La Opinión
(Información Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de
Lectores)
Camilo Daza nació el 25 de junio de
1898, en Pamplona.
El pamplonés Camilo Daza, quien es considerado como el precursor de la
aviación en el país, fue el primer
colombiano que pilotó un avión en 1919, año en el que recibió su diploma de
aviador y mecánico aeronáutico, el 20 de marzo.
Su título lo obtuvo en Estados Unidos, donde sobresalió por su pericia al
verse obligado a aterrizar con una sola rueda en ese primer vuelo, pues, al
despegar, la llanta derecha del avión se estalló ocasionando el rompimiento del
soporte de la rueda, situación de la que solo se percató a pocos metros de
aterrizar.
Una pasión que se hizo evidente
desde niño
Camilo Daza nació el 25 de junio de 1898, en el hogar conformado por don
Antonio Daza y doña Elisa Álvarez, y su interés por la aviación se vio desde su
infancia, que transcurrió entre la hacienda familiar 'La Caldera', entre
Mutiscua y Pamplona.
Allí, a sus 12 años, dedicó varias
semanas a la construcción de un artefacto conformado por dos alas rígidas de
madera de balso y tela común ajustado al cuerpo y a los brazos mediante lazos y
cabuya, con el que se lanzó al vacío desde el altillo de la casa. Hazaña que le
habría podido costar la vida.
Viajó a Bogotá y después a España con su familia, donde ingresó a la
Escuela Industrial de Terraza, la mayor institución en el aprendizaje de la
mecánica.
Después su padre lo llevó a Estados Unidos, donde decidió unirse a la
Escuela de Curtis para ser aviador, por lo que su papá le quitó toda la ayuda
económica.
Vuelve a Colombia
Tras recibir su diploma regresó a Colombia, en 1920. Se reconcilió con su
padre y también ingresó a la Sociedad Nortesantandereana de Aviación.
Dueño de un avión biplano Curtiss
JN-4, Daza llevó a cabo numerosos vuelos regionales, siendo uno de los de más
trascendencia en el que llegó a Pamplona, el 16 de marzo de 1923, superando los
riesgos de la abrupta topografía y que culminó en un aterrizaje forzoso del que
sobrevivió increíblemente.
Reparado el aeroplano, el nortesantandereano extendió después sus viajes a
Bucaramanga y Chiquinquirá, hasta su llegada a Bogotá, donde estableció su base
de operaciones en la ejecución de vuelos diarios, transportando pasajeros
ávidos de experimentar la emoción de las alturas.
El 12 de octubre de 1925, un fracaso al intentar el despegue nocturno, hizo
que el avión en que viajaba se incendiara, pero él emergió vivo. A lo largo de su carrera como piloto sufrió
más de 30 accidentes, sobreviviendo milagrosamente a todos.
Además, fue condecorado en varias ocasiones por sus servicios en la
aviación militar, como piloto e instructor, le hicieron merecedor del rango de
Brigadier General Honorario.
Ingresó a la Aviación Militar
Colombiana con el grado de subteniente y fue experto instructor de vuelo y
piloto de transportes aéreos, participando también en las escuadrillas de guerra que defendieron la
soberanía nacional frente a la invasión del Perú a Leticia, entre 1932 y 1933.
Comandando una escuadrilla de la Escuela de Aviación, Daza trazó nuevas
aerovías en las regiones del sur y norte de Santander y los Llanos de Oriente.
En España calificó como hábil aviador en la operación de autogiros,
novedosa concepción aeronáutica, mezcla de avión y helicóptero a la vez.
También allí escapó de la muerte, cuando sufrió el más grave de los 37
accidentes registrados en su agitada vida profesional.
Retirado temporalmente del servicio activo militar, Daza creó su propia
empresa aérea comercial en los Llanos Orientales y posteriormente la
escuela de aviación ABC, en proximidades de Bogotá.
Así mismo, Daza impulsó la expansión internacional de los vuelos de esa
empresa hacia Cuba y Venezuela y apoyó la construcción de aeropuertos propios
en Bogotá, Barranquilla, Cartagena y Cúcuta.
El gobierno nacional lo nombró
director técnico para las obras de construcción del nuevo aeropuerto
internacional El Dorado, en la capital de Colombia, en la que aportó su infatigable dedicación.
Se aproximaba a los 63 años de vida, cuando superó la barrera del sonido en
vuelo, invitado por el comandante de la escuadrilla acrobática de la Fuerza
Aérea de los Estados Unidos, quien visitó Bogotá.
Al siguiente decenio, el gobierno nacional le otorgó el grado de brigadier
general de Aviación, en categoría honoraria, cuyos distintivos le fueron
colocados en imponente ceremonia militar, como máximo reconocimiento a su
meritoria trayectoria y su constante consagración al progreso de la aeronáutica
colombiana.
Murió el 18 de marzo de 1975, en el Hospital Militar de Bogotá.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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