viernes, 20 de octubre de 2023

2323.- ´CABALLO´ RODRIGUEZ: HISTORIA POR CONTAR DEL BALONCESTO

María Catalina Morales Meléndez

José Rodríguez con su esposa Carmen Teresa
y sus dos hijos, José Miguel y Silvia Carolina.

En el marco de la historia olvidada del baloncesto motilón, emerge el barrio Popular, considerado como una de las primeras urbes de clase media de la ciudad de Cúcuta. En esta jurisdicción circundada por los barrios La Ceiba y Colsag, se asentaron y habitaron en sus orígenes, trabajadores y obreros, pertenecientes a la primera petrolera que vino a Colombia a explorar y explotar el petróleo en la región del Catatumbo: la Colombian Petrolium Company, hoy subsumida por Ecopetrol.

En su perímetro se aprecian casas uniformes de una sola planta, frondosos árboles que refrescan el caluroso clima cucuteño y un parque central a cuyo alrededor se encuentran los colegios Mercedes Abrego y el Salesiano, caracterizado por la torre del reloj. Sobre la aledaña avenida Gran Colombia están situados el Palacio de Justicia y el antiguo Club Cazadores.

Por los años 70 surge la necesidad sentida de los vecinos del sector de construir una cancha de baloncesto, hoy Coliseo Cubierto, para que la juventud que habitaba el barrio y merodeaba el parque, tuviera un sitio de esparcimiento y recreación sano.

Aparece allí de manera providencial el profesor Orlando Morales, quien, venido de un barrio vecino, hace amistad con la juventud y comienza a organizar y formar la escuela de baloncesto del Popular que, se conformó por un equipo de personas mayores y jóvenes, quienes durante una época se destacaron por ser competidores e invencibles, en la práctica del mencionado deporte.

De pie-Izq. a Der.-Profe. Orlando Morales, Carlos Mario Rueda, Rubén Amariles,
Freddy ´Chulo´ Moreno. José ´Caballo´ Rodríguez, Lauro ´Lalo´ Rodriguez -Agachados- Izq. a Der.- Eduardo Caballero, Victor Hugo Ferrer, Jhon Jairo ´El Mono´ González, Ricardo Sayago y ´Chucho´ Sinisterra.

En medio de un numeroso contingente de practicantes al baloncesto, sobresalió la figura de José “Caballo” Rodríguez, joven alto, delgado, temperamental e hijo de una señora sencilla y trabajadora en oficios domésticos y lavadora de ropa. Este joven norte santandereano, nació en el barrio San José de la ciudad de Cúcuta, ubicado detrás del Cementerio Central, caracterizado por ser una barriada humilde y poco segura.

Narra con cierta desazón que su señora madre le relató que, su padre, hombre que laboraba en asuntos de albañilería, falleció en hechos violentos de ingrata recordación, cuando él apenas contaba con 8 meses de nacido, razón por la que no conoció a su progenitor. Ante tan trágicos y traumáticos sucesos de la muerte de su padre, su mamá emigró de dicho barrio muy desconsolada, yendo juntos a la residencia de su hermana Mery en el barrio Popular, donde transcurrieron el resto de sus años de infancia y juventud.

Con muchos sacrificios y esfuerzos materno, pudo realizar los estudios de primaria y bachillerato y gracias al deporte, acudió becado por algún tiempo a la Universidad Central de Bogotá, estudios que no pudo continuar, teniendo en cuenta la imposibilidad de obtener un trabajo estable, con miras a poderse sostener económicamente en la capital de la República, por lo que debió retornar a la ciudad de Cúcuta, donde se vinculó a laborar como empleado en el Seguro Social y, finalmente, en las Centrales Eléctricas del departamento, habiendo alcanzado allí su anhelado derecho a la pensión de vejez, de la cual actualmente disfruta con su esposa e hijos.

A partir de allí José Rodríguez empezó a sobresalir individualmente, asimilando con propiedad los fundamentos básicos del deporte de la pelota naranja que, lo llevaron a formar parte de selecciones juveniles y mayores del Norte, como también de la selección Colombia y del conjunto profesional de las Panteras del Táchira en Venezuela.

El ‘Caballo’ Rodríguez en acción.

En su actividad deportiva sobresalió por su recio carácter y disciplina, heredados de su señora madre, doña Ester que, desde su nacimiento supo guiar con principios y valores éticos a un joven, que, de no ser por la pasión infundida por el deporte, el rumbo de su vida, muy posiblemente, no le hubiera cambiado la historia de manera tan evidente y favorable.

El personaje de esta leyenda deportiva es hoy un hombre felizmente casado, pensionado, padre de dos hijos profesionales, abuelo de una hermosa nieta, orgulloso de sus orígenes y de su señora madre y hermana; agradecido de la persona que lo ayudó a enamorarse del deporte del baloncesto y contribuyó a formarlo de manera integral junto con su señora madre.

Después del infortunio vino la gloria, la cual surge evidente en la narración franca y escueta que ha hecho José de su vida, destacándose la circunstancia de cómo por generosidad de su formador en el deporte del baloncesto, el profesor Orlando Morales, encontró la verdadera identidad paterna, de la cual careció desde sus primeros meses de existencia, pues su señora madre Ester y la hermana Mery, fueron sus tutoras y artífices para que la infancia y adolescencia transcurrieran sin mayores dificultades y tropiezos, procurando siempre la protección y el empeño para que a la postre se convirtiera desde entonces y de manera ejemplar, en un mejor ser humano.

Después de superar algunas vicisitudes y obtener gratos triunfos deportivos, personales y familiares, José “Caballo” Rodríguez, ha seguido galopando con paso firme, rodeado de su esposa Carmen Teresa Moreno, sus 2 hijos José Miguel (médico) y Silvia Carolina (psicóloga ocupacional) y su nieta Antonia Ortiz Rodríguez, dándole gracias a la vida por haberle dado tanto; rebosante de alegría por poder celebrar este 2022 junto con su tutor, compañeros y amigos de equipo, los 50 años de fundación de la Escuela de Basquetbol de su querido y recordado barrio Popular, semillero de jugadores oriundos de Cúcuta, reconocida en el ámbito deportivo nacional, como la capital del baloncesto de Colombia.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

No hay comentarios:

Publicar un comentario