Jeider Rúa
Giraldo (La Opinión)
Los
jugadores se dirigieron a todas las gradas del estadio General Santander. Al
menos 40 000 personas asistieron al duelo ante Llaneros (2-0)
¡Jubilo en el General Santander! Todo fue fiesta,
el miércoles 14 de noviembre de 2018, en una urbe que clamaba fútbol de primera
categoría. Después de tanta lucha, de tanta entrega y de sacrifico, el Cúcuta
Deportivo volvió a la A.
El ‘Coloso de
Lleras’ estuvo a punto de rebosarse. Más de 40.000 personas gritaban al unísono
la frase: “A la A, Cúcuta a la A”, un
grito de guerra que le dio el empujón final a un grupo de jugadores que no se
merecía menos.
Desde 2007, cuando se jugó la semifinal del Copa
Libertadores ante Boca Juniors, no se veía un General Santander tan lleno de
vida, tan lleno de color.
Y es que el cúmulo de emociones luego de tres años en
la B fue incontenible en la noche de ayer. Toda esa energía por fin fue liberada y el equipo logró
lo que siempre añoró: ver a su estadio vestido de rojinegro.
La hinchada no falló en el partido más importante del
año, y el conjunto hizo lo propio respondiendo con una victoria sobre Llaneros
(2-0). Equipo-hinchada, una combinación que cuando trabaja en sinergia puede
lograr cualquier cosa.
Una noche para enmarcar
Lo deportivo, que si bien fue lo más importante durante
los 90 minutos de juego, tras el pitazo final pasó a un segundo plano. En ese
momento todo se convirtió en llanto, sonrisas, y gritos de alegría.
Una vez se acabó el partido, todos los jugadores se
volcaron al banquillo para abrazar al gran artífice, a ese prestidigitador que,
durante todo un año, hizo magia para que un grupo golpeado recuperara la vida.
Fue ese mismo grupo que, en lo que va corrido del año, solo ha perdido dos
partidos y nunca ha sido vencido en su fortín.
Quién más haría eso posible sino es Lucas Pusineri, el
técnico debutante que le devolvió la alegría un pueblo futbolero que empezaba a
perder la esperanza en su único equipo.
Muchos lo criticaron, otros aseguraron que no tenía la
experiencia necesaria, pero ayer, sin necesidad de responder con palabras, les
dio la razón a quienes siempre lo apoyaron.
Nace un ídolo
Una vez cumplida la celebración dentro del General
Santander, la fiesta rojinegra se trasladó a la Plaza de Banderas, donde desde
una tarima el técnico motilón se dirigió a la hinchada. Con un gran nivel de
emotividad y con algunas lágrimas a punto de aflorar, el argentino dio las
gracias a las personas que estuvieron para vivir su momento.
“La Plaza de
Banderas y el ‘Coloso de Lleras’ es nuestro segundo hogar. La verdad es que el
acompañamiento hace que uno tenga muchas ganas de celebrar. Me puse a pensar en toda la energía que había en el
estadio. Este estadio tenía una energía que hasta hoy la conocí”, dijo el
timonel a los miles de hinchas aglomerados a su alrededor.
Los vivas no se hicieron esperar para agradecerle y
felicitar a un técnico que se acaba de graduar en Cúcuta y que a partir de ayer
se convirtió en un nuevo ídolo para la hinchada fronteriza.
Un sueño que puede mejorar
Es una realidad. El Cúcuta Deportivo jugará en la A en
2019, pero todavía queda una final que disputar y ganar. Será ante el Unión
Magdalena, otro histórico del fútbol colombiano que ayer también celebró su
ascenso. Será un duelo
a dos jornadas de no perderse y será también el escenario perfecto para que los
motilones cierren con broche de oro una temporada que es ciertamente
sorprendente.
Ya no es necesario hacer cuentas ni pensar en cuántos
puntos le hacen faltan a la tribu motilona para jugar en el fútbol grande.
Ahora solamente queda celebrar y prepararse para lo que se viene.
El fútbol sigue y
el domingo 18 de noviembre se jugará frente al Unión Magdalena el partido de
ida de la Gran Final. El escenario será
el estadio Sierra Nevada de Santa Marta, lo que significa que la vuelta tendrá
como escenario el estadio General Santander. En el ‘Coloso’ se entregará la
Copa del Torneo Águila 2018.
“Queda un partido importante, pero creo que este año
los mejores equipos ascendieron”, dijo durante la celebración el central y
capitán del equipo cucuteño, Braynner García. “Todo el año se trabajó muy bien,
estuvo lleno de sacrificio y tenemos que resaltar el trabajo de todos”, comentó
por su parte el goleador antioqueño Jonathan Agudelo.
Victoria contundente
Alineaciones:
Cúcuta - Llaneros
Cúcuta
Deportivo:
Juan Chaverra; Henry Obando, Johnny Mostacilla, Braynner García, Mauricio
Duarte; Harrinson Mancilla, Diego Chica (Erock Montaño. 90´), Mateo Muñoz; Jhon
Vásquez (Luis Miranda. 67´), Jonathan Agudelo, Wilberto Cosme (Carlos Sinisterra.
83´).
DT: Lucas Pusineri.
Llaneros FC:
Juan Lemus; Óscar vanegas, Sebastian Lozano, Camilo Bolaños, Julián Millán;
Paul Rubiano, Santiago Orozco, Maicol Medina, Duman Herrera (Jhon Mena.
61´),
Sebastián Gutiérrez y David Ramirez.
DT: Nelson Gómez
En el partido, que ahora es histórico, los encargados de poner a temblar
con sus goles el estadio General Santander fueron el cartagenero Jhon Vásquez
(48’) y el caucano Wilberto Cosme (78’).
En el primer tiempo no se dieron las oportunidades,
pero el segundo la historia fue diferente. Sin depender de ningún partido y
haciendo su fútbol, los motilones vencieron con autoridad a un Llaneros que fue
sometido. Fue un gran día para subir a la A.
Un
técnico novato
El nombre de Lucas Andrés Pusineri Bignone quedará
grabado en la memoria histórica del Cúcuta Deportivo y su hinchada. El argentino, quien nunca había
dirigido un club a nivel profesional, logró lo que otros colegas con experiencia
no pudieron: regresar la tribu motilona a la A.
Desde su llegada, en febrero de este año, Pusineri sudó
la camiseta rojinegra, dándole al equipo una temporada casi perfecta. Mantuvo un invicto de 16 fechas,
entre los partidos del Torneo y la Copa Águila, así como una racha de 22 fechas
sin perder en el Torneo de Ascenso. Este año solo cayó en dos encuentros.
Hace 42 años nació en Buenos Aires (Argentina). Cuando
tenía 21 debutó en el Almagro, y hoy, tras toda una vida dedicada al fútbol, su olfato futbolístico lo condujo
hasta el banquillo de un Cúcuta Deportivo.
El amor por la
historia lo trajo hasta la ‘Perla del Norte’ y ahora es el encargado de
escribirla en la grama del General Santander.
Lucas Andrés Pusineri Bignone nunca había dirigido un
equipo profesional, pero con un debut lleno de victorias, hizo soñar a los
aficionados con la posibilidad de recuperar la categoría.
Las
tres claves del ascenso
Hubo una gran celebración. El estadio General Santander se
llenó por primera vez en mucho tiempo. Con la victoria del
Cúcuta Deportivo sobre Llaneros (2-0) y con la consecución del ascenso a la
máxima categoría del fútbol colombiano, toda la noche del miércoles fue fiesta
y tanto jugadores, como cuerpo técnico se dedicaron a festejar, como se lo
merecían.
Pero, lo que se vio en el General Santander el día del
ascenso anticipado es solo una parte de todo el trabajo que el equipo ha hecho
durante todo el año. Ni el invicto de 22 fechas, ni el haber perdido solo dos
partidos en lo que va de la temporada ha sido gratis. Hay un gran trabajo
detrás y todo el mérito debe ser repartido entre cuerpo técnico y
jugadores.
A pesar de algunos
problemas económicos y de jugar en un torneo Águila con grandes rivales, el
equipo de la frontera logró una hazaña para la historia, y se recogieron todos
los frutos.
Se viene un gran reto en la A para el 2019. Será
cuestión de que las directivas muevan bien sus fichas y se logre un equipo
competitivo para la élite del fútbol cafetero.
Tras lograr el objetivo, estas son algunas de las
claves que llevaron al Cúcuta a materializar el ascenso luego de tres años.
1. Un técnico atrevido
Lucas Andrés Pusineri Bignone llegó al Cúcuta Deportivo
como un técnico debutante. Aunque tuvo gran trayectoria como futbolista y es un
ídolo del Independiente de Argentina, el bonaerense de 42 años no había tenido
la oportunidad de dirigir a un club profesional. Todo empezó en el equipo
rojinegro.
Pusineri llegó a romper esquemas, a poner su sello y
eso reflejado desde su primer partido, el 12 de febrero ante Deportes Quindío,
encuentro que ganaron los motilones por 3-1.
El argentino
rescató el sentido de pertenencia en el equipo, alineando hasta a seis
cucuteños en algunos partidos (Mauricio duarte, Braynner García, Darwin Carrero,
Carlos Ramírez, Jefferson Solano y Junior Rangel). Nunca antes un técnico lo había hecho y Pusineri se
atrevió a confiar en el talento local. Un plus que también fue bien recibido
entre la hinchada. Claramente no solo se ganaron su puesto por ser de la
región, pues son jugadores que a lo largo del torneo mostraron sus capacidades
en cada una de las líneas.
A esto se suma el sistema de rotaciones con el que
llegó Pusineri al once fronterizo. Desde su arribo, el técnico le dejó claro a
sus pupilos que no quería un equipo de 11 si no de 23 jugadores titulares, y
así fue. Ninguno rechistó y todos se adaptaron a un sistema que funcionó de
principio a fin.
Todos los jugadores
llegaron a los cuadrangulares finales con menos minutos de desgaste que sus
contrincantes. Asimismo, todos
llegaron listos para jugar a un alto nivel sin importar a quien se alineara.
Esto representó una ventaja significativa para los motilones, que arrasaron en
las dos fases.
2. Sueños por
cumplir
Los motilones de este año llegaron al plantel con una
energía y un positivismo de envidiar. Muchos de los jugadores son jóvenes y con
un futuro qué explotar por delante. Todos soñaban con el ascenso, puesto que,
indudablemente, esto también representaría una gran vitrina para su carrera.
Igualmente Pusineri que, sin importar las condiciones
en las que se encontrara el equipo, tenía por delante una tarea personal: hacer
historia en su debut como técnico. Y sí que lo logró, pero más que eso,
consiguió convertirse en el nuevo ídolo de la hinchada.
Esa combinación de
sentimientos y ganas de superarse hizo que lo único que el plantel tuviera en
cuenta durante el año fuera el factor deportivo.
Tal vez algunos sigan y otros tantos se vayan, pero de
que entregaron todo este año, no queda la menor duda. Así serán recordados,
pues fue esa misma entrega la que los llevó a celebrar al ascenso.
3. Plantel equilibrado
Es tan importante
la experiencia que ofrecen los años como la vitalidad que da la juventud. El Cúcuta Deportivo contó con ambos factores esta
temporada, por lo que Pusineri logró un equilibrio dentro de su plantel que
llevó a que jugadores jóvenes ganaran experiencia y que los más recorridos se
contagiaran la energía juvenil.
Jugadores como Braynner García y Diego Chica se
convirtieron en los pilares de un grupo que se apoyó en ellos para
desenvolverse de la mejor forma dentro del campo de juego. Lidiar con la
presión, no dejarse llevar por el triunfalismo y aprender a no levantar los
pies de la tierra fueron parte de las bases que aportaron estos dos ‘capitanes’
del camerino.
En cada entretiempo, eran estos dos los encargados de
motivar al equipo y de subir la moral. El respeto que le tienen sus compañeros
se nota.
Por el otro lado, jóvenes como Erick Montaño, Juan Camilo Chaverra,
Mauricio Duarte y Jhon Vásquez, le brindaron al plantel una buena cantidad de
energía positiva que, finalmente, se trasladó al campo de juego.
Un equipo unido vale más, y estos jugadores lo confirmaron tanto dentro como
fuera de la cancha.
Consultados por La Opinión, individualmente, a lo
largo del año, la
mayoría de jugadores coincidió siempre en que la principal característica del
equipo es que, más que un grupo de jugadores, son una familia. Y
como en toda familia, las discordias existirán, pero en reponerse está la
clave.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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