domingo, 12 de enero de 2020

1619.- LOS ULTIMOS DIAS DEL GENERAL SANTANDER



Fernando Guzmán Mora  (Imágines)


INTRODUCCIÓN

La figura del General Santander, una de las personalidades más controvertidas de la historia política de la República de Colombia, no ha dejado de acompañar el destino y el intrincado desarrollo de nuestra nación aún después de 150 años de su muerte, ocurrida en la ciudad de Santafé de Bogotá, a consecuencia de la severa enfermedad hepatobiliar que lo acompañó y martirizó en sus últimos días, llevándolo a la muerte luego de un largo mes de agonía.

Del General Santander, nacido en San Faustino de los Ríos y registrado en la Villa de Nuestra Señora del Rosario de Cúcuta, se conserva su partida de nacimiento, que dice a la letra: “…Manuel María Luzardo, Cura rector de la Parroquia de Nuestra Señora de Cúcuta, certifica: Que en el libro 1 de Bautismos de 1762 a 1799 del Archivo parroquia1 de su cargo, al folio 127, se registra la siguiente partida:

Abril trece de mil setecientos noventa y dos. Yo el infirmado Teniente de Cura, bauticé y puse óleo y crisma a un párvulo nombrado Francisco José de Paula, hijo legítimo de don Juan Agustín Santander y doña Manuela Omaña; fueron padrinos Bartolomé Concha y doña Salomé Concha, lo que certifico y firmo. Manuel de Lara …” Su Padre, don Juan Agustín Santander y Colmenares, gobernador en San Faustino de los Ríos, fallece a los 58 años, cuando Francisco de Paula tiene solamente seis años (1798).

De sus tres matrimonios quedan ocho hijos: Con doña Paula Petronila Vargas nacen José Eugenio, Juan Nepomuceno, Antonio Ignacio y Antonio María. Con doña Justa Rufina Ferreira tiene a Bárbara y Cecilia Josefa.

Por último, con doña Manuela Antonia de Omaña y Rodríguez ven la luz Josefa Dolores y nuestro futuro General Francisco José de Paula.

Los Estudios Secundarios los cursa Santander en el Colegio mayor de San Bartolomé (Fundado en 1605). Obtiene la Beca Bartolina en 1805 y el grado de Bachiller en Filosofía en 1808, comenzando sus estudios de Derecho en 1810, cuando lo sorprende la Guerra de Independencia.

Se une a la lucha como abanderado del Batallón de Infantería de Guardias Nacionales, cuyo comandante es Antonio Baraya.

Veamos un fragmento de sus Apuntes, sobre aquel entonces: “…Yo seguía la carrera de estudios en uno de los colegios de Santafé de Bogotá cuando llegó el memorable 20 de Julio de 1810; felizmente estaba bajo la protección del doctor Nicolás de Omaña, hermano de mi madre, y oía lecciones de Derecho Real del catedrático doctor Emigdio Benítez, y de Práctica Forense del Doctor Frutos Joaquín Gutiérrez, todos tres de los patriarcas de la Independencia, y de quienes aprendí a conocer
la justicia, conveniencia y necesidad de que estos países sacudiesen la dominación española.

Con tan útiles lecciones no sólo me adherí a la causa de la independencia, sino que presté el día 20 de Julio y siguientes aquella cooperación que sabía en mi edad de 18 años y como estudiante …”.

LA ENFERMEDAD DE SANTANDER

Se poseen varios fragmentos de cartas dirigidas a sus amigos, superiores y subalternos, en donde relata algunas molestias previas. Así:

1824. Mayo 24. “…Convaleciente de un grave ataque que he sufrido hace doce días. Los médicos me privan de todo ejercicio mental y corporal …”.

1824. Junio. “…Estoy atacado de un dolor terrible de espaldas que no permite estar sentado ni una hora …”.

1825. Marzo. “…Estoy frecuentemente enfermo de cólico y me ataca mortalmente…”.

1827. Enero. “…Mi salud está arruinada casi completamente con una enfermedad abdominal peligrosa …”.

Luego de la conspiración septembrina, de la cual es acusado en forma directa, es encarcelado en Cartagena. Escribe en 1828, desde Bocachica: “…La insalubridad y humedad de estos castillos y mi habitual enfermedad de cólico me arruinan sin remedio… El acceso habitual que padezco de una peligrosa gastritis … Tengo fiebres …”

Entre 1829 y 1832 es desterrado del país. Vive exiliado en Estados Unidos y Europa.

Uno de sus médicos es el famoso cirujano francés Guillaume Dupuytren. A partir de su regreso al país refiere molestias abdominales en forma periódica, como lo demuestran cartas suyas de 1832, 1833, 1834 y 1838. Este año se acentúan las molestias.

Junio 2 de 1838. A Tomás Cipriano de Mosquera: “…Ya no puedo escribir sino de las seis de la mañana a las dos de la tarde ...”

Agosto 4 de 1838. “…Mi salud está muy deteriorada. Y tengo que ausentarme frecuentemente de la capital …”

A finales de 1839 es descrito como un anciano, obeso, de caminar lento.

En Abril de 1839 pronuncia su último discurso ante la Cámara y comienza la agonía que lo llevará a la muerte en las siguientes semanas.

LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL GENERAL

De varias fuentes históricas se han tomado fragmentos de lo que fue su evolución clínica.

Abril 27 de 1840 “...La enfermedad ha ido tomando un grado de extrema severidad… Los primeros médicos de cabecera eran el doctor Antonio María Silva y el doctor Eugenio Rampón, ambos facultativos de gran concepto; pero la familia tomó empeño de que se hiciera cargo de la curación el doctor Cheyne, que goza del buen crédito que es sabido; y este entró ayer ofreciendo más esperanzas que las que concebían los anteriores …”

Abril 28 de 1840 “…La noche precedente mala; la mañana de hoy peor y en la tarde de este día ha sido administrado, cuyo acto ha sido de los más solemnes y sentimentales que ha podido esperarse.

No precedió convite formal, y a pesar concurrieron como quinientas personas a alumbrar, fuera de las que traía la curiosidad, con los cuales se puede afirmar que ascendían a más de dos mil personas que formaban una concurrencia vistosa desde la catedral hasta San Francisco.

El arzobispo don Manuel José Mosquera condujo el viático, honor que no había hecho a otra persona .…”

Abril 28 de 1840. “…Habiendo indicado el doctor Soto al General que al día siguiente debería visitarlo el doctor Márquez y el señor Borrero, dijo el general: Mis enemigos han tenido siempre el derecho de entrar en mi casa y yo el deber de recibirlos bien.

Ahora que me hallo en esta postración sería -además un escándalo el no admitirlos con agrado. Vengan ahora todos mis enemigos…”

Abril 29 de 1840. “…La noche anterior mala. En la mañana de hoy disminuidos los vómitos y aparente calma; pero más disminuidas las esperanzas del doctor Cheyne … Visita del presidente Márquez, quedando solamente con el General y la señora de éste, que dio por fruto un torrente de lágrimas …

Hoy ha hecho el general la reunión en su casa de algunos amigos, cuya conversación fue igualmente interesante, rodando principalmente sobre el punto del empréstito y recomendándoles el sostenimiento de su reputación …”

Abril 29 de 1840 “…A las 8 de la noche dictó su despedida al doctor José Félix Merizalde, que la escribió y quedó en suspenso por una provocación de vómitos, al empezar la tercera cláusula …”

SU PENSAMIENTO....

“Entre el patíbulo y una muerte gloriosa no hay elección; entre la libertad y la esclavitud, no hay medio; o hacemos todos, por la defensa de Colombia, cuantos sacrificios exija su salud política o resolvámonos a morir en la ignominia, cargados de las maldiciones de nuestra posteridad y de la del mundo filósofo”.

“¡Qué mayor dicha ni qué mayor gloria que la de pertenecer a un país donde se respeten las leyes, la equidad y el juicio de la opinión pública”.

“La moderación, la tolerancia y la justicia rigen el corazón y desarman el descontento”.

“No hay hombre ninguno innecesario, todos somos más o menos útiles según determinadas circunstancias”.

“Vale más un desengaño, por cruel que sea, que una perniciosa incertidumbre”.

“Compatriotas: vuestro honor, vuestra felicidad, reclaman imperiosamente vuestra más eficaz cooperación”.

“Mi filosofía me hace vivir contento con la seguridad de que el testimonio público y el de mi conciencia, persuaden que he procurado llenar mis deberes”.

“En América, sólo los miserables pueden alegrarse por la muerte de Bolívar”.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

No hay comentarios:

Publicar un comentario