lunes, 16 de agosto de 2021

1925.- LA VERDADERA HISTORIA DE ‘LA SORDA’

Sandra Patricia Medina Sánchez (noticucuta.com)



Primero que todo quiero presentarme, mi nombre es Sandra Patricia Medina Sánchez, tengo 49 años y soy de la hermosa ciudad de Cúcuta.

Ya hace algunos meses se ha presentado en las noticias de la ciudad de Cúcuta algunos reportajes en referencia al muy conocido negocio “LA SORDA” y a quien fue su dueña, la señora BLANCA ROSA DURAN, reportajes que en su gran mayoría son falsos y que realmente molestan a sus familiares más directos.

Es por esta razón que le pedí al señor Alirio Álvarez director de Noticucuta, que me permitiera contarles a ustedes quien era esa gran mujer a quien todos conocieron como la sorda y que hoy descansa en paz en el cementerio Jardines de La Esperanza.

Nació el 26 de febrero de 1926 en la municipalidad de Villa Caro, Norte de Santander. Una mujer emprendedora, muy trabajadora y con muchas visiones y ganas de progresar, salió de Villa Caro a muy corta edad de su adolescencia y viajo a la ciudad de Cúcuta, donde se enamoró por primera vez de quien ella siempre llamaba Peñaranda y a sus 18 años tuvo su primera hija en 1944 y de quien también recibió 3 nietos, debido a su carácter fuerte y su personalidad independiente.

Ella decidió alejarse de Peñaranda y emprender su camino sola con su hija. Vivió en el aquel tiempo llamado Pasaje de San Fernando, donde tiempo después conoció a su segundo compañero de vida el Mayor del Ejército Medina, un hombre boyacense muy bueno y noble, con quien pasó algunos años de su vida y con quien tuvo a su hijo varón en 1950 y de quien recibió 6 nietos.

Con Medina como ella lo llamaba, vivió en las casas del ejército, pero al él ser trasladado ella no quiso salir de Cúcuta y esto ocasionó que ella continuara su camino sola con sus dos hijos. Allí emprendió su odisea como empresaria, rentando una pequeña casa en la avenida 8 entre calles 13 y 14 e invitando a vivir con ella algunas jóvenes que había conocido en el Pasaje de San Fernando. Estas amigas se dedicaban a prestar sus servicios de compañía.

Ella vio su oportunidad y comenzó su negocio, esas amigas traían más amigas y la señora Blanca, quien tenía amistades en el ejército y la política, empezó a cotizar su negocio y decidió comprar esa casa y la de al lado. A medida que el negocio crecía ella remodelaba y acondicionaba sus instalaciones, siendo así que, en 1989, ya siendo dueña de las 7 casas, que ocupaban la llamada callejuela que atravesaba desde la avenida 8 hacia la calle 14, solicitó a la alcaldía el permiso de cerrar con portones, para así también limpiar el área de habitantes de la calle, ladrones y personas con problemas de drogadicción.

Ella no solo compró las casas y cerró la callejuela, también compraba lotes en el cementerio Central, para ayudar a aquellas personas de bajos recursos, quienes perdían a sus familiares queridos y no tenían los medios para darles un descanso digno. Fue colaboradora del asilo Andresen y del ancianato. Cada año pintaba lo que en ese tiempo se llamaba la estación 100 y luego la SIJIN.

Fue fundadora de la casa conservadora de Cúcuta, donde reposa una roca con su nombre, tallado en memoria a su gran colaboración.


El negocio fue llamado “CASA VERDE” Y llevó ese nombre por años, pero luego alrededor de 1990 su nombre en la Cámara de Comercio fue cambiado a “LA SORDA”, por varios motivos, entre estos el más importante fue que casa verde se llamaba alguna de las casas de las FARC, y la señora Blanca no quería que su negocio siguiera con ese nombre, y ya que todo el que la conocía la llamaba “La sorda” pues fue fácil encontrar el nombre perfecto.

La señora Blanca perdió parte de su audición alrededor de los 20 años, era algo hereditario, su hermano también era sordo.

Muchos años después de salir de Villa Caro y viéndose sola en Cúcuta, y ya teniendo varias propiedades, ella decidió traer a sus familiares, su hermano con la esposa y sus 15 hijos, a quienes también les puso una tienda para que tuvieran su propio negocio.

“LA SORDA” el negocio, tenia aproximadamente 10 empleados de planta, (meseros, porteros, pieceros y mandaderos) y en los mejores años un aproximado diario de 40 damas de compañía, pero en fin de semana llegaban a ser alrededor de 50 mujeres de diferentes partes del país. Con un horario diurno de apertura al cliente desde las 11am hasta las 8 pm, al negocio iba toda clase de gente, militares de alto rango, soldados, políticos.

Se llevaban a cabo fiestas, reuniones de trabajo y muchas actividades que no sólo eran para el goce masculino.

Blanca Rosa Durán murió el 4 de febrero de 1997 de un paro respiratorio a causa de una cirugía de fractura de cadera, pero a su partida dejó un gran legado, sus dos hijos, personas maravillosas de muy buen corazón, sus 9 nietos, todas personas de bien y profesionales, 24 bisnietos y 3 tataranietos.

Su hijo Jairo Medina queda a cargo de “LA SORDA” al fallecer su madre, y el negocio aún estaba en gran apogeo, la gente extrañaba a la señora Blanca, pero el negocio continuaba. En el 2004 el señor Jairo entrega la administración del negocio al señor Eduardo Durán Ortiz (sobrino) y no pasaron muchos años para que el negocio fuera en picada, muchos hoy dicen que la pandemia del COVID 19 acabó con el negocio “LA SORDA”.

Hoy digo que no, que fue la mala administración, una administración derrochadora, abusiva, y con una gran cantidad de faltas, en contra de lo que allí siempre fue bueno. Las mujeres trabajadoras de “LA SORDA” perdieron la confianza y el respeto, tuvieron que vivir abusos por parte de su administrador, quien poco a poco también dejó de pagar la renta mensual, dejó decaer las estructuras del negocio, y al final tocó poner abogado para obligarlo a entregar la administración.

La pandemia en sí, fue la gota que derramó la copa. Siendo así que el 8 de julio del 2020, el señor Eduardo Durán Ortiz hace entrega del inmueble, con deudas que superaban 300 millones de arriendo, 39 meses de agua y varios millones de recibos de luz, Eduardo Durán Ortiz, fue la verdadera pandemia que terminó con “LA SORDA”.

Yo soy Sandra Medina, nací el 11 de mayo de 1971, en la clínica Barco, crecí junto a mi abuela Blanca Rosa Durán allí mismo en “LA SORDA”, quién más que una abuela fue como mi madre. Allí entre las chicas del negocio, tuve una infancia muy feliz, aprendí de la vida y que toda persona merece respeto. De ellas recibí muchas cosas buenas, admiro a toda aquella mujer que trabajó para nosotros y les doy las gracias de mi parte y de mi abuela.

Mi deseo es que se recuerde como lo que fue, una gran mujer, trabajadora, bondadosa, gran amiga, madre y abuela.

Doy las gracias al señor Alirio Álvarez director de NOTICUCUTA, por darme la oportunidad de contarle a ustedes quién era “LA SORDA” y la verdadera razón por la que el negocio terminó.







Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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