Carlos H. africano
La palabra tochada se hizo a nuestro lenguaje cucuteño
hace poco más de 50 años. “Esa palabra es nuestro santo y seña”, tomando la
frase que Octavio Paz le asignó a la chingada mexicana. “Tú la pronunciarás: Es
tu palabra; y tu palabra es la mía” (La muerte de Artemio Cruz. Carlos
Fuentes).
Con el fin de complementar mi escrito «Cúcuta
destochada», que se refiere a todas esas palabras que nosotros usamos y que se
derivan de la palabra toche, me pareció conveniente aclararles algunas cosas
acerca de esa palabra, como sus orígenes, sus derivaciones, su significado,
para que no vayan a incurrir en desviaciones al consultar libros de arcaísmos,
en los que le pueden “estar buscando tres patas al gato, sabiendo que tiene
cuatro”, decía mi nona Justina.
Una fuente de alta fidelidad me informó que el idioma
español está compuesto de palabras en un 70% de origen latino, un 20% del
griego, un 5 % de extranjerismos y un 5% de americanismos. Incluyendo, dentro
de los extranjerismos, las palabras de origen árabe y de origen hispánico.
Dentro de ese bajísimo porcentaje de palabras de origen americano, están en el
Diccionario de la Real Academia Española las palabras toche y chocha con la
aclaración expresa del origen.
Dice Lisandro Duque Naranjo, en El Espectador (23 al
29 de abril/2006): Y su quisquillosidad ante el flujo de riqueza lexicográfica
que les llega de este continente, equivale a convertir “su” español en una
lengua solitaria o estrictamente ibérica.
Una colección de cerca de 12 libros de americanismos
del Instituto Caro y Cuervo, separados por países (argentinismos,
colombianismos, uruguayismos…, el Lexicón de colombianismos, de don Mario di
Filippo, con dos grandes volúmenes y otros diccionarios más de americanismos,
como existen), nos indican que este ínfimo 5% aceptado por la RAE, corresponde
también al 5% del lenguaje que nosotros hablamos. De modo que el lenguaje que
se habla, se escribe, se oye en toda América, es un español en lenguas nativas
y Cúcuta no es ajena a este proceso.
En su libro de memorias Vivir para Contarla, Gabriel
García Márquez nos cuenta sobre la 1ª edición de su novela La Mala Hora: (…)
descubrí que el libro escrito en mi lengua de indio había sido doblado —como en
las películas de entonces— al más puro dialecto de Madrid (…) me entregué a la
dura tarea de retraducirla a mi dialecto caribe (…)
La última edición, la XXII, de 2001, del diccionario
de La RAE, no agrega a ediciones anteriores como la XX, de 1984, nuevas palabras
sobre este tema: Toche, tocho, tocha, tochedad, tochibí, tochimbo, tochura,
tochuelo. Pero sí trae unas novedades muy puntuales que conviene analizar para
evitar aquellas desviaciones que puedan cometerse y, pienso yo, para desvirtuar
las ya cometidas.
A la palabra toche (que dicho sea de paso, la separa
de las demás), le asigna: m. Col. Ven. Pájaro conirrostro de la familia de los
ictéridos, de 23 cm. de longitud de plumaje amarillo y negro.
No le da ninguna acepción más, ni recoge ninguna
palabra derivada de toche y la fija como masculina y con procedencia de
Colombia y Venezuela.
A Tocho, cha: Adj. 1. Tosco, inculto, tonto, necio. 2.
Lingote de hierro. 3. coloq. Número considerable de papeles escritos. 4. Libro
de muchas páginas. 5. Huest. Sal. Palo redondo, garrote, tranca. V hierro
medio. Hierro.
Las acepciones tercera y cuarta no aparecían en la XX
edición, de 1984, y en la quinta cambia de Ar (Aragón) a Huest. Sal., aclarando
que su uso es en Huesta y Salamanca, vale decir que es un hispanismo; y un
detalle muy diciente es que le asigna la procedencia. Tocho: Quizá del latín
tusculus, diminutivo de tuscus: grosero.
Aclara también la procedencia de la palabra chocha: de
Chocho 1. Becada, chirla. Cuba. Vulgar: vulva.
Chocho 1: de Mozár y este del latín salsus: salado.
Almatruz, fruto, 2. confite, cualquier dulce pequeño. Vulgar: vulva. Colombia.
Árbol leguminoso de hojas pubescentes y semillas de color rojo encendido.Chocho
2. Voz onomatopéyica. Que chochea, chochear. Chocho 3. Del quechua chuchu. Semilla
comestible de tarhui (tampoco aparecía en la ed. XX).
Lo que desvirtúa posibles chistosas conjunciones entre
tonto y chocha, de la palabra tocho que, para nosotros, sólo significa: lingote
fundido de cualquier metal.
Me pregunto, si las palabras nuestras, chocho, con que
designamos el árbol y chocha, con que designamos su semilla, que en esta región
es de colores negro y rojo, colores que nos identifican, ¿son asimiladas de la
voz quechua chuchu? Y toche, ¿también procede del quechua?
Las demás palabras: tocha, tochedad, tochura, aclara
muy bien que proceden de tocho y a tochura: dicho o hecho de una persona tocha,
la asigna como un localismo de Asturias, Burgos y Cantabria.
Todas ellas, junto con tochera, tochear y tocheario
marcadas en rojo por Word, pueden que tengan procedencias de la mejor familia
lingüística, con todos los blasones de Cantabria, País Vasco o Huesta, regiones
que no conocemos de la lejana España, en la remota Europa, pero, por más
graciosas que sean, para nosotros no significan nada, no las usamos, no son de
nuestra familia lingüística por la simple y llana razón de que no pertenecen al
linaje lingüístico quechua o probablemente chibcha (algún dialecto) de nuestra
palabra toche.
Las palabras tochada y tochazo, sí son muy nuestras
como derivaciones de toche y significan para nosotros muchísimo más que
“necedad” y “golpe con un palo” y en modo alguno, ni más faltaba, es un trasteo
lingüístico sin sentido, o peor aún, un robo intelectual a ultra mar, por todas
las razones anteriores y porque la RAE no las acepta como palabras ni de aquí
ni de allá.
En fin, en esta tierra de calentanos desabrochados,
francos, hasta la pared de enfrente, con esa franqueza que a veces puede
resultar osada y atrevida, insoportable para los rolos, donde al pan le decimos
pan y al vino, vino, no es raro que un extranjero confunda la dimensión de
todas nuestras tochadas y destochadas, que no tocheario, con un refinado
lenguaje “bienhablado”, supuestamente con blasones del mejor linaje lingüístico
hispánico, cuando precisamente, hablamos a los tochazos bien hablados, tal vez
en quechua o en chibcha y a prudente distancia. Porque lo que es en Cúcuta, que
se sepa, nadie ha tocheado, ni tocheará. La dirigencia política se destocha
haciendo tochadas y destochadas, pero ninguno tochea; el alcalde se destochó,
vive destochado, pero nadie le puede endilgar que está tocheando; en la pasada
semana santa, algunos andaban rezando, otros pachanguiando, todos destochados,
pero no se vio a ninguno tocheando. En las escuelas no enseñan a tochear, ni en
español, ni en quechua, ni en chibcha, ni en gringo y puedo asegurar que a
ninguno de ustedes se les ha ocurrido tochear.
¡Ay,
juelita!, ¡Ole!, ¿y a todas estas, qué toches es tochear?
No sea toche,
déjese de tochadas. Pa’ mí que ni Dios lo sabe.
Recopilado
por : Gastón Bermúdez V.
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