jueves, 30 de octubre de 2014

656.- MEMORIAS DE HACE CUARENTA AÑOS



Alvaro Villamizar Suárez

Cuando uno empieza a figurar (y desde hace ya varios años) en la sección de los periódicos de “Hoy hace cuarenta años” es porque hemos recorrido mucho trecho en nuestra vida.

En la Opinión en algún día, me veo en una foto con el presidente Rafael Caldera en una recepción dada en su honor en la Casa de Gobernadores de San  Cristóbal.

Vale la pena recordar ese suceso y sus posteriores consecuencias.

Me desempeñaba entre 1970 y 1971 como Alcalde de Cúcuta, en medio de difíciles, muy difíciles, condiciones políticas pues el recién creado partido llamado la Anapo reclamaba haber ganado las elecciones presidenciales para su candidato el ex dictador general Rojas Pinilla.

La Anapo dominaba las Asambleas departamentales y los Concejos Municipales de manera abrumadora.

Por ejemplo en el Concejo de Cúcuta la Anapo tenía casi todas las curules, el liberalismo y el conservatismo eran sumados una minoría.

El Alcalde carecía de control sobre las juntas directivas de los organismos municipales que se elegían  por el Concejo y que reflejaban la composición del mismo.

Por ello la Anapo nombraba Gerentes de esas entidades como las Empresas Públicas Municipales, Caja de Previsión, etc., con  gran enojo de los dirigentes de los partidos tradicionales del Frente Nacional que pretendían mantener el manejo de esos organismos generadores de abundante y jugosa burocracia. Pero esa es otra historia a la cual volveré a referirme.

Volvamos al presidente Caldera. Se anunciaba la visita oficial del presidente Caldera a San Cristóbal, en  momentos en los cuales se arreciaba la deportación masiva de colombianos. Cúcuta era receptora forzada de multitud de deportados y esto generaba el consecuente malestar en las relaciones binacionales y serios problemas sociales en nuestra ciudad.

Por ello me sorprendió la visita que me realizó el cónsul de Venezuela, el inolvidable “Oso abrazador” Alberto López Cárdenas, para hacerme llegar el mensaje del Presidente Caldera de que deseaba entrevistarse con las autoridades locales: Gobernador y Alcalde y nos invitaba a la recepción en San Cristóbal.

El Gobernador Hernando Ruan vacilaba si aceptar la invitación pues consideraba que era  necesario consultar con la cancillería.

Yo decidí ir y logré que a última hora Hernando también fuera.

Como era una invitación social y amistosa, y era conveniente relajar el ambiente nos hicimos acompañar de nuestras reinas nacional y departamental de la  belleza y de una niña que acababa de ganar todas las medallas en las competencias suramericanas de natación: Olga Lucia de Angulo (q.e.p.d.). Nos acompañaron además los comandantes de ejército y policía y algunos dirigentes cívicos.

El presidente Caldera fue especialmente cordial. Nos encerró en una sala privada y planteó el delicado tema de las deportaciones de indocumentados.

Se manifestó como un especialista, que lo era, en derecho laboral, y expresó su preocupación por la falta de empleo en las dos naciones y la competencia que la mano de obra colombiana le hacía a la venezolana.

Pero expresó que las migraciones ilegales no se podrían contener nunca mientras existieran diferencias tan grandes en el cambio de moneda y en los ingresos de los empleados venezolanos que en un alto porcentaje eran empleados del gobierno.

Los colombianos ocupaban las posiciones que el venezolano desechaba para irse a “trabajar” en el sector estatal.

Caldera expresó que la solución que el daba era la de “generar una muralla de desarrollo armónico en la frontera” de manera que tanto los colombianos, como los venezolanos encontraran en esa zona llamémosla binacional, abundantes fuentes de trabajo, y que para ello era necesaria la implementación conjunta de políticas estatales que crearan estímulos para el establecimiento de empresas a lado y lado del rio Táchira o de las otras zonas de frontera.

Esa política de estímulos al desarrollo empresarial binacional conjunto, según Caldera debía obedecer a esfuerzos conjuntos de los respectivos gobiernos en sus ordenes Nacional, Departamental o Estatal en Venezuela y Municipal.

La idea del presidente Caldera además de práctica era brillante y se adecuaba a las recomendaciones siempre desatendidas de la famosa misión Currie sobre desarrollo armónico fronterizo. 

Nos comprometimos Ruan y yo, a trabajar en ese sentido.

Caldera me dijo que empezáramos ya y que me invitaba a visitar dos ciudades en donde se había planificado su desarrollo encaminado a generar empresa y por consiguiente trabajo: Valencia y Ciudad Guayana (Puerto Ordaz).

Y la invitación se concretó. La casa presidencial me organizó una gira para visitar Valencia, en donde el Concejo Municipal me dedicó un día completo a oír exposiciones sobre planificación y desarrollo municipal, incentivos para la instalación de empresas, turismo, etc.

Y en Ciudad Guayana (Puerto Ordaz), el tema era el de conocer como se planificó la fundación de una ciudad encaminada a atraer inversionistas, profesionales y mano de obra calificada para trabajar en las enormes riquezas de esa región: siderúrgica, aluminio, energía hidráulica, turismo, y diamantes, pues la naturaleza fue pródiga con esa región.

Pero al mismo tiempo no existía desarrollo agrario ni ganadero, todo debía llegar de las otras zonas del país.

La ciudad presentaba inmensas calles dotadas de todo, menos de casas y habitantes. Pero con las medidas de fomento se esperaba que pronto la ciudad fuera ocupada. Y así fue
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La prensa venezolana destacó especialmente esta visita.

A  mi regreso a la ciudad, me dediqué a tratar de implementar medidas similares a las de Valencia y dentro de circunstancia diferentes las de Ciudad Guayana.

El Concejo Municipal, pese a su mayoría absoluta integrado por concejales de la oposición, fue generoso y otorgó facultades extraordinarias que permitieron dictar por decreto el estatuto de planificación y el de valorización.

Lo lamentable es que la falta de continuidad en las políticas gubernamentales municipales impidió que se cumplieran los planes y estrategias. El que sucede a un funcionario, borra de un plumazo los planes que deja el anterior. Y eso fue lo que sucedió.

Hoy en día la tesis del presidente Caldera sigue plenamente vigente: “generar una muralla de desarrollo armónico en la frontera”. 

Pero esta es una política que no debe ser bandera de un gobierno que pasa y que el que lo sucede pueda continuar o no,  sino una política de estado, que se cumpla bajo cualquier gobernante sea presidente, gobernador o alcalde.

Tal vez, varios años después, el presidente Barco se enteró de estas preocupaciones y me honró designándome como Comisionado Presidencial en la inicialmente llamada Comisión de Vecindad y luego Comisión de Integración Colombo Venezolana en la cual me ratificaron los siguientes presidentes, pero que lamentablemente se extinguió por las dificultades con el comandante Chávez.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

martes, 28 de octubre de 2014

655.- CRONICA MAMAGALLISTA DE UN INCENDIO



Gerardo Raynaud

No puede uno dejar de asombrarse de la cultura tropicalista del cucuteño, aún en los tiempos más difíciles, cuando en lugar de echarse a la pena, trata de superar sus angustias recurriendo a las posturas jocosas más absurdas y traídas de los cabellos.

La siguiente narración es la versión de una de las víctimas de un incendio ocurrido en uno de los edificios más importantes y emblemáticos de la ciudad, apenas comenzaba el año 48 del siglo pasado y muestra el sarcasmo que empleaban entonces los ciudadanos del común, para difundir las noticias, puesto que toda la exposición de la reseña es desarrollada por uno de los afectados.

Todo ocurrió en el Edificio Parroquial; para quienes no saben cuál era ese edificio, baste decirles que es aquel donde hoy está construido un centro comercial que abarca toda la esquina noroccidental del cruce de la calle once con avenida cuarta.

El edificio Parroquial, que posteriormente pasó a ser la sede de la Diócesis de Cúcuta, pertenecía a la parroquia de San José y fue su fuente de recursos durante muchos años hasta cuando apareció un obispo reformador y modernista y decidió que esa vetusta edificación había cumplido su ciclo y mediante acciones que no fueron tan ‘santas’, decidió construir el magnífico edificio con sus propiedades anexas que ostentan el hoy apelativo de Centro Comercial Plaza.

Digo que las maniobras utilizadas por el prelado no fueron del todo ‘virtuosas’, pues al decir de la mayoría de los antiguos arrendatarios, se sintieron engañados con el ‘desalojo’ a pesar de las promesas que se les hizo de garantizarles la reposición de sus locales comerciales, propuesta que al parecer, no se cumplió.

Pero este ‘abrebocas’ era solamente para ubicarlos en el lugar de los acontecimientos, así que traten de transportarse al sitio pero finalizando la primera mitad del siglo veinte.

Para más precisión, déjenme recordarles que en la esquina del frente, la suroccidental, se levantaba la casona donde funcionaba el Club del Comercio, la primera institución de su clase en la ciudad.

De hecho estaba allí el doctor José Faccini Andrade quien había dejado estacionado su automóvil, en la calle once, cuando eso se podía hacer, degustando el aperitivo previo al almuerzo, cuando comenzaron a sonar las campanas de la iglesia de San José y a notarse por los ventanales del Club, el alboroto de la gente que gritaba ¡Miren, un incendio! ¡Socorro! ¡Agua! ¡Llamen a la policía, a los bomberos¡

Recordando sus tiempos mozos, salió José Faccini, dicen, como a cien kilómetros por hora, pues justo frente a su auto, salían las llamas del Almacén Gardenia, donde se había originado el incendio, afortunadamente ni el fuego ni el calor afectaron el vehículo que salió disparado por la calle once y cruzando por la avenida cuarta, se dirigió hacia el sur en busca de otro lugar para dejar el carro y continuar con su almuerzo.

Mientras tanto, el incendio amenazaba afectar los locales identificados con los números 4-10, 4-14 y  4-18, sin embargo, las llamas hasta ahora no habían salido del local del almacén antes mencionado, cuando llegaron los bomberos; sólo habían transcurrido quince minutos desde que se dio la alarma, a pesar que la estación bomberil quedaba a escasas cuatro cuadras del lugar del siniestro, es más, el comercio recién organizado en torno a la nueva Federación Nacional de Comerciantes Fenalco, había entregado recientemente el dinero necesario para la compra de un carro ‘apagaincendios’ y esta era la ocasión oportuna para estrenarlo, pues hasta ahora, solamente lo habían utilizado para regar los árboles de las calles y una que otra acción de limpieza de las mismas.

El más entusiasmado y a la vez asustado de los testigos, era el propietario de la Librería ZIG-ZAG, vecina del Gardenia, quien había logrado, entrar a sacar los libros de contabilidad y el archivo que le permitiría, por lo menos, conocer el monto de las pérdidas, en caso de un  infortunado desenlace, que finalmente no se presentó.

Pero sigamos con el cuento; llegados los bomberos que no habían tenido la oportunidad de usar el equipo, apenas lograron conectar las mangueras al proveedor, se dieron cuenta que el tanque tenía sólo ‘un cunchito’ de agua y la gente gritaba ¡AGUA, AGUA!

Y dice el reporte, que la hermana agua no apareció, así que el carro-tanque tuvo que salir a aprovisionarse del precioso líquido hasta el puente San Rafael, distante dos kilómetros del lugar del incendio, de manera que cuando regresaron, dicen que a la media hora, el incendio había concluido.

 Pero no como pueden imaginarse las mentes malévolas, que todo estaba consumado, sino que entre tanto, había llegado un camión de soldados –recordemos que entonces el batallón era vecino del cuerpo de bomberos- y que los soldados colaboraban acuciosamente en esa tarea.

El único problema era que ellos no tenían equipos adecuados para combatir esa clase de dificultades, pues sus únicas herramientas eran unos baldes y algunas jarras que ni siquiera estaban en buenas condiciones pues estaban perforadas en el fondo y las utilizaban para cargar piedras y no agua y la gente seguía gritando ¡Agua, agua!

Pero por qué no había agua, si el municipio había hecho colocar hidrantes en las esquinas? Dicen que en días pasados una persona con un alto cargo oficial los mandó quitar y se los vendió al municipio de Medellín y que eso había ocurrido sin que nadie protestara.

Afortunadamente, los soldados descubrieron una fuente cercana, corrían y llenaban los baldes y cuando llegaban no tenían ni gota; ante este espectáculo deprimente, los curiosos no solo se mofaban de los pobres soldados sino que les gritaban ¡Saliva, saliva, saliva, soldaditos!

Para rematar la jornada, cuando regresaron los bomberos y el fuego controlado, que no logró extenderse gracias a la acción de los soldados, probaron la eficacia del potente chorro que ahora salía por las mangueras del  equipo apagaincendios, pero no contra las llamas sino para dispersar la concurrencia que se ponía cada vez más insolente con los pobres representantes del cuerpo de combatientes de incendios. 

Por lo menos, lograron desquitarse, así fuera con un chapuzón de agua de río, que por entonces se utilizaba para esos menesteres.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

domingo, 26 de octubre de 2014

654.- AGARRENSE DE LAS MANOS DE CUCUTA



somoslarevista.com


Estímulo a la inversión y generación de proyectos es lo que se propone el gobierno nacional ante la ruptura de relaciones con Colombia por el Presidente Chávez de Venezuela a raíz de las denuncias  sobre la presencia de  grupos de FARC y ELN en ese país y cuyas supuestas pruebas, fueron mostradas por nuestro país ante la OEA, situación que de inmediato se reflejó en la frontera colombo venezolana, especialmente en Cúcuta y Arauca.

Porque cada vez que hay crisis con Venezuela, los habitantes de la frontera temblamos porque los negocios se vienen por el piso y se tienen que tomar medidas de emergencia para evitar un desangre total de la economía.  

Fueron tres las medidas de choque tomadas por el gobierno para aliviar la crisis,  flexibilización para la creación de Zonas Francas, con el fin de estimular la generación de nuevos proyectos, el no cobro del IVA durante tres meses para algunos productos esenciales y la macro rueda de negocios que se desarrollará en Cúcuta los días 5 y 6 de agosto en la cual se dará estímulo a productores y compradores, creando nuevos mercados para nuestra región sin la dependencia de Venezuela y con lo que se esperan avances positivos según lo anunciado por el Ministro  Oscar Iván Zuluaga de la cartera de Hacienda. “Tenemos un antecedente y fue cuando tuvimos la dificultad de las pirámides en otras regiones del país. Allá desarrollamos una legislación parecida y hubo avances positivos en esta materia”, dijo Zuluaga.

Se cree que con las medidas de urgencia tomadas por el Gobierno del Presidente Álvaro Uribe Vélez San José de Cúcuta ha entendido que debe ser autosuficiente, abrir puertas hacia nuevos mercados, mejorar vías de acceso y convertir los problemas en oportunidades de desarrollo.  

Por eso, los macroproyectos que en buena hora se construyen en la capital nortesantandereana, ponen  a Colombia y al mundo, a mirar hacia esta frontera vibrante, hasta hace unos meses, económicamente estable, de gente solidaria, dispuesta a defender sus valores, costumbres y tradiciones, pero con la mente abierta hacia nuevas inquietudes.

Cúcuta nos lleva a soñar con una ciudad diferente, con una región pujante apoyada en los medios de comunicación y de la mano de la clase dirigente y los medios de producción, para que se desarrolle.

Ellos gobernaron

Al ex alcalde Álvaro Villamizar Suárez le escuchamos decir alguna vez, que “Cúcuta es como un potro fino, responde fácilmente a la mano que maneje sus riendas”.

O porque es necesario que “las autoridades nacionales, departamentales y municipales se metan en el juego para establecer las reglas de juego y de cooperación en busca de satisfacción de los turistas que nos visitan” como sostiene Jorge Enrique Maldonado Vargas. 

O la posibilidad de salir al mar Caribe por la costa colombiana con le mejoramiento de la carretera Cúcuta-Ocaña, como afirma Manuel Guillermo Mora Jaramillo.

De otro lado, Eduardo Assaf Elcure clama porque Cúcuta vuelva a calzar a Colombia, mientras espera que todos tengamos eso que llaman sentido de pertenencia, fe en la región y en la capacidad de sus habitantes, que según dice, llegarán al millón quinientos mil. ¿Habrá cama para tanta gente?

Ubicación

San José de Cúcuta tiene una ubicación geográfica privilegiada dentro de nuestra geografía.  A diez kilómetros del límite con Venezuela, localizada a 7 grados 53.00 segundos de latitud norte y 72 grados 30.19 de longitud oeste con una altura sobre el nivel del mar de 325 metros y con una temperatura promedio de 27.5 grados, dista 625 kilómetros de Bogotá.

Cúcuta es poesía

Cúcuta es como la define el poeta Miguel Méndez Camacho quien la compara con una mujer “a pesar de saber que hay otras más bellas, más amable como decía Neruda de su amada, se concluye escogiéndola. Entregándose a ella en la medida en que ella misma se prodigue”.

Porque Cúcuta es una ciudad diferente, aunque los visitantes se quejen del calor y del viento, al primero lo soportamos con la brisa marina que llega del lago de Maracaibo o con el batir de las ramas de los árboles que refrescan y oxigenan el ambiente.

O como dijo el maestro Eduardo Carranza “Cúcuta es un pueblo donde el cielo anda por las calles como un hombre”.

El desafío

Hemos entrado en la etapa de los desafíos. ¿Tendremos gobernantes capaces de sacarla adelante? ¿Seremos los ciudadanos inferiores a las expectativas o por el contrario, sacaremos esa garra creativa para convertir los problemas en oportunidades?

¿Continuará el vaivén de la economía fronteriza? El crecimiento de los centros comerciales y la construcción de puentes elevados le dan aire de ciudad grande.

El centro de la ciudad donde el comercio organizado ha soportado todos los embates de la economía, se muestra hoy blanco, que combina con el verde de los árboles que son tradición de la cultura de nuestra gente.  Respetar esta tradición debe ser una exigencia de todos y pintar de blanco el frente de nuestras casas y edificios le daría a Cúcuta un sello de distinción y belleza.

Lo cierto es que Cúcuta dejó de ser sólo la vitrina que miraba hacia Venezuela antes de la era de Hugo Chávez Frías, para convertirse en un centro de negocios con buena infraestructura hotelera donde confluyen los países andinos, aunque el cuello de botella se encuentra ante la falta de una estructura vial que desembotelle la región para lograr las metas porque de nada sirve en el futuro una legislación de estímulo si no logramos que mejoren las carreteras existentes para la salida del carbón y otros productos.

Invitamos a nuestros dirigentes sin distingos de color político, religión o raza para que se agarren de las manos de todos sus habitantes y entre todos, hagamos de Cúcuta una ciudad más amable, que convierte los problemas en oportunidades como otrora lo hizo el Cúcuta deportivo, equipo que en estos momentos se levantó nuevamente,  liderando la Copa Postobón.

Hasta ahora, y con las nuevas medidas puestas en marcha con el decreto 2694, los grandes almacenes y tiendas de cadena empezaron a descontar el 16 por ciento del IVA, lo cual hizo que las personas se lanzaran desde el sábado a hacer sus compras y el flujo de visitantes ha aumentado entre el 30 y 50 por ciento.

El IVA según nos dijo un vendedor está siendo descontado en alimentos como carnes frías derivados de la leche, víveres y abarrotes, grano, pasa bocas, aceites, enlatados y todo lo que tiene que ver con repostería.

También electrodomésticos, vestuario y todo lo que tenga que ver con la productividad y el desarrollo regional y nacional porque si a Cúcuta y Arauca les va bien, le va bien al país.

Porque la frontera es hoy más barata en un 16% situación que están aprovechando no sólo los cucuteños. También algunos venezolanos que han vuelto y gente del interior del país que encontró un estímulo para visitar esta tierra fundada por doña Juana Rangel de Cuéllar y que se vuelve generosa a la hora de recibir a sus visitantes.

Por eso los cucuteños le piden al país que se agarren de las manos de su gente para que la economía fluya sin tener que depender del vecino país.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.