Hace 30 años, en la Comuna 6 de Cúcuta, nació el barrio Carlos Pizarro, bautizado con ese nombre en honor al excomandante de la desaparecida organización subversiva Movimiento 19 de Abril (M-19).
Como gran parte de los barrios de la ciudad, este fue un terreno invadido por integrantes de la extinta guerrilla. Sin embargo, poco queda de esta invasión que se dio en la década del 90. A la fecha, el sector ya cuenta con más de 200 viviendas, zona comercial, iglesia y colegio.
Ramiro Ochoa, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC), explicó que, a pesar de las tres décadas de existencia de Carlos Pizarro, muchos de los terrenos no están legalizados.
“La Alcaldía ya los adquirió hace como 12 años y son propiedad del municipio, fue una inversión grande, pero hemos solicitado iniciar los trámites y pagos necesarios para que las escrituras queden a nombre de los residentes y no se ha podido”, afirmó Ochoa.
El líder comunal añadió que ya están retomando las conversaciones con el Departamento de Planeación Municipal para lograr que se agilicen los trámites que les permitan formalizar los documentos de propiedad.
Ampliar el colegio, uno de sus sueños
En esta zona se encuentra la Institución Educativa Laura Vicuña, sede del colegio Andrés Bello, que solo presta servicio de educación primaria.
Por años ha recibido a los niños de este barrio, pero una vez pasan a séptimo bachillerato, deben buscar otra opción para continuar sus estudios.
El presidente de la JAC manifestó que han proyectado la ampliación de la institución para poder recibir a todos los niños y jóvenes tanto de Pizarro como de zonas aledañas.
“Esperamos que se pueda hacer una inversión para que la escuela tenga más capacidad y mejor infraestructura, o de pronto una reconstrucción, es una necesidad que se debe evaluar”, dijo Ochoa.
Las canchas, en mal estado
Para tristeza de los habitantes, a pesar de la iniciativa y el deseo por hacer del barrio un lugar con un ambiente más ameno y unido, Carlos Pizarro no cuenta con buenos sitios para la recreación.
Las dos canchas están cubiertas por la maleza casi en su totalidad y los arcos de fútbol están oxidados y rotos.
El líder comunal afirmó que la pasada administración municipal, liderada por César Rojas, prometió a los habitantes de su barrio y los de las zonas aledañas unos arreglos y remodelaciones, pero no ocurrieron.
“Las reformas que se han hecho han sido por parte de la comunidad, pero le falta bastante. En años pasados lograron arreglar las canchas de barrios cercanos, pero la de nosotros no”, indicó Ramiro Ochoa.
Agregó que han enviado solicitudes a la administración municipal y al Instituto Municipal de Recreación y Deportes (IMRD), pero dichas solicitudes no han prosperado.
La iglesia comenzó siendo de tabla
Hace 30 años, cuando el número de residentes empezó a aumentar, las personas que vivían en este lugar vieron necesaria la construcción de un templo católico para poder celebrar las eucaristías.
Con recursos limitados, la comunidad construyó una pequeña parroquia de tabla en un lote libre que poco a poco fue creciendo.
En la actualidad, el recinto se llama Parroquia Jesús de Nazareth y cuenta con una fachada de aproximadamente cinco metros de alto. La imponente estructura blanca está ubicada en la avenida principal del barrio.
Arreglos en las calles
Una de las problemáticas que más afectaba a los vecinos del barrio Carlos Pizarro era el mal estado de las calles, causado por la tubería obsoleta con la que contaban.
Luego de varias reuniones y peticiones lograron que la empresa de acueducto de Cúcuta, Aguas Kpital, cambiara los antiguos tubos de gres por unos más grandes y de un material más resistente.
El proyecto alegró a la comunidad, pero les preocupa el estado actual de la vía y que se empeore luego de los arreglos.
“Como esos tubos son subterráneos, tuvieron que excavar, romper el pavimento y hacer los trabajos. Esperamos que pavimenten la vía cuando terminen, sino, el problema va a ser peor para nosotros”, manifestó el presidente de la JAC.
La inseguridad los está agobiando
“La situación de inseguridad está muy difícil, no vemos compromiso por parte de la Policía Metropolitana de Cúcuta, ni del general Óscar Moreno”, dijo Ramiro Ochoa, referente al tema de seguridad en su barrio.
Vecinos han señalado que ni siquiera pueden dejar materos o cosas de metal en los porches de las casas, porque son robados en cuestión de horas.
Al problema se le suman los atracos frecuentes que se presentan en el lugar y el aumento del consumo de drogas, sobre todo en el sector del canal de aguas lluvias, que a diario los mantiene preocupados.
Agregaron que solo dos policías pasan en moto de vez en cuando por el barrio, pero no lo consideran un respaldo suficiente ante la situación que están viviendo en este momento.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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