Con más de 300.000 árboles distribuidos en la mayoría de las comunas que integran la ciudad, Cúcuta fue reconocida hace tres décadas como la ‘Ciudad Verde’ de Colombia, por la entidad que en ese entonces era conocida como el Instituto Nacional de Recursos Naturales Renovables y del Ambiente (Inderena).
La capital nortesantandereana ‘vistió’ sus calles con las ramas y la sombra de los árboles nativos que se convirtieron en un regulador de la contaminación y de la alta temperatura que caracteriza a esta región del país.
De la mano de la empresa privada y con intensas campañas oficiales de preservación, Cúcuta fue un referente a nivel nacional en materia ambiental, pero con el paso de los años se perdió ese ímpetu y con el ‘boom’ de la construcción trajeron varias especies de árboles que no eran de la región y cambiaron la fauna que habitaba en ellos.
Lo que queda de esa ‘Ciudad Verde’ que fue tan aplaudida hace 30 años, voces de ambientalistas, expertos en el tema y funcionarios, exponen sus tesis frente al momento en el que se encuentra Cúcuta en materia de arborización.
Diversos estudios de organizaciones medioambientales muestran que vivir cerca de espacios verdes urbanos, y tener acceso a ellos, puede mejorar la salud física y mental.
Los árboles, con su presencia, contribuyen a regular el flujo de agua y desempeñan un papel fundamental en la reducción del riesgo de desastres naturales. Un árbol de hoja perenne maduro, por ejemplo, puede interceptar más de 15.000 litros de agua por año.
Los árboles grandes son excelentes filtros para contaminantes urbanos y partículas finas como el polvo, la suciedad o el humo del aire.
En una zona como Cúcuta, con características especiales de temperatura y humedad por sus 320 metros de altura sobre el nivel del mar, los árboles nativos, bien distribuidos, realizan una función vital de regulación del clima.
De acuerdo con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), los árboles en las ciudades, como Cúcuta donde el clima es cálido, también ayudan a revalorizar el área en la que han sido plantados, consiguiendo un rédito de hasta un 20% más que aquellas zonas de la ciudad en las que no existe vegetación.
Se estima que en la ciudad existen entre 250 mil y 300 mil árboles distribuidos en todas las comunas, pero el desarrollo de nuevas vías y la construcción dio paso a la llegada de especies que no son nativos y cambiaron la fauna urbana.
Se ha transformado la población arbórea de la ciudad donde en algunas comunas el crecimiento urbanístico ha superado la altura de los árboles más viejos que poco mantenimiento reciben de las autoridades responsables del medioambiente.
A pesar de algunas situaciones adversas que se han registrado en los últimos años, y que han impedido realizar una arborización más acorde con la ciudad, son varias las iniciativas que han surgido para intentar recuperar el título de ‘Ciudad verde’ que Cúcuta obtuvo hace más de 30 años.
Entre los errores cometidos en material ambiental urbana figura la introducción de especies foráneas ante el afán de generar follaje y sombra, olvidando que algunos de esos árboles pueden ocasionar daños severos en viviendas, andenes, calles y separadores.
Entre el año 2020 y lo que va del 2021 la Alcaldía de Cúcuta, con el apoyo de la empresa privada, fuerza pública y organizaciones ambientales, ha sembrado más de 10 mil árboles dentro del programa denominado ¡Lo juro, un voto, un árbol!, con el que busca plantar 110.000 unidades en el municipio.
A la ciudad le hace falta contar con un inventario actualizado que ofrezca un catálogo de las especies que mejor se adapten a su clima y condiciones de humedad para garantizar la conservación de la fauna y flora endémica y que no produzcan daños.
Cúcuta debe tener como propósito la recuperación de su título de ‘Ciudad Verde’ para garantizar un mejor entorno ambiental urbano a las próximas generaciones.
Adicionalmente a lo anterior, debemos saber que, para luchar contra el cambio climático, el mundo tiene que reducir de forma drástica la emisión de gases de efecto invernadero de aquí a 2050, pero los científicos recuerdan que no es la única opción, además hay que aprender a extraer el CO2 de la atmósfera.
El histórico Acuerdo de París, firmado en la COP21 de 2015, exige reducir sus cifras a los mayores emisores de gases de efecto invernadero hasta que el mundo alcance la neutralidad carbono en 2050, es decir, el equilibrio entre la cantidad que se emite y la que se retiene.
Para ello "necesitamos reducciones drásticas, radicales, y además necesitamos algo de CDR" (extracción del dióxido de carbono en inglés), declara Glen Peters, director de investigaciones del Centro para la Investigación Internacional sobre el Clima.
¿Cómo se logra la eliminación del CO2?
Una de las maneras de extraer el CO2 del aire, es reforzar la capacidad de la naturaleza de absorber y almacenar el dióxido de carbono. Eso pasa por plantar masivamente árboles, renovar y diversificar los bosques, recuperar los manglares y proteger los océanos.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
Siempre desde niño me solazaba en la vegetación de mi ciudad natal y comparaba ese verdor arbóreo con otros lugares que pude visitar. Una anécdota: Recién llegado a San Cristóbal, Venezuela, invité a uno de mis sobrinos a mi apartamento por unos días, me impactó su comentario sobre dos detalles de esta ciudad: "tio, cuidado con el barranco" al llegar al comienzo de una de la tantas calles empinadas y el otro: "tio, esta ciudad no tiene árboles", ello me confirmó mi satisfacción por el verdor de Cúcuta.
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