jueves, 27 de octubre de 2011

92.- MEMORIAS BARRIO LA MERCED III

PARTE III/III

ORLANDO CLAVIJO T.

El sitio preferido para patinar en patines de hierro era el canal Bogotá por su perfecta pavimentación. A propósito del canal, quedaba por allí el grill Canaima, el lugar de “perversión” del barrio pero con cierto aire de elegancia, que ofrecía pista de baile, bar con variados licores y habitaciones exclusivas para los goces amatorios.
     
Evocan, mi sobrino Francisco Fernando Rincón Clavijo, desde Bucaramanga, y el doctor Edgar Eduardo González Durán, desde Bogotá, otro cúmulo de episodios y nombres de familias cada una con mucha significación. Aun en aquella época, no muy lejana, nadie se traumatizaba como hoy porque lo corregían con un reglazo en la mano y lo paraban detrás del tablero por indisciplina, cual lo estilaba doña Tina en su liceo. De otra parte, no  era este el único establecimiento de educación privado: igualmente existía una Academia de Comercio de doña Olga de Urdaneta.

En anterior Croniquilla hablé de la familia alemana cuyo  jefe de hogar tenía el apellido Kreutser – no Klausen - , padre de Erick, Manfredo y unas preciosas niñas que preferían de novios a los jugadores uruguayos como Agustín Latorre y Luis Decevo. Sin embargo, conste que no eran ellos los únicos extranjeros ya que estaban también los Pozoni con su prole de Marita, Bunny, Chandor y Mito.

Hablando de fútbol, es digno de rememorar que las calles servían de canchas, por algún tiempo fungió de animador el joven Kiko Urbina, afectado de demencia, y los rivales los “equipos” de Juana Rangel y Pescadero. Hubo un tiempo en que no cesaban las derrotas frente a Pescadero. Gracias a que se hallaba en la ciudad de descanso el famoso jugador “Burrito” González – por entonces integrante del Deportivo Cali, novio de Ema González, nieta del periodista Montegranario y hermana del no menos célebre “Tuco”- , y a la mediación de su primo Pablo Pérez y del destacado miembro de la selección de básquet  Darío Pinzón Rodríguez,  accedió el “Burrito” a reforzar al glorioso conjunto de La Merced que por fin ese día le propinó a Pescadero una solemne goleada.

¿Quién no reconocía a los muchachones de la década 1960 – 1970 generalmente no por sus nombres sino por sus graciosos apodos? ¿A los mellizos Duarte, al “Gorila Cote”, a Kirika o Ricardo Ojeda, a Tripa o Pablo Pérez, a Matachulo o Jorge Ramírez , al gordo Gustavo Barroso, a Tonina o Hugo Pérez, al Tuerto o  Darío Pinzón , a Tuco o  Montegranario Sanchez III, a Moco de Pisco o Luis Casanova cuyo hermano Sergio se salvó de algún mote, quien ha brillado como psiquiatra, a Felipillo (Luis Felipe Dávila, hijo) y su hermano Polilla, a Néstor Miranda, quien según el doctor González Durán es un pensador de talla nacional, sin remoquete como los Durán Porto y Régulo y León García Herreros, así como don Polo era simplemente don Polo, el de la tienda de la esquina con el canal?
 
Terminemos con un recuerdo nostálgico por algo indescriptible como las novenas navideñas en el parque Juana Rangel de Cuéllar que congregaban no solo a La Merced sino a los barrios circunvecinos, celebraciones tan esperadas y sumamente animadas.




Recopilado por : Gastón Bermúdez V.

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