Jeider Rúa Girardo (La Opinión)
Chica ha jugado dos temporadas en el
Cúcuta Deportivo.
La garra y la entrega lo
caracterizan. Caleño, de 36 años y de padres paisas, el volante Diego Fernando Chica
López se ha sabido ganar el cariño de la hinchada rojinegra. Luego de un largo
recorrido por el fútbol colombiano y de dos temporadas en el Cúcuta Deportivo,
el creativo sueña ahora con volver a levantar un trofeo, esta vez en compañía
de su esposa y de sus dos hijos, quienes lo acompañan en ese camino.
Sobre esa travesía, el jugador
contó a La Opinión de su trayectoria, de su presente y del gran año 2018
que vive el Cúcuta Deportivo.
¿Quién es Diego Chica?
Es un jugador humilde, apasionado en lo que hace, un jugador muy entregado
a su familia, un jugador bastante disciplinado. En mi carrera eso fue lo que
más me inculcaron y gracias a Dios, a
mis 36 años, he sabido llevar mi futbol a la perfección.
¿Es hincha del América de Cali?
Mi padre es fanático del fútbol, hincha del América de Cali a morir.
También soy hincha del América, los sigo mucho. Pero ahora, como jugador
profesional creo que, para mí, el equipo de mis amores, el que me da el
trabajo, el que me abre las puertas, es el Cúcuta Deportivo.
¿Cómo se inició en el fútbol?
Siempre jugué el fútbol callejero, soy de un barrio muy popular en Cali: el
Petecuy etapa II, donde siempre me gustó jugar al fútbol. Un día se me dio la oportunidad de
presentarme en el Boca Juniors de Cali y en dos días me arreglaron derechos
deportivos para pertenecer a ese club.
Se ha destacado por la garra que le imprime a los
partidos…
Todo es fruto de la disciplina. Siempre digo que el partido que tengo por
delante lo juego como si fuera el último. La actitud lo es todo en cualquier
cosa que hagas.
Tiene un título con Boyacá Chicó, ¿qué se siente
estar tan cerca de otro?
Siempre estoy motivado por querer volver a una final y lo sueño cada vez
que juego al fútbol. Volverlo a vivir
sería emocionante, y ahora con el Cúcuta Deportivo estamos a un paso de
lograrlo.
¿Cómo llegó al Cúcuta Deportivo?
Venía de jugar (la Copa) Sudamericana con Águilas Doradas (2015), cuando
quedé con mis derechos deportivos en la mano.
Tuve algunos problemas con dirigentes. Llegué a un cruce de palabras con el presidente de Águilas, ahí me
juraron que no iba a volver a jugar al fútbol. Entre ellos (dirigentes) no se
pisan la manguera y en muchos clubes que me pretendían por mi gran labor al fin
me cerraron las puertas. Ahí el Cúcuta Deportivo me llamó.
¿Ese altercado en Águilas lo motivó a demostrar
aún más su talento?
La verdad sí. El fútbol es difícil. Creo que después de que tú hagas las
cosas con amor las puertas se te abren poco a poco, cuando Dios quiera. Me vine
a ojo cerrado a entregarlo todo.
¿Con qué expectativas llegó en 2016?
Al presidente José Augusto Cadena tengo que agradecerle porque me brindó la
oportunidad, y no lo pensé dos veces. Fue
el único que me abrió las puertas y encantado vine.
¿Qué opinión tiene del trabajo de Lucas Pusineri?
Es interesante porque antes de la llegada del profe lo conocíamos como un
excelente jugador. Y de la mano del profe (Rubén) Tanucci y de Leo (Díaz)
sabíamos que tendríamos un cuerpo técnico importante. Todos fueron jugadores
así que conocen bien los procesos.
¿Apoya la idea de las rotaciones?
El profe siempre dijo: ‘Quiero tener 25 titulares y no 11’. Nosotros
tomamos a bien esas palabras del técnico, y cuando él mete la mano a la bolsa y
saca tu balota hay que salir a dar el cien por ciento.
Todos somos iguales y si tenemos que entrar aportamos. Tener todos los
jugadores a disposición es un plus.
¿Se ha vivido una guerra de egos por un puesto
titular?
No. Todos nos adaptamos, ninguno piensa así y nunca le pedimos al profe explicaciones.
Siempre lo hemos entendido y se vive un
gran compañerismo, siempre con el objetivo de ganar.
Los jugadores más jóvenes lo ven a usted y a
Braynner como los referentes...
Es espectacular. Son jugadores que cogen las ideas de la mejor manera. El
temple que puedo tener yo se lo inculco a ellos a morir. Les digo que dentro
del terreno de juego uno no se ahorra nada y no tiene amigos si no rivales. Por
fuera, los que querrás. Siempre les inculcamos que tenemos un compromiso con un
departamento y una hinchada, y que tenemos que darlo todo.
En su último gol se dirigió a todas las gradas,
¿qué mensaje les quiere trasmitir?
A esa hinchada tengo mucho que agradecerle. Desde el 2016, cuando me
recibió la Banda del Indio en el hotel, ha sido muy emotivo para mí. Nunca he
sentido presión, más bien halagado.
De mí ellos que esperen lo mejor, que nunca esperen a un vago o a alguien
que no aporta. Yo cuando juego me comprometo de lleno con el Cúcuta
Deportivo.
También agradezco a la Banda porque con muy pocos recursos viajan a todas
partes a apoyarnos, siempre los ves en las gradas. Y lamento también lo que
sufren en carretera, es lamentable que algunos pierdan la vida y nosotros
también lo sentimos.
¿Cómo hacer para no vivir de fantasías y no
resbalarse?
Siempre le he dicho a los compañeros, desde el 12 de febrero, que no hemos
ganado nada, que vamos paso a paso, que jueguen cada apartido como una final.
Queremos que todos sean humildes, y si queremos lograr el objetivo hay que
seguir trabajando con humildad.
¿Se visualiza jugando el último partido de los
cuadrangulares ya con un cupo en la A?
Sería espectacular. Es lo que pensamos y lo que anhelamos. Créeme que en
los entrenos se habla todos los días de esos sueños, y de poder ascender sin
depender de nadie. Nunca hablamos de la reclasificación, solo contamos con ser
primeros en los cuadrangulares y en partido que tengamos salirlo a ganar. Queremos llegar sin afugias al último partido
y poder celebrar con esta hinchada, que necesita ver otra vez al Cúcuta
Deportivo en la A.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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