lunes, 31 de diciembre de 2018

1425.- PADRE SANABRIA, ORDENACION SACERDOTAL



Gerardo Raynaud D. (La Opinión)

Mis días de colegio transcurrieron casi todos en colegios de “curas”, salvo los años iniciales que cursé en el Columbus School de la capital de la montaña. A pesar de ello nunca he tenido afinidad alguna con los miembros del clero, más bien prefería tratarlos de lejitos, pues en esa época prevalecían sus actitudes prepotentes, las cuales consideraba arcaicas producto de sus muchos años de dominación.

Sin embargo, mi trato con la mayoría de ellos siempre fue cordial, debido al continuo contacto que mantenían con mi familia, personajes que tuve la oportunidad de conocer y que marcaron una época de mucha recordación en la ciudad. 

Los sacerdotes más destacados de esta ciudad como el padre Daniel Jordán, Ángel Cayo Atienza, los hermanos curas Blanco, Manuel Briceño, Luis Alejandro Jaimes, y en especial a Carlitos Martínez, durante muchos años Canciller de la Diócesis de Cúcuta, quien fuera el consejero espiritual de mi familia, eran visitantes asiduos del negocio de mi padre y esa circunstancia me permitió conocerlos más de cerca, despojados de sus dignidades clericales y cercano a sus cualidades humanas.

De todo el grupo de religiosos, se destacaba uno por su talante diferente, moderno y alejado del boato y el orgullo que los caracterizaba, se trata precisamente del protagonista de esta crónica y cuya breve biografía fue escrita por el padre Carlos Julio Mendoza G. el día de su ordenación sacerdotal.

Dice el padre Mendoza: “hoy, a las siete de la mañana en la santa iglesia Catedral, el excelentísimo y reverendísimo monseñor Pablo Correa León, dignísimo obispo de Cúcuta, administrará el sacramento del Orden Sagrado al señor Diácono Miguel Darío Sanabria Eslava.

Es una de las ceremonias más conmovedoras e importantes de la Iglesia y de honda trascendencia para la joven diócesis de Cúcuta, a la cual está reservado el mejor porvenir.

El joven neo-sacerdote nació en Gramalote el 23 de marzo de 1938 e inició los estudios primarios en el Colegio Parroquial del municipio de Matanza en Santander, institución fundada por el párroco Ricardo Durán.

En su colonial templo de piedra, recibió la primera comunión. Luego, en el seminario de Ocaña hizo el primer año de bachillerato, bajo la dirección de los padres Eudistas, corría el año de 1949.

Al año siguiente, ingresó al seminario de Pamplona en donde realizó todos los estudios secundarios hasta el 5 de febrero de 1954, fecha en que el excelentísimo señor obispo Norberto Forero, entonces Administrador Apostólico, le dio la sotana y lo mandó a estudiar a la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, con residencia en el Colegio Eclesiástico Aloysano, bajo la dirección de los padres jesuitas.

El 28 de marzo de 1957, el Nuncio Apostólico monseñor Pablo Bertoli, le dio la tonsura en la capilla de la Nunciatura, lo mismo que las dos primeras órdenes menores el 19 de marzo de 1958 y las dos últimas en 1959.

Por delegación de monseñor Pablo Correa León, el señor Obispo Auxiliar de Bogotá monseñor Calderón le confirió la Orden Mayor del Subdiaconado, en la capilla del seminario Conciliar de Bogotá, orden fundamental y decisiva que impone dos obligaciones sagradas, el rezo del oficio divino y el celibato eclesiástico.

Recibió el Diaconado en la Catedral de Cúcuta el día 29 de julio de 1960 y posteriormente, en la mañana del ocho de diciembre del mismo año, fecha conmemorativa de la fiesta de la Inmaculada Concepción, el excelentísimo obispo de Cúcuta, rodeado de su clero y con vestido pontifical, con mitra y báculo, insignias de la plenitud de su poder, extenderá sus manos, en el mismo rito de los apóstoles, para que baje el Espíritu Santo y le ungirá las manos para consagrar y perdonar y enseñar, en la misteriosa transformación del hombre en un ministro del altar.

Y empezará una nueva vida: abrir sagrarios para dar un pan divino, desconcertar con un apostolado sobrehumano, hacer que triunfe la gracia y que los sacrificios lo coronen de espinas y de méritos.

Al apresurarnos a besar sus manos consagradas, en la más emocionante efusión de cariño y congratulación, le pedimos a Dios lo haga un sacerdote santo, jamás conforme con su estándar tranquilo de vida, de preocupaciones muy grandes, nunca injustamente pesimista, sobrepuesto a todo, dispuesto hasta la muerte, generoso perdonador de los agravios, amplio acogedor de todas las almas, que no solamente las espere, sino que vaya, como buen pastor, a buscarlas y a disputárselas palmo a palmo a sus enemigos.”

Hasta aquí, las palabras del padre Mendoza, quien como puede apreciarse, desplegó todos sus elogios y recomendaciones para augurarle al nuevo sacerdote los éxitos necesarios en el desempeño de su apostolado.

No volví a ver al padre Sanabria después de mi partida a realizar estudios universitarios pero algunas fuentes, de esas que llaman “el correo de la brujas” y que se acostumbran a reunirse en corrillos en alguna esquina, me informaron que había “colgado la sotana”.

Unos años más tarde, leía de Miguel Sanabria, rector de un colegio de la ciudad, pero la verdad es que nunca tuve la curiosidad de saber si correspondía al personaje que hoy mencionamos o de un homónimo, a veces tan común en nuestro medio.

Pero sea esta la oportunidad, cuando se acerca al filo del octavo piso, mencionar que en su paso por esta vida, fue más lo bueno y útil que resultó su tránsito que las dificultades por las que seguramente atravesó cuando decidió tomar otros caminos.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

sábado, 29 de diciembre de 2018

1424.- NORTE DE SANTANDER GANA EN NACIONAL DE GIMNASIA RITMICA



La Opinión

Fueron 73 deportistas de cuatro delegaciones: Bogotá, Boyacá, Tolima y Norte de Santander, las que participaron de este torneo nacional que se disputó en Cúcuta y que tuvo en las gimnastas de Norte a las ganadoras.

De excelente calificaron la presentación de la delegación nortesantandereana en el Torneo Nacional de Niveles de Gimnasia Rítmica que se disputó el último fin de semana de julio de 2018 en el coliseo menor Eustorgio Colmenares Baptista, en Cúcuta.

Un bello espectáculo brindaron las pequeñas deportistas de gimnasia rítmica donde con rutinas de cuerdas, pelota y manos libres, lograron despertar los aplausos del público asistente.

Las 73 niñas de las delegaciones de Norte de Santander, Bogotá, Tolima y Boyacá se llevaron todos los elogios por parte de los espectadores, sin importar la región de donde provinieran.

El Campeonato Nacional por Niveles de Gimnasia Rítmica, que se llevó a cabo en Cúcuta, da clasificación nacional y la posibilidad de asistir a un torneo internacional.

La Opinión cubrió el evento y recopiló algunos de las presentaciones, que demuestran que el talento en esta disciplina ha ido creciendo en Colombia.

Norte de Santander que participó con 30 deportistas logró 59 medallas en total. Fueron 19 preseas de oro, 31 de plata y 9 de bronce.

Este fue el grupo de  gimnastas de Norte de Santander que participó  del torneo de niveles que se disputó en Cúcuta durante el fin de semana y que alcanzó una muy destacada actuación.

“Norte lleva un buen proceso, tuvimos un buen campeonato. Esta vez en casa representamos al departamento con 30 niñas desde los 4 hasta 15 años”, destacó Leidy Manrique, entrenadora de Norte.

También resaltó el proceso de masificación que se viene llevando en la región y que deja como consecuencia estos buenos resultados.

Luego de esta competencia, las deportistas entrarán nuevamente en fase preparatoria para los próximos dos torneos de niveles que están programados por la Federación y a los cuáles deberán asistir para buscar el cupo a un torneo internacional.

“Seguimos preparándonos, talento hay y la idea es seguir escalando en la clasificación nacional y continuar representando al país”, aseguró Manrique.

Y es que las deportistas de la región enamoraron a los jueces y a los asistentes en cada presentación por su técnica y su compromiso en cada movimiento. El medallero, en todas las modalidades, lo lideró Norte de Santander. 

“La gimnasia rítmica sigue creciendo y eso es importante para este deporte con miras al ciclo olímpico”, dijo la entrenadora.


Ganadoras niveles I-II-III-IV-V

Manos libres

Isabella González (oro); Hannah Lorelay Sánchez Reyes (oro); Sara Yáñez Garcés (oro); Mariana Meneses (oro 7-8 años); Sofía Casanova (oro); Sharol López (oro nivel I); Salomé Ochoa Ariza (plata y bronce); Valeria Rojas(bronce en nivel II); Ana Valentina Blanco Patiño (plata en nivel I); María Salomé Gómez (plata); María Jimena Mendoza (plata); Alisson Tarazona (bronce); María José Uribe (plata); Amelia Hernández (plata); María Camila Polanía (bronce nivel III).

Balón

Jimena Mendoza (oro); María José Uribe (oro); Valeria Gaviria (plata); Hannah Sánchez (plata);   Amelia Hernández (plata); Sara Yáñez (plata); María Camila Polanía (bronce13-15 años nivel III); Valentina Bolívar (bronce).

Aro

Isabella González (oro); Hannah Lorelay Sánchez Reyes (oro); Valentina Bolívar Marles (plata);  María José Uribe Hernández (plata); Amelia Hernández (plata).

Cuerda

Sara Yáñez Garcés (oro); Camila Montañez Mogollón, (oro nivel II); María Jimena Mendoza (plata); Ana Hernández (plata); María Camila Polanía (bronce 13-15 años nivel III);  Daniela Rivera, (plata).

Mazas

Isabella González (oro); Hannah Lorelay Sánchez Reyes (plata); María José Uribe Hernández (oro).

General

Daniela Rivera (oro); Sara Yáñez Garcés(oro); Isabella González (oro); Hannah Lorelay Sánchez Reyes(oro);  Sofía Casanova (oro): María Jimena Mendoza (plata); María José Uribe Hernández (plata); Amelia Hernández (plata); María Camila Polanía (plata); Sharis Valeria Gaviria  (bronce).




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

jueves, 27 de diciembre de 2018

1423.- TOROMBOLO, CUATRO DECADAS HACIENDO REIR A LOS CUCUTEÑOS



Eduardo Rozo (La Opinión)


La infancia de los modelo 64 fue sana, no teníamos redes sociales y el WhatsApp era cuando mi mamá salía a la puerta de la casa y a grito entero decía: pa’ dentro. La frase era clara e indiscutible, a la segunda vez venía acompañada con el cable de la plancha. El respeto era inmenso.

Recordando este hecho jocoso, Édgar Mojica Ojeda, conocido como el payaso ‘Torombolo’, contó las aventuras de una vida dedicada a hacer reír a los semejantes junto con su esposa y sus tres hijos, quienes también se pintan y usan trajes coloridos para avivar las enseñanzas del artista.

Su mamá Miriam Ojeda, y su papá Otoniel Mojica, forjaron su personalidad y de ellos adquirió los valores que nutrieron su esencia.

‘Torombolo’ es natural de Bucaramanga y en la capital de Santander descubrió su pasión por el oficio. “A los 9 años empecé a pintarme pero fue a los 12 cuando me gané mi primer pago por un show. Recuerdo que el único programa que veía, en blanco y negro, era Animalandia y de ahí copiaba entradas cómicas”.

El pago lo consiguió haciéndoles una función a más de 100 niños que iban a hacer la primera comunión. “Era acólito y el padre me prestó un salón, cobré 50 centavos por persona y ese día me di cuenta de que había nacido para hacer reír”.

En Bucaramanga se hizo payaso, pero fue en Cúcuta donde consolidó su oficio. Hace 29 años, con lo del pasaje y una pequeña maleta, viajó a la frontera y pagó una residencia cerca de la terminal. Al día siguiente, luego de haber dormido compartiendo el ventilador con el cuarto de al lado, salió a guerrear en la calle con 100 pesos; con 50 compró un tinto y con lo que quedó tomó un bus para San Antonio, estado Táchira (Venezuela).

Al llegar se pintó y vistió de payaso, se transformó en ‘Torombolo’, se subió en un bus para San Cristóbal y le dio pánico, por primera vez en años de espectáculos. “Eché una carreta y me bajé con una bolsa llena de billetes y de monedas y así transcurrió mi vida por tres meses”.

Para el artista, maquillarse es un ritual a la hora de encarnar a ‘Torombolo’.

La novatada

Un error de novato en el país vecino le significó a ‘Torombolo’ tres días de cárcel. La causa: cruzó la alcabala vestido de payaso, la guardia lo tomó como un delito y a la celda.

Allí se encontró con vendedores que lo conocían y también estaban tras las rejas, ellos le dieron comida por los tres días, pues de lo contrario debía comer espaguetis blancos y con apariencia desagradable, que era lo que proporcionaba la guardia venezolana.

Al salir de este capítulo amargo en su vida como payaso, dejó los buses y su siguiente escenario fue Las Cascadas en El Malecón de Cúcuta.

Allí hacía sus shows los domingos y al finalizar pasaba el sombrero. Además, vendía narices de colores que elaboraba con pimpones; bailarines, marionetas y lápices que pintaba de rojo y decoraba con escarcha.

Una vida de risas

“A la dueña de la cartera la conocí en una feria artesanal en el parque Colón (hoy plaza Victoria). Estaba vendiendo muñecos y haciendo una presentación. Ella estaba con dos sobrinas y en el público llamaba la atención por su belleza. Subí a una de las niñas a la tarima y ese fue el gancho”.

Al compañero de ‘Torombolo’ también le gustó y de avispado le pidió el número y la dirección, con tan mala suerte de que el papelito se le cayó y ‘Torombolo’ lo recogió.

Al día siguiente fue a visitar a Sonia Rodríguez Ortega y ella se quedó asombrada al verlo sin maquillaje y como la química fue mutua, salieron a comer helado. A los ocho días se hicieron novios, a los tres meses se casaron y “el resultado de la vuelta son tres hermosos hijos”.

Un quinteto cómico

Al año y medio de haberse casado en la iglesia del barrio Claret de Cúcuta, a ‘Torombolo’ le salieron dos piñatas y su risueño asistente se enfermó.

Su esposa le dijo que ella se sabía las entradas cómicas y se pintó. “Sabía que frente al público le iba a dar pánico, en el carro iba fría y se rompió el hielo buscándole el nombre de payasa, le decía ‘morcillita’ y justo cuando así la iba a presentar dijo ‘Chupetica’”.

Como pareja cómica duraron 23 años y ahora su esposa dejó de ponerse los trajes para diseñarlos y confeccionarlos. Además, es quien maneja la parte organizacional y logística del negocio.

De sus hijos, el primero en pintarse fue Jonathan, a los 8 años. Se puso ‘Torombolito’ en homenaje a su papá y “el primer show fue espectacular. Ese día me dije, este chino tiene el gen”.

‘El dúo ‘Torombolo’ y ‘Torombolito’ disfruta llevando alegría a los barrios.

En el oficio de payaso Jonathan encontró su pasión por el periodismo. Asistía al programa de televisión que ‘Torombolo’ tenía en Tu Kanal y con el paso de los años estudió comunicación social, carrera de la que está por graduarse.

A él le siguió la mayor de las hijas de ‘Torombolo’, Kelly Johanna, de 25 años y conocida como ‘Bomboncito’, una mujer con una personalidad arrolladora.

La más pequeña de la casa, Daniela Valentina, creció viendo payasos y el día que nació, el 16 de diciembre, su papá salió de un show corriendo para la clínica y la primera imagen de la bebé al abrir los ojos fue la de su padre maquillado.

Juntos, la familia Mojica Rodríguez, son el perfecto quinteto del humor. En Cúcuta gozan del reconocimiento del público y con agradecimiento ‘Torombolo’ le hace una venia a los centenares de personas que han disfrutado del espectáculo.

La sencillez es una de sus virtudes y con agrado les agradece a quienes le han dado oportunidades, entre ellos alcaldes, gobernadores y a la actual gestora social, Cecilia Soler.

“Me gano la vida a punta de risas y las enseñanzas son invaluables. Los cucuteños son agradecidos y lo más satisfactorio es poder dejarles a mis hijos un legado. Desde el primer día que se vistieron les puse reglas y ahora caminan solos, siendo personas valiosas para la sociedad”.




Recopilado por. Gastón Bermúdez V.