Gerardo Raynaud
Alma Costello
Antes de convertirse en lo que es hoy, la Piscina
Moreno era uno de los lugares de esparcimiento más cotizados y de mejor
reputación de la ciudad.
Tal vez por su ubicación y por su estrategia de
mercadeo, era muy atractiva para los pobladores de la Cúcuta de mediados del
siglo XX. Situada a la orilla de la carretera que conducía a la frontera, mucho
antes de la construcción de la Autopista Internacional y anteriormente, frente
a la estación San Luis del Ferrocarril, un desvío de unos cien metros al norte
era el acceso para llegar a ella.
El lugar estaba relativamente escondido para el
pasajero desprevenido así que no era visible a simple vista por quienes
transitaban, primero en tren y luego por carretera; un simple aviso con una
flecha marcaba el desvío al lugar.
Era un lugar, a la orilla del río Pamplonita, que
aprovechaba las aguas del río para surtir una pileta que no requería
tratamiento alguno y por lo tanto, muy económica de mantener, situación que se
trasmitía a sus usuarios, además la propaganda que se hacía entonces era muy
sugestiva: “El mar… casi el mar en Cúcuta” era la invitación perfecta para
aprovechar sus servicios.
Tenía una barrera, a manera de represa rústica,
mediante la cual se desviaba el agua del afluente.
Adicional al baño refrescante que ofrecía, se había
construido una tarima y adecuado un escenario con una capacidad que permitía
acoger un numeroso público con las comodidades propias de la época y de igual
manera unos camerinos para los artistas que venían a presentarse.
Los más prestigioso artistas fueron contratados para
presentarse en ese escenario, así que empezaremos con la primera “vedette
colombiana”, Alma Costello, una barranquillera nacida en 1926 y quien realizó
extensas giras por Centroamérica y México interpretando música folclórica como
cumbias, porros y mapalés, se inició en los radioteatros de la emisora La Voz
de Barranquilla.
Acompañó dancísticamente al maestro Francisco “Pacho”
Galán siendo ella quien coreografiara su ritmo con mayor éxito mundial, como lo
fue el merecumbé.
En la década de los años 50 se radicó durante varios
años en México presentándose en los míticos teatros Margó y Tívoli. Estableció
una gran amistad con la vocalista barranquillera Carmencita Pernett quien vivía
en la capital mexicana.
Alma Costello llegó a México bailando la Danza Negra,
de Lucho Bermúdez y contribuyó a la popularización de la cumbia en ese país del
norte.
Sus regresos a Barranquilla eran apoteósicos, desde
que realizara grandes giras en los teatros de la cadena ABC, presentándose en
todos los teatros del país en compañía de la orquesta de Pacho Galán.
Su amistad con Pacho Galán y con el maestro José María
Peñaloza, creador del chandé y la pieza ‘Te Olvidé’, fue enorme y muy familiar,
incluso eran ellos los padrinos de sus hijas.
Por la época en que se presentó en la Piscina Moreno,
su show estaba lleno de polémica debido a su rebeldía e irreverencia en los
escenarios lo que le granjeó la animadversión del clero, quienes presionaban a
las autoridades a prohibir su espectáculo, tal como sucedió en la ciudad de
Cali durante los años cincuenta.
A pesar de todos sus inconvenientes logró su objetivo
fundamental “vivir a plenitud y a su manera” sin depender de nadie, sin artificios
ni medias tintas. Se casó muy joven con su compañero de giras y cantante, “el
Pibe Castillo” a quien llamaban “el rey del porro”.
La vedette barranquillera se distinguió por ser una
defensora del folclor nacional, en especial el del Caribe colombiano.
Falleció en Barranquilla, su tierra natal, el 26 de enero de 2015 a la edad de
88 años.
En la misma gira, también hizo presentaciones en los
populares teatros descubiertos de Cúcuta, el Astral y el Aire Libre, en
compañía de la orquesta del rey del merecumbé, Pacho Galán, como lo atestiguaban
los afiches que invitaban a las representaciones.
Otro dúo que en la misma época se presentó en ese
tablado, fue el compuesto por Silvana y Rodrigo, ella, una bellísima bailarina
peruana y él, el mejor cantante colombiano de canciones populares.
Aunque no eran tan aplaudidos ni conocidos como los
anteriores, llevaban bastante tiempo presentándose en las principales ciudades
de Colombia.
Rodrigo Soto era un cantante paisa, nacido en
Medellín, quien había sido lanzado al mundo del espectáculo en el radio teatro
de la Voz de Medellín y alcanzado el éxito en las principales emisoras de la
ciudad y del país.
A comienzos del año 57 coincidió en una de sus
presentaciones con Silvana “la reina del Chachachá”, una hermosa peruana
pelirroja que había llegado a Colombia a presentar su show que consistía
básicamente en mostrarle al público asistente qué era el Chachachá y cómo se
bailaba el mambo, ritmo que se venía imponiendo de la mano del maestro cubano
Dámaso Pérez Prado.
El auge de este ritmo se impuso rápidamente en
Norteamérica, a tal punto que las principales publicaciones del país hablaban
de una “Revolución del Mambo” y fueron muchos los que aprovecharon el momento
para abrir sus “escuelas de baile con especialidad en Mambo”.
Así pues, Silvana quien desde temprana edad se había
dedicado a la danza vernácula en la Compañía de Guido Monteverde, un
prestigioso actor y periodista peruano hasta ascender a la categoría de
“estrella” y principal figura en el elenco del Chachachá. A partir de este
momento, su futuro como solista estaba sellado y los contratos comenzar a
lloverle.
A Cúcuta habían llegado con su compañero de función y
su presentación en la Piscina Moreno se dio por la sencilla razón, que la
afluencia de artistas en los teatros, no les había dejado otra opción.
A pesar de no ser lo que esperaban, durante unos días
hicieron sus presentaciones en los radio teatros de la ciudad esperando la
oportunidad de presentarse en uno de los teatros importantes, lo que no alcanzó
a darse, pues los compromisos de la pareja, en otras ciudades del país, estaban
por cumplirse.
En uno de los encuentros con periodistas locales
dijeron que “albergaban la esperanza de gustarle al público de Cúcuta que tiene
fama, en toda la nación, de ser un buen captador de emociones
artísticas.”
El espectáculo, al parecer, no tuvo mayor
trascendencia, pues no fueron muchas las noticias que al respecto se
difundieron.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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