martes, 2 de julio de 2013

402.- HEMOS PERDIDO LA PASION POR EL CICLISMO, MILTON ORTIZ


Jennifer K. Rincón Peña



Al ver que no podía ganar la carrera ciclística organizada durante la primera Feria Industrial de La Frontera, en 1968, Milton Ortiz no vaciló en cederle su bicicleta al pedalista que llevaba la mayor ventaja: Martín Emilio ‘Cochise’ Rodríguez , pues el paisa se había pinchado.

El minuto que duró el cambio de caballitos de acero no le restó  tiempo a ‘Cochise’, porque tenía la cómoda distancia de haberles tomado una vuelta completa de delantera a los demás competidores. La carrera acabó con el trofeo por el primer puesto en las manos de quien dos años después se coronaría como el rey de la hora en un velódromo de México.

 En contraprestación a la actitud de buen samaritano mostrada por el cucuteño, el famoso ciclista le obsequió su vehículo de dos ruedas. Esta era la primera vez que Ortiz tenía en su poder una bicicleta profesional, por eso se convirtió en su preferida.

“Yo era el único en Cúcuta que podía sacar pecho y decir que tenía la cicla de uno de los mejores en el ciclismo nacional”, relató orgulloso el sexagenario. Pero la felicidad de este aficionado le duró poco. Tres años después le arrebataron el valioso regalo de quien también llegaría a ser campeón mundial de los 4.000 metros persecución individual. No sabe dónde estará rodando

“Iba a hacer una diligencia al centro y la dejé en la calle. Cuando salí ya no estaba. Nunca volví a encontrar una igual”, recordó un afligido Milton Ortiz. De la bicicleta italiana solo le quedaron los buenos recuerdos.

Esa fue la segunda  que más apreció  a lo largo de su aficionada carrera. La cicla en la que aprendió a pedalear, a los 14 años, se lleva los honores en su memoria.

“Nunca había montado bicicleta y me conseguí un trabajo como mensajero, donde me la exigían, así que tuve que aprender en el menor tiempo posible”, relató. Unos cuantos golpes y caídas le quedaron como recuerdo del acelerado aprendizaje en el que solo tardó un mes. En aquél entonces, $120 fueron suficientes para adquirir el vehículo de dos ruedas y negoció con sus patrones el pago de la misma en cuotas mensuales a lo largo de un año, porque él tenía un sueldo de $20.

Desde entonces inició su pasión por el deporte de las bielas. Poco a poco Ortiz y otros seguidores del ciclismo en la ciudadela, conformaron la  Corporación Amigos de Atalaya para integrar las actividades sociales de este sector anexándole un ingrediente deportivo. El deporte de los escarabajos resultó siendo uno de sus proyectos bandera. Cerca de una docena de  aficionados se reunían cada dos días para entrenar en sus caballitos de acero. Las carreteras a San Cristóbal y a El Zulia se convirtieron en sus principales rutas. Aunque el grupo participó en algunos torneos locales y nacionales no alcanzó mayores reconocimientos. Las nuevas generaciones constituidas por Eduardo Duarte y Kelly Pineda, tuvieron mejor suerte. Pineda ganó un Clásico RCN. Las clases físicas, de rodillo y de ruta dieron sus primeros frutos con los jóvenes.

Desde entonces la corporación dejó a un lado las actividades ciclísticas ante la falta de apoyo municipal y poco a poco el sueño de hacer grande el ciclismo en Atalaya se opacó.

Por esta razón, Milton Ortiz, Jaime Quintana, Celimira Fernández, Alicia Arias, Libardo Cabarico, Eduardo Ortiz y Gladys Castellanos, entre otros, se reunieron con el fin de  volver a darle vida.

Aunque Ortiz se había quitado el uniforme hace varios años, decepcionado por la falta de recursos para la corporación, la pasión por el ciclismo pudo más que su voluntad. Así que volvió a ponerse la camiseta. Un lote en Cúcuta 75, de su propiedad, podría convertirse en las nuevas instalaciones de la corporación, pero la falta de recursos para construir el salón ha sido la principal traba. Por esta razón los miembros de la corporación pidieron ayuda al municipio para poder ejecutar esta obra.

Pero Hasta el momento no han obtenido respuesta alguna. Por lo que la iniciativa no ha podido arrancar por completo. Si la sala de la corporación pudiera ser construida, tendrían más del 70 % del trabajo adelantado. Pues ellos mismos serían los profesores de ciclismo.

Milton Ortiz se reencontró hace algunos días con ‘Cochise’ Rodríguez, quien estuvo de visita en la capital de Norte de Santander. Después de 44 años,  volvieron a hablar del ciclismo en la ciudad, mientras recordaron la vieja anécdota donde el campeón colombiano ganó con una bicicleta prestada y Ortiz obtuvo, por primera y única vez en su vida, una cicla italiana.


Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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