Daniela Alejandra Moreno y
otras fuentes
El silencio se siente en la pequeña y confortable
casa. Ahí está Rolando Serrano, con
mirada serena y tranquila. Aguarda sentado en la silla favorita para atender a
las visitas. ‘El mundialista’ es
generoso y muestra lo que la vida le ha regalado, representado en momentos de
gloria y ahora de nostalgia.
Este hombre le
aportó mucho al país futbolístico
y está en el olvido. Nació
en Pamplona, en 1938, donde vivió
poco tiempo. Ocho años después, la familia decidió viajar a Cúcuta. En la
capital de Norte de Santander pasó por muchos colegios hasta que se amañó en el
Sagrado Corazón, plantel donde despertó su pasión por el fútbol.
En el patio del
colegio vivió una de esas anécdotas de difícil olvido. Ocurrió a la hora del
descanso. Uno de los hermanos coordinadores se paseaba por las canchas, Rolando
tenía la oportunidad de marcar un golazo, pero corrió con la mala suerte de
pegarle al religioso y le dañó parte de
la sotana. “Llamaron a mi mamá y esa fue mi primera paliza por hacer
lo que me gustaba”.
La madre de Rolando siempre quiso que sobresaliera
como buen estudiante, entrara a la universidad y destacara como profesional. Su
padre, en cambio, siempre lo apoyó en lo
que quiso y vio que desde pequeño
llevaba en las venas la pasión por el fútbol.
Alumnos
de quinto elemental del colegio Sagrado Corazón de Jesús de Cúcuta y fue tomada
en 1951. En ella recordamos, sentados y de derecha a izquierda: Lexi
Kissenbeck, Carlos Uribe, César Delgado, Álvaro E. Álvarez, Adolfo Paz, Sergio
Tarazona, Hernando Arámbula, Hernando Figueredo, Daniel Hernández, N. Rincón y
Camilo Suárez. Segunda fila, de izquierda a derecha: Ernesto Páez, Gustavo
Ramírez, ”Tuteco” Bautista, Carlos Castillo, Hernando Vanegas, Manuel Acevedo,
el Hermano Benildo de la congregación de los Hermanos Cristianos, Fidel Díaz,
José M. Corzo, “Petróleo” Contreras, Dubian Yepes, Hernán Gómez y Jairo Soto.
Tercera fila, de derecha a izquierda: Jaime Calderón, Marcos Peñaloza, Ciro
Jurado, Josafat Ontiveros, Alfredo Fortuna, Carlos Garbiras, Pedro Andrade,
Gamboa Lizarazú, Héctor J. Duarte, Ismael Luna, Carlos Quiroga, Fernando
Pacheco, Rolando Serrano y Jesús
Coronel. Cuarta fila, de izquierda a derecha: Fernando Unda, Ciro Vásquez, N.
Zapata, Carlos Cáceres, José David Lamk, Carlos Márquez, Eloy Casanova, Josué
Canal, Roque Peñaloza y Luis “Primor” Colmenares. Colaboraron en la
identificación de este grupo, Gonzalo Unda, Roque Peñaloza y Ciro Jurado.
En 1954, cursaba tercero bachillerato y decidió
retirarse del colegio para dedicarse el resto de la vida al deporte. Un año más
tarde, al cumplir los 16 años, viajó a Bogotá para jugar en Santa Fe. No
todo en la vida le resultó fácil, el equipo
lo rechazó por joven. Abrumado por lo sucedido decidió continuar los estudios
en Tibú, al lado de un hermano. En el municipio petrolero no cambiaron las expectativas y se devolvió para Cúcuta.
En 1957 comienza a vivir el sueño que deseaba
materializar. El Cúcuta Deportivo lo
recibió como suplente. En ese tiempo estar en la banca era una humillación. No
perdió las esperanzas ni las ganas de salir adelante. Un día la suerte le
sonrió a expensas de la lesión de un titular. Le dieron la oportunidad de
mostrar quién era en el campo de juego.
En ese momento la vida giró 180 grados. Desde entonces
pasó cuatro gloriosos años en el
conjunto motilón. En 1961, América de Cali compró el pase. “Gracias a esa venta
el Cúcuta logró consolidarse económicamente como equipo”.
Cúcuta Deportivo 1960.- De pie, de izquierda a
derecha: “Balón” Acosta, director técnico, “Churqueras” Serrano, “Chucho”
Hernández, “Patilla” Zapata, Rolando Serrano, Ever Cativiela, Valerio Delatour
y Simón Peña. Hincados en el mismo orden: Hilario López, Julio Cesar Brittos, Luis
Alberto Miloc, Montouri, Andrade y ¨El campeón¨ Bibiano Zapirain.
Serrano en su época de jugador activo, hizo parte de
la selección Colombia que por primera vez ganó un cupo para asistir a un
mundial de fútbol. Aconteció frente al equipo de Perú. En Bogotá ganó el equipo
de Adolfo Pedernera por 1-0 y en Lima se empató a un gol. Colombia casi sobre
el final del partido pudo ganar, pero un tiro penal, ejecutado precisamente por
Rolando, se estrelló en el vertical derecho del arquero peruano Cárpena.
A Serrano se le abrieron las puertas y lo convocaron para la selección
Colombia que disputaría el Mundial de Chile – 1962. El orgullo del pamplonés
está en haber lucido la tricolor nacional y haber empatado con Rusia a 4 goles en Arica, Chile. Para este partido,
histórico como pocos en la reseña de nuestro fútbol, los dirigidos por el
‘Maestro’ Pedernera alinearon de la siguiente forma: Efraín ‘Caimán’ Sánchez;
Aníbal Alzate y Jaime ‘Charol’ González; Héctor ‘Canocho’ Echeverri, Oscar
López y Rolando Serrano; Germán ‘Cuca’ Aceros, Marcos Coll, Marino Klinger,
Antonio Rada y Héctor ‘Zipa’ González.
Selección
Colombia 1962
Todos los partidos de Colombia en el Grupo A en ese
mundial, junto a Unión Soviética, Yugoslavia y Uruguay, tuvieron lugar en el
Estadio Carlos Dittborn de Arica. Curiosamente los organizadores chilenos
escogieron la norteña ciudad de Arica como subsede, convencidos de la segura
clasificación del Perú, que vendría con su hinchada por su cercanía a la
frontera con Perú y le traería beneficio financiero, pero finalmente el
clasificado fue Colombia que le quitó el pasaje al Perú y dejó a los chilenos
con los crespos hechos.
El debut ante Uruguay fue con derrota 1:2. No
obstante, cuatro días después, Colombia igualó 4:4 con la Unión Soviética, en
uno de los partidos históricos jugados por la selección ya mencionado. Allí, el
volante Marcos Coll marcó el único gol olímpico en la historia de los
mundiales, al arquero Lev Yashin, conocido como la "araña negra". Colombia
cerró su participación en el Mundial al caer goleada, de forma contundente, 0:5
ante Yugoslavia.
En 1963 Serrano, participó en el Sudamericano en
Bolivia y no le fue bien. De regreso a Colombia cerró el ciclo en el
América y pasó a Unión Magdalena (1964 – 1965), después a Millonarios (1966 –
1967) y enfrentó al Santos de Brasil
(2-1) del rey Pelé. Las lágrimas se asoman al revivir la salida del
estadio en hombros y aplaudido por los espectadores.
Tenía 29 años y varios técnicos le aseguraron que
había terminado la carrera como jugador,
por la edad. El desaparecido Galaxia de Maracaibo (Venezuela) lo acogió,
pero la temporada no resultó buena. Regreso al país. Unión Magdalena lo
contrató como técnico (1984 – 1985).
Hernán ‘Cuca’ Aceros lo llamó para que
lo ayudara a dirigir el Cúcuta Deportivo. En
1990, dio por terminada la carrera futbolística.
Amante de las películas mexicanas, le dijo a la
mamá que algún día escucharía mariachis en la tierra que los vio
nacer. En uno de los viajes se le
presentó la oportunidad de conocer a México, estar en la plaza Garibaldi, escuchar rancheras y beber
cerveza. No se le midió al tequila.
Los ojos
vuelven a nublarse caprichosamente. Desearía que le den el reconocimiento que
merece y tener una pensión. Solo en una
ocasión, en Pamplona, recibió un
pergamino. Ha pasado tanto tiempo que no recuerda quién se lo entregó.
Rolando sabe que la pasión por el fútbol y el amor por
la camiseta pasaron de moda. Hoy, estar en un equipo es negocio. Los jóvenes en las escuelas solo
desean jugar en los grandes clubes. No es hincha de otro equipo más que
del Cúcuta Deportivo, once que lo vio nacer, crecer y culminar su carrera.
En la actualidad está dedicado al comercio de joyas y de relojes. Su padre y sus hermanos fallecieron hace rato.
Solo queda una hermana mayor, Carmen
Julia. Vive con la esposa Myriam, los seis hijos tomaron rumbos diferentes y se ven en épocas
especiales o en vacaciones, cuando le
llevan los nietos para que se
entretenga.
Que bueno es encontrarse con ROLANDO SERRANO en el café de la Avenida 5a. con Calle 12, en pleno centro de Cúcuta y poder compartir por momentos con el "mundialista" que ya llegó al octavo piso. Su sentido del humor, sencillez y don de gente es invaluable.
ResponderEliminarEfectividad Serrano un futbolista con oficio en la cancha y que jugaba con tesón , hoy a pesar del dinero hay mucho pechifrio ,que diferencia .
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