sábado, 15 de abril de 2023

2229.- COTE LAMUS, SU DIARIO REMUEVE DISCUSION DEL CHOCO

Angel Castaño Guzmán (El Colombiano)

El poeta viajó al Chocó en calidad de parlamentario
y dejó un testimonio de la vida al borde de la selva y el río.

Con fecha del 12 de septiembre de 1958, la primera entrada del diario transmite la fascinación que el San Juan le produjo a Eduardo Cote Lamus. Los cuatro párrafos destilan el lirismo del encuentro del poeta con la naturaleza en estado puro, sin las mediaciones de los discursos.

Con emoción controlada, traza un paisaje en el que las fronteras se difuminan y el río es líquido, árbol, animal y hombre. Escribió: “el negro, quiero decir el río, sonríe, pero en sus ojos la embriaguez —alcohol u odio o resentimiento— achica su mirada o la anchura para volverse hondo”. Y más adelante: “Y el río San Juan no huye sino permanece: es el animal más grande de la selva”.

Cote Lamus visitó al Chocó en calidad de representante a la Cámara, en una de las tantas comisiones que los políticos colombianos han hecho para conocer un territorio marcado por la paradoja de la feracidad de la selva y la pobreza de sus habitantes.

Pero él, a diferencia de los congresistas que fueron antes o después, tuvo la fineza para ver más allá del paisaje, para ir detrás de la estampa pintoresca. Publicado en 1959 en la revista Mito, el Diario del Alto San Juan y del Atrato es la obra más aplaudida del nortesantandereano, muerto en 1964 en un accidente automovilístico, a punto de cumplir los 36 años.

Nacido en Cúcuta en 1928, Cote Lamus perteneció al grupo de escritores que los estudiosos llaman la generación de Mito, por la revista publicada desde mediados de los cincuenta y principios de los sesenta, en cuyas páginas se publicaron, entre otros, El coronel no tiene quien le escriba, de Gabriel García Márquez, y La reseña de los hospitales de ultramar, de Álvaro Mutis.

Mito constituye uno de los momentos brillantes de la literatura colombiana del siglo anterior por algo en lo que han insistido una y otra vez los historiadores: gracias a ella la discusión intelectual nacional se nutrió con temas y autores desconocidos o arrinconados.

“La revista Mito se olvidó del ombliguismo colombiano. De alguna manera puso al mundo en Colombia y a Colombia en el mundo”, dice Ramón Cote, historiador del arte y el hijo menor de Cote Lamus.

Eduardo Cote Lamus con Emilio Tichiliano y dos de sus tres mujeres
en Bellavista, Chocó. Septiembre de 1958.

La muerte temprana es el otro rasgo de Mito. Dos años antes del accidente fatal de Cote Lamus, Jorge Gaitán Durán —fundador y nervio de la revista— falleció mientras el avión en el que viajaba a Colombia aterrizaba en la isla de Guadalupe. Es imposible leerlos a ambos y escapar de la sensación de una obra prometedora que se truncó por el azar.

Con la reedición del Diario del Alto San Juan y del Atrato la opinión pública vuelve los ojos al trabajo de los escritores de Mito, en particular al de Cote Lamus. La idea de poner de nuevo en circulación el libro surgió de la visita de Ramón Cote al Chocó, invitado por la Feria del libro Flecho.

Allí el benjamín de los tres hijos del poeta descubrió la particular devoción con la que la gestora cultural Velia Vidal leía el libro. “Entonces, con Gabriela Rocca, la directora del Fondo de Cultura Económica en Colombia, se nos ocurrió la idea de reeditar el libro y que tuviera un prólogo de Velia”, dice Ramón.

El volumen incluye dos elementos nuevos: unas fotografías tomadas durante el viaje por Cote Lamus y las reproducciones de algunas de las páginas del cuaderno verde, pequeñito, que usó el poeta para captar las impresiones de los personajes y los paisajes.

“Mi hermano Pedro, que es fotógrafo y periodista, encontró el rollo y restauró las fotos. Ese material llevaba más de sesenta años en una caja”, dice Ramón.

Una de las imágenes rompe las líneas del tiempo y pareciera registrar un hecho de ayer o de mañana: unos lugareños sostienen una pancarta en la que saludan a los congresistas y les recuerdan la necesidad que tienen de una planta eléctrica.

El diario no soslaya las tensiones raciales vividas en las riberas del río San Juan: “En la misma forma en que el blanco trata al negro, el negro trata al indio (...) es una cadena de resentimientos en medio de la manigua”, escribió.

En el libro hay varios registros de escritura: para dar cuenta de las impresiones y vivencias del río y sus gentes Cote escribió cartas, coplas, notas con el tono de la crónica, apuntes para cuentos y prosas líricas.

“Ese libro es una síntesis de él como poeta y un vislumbre de él como narrador”, dice Ramón.

En vida Cote Lamus publicó Preparación para la muerte, Salvación del recuerdo, Los sueños, Diario del Alto San Juan y del Atrato, La vida cotidiana y Estoraques.

La Casa de Poesía Silva publicó en 2005 Obra poética, la antología más completa de sus versos.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.




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