves Escalante con Ramón, Chepe, Darío, Elvira, Teresa, Blanca y Jorge; los párrocos de la Iglesia San Antonio de ese entonces, primero el presbítero Guillermo Santamaría quien participó en la construcción de la iglesia y después el padre Alfonso Blanco Ramírez; también una persona muy conocida, estimada y colaboradora con la iglesia, el lourdense don Manuelito Gómez quien era el que generaba los documentos requeridos por la comunidad en la Casa Parroquial y además en las misas cantaba con voz de tenor y tocaba con el órgano o el violín. Vivió en el barrio con su mujer Lastemia y sus tres hijos: Ida, Rosita y Manuel.
Colegios
Muchos fueron los colegios que funcionaron en el sector. El COLEGIO DE LA PRESENTACIÓN ubicado en la avenida 7ª entre calles 8 y 9 con salida por la avenida 6ª, a pesar de que no estaba dentro de los linderos del barrio (realmente pertenecía al área del Centro) era tomada en cuenta como del barrio El Llano por sus habitantes. El colegio fue fundado por la hermana Natividad, superiora del Hospital San Juan de Dios de esta ciudad. El 9 de febrero de 1897 emprendieron viaje desde Bogotá las hermanas Bernarda (la Superiora), María del Socorro, Alodia, Celestina y Ana Candelaria, y después de un mes de travesía a lomo de mula y grandes penurias, arribaron a Cúcuta el 10 de marzo. El COLEGIO DE LA PRESENTACIÓN en los año 1954 y 1955 abrió una sección hasta tercero primaria para varones que funcionó en una casa de la calle 8 entre avenidas 7ª y 8ª, en dicha casa funcionó después un colegio llamado "INSTITUTO SUPERIOR DE CULTURA"; el LICEO SAN ANTONIO de don Armando Rodríguez estaba ubicado en la calle 9 entre avenidas 11 y 12; el LICEO NIÑO JESUS DE PRAGA de las señoritas Nieto ubicado en la calle 9 entre avenidas 10 y 11; en la esquina de la calle 9 con avenida 12 funcionaba la ESCUELA EL LLANO; el LICEO SANTA CECILIA de doña Tilsia de Lara, avenida 11 entre calles 9 y 10; en la avenida 9ª entre calles 9 y 10, funcionó primeramente el LICEO MARIA AUXILIADORA de doña Victoria Jara y posteriormente mudó a la calle 9 entre avenidas 9 y 10; la ACADEMIA INTERNACIONAL de doña Cristina Ballén ubicado en la avenida 8ª entre calles 7 y 8; el COLEGIO ESTUDIOS COMERCIALES PARA SEÑORITAS de doña Gilma Casado de Vila inició en la avenida 9ª al lado de la tienda El Canario; el COLEGIO ATENEO FEMENINO, fundado en 1957, cuya propietaria era doña Ana de Belén y funcionó en la calle 8 entre avenidas 9ª y 10ª; el COLEGIO INSTITUTO NARIÑO propiedad del que fue el apóstol de la pedagogía don Ramón Cárdenas Silva; y el que aun existe la ESCUELA MERCEDES ABREGO ubicada en la Calle 9 No. 12-01, y según su historia viene funcionando desde 1.906.
Lugares del Barrio
Para esos momentos en el barrio habían mas casas de familia que negocios de cualquier índole, era todavía un vecindario contrario a lo que es hoy en día, pero ya existían en ese entonces negocios establecidos como la tienda Miramar esquina avenida 11 con calle 11, tienda muy popular de dulces con venta de cerveza y refrescos, y otras mercancías secas, los muchachos de la época iban a comprar dulces y refrescos, y los adultos se reunían a tomar cervezas y a chismosear. La Droguería San José esquina suroriental de la avenida 9ª con calle 11; pasando la calle en la esquina suroccidental se colocaba todas las noches un camión a vender tamales o bollos muy deliciosos y se le llamaba el camión del Palito, ignoro el por qué. El almacén de ropa El Buen Gusto de don César F. Ballén en la calle 11 entre avenidas 9ª y 8ª; la fábrica de pastas de Sanguino en la calle 11 entre avenidas 9ª y 10; la quincallería Puerto Berrío de don Olimpo esquina avenida 10 con calle 11; la panadería La Fragancia de los hermanos Carlos y Alfredo Díaz Calderón ubicada en la calle 11 entre avenidas 8ª y 9ª; la panadería Central famosa por sus mojicones y el negocio de las exquisitas tortas de la familia Suárez, ambos ubicados en la calle 12 entre avenidas 8ª y 9ª; la panadería Antártida que quedaba en la calle 10 con avenida 8ª, esquina, - era de los basquetbolistas Raúl Fernández y hermanos, llamados los ¨carajotes¨ por su contextura física, hacían pan de agua como el de Pamplona - ; las Ferretería El Volga y la Cúcuta y la Alpargatería Cúcuta todos sobre la calle 11 entre avenidas 8ª y 9ª; en las esquinas de la calle 11 con avenida 9ª se encontraban la popular tienda El Canario y el almacén de calzado La Maravilla; el almacén de muebles La Rosa Blanca en la esquina de la avenida 9ª con calle 10; en esquina de calle 11 con avenida 11 la Farmacia de Jesús Román; la fábrica de pastas La Española de don Virgilio Luna en la avenida 9ª con calle 10; la fábrica de pastas La Fama, caramelos - famosos los caramelos de coco - y de baldosines de don Samuel Liévano en la avenida 11 entre calles 10 y 11.
El lugar donde se fabricaron las primeras tapas para las fosas de calle de los medidores de agua en Cúcuta fue en el taller de fundición de don Saúl Hernández y Antonio Dávila en la calle 6ª con avenidas 8ª y 9ª; en la esquina avenida 8ª y calle 7 la tienda Puerto España; la Clínica San Antonio comenzó en la avenida 8ª con calles 8 y 9 y luego mudó al nuevo edificio en la calle 8 entre avenidas 7ª y 8ª; la tipografía Junín – apoyó mucho a equipos de fútbol aficionado – de don Víctor Jiménez en la avenida 8ª con calle 6, esquina; el minimercado El Descuento en la calle 8 con avenida 9ª, esquina; la venta de la muy buscada leche Claret de la familia Villamizar en la avenida 8ª entre calles 9 y 10; el Bazar San Antonio al lado de la iglesia - venta de imágenes de santos - ; la marquetería y vidriería de José Ignacio Velasco en avenida 8A entre calles 8 y 9; el taller de carpintería de don Jorge Mogollón y doña Lola Rodríguez ubicado en la calle 6 con avenidas 9ª y 10ª; la fábrica de cerveza Clausen funcionó por mas o menos dos años en la calle 7 entre avenidas 8ª y 9ª; la tienda La Bananera calle 9 con avenida 11, esquina; la fábrica de Café Frontera en la avenida 11 entre calle 10 y 11; Clínica de los Relojes en calle 10 entre avenidas 8ª y 9ª de Crisanto López y la marquetería El Otro Mundo en avenida 9ª entre calles 10 y 11.
Es imposible olvidar la tienda de doña María en la esquina de la avenida 9ª con calle 6- famosa por sus pasteles, chicha y mazato casero los domingos; la tienda El Llanito - venta de los sabrosos dulces de platico - calle 10 entre avenidas 10 y 11; Droguería Atenas de don Joaquín Rangel en la calle 11 entre avenidas 8ª y 9ª; la Sastrería de don Pedro Chaustre en la calle 11 entre avenidas 8ª y 9ª; a finales de los años 50 hubo una fábrica de calzado para mujer de propiedad del señor Ciro Alfonso Gómez y también un estudio de fotografía y pintura del ecuatoriano Vicente Robledo, ubicados en la avenida 9ª entre calles 6 y 7; existieron varios negocios informales de remonta de suelas de calzado, por ejemplo el de don Víctor Osorio y también hubo algunos de ellos a través de la calle 12.
Recordemos a Dollman en la calle 11 entre 10 y 11 negocio de alquiler de cuentos y revistas - quién de los muchachos de la época no se acuerda de Roy Rogers, El Llanero Solitario, Supermán, Tarzán, Batman, Santos el enmascarado de plata, o de comiquitas, La Pequeña Lulú, el Pato Donald, La Zorra y El Cuervo, Popelle, etc…, muchas veces causante de regaños por parte de sus padres por pasar en esos lugares demasiado tiempo distraídos y olvidar algún mandado o sus obligaciones estudiantiles - , en el barrio existieron varios negocios de este tipo y hasta de venta de cancioneros.
Teatro Mercedes
Los cines que entretenían a los habitantes de esa época, hoy todos desaparecidos, eran el teatro Mercedes esquina en la avenida 10 con calle 10, los cines Astral y Aire Libre en la calle 10 entre avenidas 8ª y 9ª, y el cine Buenos Aires en la avenida 8ª entre calles 4 y 5, y en todos ellos se veía mucho cine mexicano.
Entre los bebederos populares se encontraban el Salón Luisa (inicialmente fue Brisas de Orlando) frecuentado principalmente por jóvenes y estudiantes, muy atractivo para estos por su buena música en la rockola y su cerveza Costeñita bien fría, ubicado en la avenida 10 entre calles 11 y 12; el bar La Botella Dorada en la calle 11 con avenida 10; la tienda bar Gato Negro en la avenida 11 con calle 9ª; el bar Bola Roja en la avenida 10 con calle 10; el bar Tienda Azul, en la avenida 10 con calle 6ª; el bar El Lago, esquina calle 7 con avenida 9ª; la tienda bar de Crispín en esquina avenida 8ª con calle 8; el bar-restaurant Nauca esquina avenida 8ª con calle 9ª; bar El Campín esquina calle 10 con avenida 8ª - tenía billares - ; la primera sede del club social Peña Taurina en avenida 10 entre calles 10 y 11 – promocionado y fundado por un grupo de tauromaquios, entre otros, Alfonso Bermúdez, Miguel Blanco y Hernando Lizarazo, este último hermano del torero Antonio Lizarazo, a quien este club apoyaba y eran contrarios al club Boinas Rojas que respaldaban al diestro Curro Lara - ; y el club de la Confederación Obrera, inicialmente en una casa en avenida 10 entre calles 9 y 10 y después construyeron frente al teatro Mercedes.
No cabe dudas que no se pudo recordar a todos los que vivieron en el barrio ni todos los sitios de esa época porque la lista es casi interminable. Habrán algunas omisiones e imprecisiones, el tiempo ha pasado y es imposible recordarlo todo pero se hizo un buen esfuerzo. Quiero agradecer a los familiares y amigos consultados que vivieron en el barrio, en especial a Jesús Niño Nieto, quienes hicieron grandes aportes a este escrito, de ese vivir de mediados del siglo pasado en el barrio El Llano.
Concluyo esta crónica con mucho dolor por el olvido en que ha estado sometido el barrio a pesar de que ya existe muy poco vecindario y la zona está muy comercializada. El deterioro se siente apenas se camina por sus calles. Está en un lamentable estado desde hace muchos años y se ve que nada nuevo ni bueno se ha hecho, solo abandono. Ideal hubiera sido haber mantenido lo antiguo e ir implantando lo moderno mediante regulaciones con apropiados criterios urbanísticos y arquitectónicos. Cuanta falta le hace a Cúcuta una zona histórica. Todavía hay tiempo. Como dijo el arquitecto Alvaro Urquijo Castro: "…el esfuerzo debe orientarse para salvar esa matriz que dio origen a nuestra ciudad. Esa parte vieja, oculta, que se niega a morir sin tener una oportunidad; que se niega a ser desterrada, defenestrada... "modernizada"... No se reconstruye con ladrillos, con cemento,...se construye con almas, con inteligencias, con afectos,..".
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.