viernes, 31 de agosto de 2018

1365.- HOMENAJE A UN TITIRITERO CUCUTEÑO EN CUBA



Eduardo Rozo

9 años de inaugurado tiene el teatro de títeres Arlequín en Los Patios.

A través de los años, cuando se cumplen etapas y metas en la vida, uno de los anhelos de cualquier titiritero es conocer a Cuba. Allí, se entregan importantes reconocimientos a los artistas que se destacan por su labor social y este año, el honor le correspondió a un cucuteño.

Se trata de Edgar Serrano Piñeros, quien fundó y dirige desde hace nueve años el teatro de Títeres Arlequín en el municipio de Los Patios, primera sala concertada con el Ministerio de Cultura que tuvo el departamento y una de las más destacadas en el país por su labor con la primera infancia.

Él, fue escogido para ser homenajeado en el festival ‘Titereando por la ciudad’, que se cumple en Guantánamo y en La Habana (Cuba). Este año, el encuentro cultural se cumplió entre el 2 y el 10 de abril de 2018.

“Nuestro Teatro es uno de los pocos en América cuyas funciones son ciento por ciento gratuitas. Además, hemos apoyado el surgimiento de nuevas salas concertadas y contamos con programas como ‘La primera infancia tiene su viernes de títeres’, apoyado por el Mincultura, el departamento y las alcaldías de Los Patios y de Cúcuta”, dijo Serrano.

Unido a lo anterior, el teatro Arlequín año a año organiza el Festival Internacional de Títeres Ciudad de Cúcuta, que en 2017, llegó a su 14 versión.

Uno de los requisitos del festival cubano para dar reconocimiento al artista local, es que las entidades gubernamentales o empresa privada le financiaran los tiquetes de ida y regreso. Los mismos, fueron cubiertos por la Gobernación de Norte de Santander por medio de la Secretaría de Cultura.

“Para mí es un orgullo como director asistir al encuentro en Cuba. Poco a poco hemos ganado espacios y se ha entendido que la labor cultural no pertenece a un grupo sino a la sonrisa de los niños que sueñan con un mundo mejor”, dijo Serrano.

Charla y obra

En Cuba el artista local compartió con titiriteros de ese país, de México, Perú, Ecuador y otros colombianos. Sin embargo, el reconocimiento es para él por el impacto social que ha tenido su trabajo en Norte de Santander y en Colombia.

Serrano llevó una charla sobre la evolución del títere en Latinoamérica, el desarrollo que ha tenido en los países de Sudamérica y en el contexto del departamento.

“Norte es una de las regiones donde más trabajo por la primera infancia se hace y el hecho debe destacarse. En todos los municipios hay formadores y eso habla muy bien del interés gubernamental por insertar el arte como estrategia de desarrollo social”.

Adicional a ello, dictó un taller para docentes y transmitió el conocimiento de Arlequín en la elaboración de títeres con material reciclable.

En cuanto a espectáculos, Serrano presentó la obra ‘Semillas mágicas’, de la autoría del teatro Arlequín y con una enseñanza de cuidado y conservación del planeta.

“En la obra hay un viejo de 98 años que sueña con volver a ver el verde de los árboles, antes de morir. Su nieto, con la complicidad de una brujita buena, consigue las semillas”.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

miércoles, 29 de agosto de 2018

1364.- A 30 AÑOS DE LA TRAGEDIA DEL CERRO EL ESPARTILLO

Keila Vílchez B. (La Opinión)

Al estadio General Santander llegaban los restos de los cuerpos del accidente.

“Cuando llegué al sitio del accidente y vi todo desintegrado, tanto el avión como los pasajeros, fue impactante. Llevaba mi bolsa de polietileno en la mano con todas las ganas de ayudar, pero con una mínima esperanza de encontrar a alguien con vida. Yo me encontré con un vecino de la zona, quien me dijo ‘yo le guío y colaboro en el camino, pero no me pida que meta nada en esa bolsa’. Así hicimos…”, contó el capitán Agustín Díaz Rodríguez, quien desde hace 48 años integra las filas del Cuerpo de Bomberos de Cúcuta.

Ese jueves 17 de marzo de 1988, hace 30 años, los cientos de civiles, socorristas, bomberos, protección civil, Cruz Roja y lugareños, no pudieron hacer nada. Solo sabían de la noticia del accidente del Boeing HK-1716 de Avianca, pero a todos les tocó aguardar esa noche al pie del cerro El Espartillo.

“Era increíble la cantidad de gente que fue a prestar su ayuda, cuando yo llegué, el mismo 17 como a las 5 p.m. ya había muchos allí viendo qué hacer”, relató. “Pero ya era muy tarde, y la noche nos iba a agarrar en plena subida, el sargento de la policía que estuvo a cargo, nos dijo que había que esperar hasta el otro día”.

Al día siguiente, a las 4:30 a.m. fue la largada para el batallón de ayudas.

“Hacía muchísimo frío. Era mucha la gente que se unió a ayudar. A las 9 a.m. por fin estábamos en el sitio del accidente, después de cuatro horas de intensa caminata. Es una imagen que no se puede borrar de la mente tan fácilmente”, señaló. “En esa bolsa me tocó echar, de lo que recuerdo, el pie de un hombre que reconocí por lo grande y el cuerpo de una mujer. Bueno, en realidad era el torso, porque no tenía rostro, y otras partes de cuerpos más pequeños. Allí no quedó un cuerpo entero, qué doloroso”, contó el capitán.

Cuando la bolsa le pesó un poco más de 20 kilos, fue el momento de regresar. “Había ropa esparcida por todo ese cerro, de la misma forma que quedó el avión, y las víctimas”, dijo.

“¿Cómo regresé, y por dónde bajé? No supe. Hoy tampoco lo recuerdo. El señor me decía salte, brinque, y solo veía abismo por un lado y por otro. Se veía pura neblina. Y la bolsa a cuestas. En ocasiones, el vecino sí me ayudó, porque pesaba mucho y como eran tantos precipicios, que él conocía a la perfección, le tocó darme la mano para bajarla”, detalló.

Al pie de El Espartillo estaba el helipuerto improvisado que instalaron las autoridades esperando lo que encontraran los rescatistas y voluntarios.

Detrás del capitán Díaz, todos los socorristas bajaban con la misma realidad: no quedó nada. “El impacto destrozó todo…” Los restos de la aeronave y de los ocupantes estaban esparcidos en un radio de 500 metros.


A José Hernández le tocó ayudar también. No sabía nada de socorrismo, pero recuerda que cuando dijeron que había ocurrido un accidente, él y un par de amigos se fueron hasta el lugar. Las ganas de ayudar le corrían por la sangre. Fue uno de esos que se apareció en la vereda Campo Alicia a ofrecer sus manos.

“Recuerdo que los primeros en salir esa madrugada fueron los especialistas, pero luego a todos nos tocó subir. El frío era terrible, y los abismos daban aún más escalofríos. Pero peor fue la escena que uno se encontró en el sitio del accidente. Era un espacio donde se respiraba el dolor, el dolor de ver tantos cuerpos hechos nada. Lo único completo eran algunas ropas, pero de resto todo quedó hecho migajas”, recordó.

Hernández solamente subió en una oportunidad, porque la fatiga y el cansancio le ganaron.

“Había mucha gente que no era especialista, como yo, ayudando. Cargando bolsas, marcando bolsas, recogiendo identificaciones, apilando pertenencias, buscando algún indicio de vida… Yo tuve que buscar identificaciones, y ayudar a uno que otro socorrista metiendo partes de cuerpos en las bolsas negras”, precisó. “Nada más duro que eso. Ver y sentir cómo, en segundos, esas personas pasaron a ser nada, simplemente piezas que identificar dentro de una gruesa bolsa negra.

Hubo gente que lloró al llegar allí, otros a los que la adrenalina solo los hacía moverse buscando y buscando. Yo le pregunté al socorrista que estaba ayudando ¿qué hago? Y él me dijo: empiece por buscar identificaciones mijo, si encuentra alguna parte de algún cuerpo me avisa”, relató.

Cuenta que solo halló un par de ropas y maletas destrozadas, pero que al finalizar la jornada le tocó ponerse guantes y ayudar a meter partes de cuerpos.

“Uno se tiene que hacer el fuerte en ese momento. Yo pensaba, ¿por qué me metí en esto? Pero ya estaba en pleno cerro, empecé a agarrar piernas y a meterlas sin miedo. Pensaba en los familiares esperando reconocer a sus seres queridos. Todo lo que se llevara en esas bolsas podía ayudar”, contó.

Los helicópteros se empezaron a ver en Cúcuta el día siguiente del accidente, ya en la tarde. Entraban al antiguo estadio General Santander cada cierto tiempo.

Manuel Rodríguez, cucuteño, tenía 17 años cuando ocurrió el siniestro, y recuerda claramente cómo él y sus amigos del Instituto Nariño se escapaban a la salida de clases para ver qué pasaba en el estadio.

“La curiosidad nos tocó a mí y cuatro amigos… Todos hablaban del accidente y de los muertos, y como muchacho, al fin queríamos ver qué había en el estadio. Al salir de clases nos acercamos hasta allí, pero había muchos policías, militares por todas partes; aún así logramos colarnos por una de las puertas. Fue impresionante lo que vimos. En la parte de abajo de las graderías tenían puestos en hileras brazos, piernas, manos, torsos, pies. Qué impresión tan fuerte, era mucha la cantidad de restos que tenían allí apilada”, relató Rodríguez.

“Al ver eso, todos salimos corriendo, no volvimos al estadio. Pero en esos días, en Cúcuta todos hablaban del accidente del cerro en El Zulia. Al estadio veíamos entrar ataúdes, y entraba y salía gente llorando. Era un caos”, rememoró.

Difícil fueron las labores de búsqueda. El cerro escarpado tiene casi dos mil metros de altura (6.500 pies). Todo en Cúcuta y en el departamento giraba en torno a la tragedia.

El capitán de los bomberos recuerda:

“Allí vimos cómo en medio de la desgracia, la tragedia y el dolor, el pueblo de Cúcuta y Norte de Santander se unió para superar este accidente. Fue un momento duro, uno de los más difíciles que ha pasado el departamento, pero donde las muestras de solidaridad y respaldo no se hicieron esperar”.


Sobre las víctimas

El avión había iniciado al mediodía su vuelo vuelo en Bucaramanga y debía hacer escala en Cúcuta, Cartagena y Barranquilla.

De la capital santandereana partió con 53 pasajeros, entre los que se contaban con varios empleados de Ecopetrol, distrito de producción El Centro (Barrancabermeja).

A ellos debían unirse en Cúcuta otros dos equipos de fútbol que disputarían un campeonato en Cartagena.

Entre otras víctimas se encontraba el Obispo de Tibú, Monseñor Horacio Olave Velandia, quien había estado en Bucaramanga visitando unos familiares.

Ernesto Suárez Rueda, expresidente de la empresa colombiana de Petróleos Ecopetrol y exparlamentario liberal de Santander.

Roberto Frascuelli, exjugador argentino de Atlético Bucaramanga.

Alan García y Alvaro Lagua, funcionarios de la empresa Licorera de Santander.

Manuel Fernando Lemus, F. Daniel Gáfaro, ex-contralor de Norte de Santander.

Carlos Sunino (uruguayo) y Eloy Ronquillo, exjugadores del Cúcuta Deportivo.

Amparo de Serrano, antigua propietaria de la emisora Radio Bucaramanga.

La historia triste del Circo de los Hermanos Gasca

Nidia Vásquez y Colombia Fuentes Vásquez, esposa e hija del propietario del circo norteamericano que se encontraba en temporada en Cúcuta también fallecieron en el accidente.

“Mi padre y mi madre en aquel entonces recorrían frecuentemente Centro y Suramérica, en uno de sus tantos viajes decidieron poner el circo en Cúcuta, desafortunadamente el avión en el que iba mi madre y mi hermanita se estrelló.

Fue algo muy fuerte para mi papá, yo tenía apenas 8 años y desde entonces ya él no quiso viajar”, dice Raúl Fuentes, más conocido como Raúl Gasca.

Relata que estuvieron muchos años en Colombia, nueve en total, más de lo que habían durado en cualquier otro sitio.

“Mi papá siempre dice que uno es de donde nace, pero también de donde va dejando a sus seres queridos. Mi mamá y mi hermanita están allá en Cúcuta porque eso lo declararon campo santo”, agrega.

Datos del accidente

Día: 17 de marzo de 1.988.
Hora del despegue: 1:14 p.m.
Hora del accidente: 1:18 p.m.
Lugar: Cerro El Espartillo, vereda Campo Alicia, municipio El Zulia (6.500 pies de altura).
Avión: Boeing 727
Aerolínea: Avianca
Registro del avión: HK-1716
Víctimas: 138 personas
Salida: Aeropuerto Camilo Daza
Destino: Aeropuerto Internacional Rafael Núñez, Cartagena de Indias
Datos de la aeronave: Construida en 1966 y con 43.848 horas de vuelo.
Datos de Vuelo: 28 grados centígrados de temperatura, visibilidad de 8 mil metros, cielo parcialmente cubierto por humo, vientos de 15 nudos, humedad relativa de 71 por ciento.

Entre las víctimas: Había 63 deportistas que participarían en los Juegos Inter-distritos de Ecopetrol.

Causas del accidente: Falla en el servicio de la Aeronáutica Civil, porque los controladores aéreos autorizaron al piloto a despegar visualmente, sin apoyo de los instrumentos, pese a las condiciones atmosféricas.

La aerolínea también resultó en parte responsable, porque según las conclusiones de la investigación, en el momento, el comandante de la nave estaba distraído atendiendo a personas ajenas en cabina y dejó el control de la operación al copiloto.

Cubrimiento del accidente

















Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

1363.- CATOLICOS RECHAZAN CASINOS DE JUEGO



Gerardo Raynaud  (La Opinión)

En diciembre de 1957 algunos empresarios extranjeros llegaron a la ciudad con el ánimo de instalar un Casino Internacional de Juegos. Conocedores de las oportunidades que se les brindaba, entraron en contacto con las autoridades locales, expusieron su proyecto y llegaron a los acuerdos que a esta clase de propósitos se le puede otorgar. Las condiciones estaban dadas en ambos lados de la frontera.

Ambos países estaban entrando en la senda de la democracia y esta cualidad prometía un futuro halagador y atractivo para las inversiones en la ciudad donde confluían ambas poblaciones. Es más, y coincidencialmente el día que se conoció esta noticia, también se anunciaba la realización del plebiscito que solicitaría al pueblo venezolano la continuación o no del presidente Marcos Pérez Jiménez por otro periodo constitucional.

Días después se conocería la decisión que impediría, por la vía de esta consulta, la reelección del mandatario. Recordemos que el día primero de ese mismo mes, en Colombia también se había realizado el plebiscito que aprobaba el Frente Nacional, mediante el cual se alternaban la presidencia los dos partidos tradicionales.

Mientras esto sucedía en el vecino país, en Cúcuta la situación se calentaba por culpa de las autorizaciones que el gobierno municipal pensaba otorgarles a los empresarios del Casino. Pero por qué se preguntarán, de un momento a otro cambiaron las condiciones que venían imperando desde los comienzos de la República y que eran producto de la tradición instaurada por los representantes de la Curia.

En el interregno, el Ministerio de Fomento, en manos de militares, había expedido una serie de decretos que les daba a los gobiernos departamentales, nuevos recursos, los que posteriormente sirvieron para que los políticos más ortodoxos, le dieran merecidamente, los títulos de Estado Cantinero y Estado Garitero  a la nación.

La oposición más vehemente la hicieron las organizaciones católicas con el apoyo de la prensa, tanto a nivel local como nacional. En un editorial del diario El Tiempo puede leerse, “… esta medida parece echar por tierra las esperanzas que alentaba el país de reiniciar una república de trabajadores y de gentes honestas y de cerrar las puertas al enriquecimiento financiado en los dados o cartas falsas o en los negocios o comisiones turbias. Todos esperábamos que la célula familiar fuese ahora alimentada por el trabajo honesto y tranquilo y que ella no habría de vivir bajo la angustia del temor a la violencia o del desfalco producido por el imperio del juego.”

No todos los gobernadores estuvieron de acuerdo con el establecimiento de casas de juego en su territorio y como mención podemos citar al Capitán de Fragata Julio César Reyes Canal, que en aquella época fue designado Gobernador del Atlántico, quien rechazó la oferta de una firma para construir un Casino-hotel en la ciudad de Barranquilla, con el argumento que “no consideraba prudente colaborar con el establecimiento de casinos de juegos de suerte y de azar dentro de su territorio, pero que sí le interesa la construcción de hoteles de turismo para Barranquilla, Puerto Colombia, Luruaco y Piojó, lugares ideales para hoteles veraniegos o turísticos.”

En Cúcuta, se habían movilizado las sociedades católicas, en especial la Junta Diocesana de la Acción Católica que exhortó a las demás Juntas de todo el país, que en total sumaban veinte, y que representaban la crema del catolicismo, encabezadas por el doctor Pablo Vanegas Ramírez y en representación de las mujeres, la señora Lucila Lara a que “encarecidamente se dirigieran a la Honorable Junta Militar de Gobierno, a fin de exponerle las razones de orden moral y social en contra del decreto del Minfomento que autoriza el establecimiento de Casinos Internacionales en las capitales de departamento.” 

Por su parte, un grupo de damas católicas, reunidas de manera independiente y siguiendo los lineamientos de sus párrocos, dirigieron su respectiva nota de solicitud en términos más diplomáticos, “atentamente les pedimos respetuosamente ahorréis a Cúcuta la realización del proyecto del Casino Internacional que con el pretexto de fomentar el turismo, traerá graves males morales, incrementará la desocupación y fomentará la vagancia.” Firmaban la misiva las señoras, María de Villamizar, Teresa de Mutis, Nelly de Vanegas, Beatriz de Vargas, Gisela de García-herreros, Ligia de Unda, Berta de Cote, Laura de Ochoa, Elvira Canal de Jaramillo, en representación de todas las  mujeres católicas de la ciudad.

En el ínterin, los medios no se quedaban atrás. Tanto la prensa conservadora como los liberales, enfilaban baterías contra el proyecto en términos no propiamente agradables, se leían y escuchaban comentarios, algunos displicentes, que planteaban una especie de guerra entre la jerarquía eclesiástica, los empresarios y los mandatarios:

“Toda la sociedad cucuteña expresa su rechazo a la iniciativa de los tahúres internacionales. Una erguida y unánime protesta se está levantando en todos los círculos sociales de la capital nortesantandereana contra el proyecto de establecer en Cúcuta el Casino Internacional de Juego, ya establecido en Cartagena y que ha provocado increíbles tragedias de todo orden, como suicidios, quiebras económicas, relajamiento de la moral, disolución de hogares, etc., una vez conocida la tentativa de los tahúres internacionales, la voz de la jerarquía eclesiástica se ha hecho sentir enérgicamente contra la criminal iniciativa. El señor Obispo de Cúcuta, monseñor Luis Pérez Hernández con todos los obispos de la diócesis han vetado el proyecto en forma categórica.”

No menos indulgentes fueron con los empresarios, según se lee en el siguiente comentario:

“…en esta ciudad se hallan actualmente, varios tahúres internacionales, pícaros de otras latitudes y hombres a quienes no importa otra cosa que la inmoralidad como fuente de dinero. Y es sabido que esas gentes repugnantes cuentan con suficientes dólares para tratar de comprar influencias con el ánimo de realizar su delictuosa tentativa que todas las fuerzas vivas del Norte de Santander rechazan con la más encendida indignación.”

Se sabía de la vinculación de algunos personajes de la ciudad y aunque estuvieron buscando sus nombres, inicialmente no lograron conocerlos, pues era su intención “señalarlos al desprecio de la sociedad y de todo lo que realmente vale en la tierra nortesantandereana.”



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

sábado, 25 de agosto de 2018

1362.- V VALIDA NACIONAL INTERCLUBES, Norte oro y bronce en patinaje



Omar Romero Güiza (La Opinión)

Las patinadoras rojinegras Daniela Lindarte (izquierda) y María Camila Torres, dos medallistas.

Concluyó la V válida del nacional Interclubes de carreras que se cumplió en las modalidades de pista y ruta en los patinaderos Enrique Lara Hernández  y Teódulo Gélvez Albarracín.

Las oportunidades de acceder a la Selección Colombia de patinaje se acaban. A partir del 28 de febrero de 2018 hasta el 4 de marzo se corrió en Cúcuta la quinta Válida Nacional Interclubes en la modalidad carreras.

El certamen que contó con la participación de 350 patinadores de todo el país que tomaron los patinaderos Teódulo Gélvez Albarracín y Enrique Lara Hernández y definió la preselección Colombia en las categorías prejuvenil, juvenil y mayores en damas y varones que del 9 al 15 de abril de 2018 en  estos mismos escenarios competirán en el selectivo que escogerá la selección Colombia al Mundial de Heerde (Holanda).

La competencia fue un verdadero espectáculo para los amantes del deporte, que pudieron tener en frente a algunos de los mejores deportistas del país, en la disciplina.

A su vez, fueron cinco días de carreras ‘a muerte’, en los que los patinadores buscaron sumar los puntos necesarios para poder hacer parte del preselectivo nacional, al que solo pueden acceder los 12 mejores corredores de cada categoría, que luego competirán en el selectivo nacional; este entregará los tres cupos en el equipo que representará al país en las competencias internacionales.

En la pugna por esos lugares privilegiados, Norte de Santander tuvo a dos patinadoras con grandes oportunidades, pues están entre las 15 mejores; ellas son Daniela Lindarte y María Camila Torres. Ésta última radicada en la ciudad de Cali.

El club Paen de Antioquia, con 10 oros, 4 platas y 3 bronces, se coronó campeón de la general.  El DRC del Valle fue segundo (5 oros, 6 platas y 7 bronces), y Bogotá Élite DC, tercero con 3 oros y  2 bronces.

Norte de Santander logró dos medallas una de oro y una de bronce.

El oro con la patinadora juvenil, María Camila Torres Arias (Crear Colombia-Arroz Zulia), en la prueba del Ómnium que además se clasificó al selectivo, un regalo en su cumpleaños 18.

Siendo la mejor juvenil del país, y la décima en el escalafón de mayores-damas, la cucuteña María Camila Torres, del club Crear-Colombia, compitió y ganó el 2 de marzo en el Ómnium, prueba de los Juegos Olímpicos de la Juventud.

La patinadora se impuso a Alejandra Sánchez del club Avivas de Bogotá y a Gabriela Isabel Rueda del Tequendama AC de Bogotá, quienes se quedaron con la plata y el bronce respectivamente.

El bronce, en mayores lo obtuvo ayer, con Daniela Lindarte Garaviz del mismo club, en la competencia de los 20.000 metros eliminación, pero tristemente perdió la posibilidad entrar al selectivo por dos puntos, por lo que la única representante de Norte de Santander es María Camila Torres Arias.

Un regalo


La patinadora cucuteña Daniela Lindarte (derecha) del club Crear Colombia, se alzó con la medalla de bronce en la prueba de ruta de los 20.000 metros eliminación.

Feliz por su actuación la cucuteña María Camila Torres dijo que “logré conseguir la clasificación al selectivo. Gracias a Dios, pude cerrar acá en  la casa con broche de oro en la prueba ómnium,  competencia para la cual trabajé fuerte, es la carrera de los próximos Olímpicos de la Juventud que se llevarán a cabo en Argentina este año”.

Torres señaló que “espero ganar el selectivo y estar en el Mundial, y clasificar allí a la Olimpiada”.

Hay que señalar que para Los Juegos de la Juventud la organización otorgó dos cupos a Colombia, uno en damas y otro en varones, por lo que la batalla va  a ser dura en el selectivo.

En cuanto al selectivo, Torres, está entre las “rubia y la morena”,  según ella. “Aún no defino cuál prueba voy a correr, si el ómnium o las de fondo, pero con la ayuda de Dios daré lo mejor para estar en el Mundial de Holanda”, afirmó la cumpleañera.

De otro lado, la fondista Daniela Lindarte dio todo en  la pista para meterse en el selectivo, pero por dos puntos en el ranquin quedó por fuera de los clasificados.

Daniela al término de la competencia, manifestó que “en esta última prueba obtuve el bronce, pero debo esperar la decisión final si consigo el cupo para el selectivo”.

Sobre el desarrollo de la carrera, Lindarte indicó que “fue demasiado exigente le doy la honra a Dios porque estuve en 50% de mi rendimiento comparado con las demás corredoras hice un esfuerzo demasiado grande.

La deportista se mostró un poco molesta debido a que en los últimos seis meses no contó con el respaldo suficiente. Sostuvo que más allá de lo sucedido se siente satisfecha por la medalla obtenida.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.