LA ACADEMIA DE HISTORIA
En 1935, el gobernador Manuel José Vargas y el director de Educación Pública Felipe Ruan, firmaron el Decreto 673 de ese año mediante el cual se daba curso a lo establecido en la Ordenanza 42 de 1934, en la cual se ordenaba la creación del Centro de Historia del Norte de Santander.
En virtud de ese decreto, el gobernador, en uso de sus atribuciones legales expidió el decreto que se publica a continuación:
“…artículo primero. Créase en la capital del departamento, el Centro de Historia del Norte de Santander.
Artículo segundo: Las funciones de este Centro serán las mismas que le asigna el artículo 1° de la Ordenanza 42 de 1934.
Artículo tercero: Nómbranse miembros de número del Centro de Historia del Norte de Santander a los señores doctor Francisco A. Torres, doctor Rafael Espinosa, doctor Teodoro Gutiérrez Calderón, doctor Ciro Alfonso Gómez, doctor José María Vesga Villamizar, don Luis Eduardo Pacheco, don Luis Gabriel Castro, don Luis Eduardo Romero, doctor Bernardo J. Hernández, doctor Miguel Durán Durán, don León García-Herreros y don Arturo Villamizar B. Artículo cuarto: Mientras se dispone de la partida necesaria para el pago del Secretario del Centro, desempeñará gratuitamente sus funciones el Oficial Mayor de la Dirección de Educación Pública. Artículo quinto: El órgano periodístico del Centro se editará mensualmente en la imprenta oficial.
Después de las firmas respectivas se expidió con fecha del 27 de noviembre y se dio a la publicidad en los diferentes medios de la ciudad.
Los objetivos que debía cumplir el Centro de Historia eran entre otros, investigar e ilustrar la historia nacional y especialmente la del departamento en sus diversos ramos: arqueología, bibliografías, memorias, monografías; velar por la conservación de los archivos, monumentos públicos y reliquias históricas; coadyuvar a la solemne celebración de las fiestas nacionales; propagar por medio del libro, el folleto y la prensa periódica los valores culturales, patrióticos y cívicos del Norte de Santander en sus varios aspectos; colaborar con el desarrollo de las ciencias, las letras y las artes.
También se estableció que fueran miembros honorarios, el señor gobernador y el Director de Educación Pública.
A raíz de este suceso, las expectativas que surgieron en torno a esta nueva institución, se vieron plasmadas en variadas publicaciones que manifestaban su satisfacción toda vez que constituía un gran avance cultural no sólo para la ciudad sino para toda la región fronteriza, entre otras razones porque Cúcuta era una de las tres capitales de departamento que carecían de esta clase de instituciones.
La instalación solemne se cumplió el 2 de abril de 1936, en el Templo Histórico de la Villa del Rosario y los diplomas de designación de los miembros de número fue entregado por el mismo Gobernador Manuel José Vargas, a cada uno de los doce primeros integrantes. El primer orador fue el doctor Felipe Ruan, entonces Director de Educación Pública, quien expuso sobriamente la posición del gobierno sobre los criterios y preceptos que esperaban siguiera esa ilustre institución.
Seguidamente se dispuso la elección del presidente, honor que recayó en la persona del doctor Rafael Espinosa, siendo además elegidos como vicepresidente, don Luis Eduardo Pacheco y secretario Luis Eduardo Romero. En sus palabras de agradecimiento, el presidente, resaltó las cualidades de todos los integrantes y manifestó su disposición de cumplir a cabalidad con los propósitos para los cuales habían sido nombrados.
La iniciación de labores se cumplió tres semanas más tarde, una vez la sede había sido adjudicada y dotada.
Aunque el Centro de Historia se transformó en Academia de Historia por disposición de la Ley 43 de 1973, durante el tiempo transcurrido hasta esa fecha, muy variadas e importantes fueron las actividades por ella desarrolladas, la primera fue el traspaso de la Biblioteca Julio Pérez Ferrero como dependencia del Centro de Historia, quedando como ‘bibliotecario’ el secretario del Centro.
Posteriormente se reglamentó la administración de las bibliotecas departamentales, otorgándoles su condición de autonomía y su dependencia del Ministerio de Cultura.
EL ESCUDO DE CUCUTA
Otro hito que me parece importante dar a conocer es el relativo al escudo de armas de la ciudad de Cúcuta, por el cual el entonces Centro de Historia tuvo una destacada participación.
En 1958, las autoridades locales y regionales discutían sobre el hecho que la ciudad, a pesar de su antigüedad, pues ya habían transcurrido 225 años desde su fundación, aún no existía un emblema que la identificara.
Fue así como reunidos el gobernador Jorge Ordoñez Valderrama, el alcalde Asiz Colmenares Abrahim, y los secretarios municipales de gobierno, hacienda y obras públicas, Carlos Pérez Escalante, Gustavo Rodríguez Duarte y Arturo Mutis Duplat respectivamente, solicitaron al Centro de Historia para que investigara si existía un posible escudo de armas, hasta ahora desconocido y en caso contrario que propusiera el diseño de uno que representara a la ciudad y la región.
El Centro de historia puso manos a la obra y luego de una exhaustiva investigación no encontró escudo de armas que hubiera sido expuesto ni antes ni después de la independencia, por lo cual, el Centro proyectó uno que sometido a consideración de las distintas instancias fue adoptado mediante decreto 32 del 3 de febrero de 1958.
Las características del escudo son: su forma es cuadrilonga, es decir rectangular en su parte superior y redondeada en la inferior, lleva por divisa en una bordura de color plateado el título conferido por cédula real del emperador Carlos IV de “Muy Noble, Valerosa y Leal Villa de San José de Cúcuta”.
El escudo posee dos divisiones, en la superior está el escudo de armas de doña Juana Rangel del Cuéllar, cinco flores de lis en forma de aspa de color plata y rojo con fondo de oro.
En la inferior, las armas que en 1821 adoptó el Congreso de la Gran Colombia reunido en la Villa del Rosario y que hoy son el escudo de armas del Norte de Santander, un hacecillo de lanzas con hacha atravesada, arcos y flechas atados con cinta tricolor, acompañado de dos cornucopias llenas de flores y frutos. Cada uno de estos elementos tienen su significado:
Un arco, hacha y flechas cruzadas: Están ubicadas en el medio del campo del escudo atado por una cinta. Estos tipos de símbolos son llamados fasces. Las lanzas rinden tributo a los cónsules romanos y representan la fuerza, la fortaleza, la prudencia, la unión y el valor militar de sus habitantes. El hacha representa el derecho a la vida o la muerte y la justicia rápida, el arco y las flechas rinden tributo a las razas indígenas.
Las cornucopias son dos cuernos color oro que están ubicados del lado izquierdo y derecho dentro del campo del escudo. Simbolizan la abundancia y la prosperidad, las riquezas, el esplendor, la constancia en el campo laboral de sus habitantes, la luz y el poder.
Dentro de los cuernos se encuentran flores y frutos. Están ubicadas dentro de las cornucopias y representan los lugares fríos y cálidos de sus tierras. Las flores simbolizan la pureza agropecuaria, la riqueza, las religiones, los corazones valerosos de sus habitantes, la victoria y la humildad. Los frutos simbolizan la estabilidad, el amor, la unión de las familias, el cooperativismo, la abundancia, el trabajo, las siembras y el agradecimiento por los alimentos de cada día.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.