domingo, 18 de marzo de 2018

1277.- ALFREDO DIAZ CALDERON Y SUS FACETAS



Gastón Bermúdez Vargas

Alfredo Díaz Calderón

Cada vez que se habla de Alfredo Díaz Calderón, inmediatamente se piensa en ese destacado basquetbolista que puso muy en alto los colores del Norte de Santander y de Colombia, pero que a través de ese deporte paralela y silenciosamente iba preparando el terreno para ejecutar posteriormente sin saberlo, una de sus facetas innatas y que le apasionaron tanto como el mismo baloncesto, el periodismo deportivo.

Alfredo nació en Cúcuta el  1º de mayo de 1929. Fueron sus padres don José Antonio Díaz y doña Josefina Calderón quienes tenían como negocio la panadería La Fragancia, primero ubicada en la avenida 4ª entre calles 10 y 11 y posteriormente en la calle 11 entre avenidas 8ª y 9ª. Procrearon tres hijos Alfredo, Carlos y Ligia, y como solía suceder, los varones además de la responsabilidad de sus estudios, debían ayudar en las actividades de la panadería.

Aprendió sus primeras letras y los dos primeros cursos de primaria en la escuelita de doña María, ubicada en avenida 10ª entre calles 11 y 12. Llega al colegio Sagrado Corazón en 1940 a cursar 3º elemental, donde consigue el ambiente apropiado para desarrollar el basquetbol (su deporte preferido que había empezado a jugar en el solar de la Joyería El Sol), por el apoyo que le daba los Hermanos de las Escuelas Cristianas, además de ser la cuna de ese deporte cuando lo trajo el hermano francés Arturo Monier a principios de los años 30 del siglo pasado.

Por circunstancia de la vida cursando 4º bachillerato en 1946 los hermanos Díaz Calderón se vieron obligados a dejar sus estudios y dedicarse al negocio que sus padres les habían obligado a aprender para fortalecer su sentido de responsabilidad. Los muchachos demostraron a través del tiempo, que fueron de los mejores en el oficio, hasta el punto que las acemas negras de chicharrón fueron famosas en la ciudad.       

Alfredo desde muy corta edad estuvo ligado al deporte y su gente,  es así que desde los seis años veía jugar los fines de semana junto a su padre, fútbol y beisbol en la plazuela Libertador, hoy parque Nacional, debido a que su casa estaba ubicada precisamente en una de las cuadras que la limitaban, avenida 4ª entre calles 8 y 9, allí vio jugar a deportistas destacados como por ejemplo al gran futbolista Daniel Antolínez; y a los ocho años, en 1937, no se perdió un partido del primer Campeonato Nacional de Basquetbol en la cancha de tierra del colegio Sagrado Corazón, donde ´Toto´ Hernández fue catalogado el mejor jugador del evento. En ese momento comenzó su inquietud por la recopilación de datos deportivos; guardó las fotos y escritos de prensa sobre el campeonato.

A los trece años estando estudiando en el colegio Sagrado Corazón de Jesús, integró al equipo de basquetbol La Salle en un campeonato infantil en Rubio, Estado Táchira. En ese evento fue nombrado su compañero Luis Cardozo como Mejor Jugador, y ahí fue donde comenzó a escribir memorias y experiencias deportivas.  Por infortunios del destino dos años más tarde (1944), este compañero, gran deportista, falleció trágicamente, lo que despertó aún más su interés por la historia y memorias de hechos deportivos.

Ya para ese momento Alfredo estaba encaminado a jugar el deporte del basquetbol; en 1945 se organiza un intercolegial departamental en Pamplona y con solo 16 años forma parte del equipo titular de La Salle (Sagrado Corazón) junto con Eduardo Jácome, Carlos Rangel, David Darío Porras y Carlos Celis Carrillo. De ahí en adelante integró el equipo de la Selección del Norte en eventos nacionales desde 1946 a 1959 y su última participación nacional fue en los Juegos Croydon de Cali en 1962. 

Personalmente tuve la fortuna de ser su contrincante y verlo jugar, cuando Alfredo ya retirado, decide organizar un equipo de veteranos que recuerdo estaban Erasmo Hernández, Wilber Daw, creo que Moisés Barroso y otros, y participan en un campeonato departamental en 1965, donde pude observar aún su inteligencia en el juego, buena forma de distribuir el balón y sobretodo su precisión en lanzamientos de media distancia.

Con el periodista Carlos Ramírez París, ´Trompoloco´, 1955

En su período activo juega con destacados jugadores nortesantandereanos además de los antes nombrados tales como  Moisés Barroso, Hugo Uribe (años antes en el solar de su casa hicieron una cancha donde los más pequeños como Alfredo y Carlos, aprendían el basquetbol jugando y viendo a los mayores entre ellos los hermanos Uribe Calderón, y donde asistía también ´Toto´ y Elías Fuentes,  Manuel José y Enrique Vargas Ramírez, Virgilio Barcos Vargas y los Colmenares Baptista entre otros), Hugo Guerrero, su hermano Carlos quien lo acompañó durante su carrera deportiva, Erasmo Hernández, Samuel Castañeda, Rosario Gómez, ´Mico´ Soler, David Morantes, el hoy mi amigo Alvaro Gil, ´Pacho´ Contreras, Sergio e Hilario López, los más jóvenes Roque Peñaloza, Gustavo Martínez, ´Pipo´ Gómez, ´Patón´ Sánchez, ´Fosforito´ Castro, Hugo Torres, Raúl ´Carajote´ Fernández, Jorge ´Chancharal´ Sánchez, Alvaro ´Chema´ Méndez, Otto ´Cicuta´ Jiménez,  Luis Eduardo Castro Lobo, entre muchos otros.  

Representó a Colombia en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires 1951, Juegos Suramericanos de Montevideo 1953, Juegos Centroamericanos y del Caribe de México 1954, Juegos Suramericanos de Cúcuta 1955, Juegos Suramericanos de Santiago de Chile 1958 y Juegos Centroamericanos y del Caribe en Caracas 1959. Compartió en algún momento Selección Colombia con los nortesantandereanos: Su hermano Carlos Díaz, David Morantes, Antonio ´Mico´ Soler, Hilario López y Roque ´Fiera´ Peñaloza. Además de figuras nacionales tales como Edison Christopher, ´Pacho´ Nemeth y los hermanos Manzanera.

Cabe destacar que Alfredo Díaz tiene el record de haber ocupado en el equipo del Norte como capitán, entrenador y director técnico al mismo tiempo en la II Copa Colombia de 1957, igualmente lo hizo con la selección Colombia  en los VIII Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se realizaron en Caracas en 1959.

En todo ese periplo como jugador no dejó de tomar datos y recopilar información de los eventos en que iba participando, además su condición de figura y capitán en los equipos, le facilitó hacer amistad con veteranos deportistas, entrenadores y directivos de diferentes deportes en el departamento, así como periodistas y locutores, con quienes sostenía frecuentes charlas sobre el origen y desarrollo de cada deporte, lo cual alimentaba su archivo histórico y su conocimiento deportivo personal.

Se enamora de la dama barranquillera Elba Fuentes, sobrina de Elías y ´Toto´ Fuentes (otro grande del basquetbol nortesantandereano), a quien conoció en casa de su hermana Ligia casada con Elías. Se casan en la iglesia del Perpetuo Socorro de Barranquilla el 15 agosto de 1959. De esa unión nacen sus siete hijos Alberto, Manuel, Eduardo, María Helena, Miguel, Yolima y Xiomara. Doña Elba inesperadamente se adelanta al llamado del Señor y parte el 13 marzo de 2016, después de haber cumplido cabalmente su rol de madre y  amante esposa por casi 57 años, fue ese un duro golpe familiar.

ACORD-Nacional, Credencial Nº 025

Al casarse decide retirarse del baloncesto y tomar el camino del periodismo deportivo como un ´hobby´ y ser instructor de basquetbol de la muchachada cucuteña, rol que cumplió en esto último con dedicación en la ciudad, con siempre la idea de incrementar el deporte en escuelas, colegios, universidades e institutos de capacitación y la creación de escuelas de formación deportiva.

Trabajó en los diferentes medios de comunicación social local, nacional y en algunos otros países suramericanos como invitado especial. En la televisión por ejemplo fue comentarista del estelar programa deportivo, en pleno apogeo nacional, de Producciones JES, de don Julio E. Sánchez Vanegas en Caracol TV. También fue comentarista en juegos Nacionales, Suramericano, Centroamericanos y del Caribe y Mundiales de  basquetbol. En la radio en calidad de comentarista deportivo, compartiendo transmisiones radiales a nivel nacional con grandes narradores del periodismo deportivo colombiano y localmente con el Grupo Radial Colombiano, Radio Guaimaral, Radio San José y La Guerrilla Deportiva. Y en prensa escribió para los grandes de periódicos de Colombia, El Tiempo y El Espectador, y a nivel local en el diario La Opinión.

Ya había tenido sus primeras experiencias como comentarista deportivo; siendo jugador activo, fue invitado por la cadena radial Splendi de Argentina, en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires, para comentar el juego entre Estados Unidos y Ecuador, en el famoso Luna Park. Luego en 1954 en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, comentó el juego de Cuba contra Puerto Rico, para RTV Azteca de México. En 1958 en el Suramericano de Basquetbol Mayores, fue comentarista en tres programas del espacio ´Luces de la Ciudad´ en Radio Yungay de Santiago de Chile. Treinta años después dirige un programa deportivo en Cúcuta en Radio San José y le coloca el mismo nombre, ´Luces de la Ciudad´.

En 1975 comenta por Caracol Radio Nacional el Mundial de Basquetbol Femenino de Mayores con los mejores narradores del país. En 1978 comentó para Caracol Nacional los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Medellín, junto con Edgar ´El negro´ Perea, Esau Jaramillo Montaño, Cesar Augusto Garizabal y Juan Guillermo Izquierdo. Comentó el Mundial de Basquetbol Masculino de Mayores en 1982 para el Grupo Radial Colombiano en ´La guerrilla deportiva´, con otros grandes de la narración de Colombia, Guillermo Díaz Salamanca (famoso imitador de voces), Oscar Rentería Jiménez, ´El Pache´ Andrade y Carlos Antonio Vélez. Trabajó en 1985 para la Televisión Estatal Nacional para cubrir los Juegos Nacionales Deportivos de Villavicencio. Deja este ´hobby´ en el año 2005.

Para completar su obra, Alfredo le ha dejado a la región yo diría su obra cumbre como es su libro de los primeros 100 años del deporte cucuteño, ´Deporte Cucuteño desde 1900 hasta el 2000´, basado en toda su recopilación de información deportiva durante 63 años, que inició en ese primer campeonato nacional de basquetbol en 1937.  Estoy seguro de no haber sido por él, muy difícilmente los cucuteños y la región, hubiera podido conocer su verdadera historia deportiva.

Por último, debo pedir a las autoridades locales y nacionales deportivas, que a esa leyenda viviente nuestra, se le debe un reconocimiento en vida que perdure, como he oído muchas veces en reuniones de los basquetbolista, como darle su nombre a una avenida principal y/o un monumento en alguna plaza pública e imperativo su nombre a un importante escenario deportivo. Gracias Alfredote!

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