miércoles, 8 de agosto de 2012

217.- LA INDUSTRIA PETROLERA


Rafael Eduardo Angel



Una de las importantes empresas que se iniciaron en Cúcuta con posterioridad al terremoto de 1875, fue la del petróleo del Catatumbo, a la que está vinculado el General Virgilio Barco Martínez, quien en 1884 exploró aquellas selvas en una expedición que integraron varias personas ya conocedoras de la existencia de aquellos yacimientos.

Cuenta Daniel Vegas Rangel en una crónica sobre ¨La Región del Catatumbo¨ publicada en su ¨Guía de Turismo¨ de 1934 lo siguiente: ¨Fue el primero de los sitios nombrados (se refiere al de Aguascalientes) a donde el señor general Virgilio Barco llegó acompañado de una expedición particular, entre cuyos miembros se cuenta, se hallaba el fácil literato cucuteño don Saúl Matheus Briceño, quien fue Cónsul de México en esta ciudad, a comprobar la riqueza que brotaba del centro de la tierra. 

Si hemos de dar crédito a los consejos y charlas que forma una especie de tradición contemporánea en relación con el descubrimiento del oro líquido, tenemos que decir que el general Barco fue llevado de la mano hasta el sito de Aguascalientes por un hombre rústico, a quien comúnmente se conocía con el apodo de EL Patón en toda la región de Puerto Villamizar, y cuya figura se pierde en la misma obscuridad en donde se desarrolló su mísera existencia.
Lo cierto del caso es que el señor Matheus Briceño, el literato que primero trató sobre estas cuestiones, fue su compañero de viaje, acaso por los mismos parajes en donde la tupida maraña de la selva desorientara la malograda expedición de Iñigo de Vascona, para quitar a sus miembros la enorme riqueza de que era portadora, arrebatada a los nativos y que se calculan en doscientos mil ducados de oro, los cuales quedaron enterrados al pie de una gran ceiba cuya localización se ha hecho imposible por el transcurso de los años y la falta de planos y detalles.


¨No cabe en los cortos párrafos de este estudio, las relaciones detalladas de los esfuerzos del general Barco para llevar al rol financiero la concesión petrolera que se conoce con su nombre y que obtuvo mediante los trámites legales del gobierno dadivoso del general Rafael Reyes. 

Con una constancia de varón fuerte y con un tesón inquebrantable luchó contra todo y contra todos, principalmente con la incomprensión del medio, que fundamentaba en la propia ignorancia su conducta de indiferencia y menosprecio, hasta lograr la cristalización de sus esfuerzos a favor de la comercialización de la empresa petrolera, que luego traspasó a la que hubo que organizar para explotarla. Esto es cierto, así como también que esa concesión no tuvo nunca linderos definidos porque en los varios contratos que celebró con el Gobierno Nacional para lograr establecerlos, se encuentran distintas extensiones en kilómetros y es diferente la demarcación que la alindera¨.

Sobre quién fue el primer conocedor de aquellos yacimientos se sabe que fue Ramón Leandro Peñaranda, explorador y cauchero del Catatumbo, oriundo de Gramalote, quien trajo las primeras muestras bituminosas a lo que hoy es Sardinata, y le dio parte a don Abraham Perutti, italiano; luego pasó a Gramalote, y dio muestras a don Eloy Mora y finalmente se vino para Cúcuta y le obsequió las muestra a don Antonio Ajueta. 

Peñaranda fue compañero de andanzas en las selvas del Catatumbo de El Patón Hernández cuyo nombre completo era Miguel Hernández, venezolano del Estado Zulia, internado en las selvas del Catatumbo huyendo de la acción de la justicia.
De todas maneras fue Virgilio Barco Martínez el que luchó, gestionó y llevó a cabo con tesón, con imaginación, con proyección y pasando por muchas vicisitudes, la exploración, explotación y beneficios de los yacimientos del Catatumbo, hasta hacerse el pionero de esta industria en Colombia.

Barco obtuvo del General  Rafael Reyes,  la concesión de esos yacimientos, viajó a Europa, luchó y tuvo el mérito de haber construido en Cúcuta la primera refinería de petróleo de Sur América que producía cinco cargas diarias de Luz América , y que funcionó en el barrio El Callejón, avenida 7ª Nº 3-10, y después fue trasladada a Petrólea para seguir allí funcionando.


Dicha planta se encuentra ahora en Cúcuta, como monumento histórico en los jardines de la Fundación Virgilio Barco, que el pionero dejó en su testamento, al legar a los niños desamparados de San José de Cúcuta, ¨de dos barriles de petróleo de los cuatro que me debe entregar la Compañía Industrial y Comercial  de Cúcuta por cada ciento que reciba de la Compañía de Petróleo¨ , legado que hizo en memoria de sus cinco hijos muertos y en recuerdo de los obreros que lo acompañaron en los trabajos de exploración, fundación y explotación de las petroleras.

Después de la Concesión Barco de 1905, viene el auge del petróleo para Cúcuta en el siglo XX con el contrato Chaux Folsom de 1931 y la perforación del primer pozo en 1933; la explotación de Aguaclara por la Chevron y los recursos revertidos que maneja ECOPETROL en la actualidad, y la obra del oleoducto Arauca-Caño Limón. 

Los hidrocarburos han sido y son fuente de ingresos para las arcas del Departamento Norte de Santander, del Municipio de Cúcuta y de las Empresas Municipales de Cúcuta. La industria petrolera ha tenido gran influjo en la vida social, política y económica de Cúcuta y de la región.



Recopilado por : Gastón Bermúdez V.


 
    

2 comentarios:

  1. Cucuta es un gran puerto seco siempre lo ha sido ,, gracias dios por esta tierra hermosa y que se castigue a aquel que se roba lo que es del pueblo en especial d sus niños

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  2. Me gustaria conocer mas de Ramon Leandro Peñaranda su biografia

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