Podzol
El mute, plato
típico de nuestra región.
Al recibir en mi oficina la propuesta de
comprar un botellón de agua purificada, le informé al señor que yo, aún, tomo
agua de tubo, desde cuando nací (en mi casa y no en clínica), en el barrio
Latino; entonces no había esas cosas y, la verdad, nunca he tenido enfermedades
de colon
y otras que tanto se dan en la actualidad.
Claro, eso me da pie para unir cabos sueltos
que, en estos tiempos, son curiosos y hasta simpáticos.
Porque todo era más sencillo; por ejemplo,
los alimentos eran en desayuno-almuerzo y comida (no había cenas), y en ellas
los platos típicos abundaban, conservando la prodigiosa y amorosa estructura
familiar de sopa y seco.
Conozco una señora de ese mismo barrio, ahora
de sociedad, que dice que en su mesa no se sirven platos típicos.
Por supuesto los cubiertos eran tres:
cuchara, cuchillo y tenedor.
No como los innumerables de ahora que están
alineados y uno no sabe usar, al menos yo, hasta que mi esposa me lo indica por
debajo con un sutil golpe de rodilla, cuando me toca ir a celebraciones
sociales, en las que tanto extraño el agua de panela y la exquisitez que da la
cuchara al arroz.
Los pasteles de
garbanzo son únicos de Cúcuta.
Uno iba a la tienda de don pacho, que se
llamaba El Ancla, y se comía un boquiabierto con gaseosa, como onces o
merienda, por veinte centavos, y no yogures y bebidas sin dulce, o comidas sin
sal, o sea desabridas.
Y andaba en cicla, sin cascos ni soats,
recorriendo las calles amables en las cuales la gente salía a compartir, a
conversar, a sentarse por las tardes en mecedoras y recibir el fresco.
Los postres se llamaban dulces (de platico) y
se mantenían siempre como el aliciente indispensable que al llegar a casa, con
un vaso de agua de tubo fría, nutría de aquella sensación de placidez cucuteña.
El señor se convenció de que no le iba a
comprar su botellón y, eso sí, me aceptó un sabrosísimo vaso de agua fría, del
tubo de mi lavaplatos.
Antaño para
hablar por teléfono se debía hacer un
“llamato” por
el 01
Yo me quedé pensando cómo irán a hacer los
futuros y modernos habitantes de la ciudad con tan deliberadas formas de
complicarse la vida.
Voy a pedir un llamato por el 01, para hablar
con la gente de antes, a ver qué opina.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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