lunes, 30 de diciembre de 2013

501.- CUCUTA: TIERRA DE URUGUAYOS



Mauricio Jaramillo Mutis

Para 1961 también hay que mencionar la llegada de Luis Alberto Decevo y de Luis Alberto Piris.


Desde sus inicios, el Cúcuta Deportivo  siempre recurrió a contratar jugadores nacidos en la República Oriental de Uruguay. Con el paso del tiempo, se volvió una constante y en muchos equipos aparecieron futbolistas charrúas. Hoy, 63 años después de la primera actuación del equipo en el rentado nacional, la tradición aún continúa.

En la temporada actual, el equipo rojinegro cuenta en sus filas con tres uruguayos. Guillermo Sanguinetti (entrenador), Damián Malrechaufe (defensa central) y Mateo Fígoli (mediapunta) son la cuota charrúa de este grupo.

Contentos y adaptados en tierras nortesantandereanas, jugadores y entrenador analizaron las razones históricas para que Cúcuta resulte tan atractiva para sus compatriotas.

Guillermo Sanguinetti: “Sinceramente desde que llegué a Cúcuta me he sentido muy bien y nos han demostrado mucho respeto a nosotros como uruguayos. Hay un cariño especial, la gente grande me comenta mucho de los recuerdos que tienen de jugadores del pasado, eso ha abierto puertas para los más nuevos. Creo que nos gusta tanto la ciudad por ser una ciudad que lo brinda todo y por ser un lugar donde somos queridos y admirados. Tiene sus shoppings, sus comidas cerca del río, etc, además cuentan con una de las mejores aficiones del país, sin duda es una plaza muy futbolera”.

Mateo Fígoli:  “Desde que arribé a la ciudad me contaron que esta es tierra de uruguayos. La mayoría de compatriotas que han llegado acá han triunfado y se han ido felices. Debo decir que me han tratado espectacular todos los nortesantandereanos. Creo que a los cucuteños les gusta mucho la forma de juego del uruguayo, el cómo se entregan, el sacrificio que ponemos, la verraquera para jugar al fútbol, por eso creo que nos tienen un afecto especial”.

Damián Malrrechaufe:  ”La experiencia acá  ha sido muy buena. En la calle me hacen sentir el apoyo a los uruguayos, pues todo el tiempo me están hablando de los ídolos charrúas del pasado. La gente acá es muy cariñosa y amable y a nosotros en Uruguay nos gusta mucho tratarnos así, por eso nos sentimos tan cómodos acá. Al que más recuerdan y del que más me han hablado es Charles Castro, es un ídolo de la ciudad”.

Tradición que llega por una eventualidad

En 1950, Hernando Lara Hernández, uno de los fundadores del equipo, viajó a Argentina a traer jugadores de este país. En ese momento, todos los clubes colombianos buscaban futbolistas en tierras argentinas, pues eran los más cotizados de la época. 

Después de planear el viaje, Lara Hernández se desplazó a Sudamérica, pero por situaciones de la vida el avión no pudo aterrizar en Buenos Aires, debido a una huelga ferroviaria, ilegal, en contra del gobierno de Juan Domingo Perón. Al aproximarse a territorio gaucho, el piloto avisó que no podrían aterrizar allí, por lo que el avión terminó llegando a Montevideo.

Con la preocupación de no tener estrellas para el equipo, los directivos del Cúcuta decidieron buscar en Uruguay y contratar una cantidad de jugadores, que en el momento no prometían igual que un argentino.

Fue así, por un simple accidente, como llegaron los primeros futbolistas charrúas a la institución. De ese viaje la comitiva llegó con doce nuevos jugadores y a partir de ahí nació la tradición que hoy en día aún continúa.

El primer equipo del Cúcuta en el profesionalismo estuvo conformado casi en su totalidad por jugadores de esta procedencia. Es más, algunos lo llamaban la selección uruguaya.

Julio Terra, Alcides Mañay, Juan José Tulic, Dardo Acuña, Lauro Rodríguez, Washington Barrios, Luis Alberto Miloc, Carlos Zunino, Abraham González, Ramón Villaverde, Julio Ulises Terra y Juan Deluca, fueron los futbolistas uruguayos que primero vistieron la camisa rojinegra.

Desde la primera temporada los charrúas dejaron su marca en las estadísticas del club. Ramón Villaverde, con 20 goles, se convirtió el primer goleador del club en toda su historia.

Más allá de ese primer equipo, los  más recordados en esas épocas, por el legado que dejaron en la ciudad y por su importancia a nivel mundial, fueron los campeones uruguayos del Mundial de 1950 que actuaron con la camiseta rojinegra. Schubert Gambetta y Eusebio Tejera llegaron en 1951 para reforzar al equipo y rápidamente se convirtieron en referentes del fútbol nacional y en ídolos de una ciudad que empezaba a acostumbrarse al fútbol profesional colombiano.

Con el legado dejado por los campeones del mundo, se abrieron las puertas a jugadores de esta procedencia que empezaron a llegar año a año al equipo cucuteño.

Han sido muchos los uruguayos que pasaron por el Cúcuta Deportivo. Sin embargo, hay unos cuantos que marcaron historia en el equipo y que dejaron su huella en la ciudad. Aquí destacaremos algunos de ellos, dejando claro que quienes no aparecen no es por no haber sido determinantes, sino porque es imposible nombrarlos a todos y cada uno.

La primera referencia es la del equipo de 1950, en plena época del Dorado, conformado casi en su totalidad por uruguayos. De aquel plantel hay que destacar tres jugadores que marcaron con sus goles una era en el cuadro motilón.

Luis Alberto ‘Marciano’ Miloc fue quizás el primer referente que tuvieron los hinchas cucuteños. Especialmente los más jóvenes, ya que logró imponer su peculiar peinado en la ciudad. Con un físico imponente, este uruguayo formó una de las delanteras más recordadas en los primeros años del equipo rojinegro. A pesar de sus buenas actuaciones, Miloc tuvo problemas con sus compañeros ya que su actitud arrogante y su rebeldía extrema le jugaron malas pasadas. Incluso, fue suspendido varios meses por agredir a un entrenador. En la memoria de los cucuteños está esa famosa delantera integrada por Miloc, junto a Carlos Zunino y Abraham González. En una sola temporada, los rojinegros anotaron 64 goles. 

En ese quipo apareció también Ramón Villaverde, primer goleador del cuadro fronterizo. Con 20 anotaciones en su primera temporada, Ramón se ganó el cariño de la gente y dejó su huella antes de partir a Millonarios, para luego dar el salto a Europa a jugar con el Barcelona de España.

Otro de los más recordados es Juan Carlos Toja. Casado con cucuteña, apodado ‘El Mariscal’, fue un centrodelantero muy habilidoso con la pelota, un poco lento, pero que anotó muchos goles con la casaca rojinegra.

Pasada la primera temporada, aparecieron quizás los uruguayos más representativos en el Cúcuta Deportivo, por lo menos a nivel del fútbol internacional.

Los campeones mundiales Schubert Gambetta y Eusebio Tejera llegaron a la ciudad con la estampa de crack, ya que venían de derrotar a Brasil en la final del Mundial del 50, recordada por el famoso maracanazo. A su llegada, cientos de aficionados se reunieron en el aeropuerto de Cazadero y los ovacionaron apenas bajaron del avión. Luego, fueron presentados en un multitudinario desfile en automóvil por las calles de Cúcuta.

Sus actuaciones no fueron las mejores y se les tildó de soberbios, arrogantes y poco solidarios con sus compañeros. Al final, la afición no los quería ver, pues más allá de ser campeones del mundo terminaron aportando poco a la escuadra cucuteña.

Debido a la inscripción irregular de jugadores, Colombia fue expulsada de la Fifa. Por tal razón, en 1954 se firmó el Pacto de Lima y todos los futbolistas extranjeros debieron regresar a sus clubes de origen. Debido a la sanción, hubo un bache en la contratación de uruguayos y de extranjeros en general.

Cúcuta Deportivo 1961. En la foto aparecen José Giampietro, Juan Tejera, Alejandro Sinisterra, Víctor Pignarelli, Juan Gómez, Ever Cativiela, Gilberto “Palomo” Ramírez, Luis Alberto Piris, Walter Gómez, Luis Alberto Decevo y Manuel “Tinta” González.

Más adelante, en 1961, aparecieron varios jugadores de altísimo nivel. Walter Gómez, que venía de ser campeón con River Plate, en aquel recordado equipo en el que jugaba Ángel Labruna, llegó a la ciudad y desde el principio se acomodó con en el grupo. Para esa temporada el Cúcuta jugaba de tal manera, que empezó a ser nombrado en las calles como ‘La Garra Motilona’.

Juan Eduardo Hohbergh, argentino nacionalizado uruguayo, ídolo del club Peñarol y de la selección uruguaya, llegó al equipo y en pocos partidos mostró su casta de campeón. No solo fue futbolista, el charrúa empezó su carrera como director técnico con el Cúcuta Deportivo y es recordado por ser uno de los jugadores que luego dirigieron al club.

Víctor Pignarelly hizo parte de la defensa cucuteña en las épocas en las que el General Santander era un fortín. Recordado por su buen toque de pelota, se convirtió en referente y defendió los colores de la institución nortesantandereana por varios años. En 2006, Víctor murió en medio de una pobreza abrumadora. 

El año siguiente, en 1962, llegó a la ciudad el gran José Omar Verdún. Apodado ‘Totogol’, fue el primer jugador del  Cúcuta en lograr el título de goleador en el fútbol profesional colombiano. Es uno de esos jugadores que marcaron una época en la ciudad. Su marca de goleador, de 169 goles convertidos, aún sigue vigente hoy, 30 años después, y parece imposible de superar. Después de haber ido a jugar a Bucaramanga, el delantero volvió a Cúcuta como entrenador y se radicó en la ciudad. Se casó con una nortesantandereana y tuvo sus hijos en Cúcuta.

En 1980 llegaron tres uruguayos que quedaron en la memoria del club de la ciudad. Ricardo Viera, Sergio Santín y Miguel Ángel Puppo aterrizaron a mitad de año en Cúcuta y armaron un gran equipo junto al argentino Miguel ‘Chiche’ Dizz. Entre estos, el más destacado fue Santín, que luego pasó por equipos como Atlético Nacional, Once Caldas y América de Cali. También fue convocado a la selección uruguaya que jugó el mundial de 1986.

Estos son tal vez los jugadores uruguayos más destacados en el Cúcuta Deportivo, entre 1950 y 1980.

Pasados los años dorados, el Cúcuta Deportivo entró en una dura crisis económica y de resultados debido a los malos manejos y a los problemas entre directivos. Por tal razón, la llegada de extranjeros al equipo se vio disminuida.

A pesar de que el fútbol colombiano vivía, en los años 80, el furor del narcotráfico y algunos clubes contrataban grandes figuras internacionales, el equipo rojinegro no tenía recursos suficientes para fichar jugadores en el exterior y año tras año fue bajando la calidad de su nómina.

De aquellos jugadores de renombre quedaron muy pocos. Cambios de técnico, salidas inesperadas de jugadores, problemas económicos, peleas entre directivos y diferencias con la hinchada, marcaron una época dura de recordar para el Cúcuta Deportivo.

La década del 80 estuvo condicionada por la austeridad y fueron pocos los charrúas que aparecieron en el equipo. Para destacar, más por sus nombres a nivel internacional, que por el juego desplegado en la ciudad, los jugadores Ignacio Saavedra y Juan Ramón Carrasco. Aunque al principio llegaron como grandes figuras, con el paso de los partidos fueron desapareciendo hasta salir del equipo sin marcar una época como lo hicieron otros de sus compatriotas.

Uno de los momentos más recordados de Saavedra sucedió en 1988, en el estadio El Campín, cuando el equipo perdía 5-0 frente a Millonarios antes de finalizar el primer tiempo. Debido a la impotencia y al mal arbitraje, Julio Vélez ingresó al campo de juego  y ordenó a los jugadores retirarse del partido. Varios futbolistas increparon a la tribuna y provocaron a los hinchas azules que reaccionaron fácilmente. Debido a esa discusión, el uruguayo fue multado y suspendido cinco fechas, con lo que empezó a perder protagonismo con el equipo.

A pesar de que no fueron muchos los jugadores uruguayos que llegaron en esos años al equipo, si aparecieron varios entrenadores charrúas en el banco técnico del equipo motilón.

Con la llegada de los años 90, la situación empeoró. El equipo entró en una crisis económica insostenible y en lo futbolístico los malos resultados no se hicieron esperar. Con la aparición de la categoría B, en 1991, la presión se hizo sentir en el cuadro rojinegro, que peleó año a año por no descender. Sin embargo, en 1995 los esfuerzos fueron nulos y el equipo bajó a la segunda categoría.

De la mano de Sergio Santín el cuadro fronterizo volvió a la primera división, pero al no ser reforzado el grupo fracasó en lo deportivo y el año siguiente, en 1996, volvió a descender.

Los años siguientes se jugaron con nóminas reducidas y fueron pocos los extranjeros que aparecieron en el plantel.

En 2005 la ilusión volvió a nacer. Con una inyección económica alta, por parte de inversionistas dueños del club, aparecieron algunas figuras y el equipo empezó a obtener buenos resultados. Para ese año la cuota charrúa estuvo a cargo de los jugadores Marcelo Refresquini, delantero, e Ignacio Zurragamundi, volante.

En dicha temporada se logró el ascenso y uno de los jugadores más destacados fue Refresquini, que anotó doce goles y fue pieza clave del equipo dirigido por Álvaro de Jesús Gómez.

Después de subir a primera, el equipo rojinegro volvió a vivir épocas de gloria. En 2006 se obtuvo el tan ansiado título de la primera división y un año después el doblemente glorioso llegó a semifinales de la Copa Libertadores. En aquel plantel, se destacaban los uruguayos Charles Castro y Roberto Bobadilla.

Después de la época del título y la Copa  Libertadores, dos seguidas, el equipo se desmanteló y empezaron a darse malos resultados en el torneo local. Por la ciudad pasaron sin pena ni gloria José Luis Tancredi y Martín Morales, dos charrúas que no pudieron consolidarse en la capital nortesantandereana. 

El último referente uruguayo, ídolo en la ciudad, es Mateo Fígoli. Este volante uruguayo se ganó a la hinchada desde su llegada a Cúcuta y hoy es uno de los futbolistas más queridos del equipo cucuteño y del fútbol nacional. A su lado juega también Damián Malrechauffe, defensor uruguayo.

Aunque ya no es como antes, la tradición de jugadores uruguayos continúa en la ciudad.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

sábado, 28 de diciembre de 2013

500.- PERICA PEREZ, CESTAS QUE NUNCA SE OLVIDAN



Pedro Jáuregui Avila

NORTE EN EL NACIONAL JUVENIL de 1961 disputado en Popayán consiguió el segundo lugar con la siguiente nómina. De pie y de izquierda a derecha: entrenador, Hugo ‘Preterito’ Torres, Carlos ‘Perica’ Pérez, Alberto Sánchez, Eduardo ‘Pote’ Silva, Carlos Niño y Juan José Lamk; Hincados: Eduardo ‘Pollo’ González, Hernando ‘Boligoma’ Moreno, García Herreros, Luis ‘Cabezón’ Pérez, Antulio Casanova, Eduardo ‘Candado’ Galavís y Jaime ‘Colombia’ Maldonado.

La historia del baloncesto nortesantandereano tiene un espacio reservado para el cucuteño Carlos Julio ‘Perica’ Pérez Contreras lo mismo que para muchos otros que cosieron su vida en torno a la disciplina que inventó el profesor de educación física, James Naismith, en Springfield (Estados Unidos), por culpa del invierno de 1891.

Según su progenitora nació el 9 de octubre de 1944, pero en  los papeles figura 9 de enero de 1945.

Estudió en el Sagrado Corazón de Jesús, donde era obligatorio jugar baloncesto y por lo tanto le correspondió aprender y practicarlo. Lo ayudó el tener una estatura de 1,85 metros. Las primeras enseñanzas se la dio el profesor Bautista.

“Como era relativamente alto se me facilitó y así le fui tomando gusto”, recordó el exjugador de selecciones Norte de Santander y Colombia. “Era baloncesto al desayuno,  almuerzo y cena y como siempre he tenido constancia y dedicación me fui destacando”.

El baloncesto no fue el único deporte que practicó ‘Perica’ también jugó fútbol, como muchos basquetbolistas  de la época  y tenis de mesa. “Era bueno en ambos deportes, pero finalmente me dediqué al baloncesto”.

En 1959 jugó su primer partido en la cancha Toto Hernández, en cuarta categoría. En aquella época los torneos eran organizados por la Liga y se disputaban en primera, segunda, tercera o cuarta categoría.

El remoquete de ‘Perica’ lo heredó de su hermano Luis Eduardo, quien estudiaba en el Sagrado Corazón y le decían ‘Perica’.  “Cuando ingresé al colegio todos me decían el ‘hermano de la ‘Perica’ y al terminar el bachillerato me quedé con el apodo”.

Con las selecciones Norte de Santander jugó en forma interrumpida entre 1961 y 1971.

En 1971, tras disputar los Juegos Panamericanos de Cali  se fue para Mérida (Venezuela) con Rodrigo ‘Perico’ Fuentes, donde se graduó de arquitecto en la Universidad de Los Andes (ULA).


Manifestó que con Rodrigo Fuentes y  Oswaldo Cabas (Magdalena), a quien considera el jugador más completo que observó por su físico, técnica y calidad humana fue con quienes mejor se llevó.

“'Perico’ (Rodrigo Fuentes) fue como mi hermano mayor porque siempre estuvo orientándome y lo mismo pasó con Cabas (Oswaldo) cuando estuve en la Selección”.

El jugador aceptó que el crecimiento personal se lo debe a sus hermanos  María Inés, Luis Eduardo y Pedro Elías y el integral a Fuentes, Hernán Gómez y Vinicio Esquivel.

Primeros títulos

En 1961 Norte de Santander disputó en Popayán el cuarto  nacional Juvenil consiguiendo el segundo lugar. El título fue para Valle. El quinteto contó con la dirección de Hugo ‘Preterito’ Torres y en el rol de jugadores estuvieron Carlos ‘Perica’  Pérez, Eduardo ‘Pollo’ González, Juan José ‘El Turco’ Lamk, Jaime ‘Colombia’ Maldonado, Eduardo ‘El Pote’ Silva, Carlos Niño, Antulio Casanova, Luis ´Cabezón´ Pérez, García Herreros, Eduardo ´Candado´ Galavis, Hernando ´Boligoma´ Moreno y Alberto Sánchez.

Al año siguiente Norte obtuvo el título en Neiva a pesar de perder con el anfitrión, Huila. En la nómina dirigida por Hernán ‘Pipo’ Gómez estuvieron Eduardo ‘Pote’ Silva, Hernando Moreno, Alberto Sánchez, Jaime ‘El Chomo’ Bustamante, Darío ‘El Tuerto’ Pinzón, Jaime ‘Colombia’ Maldonado, Carlos Pérez, Carlos Niño, Juan José Lamk, Carlos Mauricio Soto, Eduardo González y Oscar Monsalve. El delegado fue Manuel Díaz  Quintero.

En 1964, el 13 de octubre, el  Sagrado Corazón de Jesús se coronó campeón nacional Intercolegiado en Bogotá al derrotar en partido que no se terminó de disputar  al Instituto Grancolombiano de la capital de la República. El equipo corsajista, campeón invicto, estuvo integrado por Carlos ‘Perica’ Pérez, Fernando ‘Cundo’¨ Morales, Hernando Yepes, Said Fernando Lamk Álvarez, Jorge ‘Vivico’ Lamk, Francisco Labrador, Orlando Superlano y Jaime Figueroa. El entrenador fue Alfredo Díaz Calderón y el delegado, Bonifacio Jaimes Peña.

En 1967 disputó con el quinteto rojinegro el campeonato de Campeones en Quito (Ecuador) donde los motilones alcanzaron el segundo lugar detrás de Guayaquil (Quito). En los lugares siguientes se ubicaron la Universidad de Chile, Bam (Panamá) y Pichinchá (Ecuador). El equipo lo integraron Jorge ‘La Garra’ Llanes, Roque ‘La Fiera’ Peñaloza, Álvaro ‘Flecho’ Hernández, Carlos ‘Fosforito’ Castro, Jorge Niño, Jaime ‘Chomo’ Bustamante, Hilario López, Jorge ‘Chancharal’ Sánchez, Carlos ‘Perica’ Pérez y fue reforzado entre otros por Oswaldo Cabas. El delegado fue Germán Hurtado y actuó como árbitro  Juan José Clavijo.


Últimas participaciones

Tras la participación en el Sudamericano de Campeones de Clubes en Ecuador Norte ganó ese mismo año  en Medellín el primer nacional Croydon relegando a los siguientes lugares a Antioquia, Valle, Atlántico, Tolima y Bogotá. El equipo estuvo integrado por Eduardo Barreto, Carlos ‘Fosforito’ Castro, Carlos ‘Perica’ Pérez, Álvaro Hernández, Raúl Fernández, Jorge ‘Barbarroja’ Niño, Hilario López, Vinicio Esquivel, Roque ‘Fiera’ Peñaloza y Jaime ‘Chomo’ Bustamante.

Dos años más tarde Norte conformó la mejor selección de esa década, y ganó invicto el Zonal del Oriente frente a Santander, Boyacá y Cundinamarca, y el derecho de disputar la  final del Campeonato Nacional, en Bogotá, pero no pudo revalidar su título. El campeón fue Bogotá, Distrito Especial. La Selección Norte fue el campeón sin corona. El equipo lo integraron Roque Peñaloza, Carlos Pérez, Jorge Niño, Jaime Bustamante, Rodrigo Fuentes, Álvaro Hernández, Jorge Llanes, José ‘Gali’ Gómez, Hugo Hernández, Fernando ‘Carajito’ Fernández y Mario Romero.

En 1971 integró la selección Colombia que disputó los Juegos Panamericanos en Cali donde también estuvieron los cucuteños Roque Peñaloza y Jorge Niño.

‘Perica’ Pérez tras la disputa del torneo en la capital del Valle del Cauca viajó a Venezuela.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

jueves, 26 de diciembre de 2013

499.- CUCUTA, CAPITAL BASQUETERA DE COLOMBIA



Jorge Rolón G.

Hasta el nombre  de Halcones por Motilones….

Eran otros tiempos, otro estilo, otra dirigencia, todo era diferente. La  dinámica  para fomentar el baloncesto ofrecía perspectivas que permitían  los juegos intercalases  y luego los intercolegiados en el que participaban  los colegios Sagrado Corazón, La Salle, Calasanz  y Salesiano, entre otros.

De allí  salían las figuras que  posteriormente hacían parte de la selección de Norte de Santander que dignamente nos representaban en el plano  nacional de tal manera  que fuimos  bautizados “Cúcuta, Capital Basquetera de Colombia”.

En esas condiciones  conocimos a Erasmo  Hernández, Hernán Pipo Gómez,  Roque Peñaloza,  los hermanos  Carlos y Alfredo Díaz Calderón,  Rodrigo El Perico Fuentes, Perica Pérez,  Fosforito Castro,  Vinicio Esquivel , El Pote Silva,  Jorge Niño, Augusto Fernández, los hermanos Hugo y David  Hernández,  Carlos La Garra Yánez, Álvaro Tito  Ordoñez, Freddy Moreno, Gabriel Entrena, Heder Durán y el Caballo  Rodríguez, Rafael Navi Gregorio Angarita Lamk, Calixto Angulo y los hermanos Lamk Álvarez.

Cada uno en su época  hizo historia  y como no recordar  el paso por el imbatible  quinteto de Lotería de Cúcuta  de los  norteamericanos  Sam Shepar  y Eric Evans,  quienes  con los nuestros y  refuerzos  nacionales,  ofrecían  el maravilloso espectáculo que llenaba  el  coliseo Toto Hernández.

Era  el equipo de Norte de Santander,  el baloncesto que  representaba a nuestro Departamento, la sensación en Colombia orgullo de la Raza  Motilona con identidad propia.

La  mejor  afición  del baloncesto  se vino a menos, pero porque ya no se ofrece calidad en el espectáculo,  los colegios  no hacen  sus intercolegiados,  las Secretarías  de Educación que mantenían profesores de educación física que preparaban  a los deportistas, acabaron  con  esa modalidad.

Lo de  ahora es un desacierto, hasta el nombre  de Halcones por Motilones,  la formación de basquetbolistas bajo la producción ,  los gringos que traen  son  paquetes que no  garantizan nada, por eso la Toto Hernández  no se llena,  porque  la gente  no come entero. ¿O me equivoco?



Recopilado Por: Gastón Bermúdez V.