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Don Jorge el vendedor de varias
generaciones.
Hoy 2019, a sus casi 70 años de edad, recuerda con cariño a los estudiantes
de famosos colegios como el Calasanz, Santa Teresa, Cardenal Sancha y Santo
Ángel de la Guarda y los rostros de aquellos pequeños, hoy ya adultos, quienes
con sus caritas alegres le pedían un raspado para la merienda, como lo siguen
haciendo los pequeños de esta generación.
El raspado, para los cucuteños, es tan tradicional como el pastel de
garbanzo o el mute.
Cúcuta esta en el ojo del mundo como centro de acopio para la ayuda
humanitaria para Venezuela cuando el choque entre el chavismo y la oposición
que se presupone desde hace días por el envío de ayuda humanitaria cobra más
fuerza con el paso de las horas.
La llegada de los primeros camiones con alimentos y medicinas a los centros
de acopio de la localidad fronteriza de Cúcuta, en Colombia, coincidieron con
el corte del puente de Tienditas por parte de las autoridades venezolanas.
En esta ciudad colombiana, Cúcuta, está don Jorge, el hombre en quien los
niños confían y que hace soñar con sus raspados, a adultos que recuerdan su
niñez cada vez que lo encuentran.
El empresario Francisco Espinosa Dávila, nos recuerda desde España, cómo,
al salir del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, en su época de estudiantes de
bachillerato, salían a comprar raspados con Edgar Granados. En esa época, Jorge
Martínez, el raspadero, era un adolescente como ellos.
“¡Ay! tiempos sin verlo, lo amo porque es un recuerdo lindo de la niñez de
mi hijo en su primaria del colegio Calasanz, era su cliente fijo y como sería
que a veces, en las tardes, le llevaba su delicioso raspado a la casa… Dios lo
siga bendiciendo y dándole mucha salud. Un abrazo especial”, dice Marisol Ruiz
Tellez.
Milla Bomor, lo califica como “don Jorge, el raspadero de todos las
generaciones”
El raspado o papelón cucuteño.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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