PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

TERREMOTERO -Reconocimiento, enero 2018-

Apasionantes laberintos con inspiraciones intentan hallar rutas y permiten ubicarnos en medio de inagotables cascadas, son fuentes formadas por sudores de ancestros. Seguimos las huellas, buscamos encontrar cimientos para enarbolar desprevenidos reconocimientos en los tiempos. Siempre el ayer aparece incrustado en profundos sentimientos.

Corría finales del año 2008, Gastón Bermúdez sin advertir y sin proponerlo, inicia por designios del destino la creación del portal CRONICAS DE CUCUTA. Parecen haberse alineado inspiraciones surgidas por nostalgias. Gran cúmulo de vivencias, anécdotas, costumbres y añoranzas, fueron plasmadas en lecturas distintas.

Ya jubilado de la industria petrolera venezolana, recibió mensaje que expresaba una reunión de amigos en Cúcuta. Tenía más de cuatro décadas ya establecido de forma permanente, primero en la ciudad del puente sobre el Lago y después en la cuna del Libertador. Viajó ilusionado, acudió puntual a la cita desde Caracas. Encontró un grupo contemporáneo, conformado por amigos ex-jugadores de baloncesto y ex-alumnos del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

La tierra cucuteña levantada desde primeras raíces plantadas, siempre acompañó todos los hijos ausentes. Cuando encontramos distantes los afectos, creemos separarnos de recuerdos. Nos llevamos al hombro baúles de abuelos, cargamos con amigos del ayer, empacamos en maleta la infancia y juventud. Muchas veces una fotografía antigua, atrapa y confirma que nunca pudimos alzar vuelo.

Entonces por aquellos días apareció publicado ´La ciudad de antaño´, parido desde generosa pluma con sentido de identidad comprometida, fue el mártir periodista Eustorgio Colmenares Baptista dejando plasmados recuerdos de finales de los 50 y años 60. Sin querer, esas letras fueron presentación inaugural de CRONICAS DE CUCUTA. Los Inolvidables sentires viajaron al modesto grupo de amigos y abrieron compuertas para afianzar arraigos de infancia. Don Eustorgio culmina la crónica con frases retumbando las memorias: “Había muchos menos avances tecnológicos a disposición de la comunidad, pero vivíamos como si nada nos faltara. Nos bastaba con vivir en Cúcuta”.

Sentires intactos, ahora plasman recuerdos en calles transitadas por niños que fuimos. Nuevamente los arraigos hacen despejar las avenidas a los rieles del antiguo ferrocarril. Nos bastaba con vivir en Cúcuta. Asoman madrugadas entre indetenibles remembranzas y añoranzas.

Sin planificar nada, Gastón compartía vía internet las crónicas del Diario La Opinión aparecidas cada ocho días en lecturas dominicales. Sin saber, creció el portal CRONICAS DE CUCUTA. Cada acontecimiento recopilado se convertía en homenaje In Memoriam para hombres y mujeres que dejaron muy alto el Valle de Guasimales. Igualmente, exalta la dignidad con reconocimiento a grandes glorias del ámbito artístico, cívico, periodístico, religioso, deportivo, cultural, social y político.

Oficialmente se convierte en PORTAL WEB el 7 de octubre 2010. En forma admirable acumula ya 1.329 recopilaciones tipo crónicas, casi todas extractadas de periódicos y publicaciones locales, libros populares, escritos nacidos de historiadores, periodistas, inéditos autores y muchos escritores del Norte de Santander. El portal permite hallar el original ADN ancestral y ubica el sentido innato de pertenencia cucuteña. Llegó un día a la vida de todos los internautas, igual como aparecen las buenas nuevas, sin avisar, sigilosamente introduciéndose en las cortezas que somos y las venas que siempre fuimos. Su creador, nunca imaginó un buscador que tocara el alma y menos tallar imborrables despertares en ávidos ojos de lectura.

Aparece ahora como paso determinante para navegar en referencias de Cúcuta. Asegura a nuevas generaciones herramientas para afianzar valores jamás perdidos. La perspectiva futura para ámbitos históricos, culturales, sociales y deportivos, harán necesario considerar el Portal como insigne buscador de consulta e informativo. Importante archivo tecnológico para infantes en colegios y escuelas. Podrá acceder directamente cualquiera a profundos arraigos allí recopilados. Casi imperativo considerarlo como salvaguarda del sentido de identidad y pertenencia.

CRONICAS DE CUCUTA se convirtió en sugestivo repaso de acontecer histórico, recopilado en 19 capítulos o clasificaciones. Portal libre, siempre abierto a todo aquel deseoso por descubrir datos históricos, biografías, nombres de grandes personajes, fechas emblemáticas, sucesos de vida social, cultural, deportiva, religiosa, artística y política. Formidable vía adentrándose en acontecimientos del siglo XVIII hasta nuestros días. Todo expedicionario oriundo se encontrará representado en cada letra, apellido, dato, foto y fecha. Todos volverán a observar las luces de la gran ciudad en medio de rutas por hallar orígenes.

CRONICAS DE CUCUTA no debe tener como destino el olvido, deberá asegurar a nietos de nuestros nietos, inquebrantables lazos surgidos de nostalgias, recuerdos y añoranzas. CRONICAS DE CUCUTA es herramienta tecnológica para demarcar el hilo conductor entre hoy y ayer. Parece luz encontrada en días oscuros, nos abre el entendimiento. Pulsar la tecla nos lleva a destinos con encuentros pasados. Valiosa información contenida en páginas adornadas con sentimientos profundos.

CRONICAS DE CUCUTA garantiza el resurgir de valores originarios que parecían adormecidos por culpa del avasallante mundo moderno. CRONICAS DE CUCUTA llegó para quedarse, igual que mares inundados por recuerdos. CRONICAS DE CUCUTA confirmó la premisa donde las nostalgias se convierten en vehículos para transportar la historia. Una enciclopedia virtual presentada por nuestras gentes con sencillo lenguaje.

Anclados quedarán por siempre nuestros sentires, intactos los arraigos, despiertas las añoranzas y vivas las costumbres intactas. Ahora aseguramos el reguardo de raíces que retoñan desde cenizas del ayer. Dios jamás declaró desértico el Valle Arcilloso, siempre fue bendecido, tampoco declarado deshabitado para la vida del hombre.

Fueron creciendo raíces en medio de cenizas y milagrosamente reverdecieron los gigantescos árboles frondosos. CRONICAS DE CUCUTA reafirma lo que somos. Seguiremos siendo aquello que siempre fuimos, nada cambió, solo algunos pañetes y varios techos distintos.

Todo estará por volver, todo por crecer y todo por llegar. Nunca estaremos solos. Cada generación hará brotar nostalgias por siempre convertidas en historias llenas de arraigos.

Nos bastaba con vivir en Cúcuta…

sábado, 31 de julio de 2021

1917.- MERCEDES ABREGO, Se atrevió a conjugar el sustantivo ‘libertad’

Alvaro Orlando Pedroza Rojas  (Imágenes)

 

Al final, con la historia ocurre lo que pasa con las relaciones humanas, no se sufre tanto lo dialogado, lo que se transmite en la maloca, o lo que se plasma con la palabra escrita, sino que se nos vuelve martirio lo callado, lo que cada uno se guarda, porque de una u otra forma, al silenciar la historia o dejar en el anonimato a las personas, estamos de alguna manera aceptando que la muerte no nos llega cuando el espíritu abandona la morada de la alfarera arcilla, sino cuando el olvido nos habita.

La tarea de consultar diversas fuentes dejó al menos tres lecciones aprendidas:

Lección 1: Con esos actos de barbarie, pareciera que se aplicara la ley del uniformismo, en la que el presente es la llave del pasado; signi­ficando que los cuadros de violencia que sufrimos en nuestra Colombia del alma, nos retratan de los episodios de terror vividos en el ayer; desnudando la realidad proclive de recrear en espiral, episodios de dolor en un circuito en el que solo cambian los actores.

Lección 2: Observar que, salvo aquellos episodios en los que los historiadores han dejado testimonio escrito, otros han sido intencionalmente olvidados, para no dejar huella o dejar en el anonimato a sus protagonistas; no de otra manera se explica que se haya mantenido oculto el lugar de la fosa común donde reposan los restos mortales de los hombres y mujeres caídos bajo ese régimen del terror.

Lección 3: Observar que la dinámica de urgencia del modernismo social, nos hace pasar por alto lugares históricos, como la esquina suroccidental de la Avenida 5a con Calle 11, donde se erige el antiguo edificio del Banco de la República, que en 1813 ocupaba la cárcel de la villa, unidad anexa a la Casa Municipal de la época, cárcel a donde fue llevada nuestra heroína y mártir junto con los compañeros de infortunio, para luego ser asesinados en el patio interior. Los ríos de gente que pasan, desconocen que el privilegio a pasear hoy, libres por esas calles, fue producto de un derecho escrito con la sangre y vida de quienes rendimos tributo. Me pregunto si tal “despreocupación” es cuestión de falta de arraigo, o es olvido voluntario que prefabricamos para hacerle trampas al dolor, o es consecuencia del estado de distracción de la vida que nos puebla, o es el poder de resiliencia que nos lleva a izarnos sobre las cenizas y las tormentas de nuestros viacrucis y a no mirar atrás para evitar que el recuerdo nos confronte o es la condición de palimpsestos al reescribir versiones sobre los mismos lienzos donde otros escribieron otra historia.

El año 1813 fue de zozobra bélica en la región, la cual, por su situación geográfica era, como ahora, punto estratégico territorial, militar y comercial, destacándose la ruta del cacao y los caminos que eslabonaban Venezuela y Colombia uni­ficadas. Y fue escenario de varias batallas, unas en favor de los patriotas y, otras del ejército realista, el cual para ese año mostraba superioridad numérica y militar, apoyado por los destacamentos realistas asentados en Venezuela.

Infortunada para la región fue la derrota sufrida por los patriotas comandados por Francisco de Paula Santander, en el Llano de Carrillo, cercano a La Garita, porque quien salió ganador (el español Bartolomé Lizón, apoyado por las guerrillas de Aniceto Matute e Idelfonso Casas) no tuvo la nobleza de quien triunfa; le faltó la magnanimidad del vencedor y su desaforado apetito revanchista le llevó a sacrificar a los capturados, a tomar venganza y a cobrar la vida de muchos inocentes.

Sin embargo, pese al dolor vivido y padecido, la lección no fue aprendida y, tristemente, este retrato hablado pareciera haberse arraigado, con el agravante, de que la contienda ahora es entre nosotros mismos. Esa actitud de exceso y abuso de poder mostrado por Lizón, dejó al español para como un vencedor vencido, porque sus desmanes de terror contra una población indefensa, inmortalizaron a los nuestros mientras que a él le costó, de una parte, enfrentar y sufrir en vida un proceso que le instauró el establecimiento del momento, en Maracaibo y, por otra, se ganó la desaprobación perenne de la historia, aún entre los suyos, y el calificativo de cruel y sanguinario.

Apuntes históricos de don Luis Febres Cordero, don Luis Salas Peralta y, don José Restrepo Laverde señalan que, además de sacrificar a los 44 soldados patriotas, tomados como rehenes, fueron ajusticiados: doña Mercedes Abrego, Susana Cote, Eulalia Galvis, las hermanas Trinidad, María Inés, Josefa de Jesús y María Modesta Ramírez Ceballos, Florentina Salas, Carmen Serrano, D. Juan Agustín Ramírez de Arellano, patriarca insigne, octogenario, antiguo servidor del régimen español que por muchos años fue del cabildo y alcalde Mayor provincial; su yerno D. Francisco Santander Martínez; el hermano de éste el Dr. Frutos Santander Martínez; D. Andrés de Colmenares; D. José Otero, D. Francisco Sánchez; Mariano Quintero y otros cuyos nombres no registró la historia.

Si censurable es la muerte de tantas personas acusadas de informantes o colaboradores del ejército patriota, oprobioso, macabro y morboso es el ritual de tortura y humillación, usado con algunas mujeres, a quienes despojaron de sus ropas, para luego embadurnar sus cuerpos con miel de caña, y sobre aquella untura pegajosa, adherir plumas de aves y después de hacerlas sufrir con heroica fortaleza ese vejamen, conducirlas a pie hasta la cárcel de Cúcuta, para ser azotadas a látigo y ajusticiadas, ya por fusilamiento o por la fría y cruda decapitación a sable.

En el caso de doña Mercedes Ábrego, puesta prisionera en su propia residencia en Urimaco, la historia menciona que fue conducida desde allí, en pijama y descalza, hasta la Calle 11 con Avenida 5a, de Cúcuta, donde quedaba la cárcel municipal, despojada de sus ropas y decapitada.

Después enterraron los cuerpos mutilados de nuestros compatriotas en una fosa común, como abonando las rutas del olvido, para que sus vidas quedaran en un anonimato programado. Como en una obra de teatro, en la que los aplausos solo los reciben los actores, los utileros, que hacen que la obra sea grandiosa, pasan a engrosar esa inmensa lista de anónimos detrás de los telones, aun cuando la cuota parte de su contribución haya sido haber cruzado la puerta giratoria de la muerte, por estar al lado de una causa, haberse atrevido a llevar el sustantivo Libertad a verbo y, al conjugarlo, haber contribuido a eliminar las cadenas del cuerpo y del espíritu.

Por suerte, siempre quedará en el tejido familiar y social el recuerdo del hecho que en su momento fue luz o sombra, alegría o tragedia, y siempre habrá alguien que conserve la tradición oral de la maloca o plasme en la palabra escrita, la relatoría, desde su visión y orilla, de lo ocurrido, lo suficiente para dejar una huella histórica.


Y en ese juego de la historia sin relato, de los protagonistas que lucharon en silencio, de las voces sin eco que estuvieron, sirvieron y se fueron hacia el firmamento, de quienes le apostaron a ser utileros de una lucha, poco o ningún registro queda. La información o es escasa o imprecisa, sin adicionar que aquella que tenemos como referente, siempre está revestida de la pasión y romanticismo de quien grabó esas historias al lomo del tiempo.

Así las cosas, que si el nombre de pila era o no Mercedes Ábrego, que si nació en Cúcuta, San Cayetano o Urimaco, que no es precisa la fecha de registro de su nacimiento, pero sí el de su partida, que si era casada, madre soltera, o viuda, que si sus hijos fueron tres o sólo uno, que si vivió en una próspera finca en Urimaco propiedad de su padre, y otras aristas de su biografía, llena de incertidumbre… son datos circunstanciales que nos gustaría tener un poco más precisos, pero no son tan importantes como el destello de luz de sus actuaciones, ni el vigor de sus ideas.

Ese momento de luz de la heroína de apoyar la causa de la libertad, de tejer con sus manos una prenda insigne para el intrépido líder de la Campaña Admirable y confeccionar uniformes para sus tropas, fue suficiente para dejar una huella, para ayudar a cambiar el rumbo de Colombia.

Según los historiadores, sacerdote salesiano don Eladio Agudelo y Carlos Ferrero Ramírez, su verdadero nombre era María Mercedes Reyes Ábrego, e indican que su partida de bautismo data de 1772, de manera que sitúan su nacimiento entre 1770 y el año de registro bautismal; señalan que fueron los propios vecinos de la época quienes les dio por llamarle Mercedes Ábrego, para distinguirla de una dama contemporánea residente en Cúcuta, de nombre Mercedes Reyes Azua.

Para el padre Eladio Agudelo, doña Mercedes Ábrego era madre soltera de un solo hijo (José María Antonio Reyes) y, no de tres como lo señalan otros biógrafos. José María figura en su partida de nacimiento como “hijo natural” de doña Mercedes. Para el presbítero, José Miguel y Pedro María Reyes, eran hijos de sus primas; Miguel, aparece registrado en el censo de noviembre de 1792 como uno de los habitantes de la casa encabezada por doña María Inés Reyes, madre de doña Mercedes, igualmente madre soltera, cabeza de familia, junto con un grupo de familiares, reseñados como sirvientes, en el empadronamiento, sin parentesco alguno. Pedro, según don Eladio, tenía 26 años al morir la heroína, era médico de profesión, y él mismo se declaró hijo de doña Mercedes y legalizó su situación en las partidas de nacimiento de sus cinco hijas.

Igualmente, el sacerdote, al referirse a don Marcelo Reyes, plantea que él era primo y no esposo de doña Mercedes Ábrego y, que de conformidad con su partida de defunción era seis años menor que la heroína y falleció soltero en 1826.

Para los historiadores Carlos Ferrero Ramírez y José Monsalve, sí fueron tres los hijos de doña Mercedes Ábrego: José Miguel, Pedro María y José María Antonio. El historiador declara ser tataranieto de doña Mercedes Ábrego, bisnieto de Trinidad de la Ascensión Reyes Vega (segunda nieta de la heroína) y de José Antonio Atalaya Ramírez (Hijo de Don Juan Atalaya, insigne benefactor de Cúcuta).

Doña Mercedes sirvió a la causa de la libertad colaborando con los ejércitos patriotas que lucharon en el valle de Cúcuta y áreas vecinas contra las tropas españolas de Ramón Correa y Bartolomé Lizón. Coordinaba una red de contactos secretos que mantenía informadas a las tropas del general Francisco de Paula Santander, lo cual le permitió al prócer triunfar militarmente en San Faustino y Capacho, contra los movimientos del ejército realista.

Procedente de Ocaña, Simón Bolívar entra a los valles del Zulia, camino a Cúcuta, y, encuentra a doña Mercedes Abrego, en Urimaco. La prestigiosa dama, al conocer los planes de libertad, suministró al libertador la casaca bordada con hilo de oro, y donó uniformes al ejército, prendas que lucieron después de la victoria del 28 de febrero de 1813, y que la historia recuerda como la Batalla de Cúcuta.

Para rendir tributo a nuestros héroes conocidos o anónimos, basta con saber que en el momento crucial en que se buscaba saciar la sed de libertad, hubo manos que amasaron la arcilla y dieron forma al cántaro de greda y, y manos que llenaron la vasija con el agua, para asistir a quien luchaba; hubo manos que sostuvieron un rosario rezando padres nuestros para pedir a Dios su amparo por quienes enarbolaban las banderas de la independencia; hubo manos, como las de la mártir doña Mercedes Ábrego, que abrigaron la seda y la lana y bordaron la fina filigrana de hilos de oro; manos estas prodigiosas, musicales, que afinaron el mágico entramado para tejerle al libertador una casaca. Porque, la alta costura y el arte de tejer se hicieron camino en la heroína; un camino que le condujo hasta la misma puerta giratoria de la muerte, cuando su férrea voluntad por la noble causa de la libertad le llevó, en señal de gratitud a deslizar la aguja entre sus manos e hilvanar los hilos y bordar una chaqueta para el líder de la gesta emancipadora y uniformes para los soldados.

Para muchos historiadores, la obra cumbre de sus manos, fue tomada como causa para ser condenada a muerte.

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V. 

jueves, 29 de julio de 2021

1916.- LAS ANECDOTAS DEL 'BURRITO' CON EL 'PELUSA'

La Opinión

 


Germán el ‘Burrito’ Gonzáles junto a Diego Armando Maradona

Germán ‘Burrito’ González, gloria del fútbol cucuteño, recordó cómo fue conocer al astro argentino Diego Armando Maradona, a propósito de la celebración de los 60 años de edad del ‘Pelusa’ o ‘El Diego’.

Para el año 1985, con un González ya retirado como jugador y en preparación para dirigir, fue seleccionado junto con Reinaldo Rueda y Hugo Castaño, entre otros, para recibir un curso impartido por la Fifa en Lima (Perú).

El curso coincidía con la fecha cinco del Grupo 1 de las eliminatorias sudamericanas al Mundial de México 1986.

Allí, Perú debía enfrentar a Argentina en el estadio Monumental.

Para mayor coincidencia, los argentinos se quedaron en el hotel donde se realizaba el curso de la Fifa.

González fue dirigido en el Deportivo Cali, en los años 70, por el que para la fecha era seleccionador de Argentina, Carlos Salvador Bilardo.Ese vínculo de amistad dejado tras compartir equipo, les permitió saludarse y charlar en el hotel.

“Bilardo me preguntó cuál era mi habitación. Luego de un rato fue a buscarme y me llevó a otra habitación. Era la de Maradona. Cuando entramos, Carlos me dijo: mira pibe, te presento a Diego. Era un jugador fenomenal”, recordó el ‘Burrito’.

Según relató González, cuando llegó Argentina a Lima la gente esperaba a Diego en el aeropuerto, pero no se le vio por ningún lado, casi nadie sabía si iba a jugar o no.

“Lo entrenaban en la terraza del hotel, en habitaciones o en lugares que nadie lo viera. Todos se preguntaban por Maradona”.

En ese cuarto de hotel, contó Germán que “charlaron y recibí consejos de él”.

“Le pregunté sobre cómo logró dominar tan bien el balón y me dijo que en la cancha donde él entrenaba cuando chico tenía en una esquina, un árbol de toronja y fue con ellas las que empezó a hacer series y luego con monedas. Me dijo que, si iba a entrenar chicos, que los pusiera hacer esos ejercicios y a que entrenaran descalzos”, agregó González.

En el partido, Maradona fue muy bien marcado por Luis Reyna quien no lo dejó hacer nada en un partido que Perú ganó 1-0.

“Diego entró a la cancha haciendo series con sus pies, hombros y cabezas. Se paró en la mitad de la cancha y pateó un balón a la hinchada que se volvía loca por agarrarlo. Su dominio era espectacular.

Compartí tribuna con gente de la Federación Colombiana de Fútbol y recuerdo que alguien dijo que con ese espectáculo, ya había pagado las boletas. Veía como el presidente de la Fifa Joao Havelange, no paraba de aplaudir”, dijo González.

Pero esa no fue la primera vez que el Burrito vio a Diego. Compartió con él dos veces más.

En 1979, compartió con Maradona en el cuadrangular que disputaron Deportivo Cali, América, Cúcuta Deportivo y Argentinos Juniors. Germán observó desde la tribuna como Maradona le hizo cuatro goles al rojinegro. Posteriormente estuvieron en un asado, según cuenta el cucuteño.

La otra vez fue en mayo de 1985, cuando Argentina tuvo que viajar a San Cristóbal (Táchira) para disputar un encuentro de eliminatorias contra Venezuela.

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V. 

martes, 27 de julio de 2021

1915.- CUCUTA, VINCULO DE AFECTOS ENTRAÑABLES


Arturo Charria (El Espectador)

EN EL SOL DE LOS VENADOS


Me fui de Cúcuta hace 18 años (2002) y aunque solía volver para visitar a mis padres, esos retornos eran superficiales.

Volver tiene otro significado: es una forma distinta de ver y andar la ciudad, de relacionarse con la gente y de pensarse a uno mismo en ese espacio que cree conocer, pero que redescubre. Ahora no hay afán. No está la necesidad de buscar las novedades y de juzgar con lentes ajenos las nuevas construcciones o los deterioros de las que siempre han estado ahí.

Volver implica andar más despacio y detenerse frente a una casa, un monumento o la sombra de un árbol, descifrando signos ocultos entre la cotidianidad de las cosas. Comprender, por ejemplo, que las calles no son amplias para que el tráfico sea más llevadero en los días de calor, sino que su trazado obedece a una tragedia.

Aquel desgarramiento de la tierra que ocurrió el 18 de mayo de 1875, cuando un terremoto destruyó la ciudad y mató a la mitad de la población. El miedo a una nueva tragedia hizo que el rediseño urbano estuviera dominado por espacios amplios, de manera que la gente pudiera resguardarse de la caída de techos y paredes.

En estos días de aprendizajes y reencuentros, un amigo me señaló el oriente y me habló de la ciudad teniendo como referente los cerros de Cúcuta, “un día en que la noche esté despejada tenemos que subir al cerro de Tasajero y ver desde allí los relámpagos del Catatumbo”, me dijo. Pensar en esa imagen me pareció fascinante, casi mística, pues saber que estamos a un relámpago de distancia con esa región genera un vínculo que no cabe en los mapas.

“Ca-ta-tum-bo”, repetí en voz alta, sintiendo el golpe de cada fonema en la lengua e imitando con las sílabas el eco de un tambor. Entonces le conté que mi padre me había explicado, cuando era niño, que Catatumbo significa en lengua barí “la casa del trueno”.

Me había contado esa historia en uno de sus regresos de Tibú, cuando trabajaba en la electrificadora del departamento trazando las redes que llevarían la luz a esa región.

Ese mismo fenómeno y otros que se juntan alrededor de las montañas que cercan la ciudad crean los atardeceres más bellos que tiene el país, conocidos como el sol de los venados. Allí, sobre los cerros, el rojo adquiere matices que desafían la luz, y de repente todas las nubes parecen juntarse como un manto que anticipa la noche. No es una oscuridad que llega de golpe, es como si estuviéramos presenciando el nacimiento del mundo.

Conocer la historia de un territorio genera un vínculo con los afectos más entrañables, nos da un lugar en la historia y llena de sentido la cotidianidad de los recuerdos.

Llevo semanas leyendo y hablando con personas sobre Cúcuta, como una forma de aprendizaje de las calles que ahora vuelvo a recorrer; es un deseo inexplicable de sentir las cosas más simples y de renunciar a la observación superficial que pasa de largo por la ciudad.

Volver a Cúcuta no es entonces regresar a un lugar, sino encontrarme con algo que no sabía perdido; es fascinarme con “el venado rojo que corre por los cerros”, como escribió el poeta Gaitán Durán; es sentir que el tiempo es nuestro y que la vida está en todas partes.

EN LA FRONTERA LA NOCHE ES UNA SOLA


En Cúcuta comienza a oscurecer sobre las 5:30 de la tarde. En Ureña y San Antonio ocurre lo mismo, en el preciso instante, pero al otro lado de los puentes son las 6:30.

En Cúcuta la noche se anticipa y en el estado Táchira los días parecen más largos que en el resto de Venezuela. Es el artificial tiempo de las fronteras, ese que no cabe en el reloj universal que marca el origen del mundo.

Cuando la noche está plena, el mismo cielo que cubre la frontera se estremece y relampaguea: es el faro del Catatumbo. Miles de rayos caen sobre el lago de Maracaibo y su luz llega hasta Cúcuta.

La intensidad con que se precipitan los rayos imita la respiración de un dios nocturno que, de repente, ilumina con destellos púrpura la oscuridad más profunda.

Descifrar el origen del nombre del faro del Catatumbo es tan fascinante como observarlo.

Se dice que los marineros no necesitaban instrumentos de navegación y tampoco se requería un faro que guiara a los barcos, pues bastaba la tormenta eléctrica para orientar de manera precisa su rumbo hacia los puertos.

Por su lado, la palabra Catatumbo tiene música y potencia. Al pronunciar por separado sus sílabas se revela el sonido oculto de los tambores: cada fonema retumba como los rayos en la noche. No es un accidente sonoro, es el origen ancestral de la palabra, pues Catatumbo significa en lengua Barí “la casa del trueno”.

El espectáculo nocturno se puede observar en todo el Valle de Cúcuta, que no termina en los puentes de Ureña y San Antonio, sino que se extiende geográficamente hasta el lago de Maracaibo, en el Estado Zulia. Basta con levantar la mirada y ver el mismo cielo y la misma luz silente cada noche.

Hace poco, con unos amigos subimos al Cerro Tasajero, la montaña más alta que tiene Cúcuta. Queda hacia al norte, en la vía a Puerto Santander y al Catatumbo.

Desde allí observamos, la artificial frontera e intentamos trazar líneas imaginarias para dividir los dos países. Solo conseguimos ubicar algunos referentes en la inmensidad del valle: eso es Ureña, ese es el aeropuerto de San Antonio, ese es el de Cúcuta y trazamos rutas invisibles en el aire, como quien trata de inventar con palabras el mundo.

Es una paradoja lo poco que en Cúcuta observamos el cielo, quizá levantamos la mirada, pero sin buscar el verdadero paisaje: ese que ilumina con idéntica luz ambos lados de la frontera.

Al subir al Cerro Tasajero o al observar la noche, uno se da cuenta que la frontera no es un borde, como a veces pensamos, sino otro centro en donde todo es posible.

Por eso se equivocan quienes piensan que lo que ocurre del otro lado de la frontera nos es indiferente, pues, así como compartimos el faro del Catatumbo, también nos cubre la misma noche.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

domingo, 25 de julio de 2021

1914.- UNIVERSIDAD FRANCISCO DE P. SANTANDER EN SUS 58 AÑOS

Luis Eduardo Lobo Carvajalino  (Imágenes)


 

Hace 58 años que, en la Notaría Primera Principal de Cúcuta, que ejercía el Dr. Luis Antonio Cáceres, se ­ firmó la Escritura No. 970 del 05 de julio de 1962 que consigna el Estatuto Orgánico y Constitucional de la Universidad Francisco de Paula Santander y se designa al Dr. Miguel Durán Durán para ocupar el cargo de Primer Rector.

Fue la segunda institución educativa de carácter superior creada en el departamento pues la Universidad de Pamplona, bajo la dirección del presbítero José Rafael Faría Bermúdez, había logrado la expedición del Decreto Municipal No. 55 del 22 de septiembre de 1960 que oficializaba la iniciación de labores académicas como primera Institución Educativa del Orden Superior creada en el departamento, para la enseñanza de psicología, idiomas, ­ filosofía y pedagogía.

Una vez creada la Universidad de Pamplona un distinguido grupo de profesionales residentes en la ciudad de Cúcuta, liderados por el Dr. Rafael Espinoza, deciden crear una Facultad de Ciencias Económicas con el ­ fin de anexarla a la Universidad de Pamplona y, al no lograrlo, deciden crear la Universidad de San José de Cúcuta Facultad de Economía.

Creada esta Universidad, el señor gobernador del departamento Dr. José Luis Acero Jordán, recomienda estudiar la posibilidad de crear, con un claro sentido integracionista, la Universidad del Norte de Santander con facultades en Cúcuta, Pamplona y Ocaña a la cual se integrarían la Universidad de Pamplona y la Universidad de San José de Cúcuta con su Facultad de Economía. La creación de esta Universidad de Norte de Santander no llegó a feliz realización ante la negativa de la universidad de Pamplona.

Se decide, entonces, y por solicitud del señor Gobernador, que la Universidad a crear llevaría el nombre de Universidad Francisco de Paula Santander a la cual se incorporaría la Escuela de Topografía y Dibujo Arquitectónico que había sido creada por la Ordenanza No. 35 de 1961, se designa al Dr. León Colmenares Baptista para redactar el Acta de Fundación y se ­ fija como fecha de creación el 5 de Julio de 1962.

El Acta de Fundación en su parte principal textualmente dice:

En San José de Cúcuta, a 5 de julio de 1962 a las 5 de la tarde, reunidos en el Despacho del Señor Gobernador del Departamento Norte de Santander los integrantes de la Junta de Fundación de la Universidad Francisco de Paula Santander, Señores: Dr. José Luis Acero Jordán. Monseñor Pablo Correa León, Dr. José Antonio Rubio, Gobernador del Departamento Norte de Santander, Obispo de la Diócesis y Alcalde de Cúcuta, respectivamente; Dr. León Colmenares Baptista, Dr. Guillermo Eliseo Suárez, Dr. Miguel Durán Durán, Dr. Luis D. Figueredo Corrales, Dr. Hernando Camargo Belén, Dr. Luis Alejandro Bustos, Dr. Victor Pérez R, Dr. Luis Roberto Parra Delgado, Dr. José Luis Villamizar Melo, Dr. Ciro Díaz Lozano, Dr. Alejandro Escobar Díaz, Don Luis García Herreros Salas, Dr. Eduardo Colmenares A, Dr. Senén Botello Rangel, José Trinidad Sarmiento Orellana y Jorge Muñoz, representantes del estudiantado de la Facultad de Ciencias Económicas, y doña Carmen Teresa Rojas de Rojas, constituyéndose en audiencia solemne bajo la presidencia del Señor Notario Primero Principal de Cúcuta, Dr. Luis Antonio Cáceres, presentes en este acto, procedió a dar lectura a la Escritura que recoge el Estatuto Orgánico y Constitucional de la Universidad que termina con la designación del Dr. Miguel Durán Durán para ocupar el cargo de Primer Rector de la Universidad Francisco de Paula Santander.

Agotado el orden del día después de leída la presente Acta, aprobada y ­ firmada por los asistentes, el Señor Gobernador levantó la sesión.

Una vez creada la Universidad Francisco de Paula Santander, el departamento Norte de Santander, expidió la Resolución No. 20 de septiembre de 1962, por la cual se le concede Personería Jurídica.

En sus 58 años de existencia, la universidad Francisco de Paula Santander es una Universidad pública sometida a vigilancia por medio de la Ley 30 de 1992, por la cual se organiza el servicio público de la educación superior y universitaria, cuyo ­ fin primordial es ofrecer a la juventud nortesantandereana dentro de la moral cristiana y las leyes de Colombia, un medio para alcanzar sus aspiraciones culturales.

Su sede principal es la Ciudad Universitaria de la avenida Gran Colombia No. 12-E-96. Su lema es: Universidad Francisco de Paula Santander soy yo, eres tú, somos todos. Su sigla: UFPS. Para el cumplimiento de su misión como lo establece la Ley 30 y el Acuerdo que regula su Estructura Orgánica, tiene un Consejo Superior que es el máximo organismo de dirección y gobierno, integrado por el gobernador del Departamento, que lo preside y Representantes del Presidente de la República, Ministro de Educación, profesores, estudiantes, egresados, sector productivo, ex-rectores y un Consejo Académico para su administración académica, integrado por el Rector, quien lo preside, los vicerrectores, decanos y representantes de los profesores y estudiantes.

La estructura académica: la Universidad la conforman cinco (5) vicerrectorías, Académica, Administrativa, Investigación y Extensión, Asistente de Estudios y Bienestar Universitario y seis (6) Facultades: Ingeniería, Ciencias Empresariales, Educación Artes y Humanidades, Ciencias Agrarias y del Ambiente, Ciencias de la Salud y Ciencias Básicas.

Para el desarrollo de su actividad docente en el primer semestre de 2020, la universidad contaba con 867 profesionales con amplia experiencia docente y profesional y algunos con estudios de postgrados, los estudiantes matriculados fueron 17.156, un 90% de estudiantes nortesantandereanos, 5% santandereanos y 5% de otros departamentos. Los egresados que son el pulso académico y social y la representación de la Universidad en la ciudad, el departamento y la nación, era de 60.428 egresados.

Esta información académica de la Universidad pone en evidencia su importancia en la región y su contribución al desarrollo técnico, cultural e industrial de la ciudad y del departamento.

Justo es mencionar que este desarrollo ha sido dirigido por los diez y seis (16) rectores que en sus cincuenta y ocho (58) años de existencia dirigieron la universidad: Miguel Durán Durán, primer rector 1962-1963, Guillermo Elíseo Cruz, León Colmenares Baptista, José Luis Acero Jordán, Fundador y rector durante 12 años 1962-1974, Senén Botello Rangel, Adolfo Morales Villamizar, Luis Felipe Zanna Contreras, Luis Eduardo Lobo Carvajalino, Alfredo Carrasco Villamizar, Cesar Darío Gómez, Andrés Entrena Parra, Pedro Ontiveros Gil, Saúl Ojeda Gómez, Patrocinio Ararat Díaz, Héctor Miguel Parra López y Claudia Toloza.

Dos (2) han sido las sedes de la UFPS. La primera, el edi­ficio localizado en la calle 13 No. 5-49 donado por el Departamento por Ordenanza No. 70 de noviembre 27 de 1962. En esta sede funcionaron los programas de Ingeniería, Ciencias Empresariales, Dibujo Arquitectónico y Topografía durante el año 1962 y hasta el primer semestre de 1973 cuando se trasladó a la sede Ciudad Universitaria del barrio Colsag.

La segunda sede, la Ciudad Universitaria cuya área es de 132.523 m2, en lotes que fueron donados por acuerdo municipal siendo Alcalde de la ciudad el Dr. Eustorgio Colmenares Baptista. En esta Ciudad Universitaria se levantan 14 edificaciones de agradable y moderna arquitectura que se identifican con los siguientes nombres: Fundadores para aulas y oficinas y el Auditorio Eustorgio Colmenares Baptista, Biblioteca Eduardo Cote Lamus, Aulas Sur y el Auditorio Jorge Jairo Maldonado, Torre Administrativa y el Auditorio José Luis Acero Jordán, Educación a Distancia, División de Sistemas, Ciencias de la Salud, cafetería El Abanico, Laboratorios Semipesados, Laboratorios Básicos, Laboratorios Generales, Laboratorios Empresariales, Servicios Generales y el emblemático edificio La Casona, construido en 1940, que inicialmente fue sede de la rectoría, la secretaria general y todas la dependencias administrativas de la universidad.

La actividad académica de la universidad no sólo se desarrolla en sus seis (6) facultades, también la realiza con los programas de educación a distancia que nacieron en 1982 con el apoyo del gobierno del presidente Belisario Betancourt.

Con estos Programas nace la creación de la Universidad Francisco de Paula Santander seccional Ocaña, creada por Acuerdo del Consejo Superior el 18 de julio de 1974, siendo presidente el gobernador Dr. David Haddad Salcedo.

Esta ha sido una breve reseña histórica de la Universidad Francisco De Paula Santander, Soy yo, eres tú, somos todos, con el ­ fin de resaltar su importancia académica y su contribución al desarrollo regional durante sus 58 años de presencia en la educación superior nortesantandereana.

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

viernes, 23 de julio de 2021

1913.- AL DOCTOR ROSENDO CACERES DURAN Y NUESTRO CUCUTA DEPORTIVO

Juan Pabón Hernández (La Opinión)

El doctor Cáceres con su nieta Angela María Cáceres Gómez en el estadio General Santander, el 13 de octubre de 2019, partido Cúcuta 1 Patriotas 0


El anhelo de los muchachos de antes era ir al General los domingos, cada quince día a las 3:30 pm, una tradición de mística y honor que cultivábamos en el corazón, sin ínfulas, ni prendas costosas, sólo con el deseo de ver vibrar la camiseta original negra y roja, partida por mitades.

Al equipo motilón lo vimos muchos años, en el vetusto General Santander, cuando era de un piso y, ya remodelado, en sus jornadas de gloria o en las largas tardes del descenso, alentándolo en su brega por ascender.

Así era y, desde que llegábamos -antecitos- a 'La Manino', nos alentaban los ventarrones arenosos y los comentarios de los locutores que brotaban de un transistor panela pegado a la oreja.

Alfonso Bermúdez un domingo de los 50 del siglo pasado, amigo y compañero bachiller del doctor Rosendo, atravesando lo que posteriormente sería 'La Manino', se trazaría la diagonal, … posiblemente para encontrarse con su condiscípulo en el estadio.


Nos daban ganas de aliviar el calor sofocante con habas, maíz, maní de Gardel, o chicharrón y boje con agua de panela, para prepararnos para la emoción esplendorosa de cantar los goles.

Y de saludar a los amigos en el medio tiempo, abajo, al lado de la malla, con un papelón de colores, y conversar -de todo- en nuestra casa-estadio.

De los primeros en llegar a su silla en el estadio General Santander, con ‘el pulpito’ Javier Labrador, el 17 de noviembre de 2019, durante el partido Cúcuta 0 Tolima 0


De regreso, con una paleta en la mano, hablábamos del partido y de nuestros ídolos, o de los pronósticos que le esperaban, afuera, la siguiente semana.

Todo era simple, no sabíamos de copas europeas, sino de nuestro amor por el Cúcuta Deportivo, con el que crecimos arropados de costumbres ancestrales, con aroma de familia y un orgullo que encendía la pasión alegre y parroquiana de aquellos hinchas precoces, plenos de ilusiones.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

miércoles, 21 de julio de 2021

1912.- LA HISTORIA DEL PUJANTE FERROCARRIL

 La Opinión

 


Ferrocarril en Cúcuta.

Con la construcción del ferrocarril de Cúcuta la frontera con Venezuela y el oriente colombiano vivieron la época dorada del comercio con la exportación de café, como primer producto que surtía los mercados de Europa y de los Estados Unidos.

Desde que las locomotoras empezaron a tirar los pesados vagones cargados con bultos de café, cuero, tabaco, costales de fique y granos a partir de 1860 hasta las primeras décadas del Siglo XX, la actividad comercial fluía con el intercambio de productos. 

Las mercancías procedentes de Venezuela se cargaban en los vagones en Cúcuta y después las volvían a ingresar a ese país por el sector de Puerto Villamizar rumbo al Zulia-Lago de Maracaibo. Desde la estación de Puerto Villamizar y Puerto Santander se llevaban y traían mercancías, procedentes del viejo continente y Norteamérica.

El tren se devolvía con toda clase de herramientas, hierro, rieles, cables, combustible, papelería, alambre de púas, medicamentos y muebles para el hogar. No faltaban los paños finos, telas, prendas de vestir, agro-insumos, libros, vidrio, pintura, calderas y otros elementos que surtían almacenes y depósitos en la región y del vecino país.

Así está planteado en la investigación efectuada por el magíster en historia y economista pamplonés Yesyd Fernando Pabón Serrano, en su libro El Ferrocarril de Cúcuta: La grandeza de una élite comercial, donde destaca la importancia de este medio de transporte en Cúcuta, Colombia y el continente americano.

De acuerdo con el escritor, el ferrocarril tuvo características que lo hicieron único en su tiempo y espacio en virtud al potencial comercial al declarar la capital de Norte de Santander, es su tiempo, como puerto terrestre por la exportación e importación de mercancías.

“Esto motivó al florecimiento de casas comerciales alemanas, italianas y árabes, entre otras, que giraban en torno al café y a la importación de mercancías enviadas desde Francia, Estados Unidos, Inglaterra, Italia y Alemania”, aseguró.

 

 

El cultivo del café se empezó a expandir por la región fronteriza y gradualmente vitalizó la economía y las relaciones comerciales del departamento, como ningún otro producto logró hacerlo en esa época.

El auge comercial de la frontera, derivado de la consolidación del comercio del grano y la importación de todo tipo de mercancías por la ruta del Lago de Maracaibo, creó la necesidad de establecer una vía que facilitara el transporte de grandes cargamentos por el puerto de Encontrados (Zulia), desde donde finalmente se embarcaban las cargas hacia los mercados internacionales. 

Fue así como surgió la Compañía del Ferrocarril de Cúcuta que fue el primer gran proyecto de este tipo en Colombia y baluarte histórico y referente cultural del departamento.

Locomotoras de progreso

Sobre la construcción de la línea férrea, Pabón Serrano narró que el contrato inicial firmado en septiembre de 1876 preveía tender sobre la carretera rieles de una sola vía servido por máquinas de vapor desde Cúcuta a Puerto Villamizar.

La locomotora debería tener una capacidad inicial para mover 44 toneladas de peso bruto a razón de veinte kilómetros por hora en su pendiente máxima. De igual forma la Compañía debía construir por lo menos dos estaciones principales y secundarias en los extremos del recorrido de la línea del ferrocarril.

“Dieciocho meses después de haberse empezado las obras la Compañía estaría en el deber de entregar el primer trayecto de 18 kilómetros y dos años después debería hacerlo con otros dos tramos de igual longitud cada uno, para completar el trayecto total de 54 kilómetros que separaban a Cúcuta de Puerto Villamizar por el trazado del camino carretero”, dice el investigador.

Entre el 8 de mayo de 1880 a 1887 se puso andar el progreso de Norte de Santander y la frontera con Venezuela a través de la vía férrea que terminaba en la estación de Altoviento, kilómetro 19, contándose con dos locomotoras y el material rodante que hasta ese momento se había importado de Estados Unidos. El segundo tramo de vía férrea se abrió al servicio público el 1 de enero de 1884 hasta la estación de Aguablanca en el kilómetro 36.

Así se extendió hasta Puerto Villamizar y Puerto Santander, en donde se hacía el trasbordo con la línea procedente de la Estación Táchira que llegaba a Encontrados, orillas del río Zulia. También la línea férrea alcanzó a llegar a la vereda Tescua, sector de El Diamante, municipio de Bochalema. El propósito era una estación grande en Pamplona, que nunca se dio.

En decadencia

Sobre el porqué entró en decadencia el ferrocarril, el docente investigador considera que el sector exportador que se había convertido en el motor del crecimiento de la economía regional se vio afectado por las políticas proteccionistas que el gobierno venezolano empezó a implementar a partir de la década de 1940.

“Para los venezolanos no era rentable el hecho de tener que ingresar por tierras colombianas los cargamentos que luego iban a ser enviados por el propio Puerto de Maracaibo hacia el extranjero por lo que construyeron nuevas líneas de ferrocarriles al interior del país vecino”, precisó.

De otro lado, en el oriente colombiano se iniciaron construcciones de carreteras que facilitarían la comunicación de las regiones con el interior del país, entre ellas Cúcuta-Pamplona que en 1928 dieron al servicio los primeros 75 kilómetros.

En 1929 se tenían 102 kilómetros de la carretera al sur o Central del Norte.

La fuerte competencia que los automotores le empezaron a hacer a los ferrocarriles, en cuanto a precio de los fletes de carga y las facilidades del transporte a regiones apartadas, lo convirtieron en el medio ideal para transitar por la tosca topografía santandereana.

“Con la llegada de los automotores se crearon las primeras empresas de transporte convirtiéndolas en una fuerte competencia a las actividades del ferrocarril y que finalmente lo llevó a su clausura definitiva”, sostuvo. 

Recorrido internacional 

La investigación del historiador y docente de Pamplona ha sido presentada en Chile, Brasil y próximamente en Portugal en el marco de la VII Conferencia Internacional de Historia Ferroviaria.

De igual forma, fue publicado el trabajo en el libro Los Ferrocarriles de América Latina, Historia y legado Siglos XIX y XX, por la editorial de la Universidad de Buenos Aires (Argentina). 

Uno de los ejemplares reposa en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.

 

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

lunes, 19 de julio de 2021

1911.- OSCAR ALVARADO, EL MAGO DEL PIANO EN LA BILLO´S CARACAS

 Celmira Figueroa (La Opinión)


Osquitar Alvarado, como lo conocen en el medio artístico, se encuentra viviendo en Bogotá desde hace 12 años. Nació en Cúcuta el 18 de agosto de 1979. Es hijo de Manuel Alvarado junior y Catalina Moneta. Es el productor musical, pianista y arreglista de la Orquesta la Billos Caracas Boy’s de la familia Frómeta.

 

Desde los cuatro años escuchaba el sonido del clarinete y las melodías extraídas del piano. Vivía día a día los ensayos en la casa de su abuelo paterno, Manuel Alvarado. “Mi corazón irradiaba ese amor por la música y a los cinco años mi abuelo se convirtió en mi primer maestro”.

Oscar Alvarado recita con emoción esos momentos y regresa el tiempo para exaltar a un sin número de nombres que “tocaría escribir un libro para que nadie se me escape”. Recuerda en especial a Néstor Maravilla porque “se reía de mi cuando yo mandaba a parar la orquesta en los ensayos y corregía a los cantantes porque se equivocaban en las letras. Apenas tenía cinco años”. 

Y sentía felicidad cada vez que llegaba una nueva semana y esperaba el ensayo. “Lloraba también porque fui creciendo y mi abuelo se iba de gira toda la semana. Mis padres y mis tíos, quienes también tienen ese ADN, lo acompañaban”.

Con 10 años de edad le dijo a su papá y a su abuelo que lo llevaran a las próximas presentaciones. “Se reían. Creo que maduré muy rápido. Y en San Cristóbal, Táchira, fue la oportunidad. Fui a ver un mano a mano con la orquesta Los Melódicos, en el círculo militar. Mi tío Oscar estudiaba medicina en Mérida y en el último set se tuvo que ir porque estaba por graduarse. Me le acerqué a mi abuelo y le dije que, si podía tocar el piano, remplazar a mi tío.

La cara de todos era de asombro, pero mi abuelo me concedió el privilegio de hacerlo. Creyó en mí. Y abrimos la tanda con un mosaico del maestro Billo. Había partituras muy extensas y las logré. Los aplausos iban y venían. Fui la sensación de la noche. Era un niño. Esa noche marcó mi vida por completo”.

Osquitar, como se conoce en el mundo artístico, empezó estudios en el colegio Calasanz donde se vinculó a todos los grupos musicales. Después pasó al Salesiano y de la mano del maestro Rafael Suárez conformó una agrupación musical. Pero salió bachiller del colegio San Juan de la Cruz.

A los 13 años empezó hacer arreglos musicales para grupos pequeños y grandes. Su abuelo Manuel Alvarado fue su mentor y Osquitar evoca de inmediato también a su bisabuelo clarinetista Anselmo Alvarado. “Y como no hablar de mi familia materna Moneta de descendencia italiana”.

Viajó muchísimo. No solo con la orquesta de su abuelo sino también con otros grupos que creyeron en su talento como los Dodgers de Colombia y Los Anónimos.

Se matriculó en la Universidad de Pamplona a estudiar música y educación artística con énfasis en música. Dos carreras a la vez. Y guarda gratos recuerdos del decano Tristlán Arbeláez “quien me recibió con los brazos abiertos y de la maestra de piano Beatriz Acevedo, quien me pulió con técnica”.

Viajó a Bogotá donde trabajó con grandes orquestas y agrupaciones, bares, cine, televisión, durante cinco años y después se fue para Nueva York y Miami acompañando a varios artistas. También trabajó en bares, con el gran salsero José Alberto ‘El canario’, quien le dio la oportunidad de acompañarlo en varias ocasiones.

Hace 12 años regresó a Bogotá y se casó con Claudia Arévalo, con quien tiene dos hijas: Manuela y Luciana, de 12 y 2 años.

Pero hace 12 años, precisamente, conoció también al maestro Amable Frómeta, a quien considera su segundo padre. Amable, es el hijo menor de Billo Frómeta, el fundador de la orquesta. El cucuteño es, desde entonces, el arreglista, productor y pianista de la orquesta que dirige junto a Jairo Muñoz.

Osquitar Alvarado ha sacado tiempo en esta época de pandemia para meterse a la cocina, arte que también le fascina.

Dice que extraña a Cúcuta, este valle que lo vio nacer rodeado de músicos, de una dinastía que se ha prolongado de generación en generación.

 

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

sábado, 17 de julio de 2021

1910.- COLEGIO SANTO ANGEL DE LA GUARDA DE CUCUTA

 Hermana María Victoria - Congregación del Ángel de la Guarda

 


La Hna. María Victoria (antes Hna. Almudena) cuenta sobre los inicios del colegio Santo Ángel con mucho cariño, pensando en Cúcuta, a la cual le debe mucho y le tiene mucha gratitud. Para ella fue una ciudad hermosa y cree fue la mejor elección para hacer la primera fundación de las hermanas del Ángel de la Guarda en Colombia.

Sucedió en 1955, cuando un grupo de hermanas, entre ellas la Hna. San Ignacio y Hna. Rosa, iban en camino hacia la ciudad de Cali, para hacer precisamente una fundación de la comunidad. Tuvieron que hacer parada en Cúcuta. Un grupo de personalidades en Cúcuta se enteraron de la presencia de las hermanas y quisieron tener una entrevista con ellas, interesados en un nuevo colegio de religiosas para niñas en la ciudad.

Lograron tener la entrevista con las religiosas y le plantearon la posibilidad de tener también la congregación en la ciudad de Cúcuta, pero las hermanas se disculparon, teniendo en cuenta que su objetivo era la ciudad de Cali. Sin embargo, el grupo de personajes cucuteños a pesar de no lograr su objetivo, quedaron con muy buena relación con las hermanas y las despidieron al continuar su destino.

Cuando las hermanas llegaron a la ciudad de Cali, no les pareció apropiado el sitio por diferentes motivos, una de ellas era la lejanía con Venezuela, ya que, la ciudad más cercana era Acarigua, que quedaba en los llanos orientales y hasta Cali, era un poco distante y la comunidad quedaba un poco dispersa, por lo tanto, no les pareció bien la fundación allá y se regresaron nuevamente vía Cúcuta hasta Venezuela.

Al pasar por Cúcuta el grupo de profesionales volvió a insistirles sobre la Fundación. Al exponerles las garantías que daban para ello, la verdad es que les llamó la atención a las hermanas y tomaron la determinación que, al llegar a Caracas, estudiarían con mucho entusiasmo la propuesta de esta nueva Fundación en la ciudad.

Por ello, al finalizar 1955, viajaron las hermanas Teresa, Bienvenida y Elisa a Cúcuta y se hospedaron en el ancianato que manejan las Hermanitas de los Pobres, allá estuvieron instaladas estudiando la posibilidad de abrir un colegio para el nuevo año escolar, que se iniciaba en febrero de 1956. Sucedió que las garantías que les daban en Cúcuta eran muy buenas y buscaron una casa lindísima, de las muchas que había entonces en la ciudad, ubicada en la avenida 1ª con calle 9, que hacía esquina, diagonal a lo que era Bavaria. Esa casa para la hermana María Victoria, tuvo un recuerdo especial, porque más que del colegio, era la casa de las alumnas y de sus familias, era hermosa la convivencia allá.


Los personajes que hicieron posible ese proyecto, fueron el doctor José Antonio Rubio, el doctor Alberto Duarte, don Julio García-Herreros, el doctor Luis Cáceres, la señora Cielito de Monroy, el padre Rafael García-Herreros, don Aziz Abrajím y otros, a quienes Dios, seguramente habrá premiado por su interés y generosidad por tan magna obra. Ellos rodearon a las hermanas de cariño y le facilitaron todo lo que estaba en sus manos.

Más tarde, a principios del mes de febrero se integraron a las primeras tres hermanas, la hermana Mónica y la hermana Almudena (posteriormente Hna. María Victoria, nombre de bautismo). Dos meses más tarde llegaron la Hna. Resurrección y la Hna. María Virgen de La Guarda y dos últimas hermanas arribaron un poco más tarde. En total fueron 9 hermanas de la comunidad.

Con las 5 primeras hermanas que llegaron, se formó la primera casa educativa de la congregación en Colombia. Se hizo formalmente el 11 de febrero de 1956, Nuestra Señora de Lourdes, invocación a la cual el fundador tenía especialísima devoción. Se hizo una misa muy bonita, rodeados también de los padres de familia de las niñas y ese mismo día comenzaron las clases.

Promoción 1969

Según la Hna. María Victoria: ‘‘No solamente esta junta de personas queridas, nos dieron la mano, sino toda la ciudad. Nos sentimos como en nuestra casa. Rodeadas de cariño, solamente puedo decir esta experiencia hasta 1968’’. En ese momento la trasladaron a Bogotá. Pero recuerda con especial cariño, algo así como 17 alumnas que, fueron las primeras bachilleras que se proclamaron en 1963. ‘‘Ya el colegio estaba muy crecido y bonito, y ya no cabíamos todos solamente en esa hermosa casa, sino que teníamos muy cercano a ella, otras casas que nos servían, para atender las múltiples solicitudes que hacían para educar sus niñas, varias personas de la ciudad. Ya en estos tiempos, estábamos pensando en ir comprando un lote, en el mejor sitio, para poder educar de una manera cómoda y amplia, a la juventud femenina de Cúcuta.

De 1968 en adelante, estuve en Bogotá hasta 1974, cuando regresé a ocupar la rectoría hasta 1975, año en el cual tuve que viajar a España, por la muerte de mi madre. El colegio ya estaba funcionando en lo que es hoy, en La Rinconada, un bellísimo colegio digno de la ciudad. Pasé un año como siempre feliz y contenta.


Hoy (2016) desde Bogotá quiero mandarles el abrazo más sincero, más cariñoso y una gran gratitud que siento en mi corazón hacia todos los cucuteños, a los que llevo muy adentro de mi ser. Que Dios los siga bendiciendo siempre y ese bello colegio ADELANTE, como reza nuestro himno: ‘Siempre adelante, sin desmayar, el Ángel de la Guarda dirige nuestro afán’.’’

 

 

 

 

Recopilado por: Gastón Bermúdez V.