Sergio
E. Urbina G. (Imágenes)
Quinta Teresa
En el mes de noviembre de 2018, cumplimos
sesenta años de egresados, los alumnos que en número de 44 obtuvimos al
terminar el curso regular de sexto bachillerato de 1958, y aprobados los
exámenes de estado, el título de Bachilleres Bodas de Plata, en ceremonia de
lujo realizada en el Teatro Zulima, moderna y recién estrenada sala de cine en
la ciudad, en ceremonia sobria, elegante y de grata recordación, que hoy traigo
a manera de reseña como testigo de ese maravilloso día, un miércoles 23 de
noviembre, según reza la tarjeta de invitación que todavía guardo en mi baúl de
los recuerdos.
Quizás para nuestra generación de esas
pasadas décadas, el grado de bachiller era la culminación de una serie de acontecimientos
que se sucedían casi en forma de cascada, por decir, inevitables en el sentido
que se iniciaban muy temprano en los primeros cursos de la primaria, aún infantes,
para ir avanzando año tras año, ya adolescentes, hasta culminar ese último peldaño,
llamado sexto de bachillerato, que nos marcaba como ganadores de una meta llena
de esfuerzos, sacrificios, sinsabores, como también de muchas gratificaciones, que
nos abría las puertas de un futuro que se signaba en poder iniciar una carrera
universitaria para obtener un título profesional, último eslabón para llegar a
la vida productiva personal, ya convertidos en hombres hechos y derechos, como
la oportunidad de brindar satisfacción a la familia y llegar a ser útiles a la
sociedad.
BREVE HISTORIA DEL COLEGIO SAGRADO
CORAZÓN
El nombrado colegio escogido por nuestra
familia para estudiar, guarda una historia importante en la ciudad, toda vez
que fue el primero en su género como centro pionero de educación, tanto de
estudios de primaria como superior, que le valió en su época el título de
Departamental.
Su primera promoción de bachilleres data de
1934, con nombres de ilustres egresados que han dado luz y esplendor a este
terruño patrio, ejemplo de ex alumno, a un ex presidente de la república, amén
de otros profesionales. Inició sus labores en local arrendado con un tamaño
reducido de educandos, a diferencia de los colegios de hoy en día, los llamados
megacolegios que pueden sumar miles de ellos.
Sus orígenes se inician con la llegada a la
ciudad en el mes de abril de 1903 del padre Pablo Alegría, procedente de los
llanos de Arauca, de la comunidad religiosa agustina recoleta, quien viene huyendo
de la violencia, promovida por las guerrillas, secuela inevitable de las guerras
civiles, y es recibido con entusiasmo por el padre Domiciano Valderrama, de la
comunidad dominica, párroco de la iglesia San José de la ciudad de Cúcuta, quien
le asigna la dirección de la capilla de Nuestra Señora del Carmen, adjunta al
hospital San Juan de Dios.
Coinciden en ideas y entre los dos planean
la creación de un plantel educativo para varones que sea de enseñanza moderna y
de avanzada, plantel que no existe en esta ciudad. Y el padre Valderrama que es
fiel devoto del Sagrado Corazón, cree que con esta apertura se le brinde un
homenaje a este santísimo patrono, que, entre otras cosas, el Presidente de la
Nación había consagrado recientemente al país como su máximo patrono.
El padre Alegría viaja a Bogotá para obtener
el permiso del provincial superior de la comunidad, de la fundación de este
colegio y obtenido, regresa a Cúcuta acompañado de otros cuatro sacerdotes para
seguir con dicho proyecto. Por otra parte, el padre Valderrama, acompañado y
apoyado por un grupo de prestantes ciudadanos locales, como del aparato
gubernamental, logra la consecución de los fondos para iniciar su
funcionamiento, dándose como fecha de fundación el primero de agosto de 1903,
con un centenar de alumnos y cinco maestros religiosos.
En sus inicios, el colegio no cuenta para
su funcionamiento con local propio, se arriendan casas contiguas de la avenida
cuarta con calle doce, se encarga de su manejo directivo a personal seglar de
la ciudad, pero por intermediación del cura Demetrio Mendoza, prestante
sacerdote de la curia local, obtiene en Bogotá que la comunidad religiosa de la
orden de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, eminentes educadores, que
habían llegado a Colombia hacía apenas quince años, se hagan cargo de la
dirección del mismo a partir del 1 de febrero de 1906.
En fecha posterior, el 1 de enero de 1927,
el colegio entra a funcionar en los amplios predios de la Quinta Teresa,
localizada en la avenida 4ª con No. 1-29, casona muy amplia que sirvió de
habitación de la importante matrona de la sociedad cucuteña, doña Teresa
Briceño de Andressen, inaugurada en 1893, cuyos terrenos son cedidos
posteriormente al departamento por escritura pública del 11 de agosto de 1926,
para que sean la sede futura y permanente de la institución, donde funciona en
la actualidad.
HISTORIA DE NUESTRA PROMOCIÓN DE
BACHILLERES 1958
En número de 44 iniciamos un primer lunes
de febrero de 1958 un puñado de estudiantes, muchachos en su mayor parte
naturales de Cúcuta, grupo conformado por antiguos compañeros de clases de
aulas inferiores, los cursos de primaria, en los ya lejanos años de 1948, y con
contadas excepciones, algunos que se habían quedado como repitentes, y otros
que se habían añadido al curso final del bachillerato. Así, todos éramos
conocidos, algunos más compinches que otros, pero al final, unidos por un
ideal, lograr el título de bachiller en el colegio de mayor prestancia en la
ciudad.
Iniciábamos así el camino, quizá más penoso
que el ya recorrido de la primaria, como era al terminar dicho curso de sexto
de bachillerato, visualizar una profesión de estudios superiores en un centro
universitario, destino que marcaría en forma definitiva la futura vida del
estudiante, y que fue la meta de muchos de nosotros, graduados al final, ya en
ramas de la ingeniería, de las artes, de la medicina, del derecho, arquitectura
y de la docencia.
Nombro algunos hitos en la línea del tiempo
que nos tocó vivir, dignos de anotar para esa década del 50: a principios del
mes de noviembre de 1952 Estados Unidos de América hace prueba de la primera
bomba de hidrógeno; en el mismo años de 1952 se experimenta la primera vacuna
bebible contra la poliomielitis tipo Salk; en 1953 se estructura la composición
de la doble hélice del ADN humano, que le valió más tarde a sus descubridores,
el Premio Nobel de Medicina; también un trece de junio de 1953, asume el poder como
presidente de Colombia, en el llamado golpe de opinión, el General Gustavo
Rojas Pinilla, poniendo fin a una hegemonía partidista que le costó vivir al
país una etapa de muerte, sudor y lágrimas; en 1956 estalla la crisis del Canal
de Suez y en 1957, bajo el tratado de Roma, nace la Comunidad Económica
Europea, sin olvidar, que en Cuba se
gestaba desde 1951 una revolución, llamada de los barbudos, al mando de Fidel
Castro, para derrocar la dictadura sangrienta de Fulgencio Batista, que acontece
un primero de enero de 1959.
Esta fotografía es del
grupo de bachilleres del Sagrado Corazón de 1958, pero tomada en 1956 en un
paseo a Pamplona, cuando cursaban cuarto de
bachillerato. En ella aparecen de izquierda a derecha, sentados en primera
fila: Luis Alberto Gómez Gámez, Luis Enrique Uribe, Carlos Justo García
Arámbula, Joaquín Casanova Romero, Jaime Unda Baena (f), Héctor Lucio Fossi
Yáñez, José Trinidad Villamizar Figueroa (f). Segunda fila: Carlos Orduz
García, Adolfo García Granados, Armando Santafé, José del Carmen Acevedo. De
pie: Luis Jorge Gáfaro Briceño, Álvaro Moreno, José Olinto Cano Ramírez,
Fabricio Durán, German García Durán, Herza Urbina, José A. Peña, Ramón María
Bautista Hernández, German Álvarez Entrena, Eduardo Arias, Jaime Galvis Galvis,
Orlando Gutiérrez, Sergio E. Urbina González y Hernando José Arámbula Ramírez.
Como rector del Colegio figuraba el hermano
Adolfo, prefecto de disciplina el Hno. Valentín Mateus, el padre Luis Alejandro
Jaimes era el Capellán del colegio y profesor titular, Hno. Alfredo Castillo Jaimes, (todos
fallecidos) quien este último, después de llamar a lista, nos saludó a manera
de sentencia y en forma enérgica diciéndonos: “Ustedes son muchos, durante los
resultados mensuales del año irán desfilando los que no sean capaces de
resistir el ritmo del estudio impuesto en el Curso Sexto Año, que debe ser el modelo
del Colegio”.
Con este reto y desafío todos los 44 nos graduamos
un miércoles 19 de noviembre de 1958, como Bachilleres Bodas de Plata del colegio,
en acto solemne en el Teatro Zulima, presidida la ceremonia por el Señor
Gobernador del Departamento, de autoridades eclesiásticas, Rector y profesor
titular, militares, de padres de familia, amenizada por la Orquesta sinfónica
del Dpto. con el desfile de entrada al teatro bajo los acordes de la marcha
triunfal de Aída, de Verdi.
Pasados ya estos primeros sesenta años de
la graduación, próximos a cumplirlos, es bueno recordar que hemos sido al
través del tiempo un grupo de ex -alumnos muy unidos, no obstante de que muchos
de ellos dejaron la ciudad, hemos celebrado reuniones de egresados en forma
periódica para los 10-25-40 y 50 años, todos acá en la ciudad, en base al
claustro del colegio, donde nos fue permitido repetir y recordar los
principales actos que en otros tiempos fueron gloria dentro de la vida
cotidiana de estudiantes, la misa, la llamada a lista, el centro literario, más
la presentación de cada uno de nosotros, donde se contó siempre con la
asistencia de un buen número de ellos, la mayoría provenientes de otras
ciudades del país y del extranjero, unos ausentes en algunas de ellas, los que nunca
volvieron, y los que ya han partido en forma definitiva a otra vida.
Reuniones bajo la expectativa de contar con
un buen número de ex -compañeros después de la obligada invitación a
celebrarlas, pero que siempre nos permitieron volver a retomar las historias de
los años pasados en los gloriosos claustros de nuestro Colegio, acompañados
siempre de nuestras esposas, para poder conocer los triunfos profesionales de
cada uno de nosotros, de la vida personal, del logro de los hijos, en fin, una
suma de recuerdos que son imperecederos, que han sido dignos de vivir y que hoy
reseño con mucha alegría, pero también
con mucha nostalgia.
Al respecto y lo traigo como un feliz
recuerdo: en el encuentro de los 25 años de nuestra graduación, noviembre de
1983, como invitado de honor del grupo, trajimos los organizadores de Bucaramanga
al hermano Alfredo Castillo Reyes, que fue nuestro profesor titular, mentor y
nunca olvidado personaje de la comunidad lasallista, quien nos despidió al final
de la reunión, con estas palabras:
“Tened en cuenta que lo que corona a un hombre,
lo que le da sello inconfundible y valiosísimo, lo que lo eleva sobre sus
semejantes, no es el triunfo efímero, ni el feliz remate de mundanas empresas, sino
el fiel cumplimiento de un ideal ético, superior a los halagos y a los oprobios
de la tierra; el sujetar las intenciones y los actos de la existencia, a las
normas inquebrantables y trascendentales del deber cumplido.
Estamos en la tierra, vivimos la vida y
tenemos obligación de darle sentido y valor… El hombre es el elemento fundamental
de una nación, que será exactamente lo que él sea. Además, y por encima de
esto, cada hombre es un espíritu y una conciencia, y debe hacer lo posible por
defender, dignificar y elevar esa conciencia y ese espíritu. Si vosotros os
penetráis profundamente de estas verdades tan serias, seréis necesariamente los
gallardos defensores de los valores de la auténtica cultura cristiana: Dios, la
Patria y la Familia”.
CELEBRACIÓN 115 AÑOS DEL COLEGIO
Para finalizar esta reseña, las directivas
y ex-alumnos del Colegio, encabezados por un ilustre profesional egresado en 1971,
Edgar A. Granados M. residente en Medellín, y del Rvdo. Hermano rector, Niky Murcia Suárez,
confeccionaron una amplia agenda de trabajo durante varios meses, que termina
en dos actos muy especiales los días 2 y 3 de agosto, uno que recordando las
épocas del colegio donde se celebraba el llamado Centro Literario de los
primeros viernes de cada mes en la ceremonia de entrega de calificaciones, vimos
desfilar figuras que declamaron poesía, caso del ilustre médico oftalmólogo,
Dr. Carlos Vera Cristo, que venido de España, donde reside, nos deleitó con su
versión, “Se llamaba Lucía”, que en sus años de estudio en el claustro, alguna
vez la recitó; otros se dieron al canto, a la música orquestal tipo baladas, a
recordar anécdotas de alumnos de años pasados, en fin, un acto lucido y alegre,
y para terminar, el día tres, fecha del aniversario del colegio, en el lugar
que sirve como coliseo de baloncesto, se programó un completo acto que
comprendió lo mejor del actual contenido lúdico con que cuenta este plantel, la
presentación de la orquesta musical y sus coros, interpretando obras tanto
clásicas como del folclor criollo, desfile en pasarela con trajes típicos del país,
el irrumpir grandioso de sus bandas de guerra, finalizando con condecoraciones
que las directivas del colegio rindieron a destacados personajes egresados de
sus claustros, como a cada representante de cursos desde la primera promoción
de bachilleres en 1934 al actual de 2018.
Y como cierre con broche de oro de esta
celebración, se editó un buen ilustrado libro titulado: 115 años de Historia,
1903-2018, que recoge con lujo de detalles todo lo referente a la institución,
producto de pagos de cuotas de los ex –alumnos y de la empresa privada, con la
dirección de periodista de la ciudad.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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