Miguel Ángel Flórez Góngora
La capital nortesantandereana, fundada en 1733 y situada en la frontera entre Colombia y Venezuela, es una ciudad emprendedora de gran pasado histórico y enorme potencial turístico.
Mientras el avión desciende hacia el valle rojizo donde se encuentra Cúcuta, sus formas se van tornando más nítidas. Poco a poco, se avista una exuberante hilera de árboles frondosos, sembrados sobre los amplios andenes de la Ciudad Bosque, como se conoce popularmente a la capital de Norte de Santander, también bautizada hace más de un siglo con el rótulo de Cuna de la República, título honorable que se propagó a través del tiempo para recordarnos que allí se expidió la Constitución de Cúcuta que dio origen a la República de Colombia en 1821.
Las huellas de ese pasado ilustre aparecen de repente en cualquier recodo de esta urbe moderna que alberga un millón de habitantes y está conectada con Venezuela a través de veloces autopistas. En Cúcuta, la época de la Independencia Nacional tuvo como telón de fondo el imponente Templo Histórico de Villa del Rosario, la Casa de la Bagatela y la Casa del General Francisco de Paula Santander, que conforman el Parque Grancolombiano y son consideradas joyas del patrimonio cultural y arquitectónico del país.
Cuando se atraviesa la ciudad desde el Aeropuerto Camilo Daza a través de la Avenida Sevilla, sembrada de vistosos árboles cujíes, hasta llegar a la redoma de la Terminal de Transportes, una intersección vial en la que convergen la prolongada cinta asfáltica de la Diagonal Santander y la empinada Avenida Atalaya, aparece sobre el antiguo puente del ferrocarril una locomotora pintada de verde y negro, que rememora los primeros vientos de modernidad que definieron el espíritu emprendedor y laborioso de los cucuteños.
Erigida como centro fronterizo a finales del siglo XIX y cuna de prósperas industrias textiles y tabacaleras, Cúcuta levantó en 1920 el primer aeropuerto de América Latina impulsada por las hazañas del piloto pamplonés Camilo Daza, precursor de la aviación en el país y creador de la Fuerza Aérea Colombiana.
Ya entrado el siglo XX, el empuje y determinación de los comerciantes se hizo sentir durante la década de los 80, cuando lograron superar la mala racha provocada por la crisis del bolívar y salir adelante con sus negocios.
Hoy Cúcuta es en esencia una pujante ciudad comercial de enorme potencial para el turismo histórico, natural y cultural. Así lo considera David Bonells, arquitecto y poeta, quien la define como una urbe moderna, “que se ha ganado un espacio como núcleo comercial y de servicios y que ha embellecido notablemente su paisaje urbano”. Hacia el futuro, “irá consolidando productos turísticos de talla internacional gracias a sus asombrosos paisajes y a su rica tradición histórica”, concluye.
Instantáneas de una Nación
Una mañana soleada es la mejor excusa para tomar un taxi rumbo al Parque Grancolombiano, ubicado en el municipio vecino de Villa del Rosario, y considerado uno de los más valiosos tesoros culturales del país. A lo largo de más de siete hectáreas se distribuyen monumentos nacionales como la Casa del General Santander, el Templo Histórico, la Casa de la Bagatela y el Parque de Santa Ana.
El taxi avanza sobre la autopista internacional Simón Bolívar que conecta a Cúcuta con San Antonio del Táchira, en Venezuela, y en el paisaje circundante se aprecian almacenes de muebles, artesanías y artículos fabricados en cuero, muy apetecidos por los visitantes.
El vehículo se detiene y al ingresar al complejo histórico, a la altura del Parque de Santa Ana, se levanta un centenario árbol de tamarindo que extiende su follaje desde los tiempos de la Independencia y es presentado a los turistas como una verdadera hazaña de longevidad. A su sombra, debatieron intensamente los delegados constituyentes de la Nueva Granada en 1921.
A medida que la luz del sol se hace más intensa, la belleza del lugar se torna extraña y solemne, logrando silenciar al tropel de espectadores bulliciosos que recorre el entorno para ingresar a la Casa del General Francisco de Paula Santander y observar los detalles arquitectónicos de esta bellísima edificación republicana. En sus amplias habitaciones, que dan fe de la vida agitada del prestante militar y estadista se exhibe una valiosa colección de proclamas, uniformes, cartas y objetos personales.
Recientemente, la muestra se ha enriquecido con la instalación de la sala de trajes militares y de damas, que se suman a la vajilla familiar, el escritorio personal, un manuscrito de la Constitución de 1821 y una silla solitaria, todos estos, objetos que alimentan en la mansión una atmósfera conmovedora y melancólica.
Los guías turísticos cuentan que el prócer colombiano vivió allí hasta sus 13 años de edad y en 1805 partió hacia Bogotá para continuar su formación académica en el colegio Mayor de San Bartolomé.
Retornó a la muerte de su padre, Don Juan Agustín Santander, al Congreso de Cúcuta de 1821 y en días previos a la toma del mando de la Presidencia de la República en 1832.
Sin embargo, la presencia del rebelde neogranadino que enfrentó a la muerte en batallas legendarias por la Independencia de Colombia, continúa impregnando la casa, mientras el martilleo seco e incesante de los obreros que adelantan reparaciones en pisos y jardines, es evidencia rotunda del amor de los cucuteños por sus antepasados, en especial, por el llamado “forjador civil de la Nación”, como lo llama Jesús Alberto Rojas, director de Corpatrimonio y de la Casa del General Francisco de Paula Santander.
En el conjunto de monumentos que conforma el Parque Grancolombiano, sobresale el Templo Histórico de Villa del Rosario, un antiguo santuario del periodo republicano construido en piedra amarilla. Su espléndida estructura fue destruida por el terremoto de 1875 y en sus aposentos se redactó la primera Constitución Política de la Gran Colombia.
Un viento fresco y la prolongada sombra de las palmeras sobre la bella explanada del templo hacen menos caluroso el recorrido. Las piedras de la edificación son originales de las canteras de Villa del Rosario y fueron unidas con argamasa de cal, arena del río y sangre de res, la misma técnica que según los guías, se empleó en las murallas de Cartagena.
Las paredes de piedra y la cúpula neoclásica del Templo Histórico de Villa del Rosario, presenciaron los afanados intentos del General Simón Bolívar por evitar la disolución de la Confederación, apostando en ello todo su prestigio, inteligencia y visión política.
Cerca de allí, se levanta la vieja casona de la Bagatela, de blancos muros y verdes portones, rodeada de palmeras y vistosos jardines. En su interior, despachó el poder Ejecutivo de la República y tuvo residencia el Vicepresidente Antonio Nariño, redactor del primer periódico conocido en el país, impreso desde el 14 de julio de 1811 hasta el 12 de abril en la Nueva Granada.
El Ministerio de Cultura, Corpatrimonio, la Cámara de Comercio de Cúcuta, la Corporación Mixta de Promoción de Norte de Santander y la Gobernación, han puesto en marcha un ambicioso proyecto de renovación urbana en el Parque Grancolombiano que tendrá un costo de COP 2.000 millones, destinados a obras de restauración y mantenimiento en el Complejo Histórico de Villa del Rosario.
Antes de abordar los carros de regreso a Cúcuta, los turistas disparan sus cámaras y fijan las miradas en el Parque Grancolombiano, ese vestigio memorable de la República, suspendido en el tiempo y envuelto en un silencio de película muda.
Un comercio de cielo abierto
Las calles que albergan el centro comercial a cielo abierto, ubicado en la zona céntrica de Cúcuta, conforman un alegre y vanguardista conjunto de 26.000 metros cuadrados de área urbana renovada para el disfrute de los turistas que llegan a la capital nortesantandereana.
Las calles 10 y 11, principales arterias de este gran eje del turismo comercial, concentran 1.200 locales y 200 tiendas de ropa, 30 boutiques, cinco hoteles, y varios parques y discotecas.
Al caer la tarde, empleados, amas de casa, gerentes de banco, jóvenes, obreros, funcionarios públicos, hombres solitarios, vendedores informales y turistas desprevenidos se aglomeran en las esquinas para disfrutar un momento agradable.
Para los cucuteños que disfrutan su ciudad, siempre hermanados con los venezolanos que la visitan por negocios, familia o turismo, la noche constituye el momento ideal para compartir una buena cena y la mejor rumba. El día despunta más tarde, con aires de regocijo y libertad, envuelto en un sentimiento que no conoce fronteras.
Dónde alojarse
Hotel Casino Internacional, Hotel Bolívar, Hotel Tonchalá, Hotel Zaraya, Hotel Casablanca, Hotel Arizona, Hotel Quinta Avenida, Atlantis Plaza Hotel, Hotel Amaruc, Hotel Acuarius, Hotel Caobos, Hotel Chucarima, Hotel Internacional Colonial, Hotel Excelsior, Hotel Andino, Hotel Lord, Hotel Victoria Plaza, Hotel Luxor, Hotel Villa Antigua, Hotel Acora, Hotel Paraíso, Hotel Conquistador y Hotel El Samán.
Dónde comer
El Palacio del Cabrito, Rodizio, Londeros Sur, El Balcón Paisa, Cusy’s, Puerto Seguro, El Molinito, Spezia, La Terraza del Portón, Oporto, La Embajada Antioqueña, El Balconcito Ocañero, Asociación Club Comercio, Doña Sara, Puerto Seguro, Pacho Ricuras, Molinito, Casalins, Pinchos y Asados, Mangos, Juan Parrilla, La Gran Muralla, Restaurante Kibbe’s, Icaro, Hamburguesas Juan K, Candelaria y Ventura Plaza.
Dónde Comprar
Centro Comercial Bolívar, Centro Comercial Unicentro, Centro Comercial Plaza de los Andes, Centro Comercial a Cielo Abierto, Centro Comercial San José, Centro Comercial Atlantis, Centro Comercial Gran Bulevar, Centro Comercial River Plaza, Condominio Centro Internacional, Galería Popular OITI, Condominio Pasaje Santander, Floristería Versalles, Centro Comercial El Palacio, Almacén Saad, Centro Comercial River Plaza, Centro Comercial OLE, Centro Comercial Ventura y American Premiun Outlets.
Lugares para visitar
Templo Histórico de Villa del Rosario, Casa Museo General Santander, Torre del Reloj, Monumento Cristo Rey, Columna de Bolívar, Palacio de la Gobernación, Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, Ecoparque San Rafael, Malecón o Paseo de los Próceres, Monumento a la Batalla de Cúcuta, Monumento al Ferrocarril, Columna de Padilla, Catedral de San José, Área Cultural del Banco de la República, Casa de la Cultura, Plaza de los Mártires, Villa Silvania, Calle de los Faroles, Cerro Tasajero y Complejo Deportivo adyacente al Estadio General Santander.
Dónde divertirse
Taberna Papagayo, Blue Moon, Santo Remedio, Miami Club, Discoteca Olimpus, Old Bar, Discoteca y Taberna Ivann, Red Bajo Cero, Shambu, Guaraná Bar, Mr. Charles, Ritmo Dance Club, Terraza La Estación y Bar Theos.
Recopilado por : Gastón Bermúdez V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario