Terremotero
Anuncio oficial del duelo de tiros libres: ¨Se informa a todos los alumnos de Corsaje,
favor pasar voz y asistir a famoso Duelo de Tiros Libres. Lugar cancha
principal. Allí se retan en duelo histórico de baloncesto los siguientes
protagonistas: Nuestro famoso entrenador de Corsaje y ex-jugador de selección
Norte de Santander, Carlos ´Fosforito´ Castro en representación de jugadores
cucuteños y como representante de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, ratificando
la premisa del símbolo de tradición basquetera por haber traído por primera vez
el baloncesto a Cúcuta, un verdadero adalid con inspiración mezclada entre aro
y balón, el querido rector del colegio, el Hno. Hernando Giraldo¨.
Nada hacía presagiar aquel hermoso evento deportivo. El
día era esplendoroso, el sol radiante y la atmosfera mágica. Unicamente Cúcuta
expone lo mejor de días iluminados. Yo daba los primeros pasos en la selección infantil
del departamento, antes había asistido en 1974 al Primer Jamboree de MiniBasket
en Medellín.
Fui testigo presencial del famoso duelo. Hoy plasmaré
vivencias desconocidas. El extraordinario suceso surgió de forma inesperada y espontánea.
En forma paulatina fue tomando cuerpo en recreos o descansos en jornada
académica diurna. Fantásticos momentos derivan siempre de los tradicionales
rectángulos míticos. La cancha del Callejón y Carora por ejemplo. Ahora esta
historia abre alas desde mismo lugar donde por primera vez un balón logró tocar
el aro. La cancha de Corsaje.
El Hno. Hernando siempre aparecía en cancha ataviado con
característico hábito religioso, era largo y ancho color negro, tipo
sacerdotal, distintivo clásico de los Hermanos de las Escuelas Cristianas o
Hermanos de La Salle. Poco a poco el duelo en los recreos se hizo más intenso.
Durante casi 1 año fue genial comerse el pastel de garbanzo acompañado con gaseosa
roja, mientras todos observamos los eximios lanzadores.
Llegó un tiempo donde el reto creció, ya era más
serio, más organizado y pronto se convertiría en duelo oficial. Relato ahora el
instante cuando se convirtió en duelo histórico para el baloncesto cucuteño. Existen
sobradas razones para considerarlo un duelo como histórico. Por ejemplo la
época, el lugar, los protagonistas, el entorno, el ambiente, la anécdota y la
vivencia misma.
Fue casi cinco décadas atrás, allí por 1976. Fui
bendecido al ser notificado como recogebolas oficial del gran Duelo de Tiros Libres
(Bueno, en forma desesperada me ofrecí con entusiasmo desmedido y ante tanta
insistencia del niño, lo aceptaron como recogebolas. Además ´Fosforito´ conocía
la estirpe hereditaria). Ese niño privilegiado en medio de los árboles más
hermosos del universo, observó, cómo troncos caminantes sirvieron para
engalanar la cancha principal de Corsaje.
Mi padre había sido Campeón Nacional de Tiros Libres
en 1957. Fue durante XII Campeonato Nacional Mayores de Basquetbol en Pereira.
Bella historia escuchada cientos de veces, pero no estuve en cuerpo presente. En
cambio aquí, tendría la opción de ser protagonista como recogepelotas. Pero al mismo
tiempo podía grabar un hecho en mi memoria y relatarlo con historias propias.
Ahora aparezco camuflado con letras como testigo de un
lugar enigmático de Cúcuta. Humildemente en sueños debí llamarlo: El Complejo Integral
Cultural e Histórico Doña Teresa Briceño de Andressen. Este en especial es un bello
lugar compuesto por tres de sus hitos, todos míticos y emblemáticos: La Quinta
Teresa, el Colegio Sagrado Corazón de Jesús y la Cancha de Corsaje donde nació
el baloncesto cucuteño.
Quiero soñar con letras y ver donde otros también
sueñan. Lograr apreciar el valor incalculable que representa el Complejo Integral
Cultural e Histórico Doña Teresa Briceño de Andressen. Desde allí, jamás podemos
envidiar nada porque todo lo tenemos, lugar iluminado por el Sagrado Corazón de
Jesús. Nacimos para disfrutar la vida, allí la vida fue siempre hermosa. El
gran jardín donde nadie muere y donde todos vivimos para renacer otra vez.
Por aquellos tiempos habían llegado a Corsaje dos nuevos
personajes. Un nuevo entrenador de baloncesto y un nuevo rector del colegio. Imborrables
momentos honran redactar sublime anécdota. Expresión justa con raíz ancestral, sentires
distintos con balón de baloncesto en las manos. Sensación especial pararse justo
en la raya, presto para lanzar un tiro libre.
Debo confesar no hubo tregua ni pausa. Eran dos fieras
queriendo ganar. Luchaban por honor de encestar en sitial sagrado. Dos eximios
guerreros del arte de lanzar tiros libres. Curiosamente, ahora el Hno. Hernando
ya vestía ataviado con traje de baloncestista. ´Fosforito´ llevó la eterna sudadera
de pantalón rojo y negro, símbolo de gloriosa selección del Norte de Santander.
Ninguno falló los primeros 20 lanzamientos. Hubo otra
ronda de veinte tiros e igualmente ninguno falló. Había un trascendental
empate. El duelo debía continuar al otro día. Pero al día siguiente, pasó
exactamente igual. Hubo otra vez empate. Entonces el duelo en forma obligatoria,
debió prolongarse por tercer día consecutivo.
Debo hacer una pausa y acotar sobre el Hno. Hernando
Giraldo. Era oriundo del eje cafetero. Gran cazador con destrezas en artes de
las escopetas. No había sido gran jugador de baloncesto, pero sentía pasión por
la disciplina deportiva del aro tallado contra la madera de tablero. Únicamente
adquirió destreza de tiro libre.
Durante 20 años utilizó recreos o descansos para
lanzar. Tanto va el cántaro al agua que un día se rompe. Aquí irrumpió un excelente
tirador de línea demarcada. Era infalible, certero, calmado, mesurado, astuto,
tenía control de respiración. Pero lo más increíble, lanzaba idéntico a mi
padre. Inusual lanzamiento antiguo con dos manos sobre la cabeza.
Ahora bien, del otro lado estaba ´Fosforito´ Castro.
Eximio lanzador con técnica clásica. Estilo asombroso para lanzar el tiro
libre. Tranquilo, pausado, elegante e infalible. Imposible olvidar aquellos mágicos
instantes. Un día inolvidable.
El tercer día
Al tercer día no cabían los espectadores. Las rondas
serian más largas. Pasaron de 20 a 30 tiros por ronda. Ese día esperaban más de
900 alumnos entusiasmados. Siempre espontáneos organizadores solicitaban absoluto
silencio. Recuerdo, únicamente se escuchaba un murmullo con Uyyyy!... Uyyyy!...
Uyyyy!…
Empataron en los 30 tiros. Pasaron de largo y recuerdo
una cifra retumbando al oído, el 38. Estaban empatados otra vez en la segunda
ronda de 30 tiros. Habían igualado en 38. Ambos ya estaban muy cansados. Se miraban
sutilmente de reojo. Juntos sabían que declaratoria de EMPATE, era justo. Surgió
el juez natural que todo lo puede y todo lo sabe. Los niños. Ellos ingeniaron
la decisión final. Voces de muchos niños irrumpieron debajo del tablero. Todos
dijeron: Ya! Ya! Ya!... Por favor, dejen así. Ya! Declaren un empate final.
Debí viajar al encuentro con sentires insospechados, experiencias
asombrosas nutridas con recuerdos pasados. Sigo allí, algunas veces retorno
para conocer el futuro y las noticias actuales. Pero inmediatamente vuelvo al reencuentro
con antepasados. Hoy Logro sentir ansias de gritar en medio de aquella
algarabía: Ambos son ganadores, ambos nos regalaron tres días imborrables!
Todo final debe ser feliz. Ahora recuerdo, ver abrazados
dos grandes monstruos del tiro libre, fundidos en reconocimiento mutuo. Ambos
supieron del asombroso lugar donde habían competido. Tres días pasaron cobijados
debajo de gigantes sombras con fuertes ramas. Magnánimo espacio conformado del suelo
de la antigua canchita donde nació el baloncesto.
Seguirán las historias viajando por remembranzas
surgidas del ADN del baloncesto. Seguiré soñando y relatando inolvidables
tardes cucuteñas, así vuelvo a donde pertenezco, así vislumbro un pasado tan
vivo como la mirada futura. Seguiré reconociendo las mismas calles de ayer,
seguiré apreciando la ciudad más hermosa jamás creada por el hombre.
Nota Final.- Los primeros días enero de 2017, la salud
de mi padre estuvo deteriorada. Presagiando podía ocurrir lo peor, debía correr
a escribir leyendas del baloncesto cucuteño. Era sencillo homenaje a su
memoria. Logré escribir 50 pequeñas crónicas e historias. Dios supo mis afanes.
Decidió regalar al anciano un tiempo extra. Parece pudo empatar con tiro libre
cuando faltaba 1 segundo.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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