lunes, 23 de enero de 2012

123.- DOCTOR ERASMO MEOZ


Fuentes: Medina S, Luis A. Cita histórica, tomo 2. Academia de Historia de Norte de Santander. Pp 349-353. Ramírez Calderón Juan Agustín. Historia de la Medicina. Academia de Historia de Norte de Santander. Pp 15.

1858 - 1918

Nos ocuparemos del filántropo discípulo de Hipócrates Padre de la medicina, el más ilustre médico de la antigüedad. Vamos a evocar el recuerdo del Dr. ERASMO MEOZ, destacado galeno y benefactor de la sociedad y comunidad cucuteña, porque es necesario resaltar nuestros valores humanitarios, la generosidad personificada y nobleza de corazón de un médico que le sirvió a la humanidad, el hombre humanizado con el dolor y la solidaridad social humana y cristiana donde ahí estaba diciendo presente el Dr. Erasmo Meoz.

Cúcuta guarda con gratitud y cariño el nombre de este preclaro hijo, nacido en los valles Guasimaltecos de San José de Cúcuta acariciados por el roncar sonoro del río Pamplonita.

Aquí transcurrieron los años de su infancia, alejándose hacia Maracaibo en donde hizo estudios de medicina, y regresando nuevamente a su patria, a su terruño, para serle útil a la humanidad doliente, con una virtud sin límites ni condición humana. Tanto fue su amor y solidaridad humana con el desvalido y doliente agobiado por el dolor, que el Dr. Erasmo Meoz, visitaba todos los hogares de Cúcuta atendiendo sus necesidades de consulta médica a la hora que sus servicios eran solicitados, así estuviera lloviendo a cántaros, o el sol candente y fatigador lo agobiara. Así acudía a prestar sus servicios médicos con la más buena voluntad. Lo llevaban a caseríos vecinos hasta montado en burro como cabalgadura; y, él con la sencillez que lo caracterizaba y con espíritu humanitario y apostolado cristiano y médico acudía presuroso.

El Dr. Erasmo Meoz fue un médico de gran fama y prestigio, de vastos conocimientos que lo aprestigian como un apóstol de la ciencia y del humanitarismo y la caridad. Filántropo por excelencia, jamás opuso a su ciencia y profesión barreras que obstaculizaran su labor, no supo de egoísmos ni de castas, ni de privilegios; llevó el consuelo y mitigó el dolor desde la mansión más lujosa, hasta la covacha más humilde que carecía de medios económicos para remunerar los servicios médicos.

A su iniciativa se debe la fundación del Salón de la Maternidad en el Hospital San Juan de Dios de esta ciudad, donde prestó sus servicios. Fue durante muchos años médico de la Sociedad Mutuo Auxilio y también del Sindicato Femenino, a cuyas entidades prestó sus servicios en una forma desinteresada, sin esperar el lucro ni la recompensa; esa era su gran virtud SERVIR.

Este ilustre médico, nació en Cúcuta el 5 de octubre de 1858, hijo legítimo de Francisco de Paula Meoz y doña Ana Wills . Pasó su infancia en Cúcuta, cursó estudios de medicina en Caracas, Venezuela graduándose el 21 de octubre de 1885.

A reglón seguido se trasladó a su ciudad natal y de inmediato comenzó a ejercer su profesión correspondiéndole la atención de los enfermos de fiebre amarilla, tras la epidemia que se presentó en 1884. Ejerció por treinta años su profesión. Fue fundador del salón de maternidad del Hospital San Juan de Dios de Cúcuta, médico de la Sociedad de Mutuo Auxilio y del Sindicato Femenino. Aunque fue un filántropo y benefactor de la sociedad y comunidad de la ciudad de Cúcuta, no dejó escrito ningún artículo científico. Las visitas a los pacientes las hacía en cabalgaduras que ponían a su disposición. Luego compró una mula a la que llamó Morrocota.

Era un hombre al que le gustaba vestir bien, en su casa se reunía con gente importante, tocaba violín, era robusto, usaba barba y bigotes a la época, bien sostenidos. Abnegado, gentil, humanitario, desinteresado y muy buen amigo. Los biógrafos dicen que su huella como ser humano y como médico es algo imitable, ejemplar; por varios años fue miembro del Ayuntamiento (Concejal). Erasmo Meoz poseía un carácter fuerte propio de su rectitud y honestidad.

Médico de los cucuteños, de la mayor parte de las familias, por eso, aún su memoria flota en la gratitud y el recuerdo de muchos hogares, y su memoria es sagrada para todos en el reconocimiento de sus merecimientos científicos y su apostolado, su abnegación y desinterés, condiciones todas que brillan en la personalidad del Dr. Erasmo Meoz.

En 1916 viajó a Europa en busca de alivio para la enfermedad que padecía, pero fue demasiado tarde. Volvió a Cúcuta y murió el 1º de junio de 1918, a la edad de sesenta años.

En el año de 1918, la muerte inexorable le arrebató su existencia al médico que tantas veces llevó el consuelo, a los que yacían en el hecho del dolor, el amigo sincero y caritativo, el ciudadano correcto y ejemplar y el benefactor de la humanidad doliente.

El escultor Olinto Marcucci, a solicitud del Dr. Juan Agustín Ramírez Calderón, Presidente de la Sociedad de Mejoras Públicas, ejecutó la obra de un busto del Dr. Erasmo Meoz, siendo colocado en el Parque Colón frente al Hospital San Juan de Dios, donde él prestara sus servicios.

SUS DESPOJOS MORTALES. Los despojos mortales del ilustre y filántropo galeno, yacen en Cúcuta.

Primero reposaron en la Iglesia de San Antonio, bajo una Placa de mármol que rezaba así:
“Aquí yacen los restos mortales del Dr. Erasmo Meoz, excelso médico que sirvió a la ciudad con su ciencia y su vida”. La Sociedad de Mejoras Públicas rinde homenaje de gratitud a su memoria en el primer centenario de su nacimiento, 5 de Octubre de 1959.

HOMENAJE POSTUMO. Como homenaje póstumo, el moderno hospital de Cúcuta y fantástico centro asistencial, lleva el nombre de “ERASMO MEOZ”. Ahora sus restos reposan en el monumento erigido en su nombre que está ubicado a la entrada del hospital que lleva su nombre. El historiador Mario Mejía Díaz escribió como homenaje al médico Meoz: Esta mole arquitectónica, refugio y alivio de los males del pobre y del potentado, fuerte y estilizada, blanca y hermosa, simboliza como templo de la caridad, la grandeza del corazón, la fortaleza de la acción y la inmaculada nobleza del alma de quien fuera el doctor Erasmo Meoz Wills.



Recopilado por : Gastón Bermúdez V.

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