viernes, 3 de noviembre de 2023

2330.- ‘SUELTOS’ DEL INTERDIARIO EL TRABAJO DE 1913

Gerardo Raynaud (La Opinión)

Primer carro que llegó a Cúcuta en 1912. El cual era de propiedad de Don Enrique Raffo.
El primer recorrido de este vehículo fue desde la calle Ricaurte (calle 11) con avenida 4 hasta la esquina del Asilo Andressen, Avenida 4 con calle 18. En 1914 se reglamentó oficialmente el servicio de automóviles en Cúcuta.

Era el título de una de las columnas más leídas a comienzos del siglo XX, en el interdiario, El Trabajo, el de mayor circulación en la ciudad y sus poblaciones circunvecinas, incluidas las pequeñas vecinas Ureña y San Antonio.

Escritas al parecer por su propietario Carlos Julio Rosas, eran comentarios breves al margen de las noticias más relevantes y observaciones puntuales sobre manifestaciones que consideraba de interés para sus lectores y la opinión pública en particular.

Se combinaban apuntes variados de eventos sociales, políticos, culturales y demás observaciones, locales, regionales o nacionales que se consideraran importantes de comunicar a su audiencia.

Veamos algunas de sus interesantes apreciaciones recopiladas sin ningún orden cronológico a lo largo de las publicaciones de los años que siguieron a la terminación de la Guerra de los Mil Días.

A raíz de la instalación del recientemente elegido Concejo de la ciudad se lee en el Suelto correspondiente, escrito en el mes de octubre de 1913:

“(…) en atenta nota que tenemos a la vista, se nos participa la instalación del nuevo Concejo efectuada el primero de los corrientes en la mañana. Sus dignatarios son: Presidente, don Luis F. Soto; Vicepresidente, don José Rafael Unda y Secretario, don José de la Cruz Vega.

Mucho espera el pueblo de Cúcuta de sus representantes, hoy que la capital ha entrado de lleno en la vía de su mayor progreso y ensanche fomentado muy principalmente por la obra de la carretera, que se halla bien adelantada.

El antiguo Concejo, quizá por el gran recargo de sus labores, dejó pendiente algunos asuntos de interés, tales como el acueducto, alcantarillado, Escuela de Artes y Palacio Municipal, que debe ser lo primero que resuelva la nueva Corporación. Gran acierto le deseamos”.

En otro “Suelto” escrito con ocasión de un problema que se venía presentando por el uso de las aguas del río en la Tomas Públicas, se escribió uno con el título de “Cerrando el paso”, en el que leemos:

“(…) algunos dueños de los predios ribereños en la corriente llamada El Brazo, bien por no sufrir pequeños cercenamientos de terreno, bien por ensancharlo a costa del vecino, están estrechando tanto en algunas partes de su cauce que bien pronto las aguas van a encontrar cerrado el paso, y como es natural, tendrán que desviarlo hacia la población.

¿Sería difícil dictar una medida que corrigiese oportunamente el mal? Nosotros creemos que aparte de eso se debería procurar canalizar El Brazo, sobre todo en aquellas partes en que, por los amontonamientos de la piedra, el lecho ha ido siendo cada vez más elevado y lo cual es causa de que apenas cae una lluvia las aguas rebosen y se desparramen por las carreras en que se encuentran los edificios de mayor valor de propiedad del Municipio, o sea del barrio La Playa”. Nota del autor: la corriente de agua “El Brazo”, así llamada a principios de siglo años después fue conocida como “la Toma de la Playa”.

Los personajes que periódicamente se asomaban por esta ciudad con el ánimo de dar a conocer sus novedades o de explicar las primicias o las invenciones que se habían desarrollado en otros lugares, eran también motivo de presentaciones y de divulgación de sus discursos, como fue el caso de un personaje, argentino él, de quien se hizo la siguiente nota:

“(…) tenemos en la ciudad al señor Humberto Peyronel , andarín de luenga melena y pecho enmedallado, que dice ser de procedencia argentina y cuya misión es la de predicar en público sobre lo que él llama la Verdad. Difícil y peligrosa misión en pueblos en que predominan firmes, siempre florecientes y puras las creencias religiosas. Difícil y peligrosa misión la de levantar cátedra en contra de los sentimientos profundos y arraigados en las multitudes de nuestro país.

El señor Peyronel, cuyos lacios cabellos impresionan como los de Hermann a los públicos poco avesados a los procedimientos teatrales de los aficionados a la aventura y a la celebridad, cualquiera que ella sea, debe traer en su cartera muchos apuntes, algunos en que de seguro campearán los desengaños producidos por las silbas sonoras de pueblos poco cándidos, conforme lo atestiguan los periódicos de varias poblaciones visitadas por él. Séale ligera la tierra cucuteña”.

A raíz de los graves incidentes protagonizados por un grupo de ingenieros gringos y venezolanos, así como de algunos uniformados del ejército venezolano que los acompañaba, por las tierras del Catatumbo, situación que fue narrada con más detalles en la crónica publicada el sábado anterior, sin que esta “expedición” fuese reconocida por el gobierno de la vecina república, se escribió en un “Suelto” escrito en mayo de 1914, lo siguiente que con toda seguridad esclarecerá la verdad de lo sucedido, así no lo quiera reconocer quienes debieran:

“(…) con el mote de ‘Lo de la invasión al Catatumbo’, dice el importante diario bogotano El Nuevo Tiempo: en el Nuevo Diario de Caracas encontramos la siguiente nota: “de Colombia y Maracaibo, a donde fueron en comisión de la ‘Venezuelan Petroleum Company’, regresaron los doctores Pedro J. Torres Arnáez y Martín Tovar Lange.

Tenemos pues confirmadas por un diario caraqueño las publicaciones que se hicieron en esta ciudad y en la de Cúcuta sobre exploraciones efectuadas en territorio colombiano por los ingenieros venezolanos Torres Arnáez y Tovar Lange. A éstos, como lo dijimos y como se ha comprobado, los acompañaban ingenieros yanquis y peones armados. ¿Qué dirá ahora el Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela?

Como han podido apreciarlo nuestros lectores, está confirmada por uno de los diarios semioficiales de Caracas la noticia de la invasión a nuestro territorio de una expedición extranjera. De Colombia y Maracaibo dice la nota de la hoja caraqueña; luego sí vinieron los exploradores hasta más acá de la frontera, a las callandas y con la mar de intenciones…científicas, que diría un periódico zuliano.

Quisiéramos saber cómo hará este último para desmentir la afirmación de una de las publicaciones más cercanas y más ligadas al gobierno de Venezuela, de la cual no puede decir que ve soldados donde hay ovejas. Veremos eso”.

Las grandes noticias que se presentaban en pequeñas notas que el interdiario El Trabajo presentaba a sus lectores bajo el nombre de “Sueltos” se volvían cada día populares como las que podemos apreciar en los textos siguientes.

Luego de la llegada del primer automóvil traído a la ciudad por el señor Enrique Raffo, el 19 de agosto de 1912, en el que por un módico precio se podía disfrutar de los adelantos que el mundo experimentaba por esos días, la importación de otros similares no se hizo esperar, tal como se aprecia en el siguiente “Suelto”:

“(…) en esta semana (era mayo de 1913) se dieron al servicio dos nuevos autos, de propiedad, el uno, de los señores Cayetano Hernández G. y Ramiro Ríos, y el otro del señor Jacinto Hernández.

Nos dicen que muy pronto llegarán tres más, de otra empresa, con los cuales se completarán diez de estos vehículos en la capital del Norte, cifra de consideración si se tiene en cuenta el corto tiempo que ha transcurrido desde la introducción del primero.

A juzgar por la demanda de servicio, todavía no son suficientes los que hay y los que vienen, lo cual quiere decir que los explotadores del negocio están efectuando buenas ganancias. Nos alegramos”.

En otro Suelto sobre el mismo tema de los nuevos automóviles se lee el siguiente comentario:

“(…) se nos ha informado que varios caballeros pudientes de la localidad tienen organizada una compañía para traer y explotar automóviles en la ciudad y en la carretera a Los Vados. La demora en el pedido de los vehículos, es la tarifa del puente San Rafael, cuyo propietario, no obstante haber terminado el privilegio, parece que se empeña a cobrar ciertos derechos que podrían ser excesivos.

Ignoramos la última resolución oficial sobre este delicado affaire, pero sí confiamos en que el gobierno del Departamento y el Municipal sabrán solventar esta difícil situación que compromete muy de veras intereses de consideración e importancia”.

Y como los problemas causados por la introducción a la vida cotidiana de la ciudad, de los nuevos vehículos, no se hicieron esperar, en el siguiente “Suelto” se expresa con claridad lo que comenzó a suceder:

“(…) personas de respeto nos informan que la velocidad acostumbrada por los autos que viajan a Los Vados, es en ocasiones excesiva y que los choferes se olvidan de avisar su proximidad en las curvas, como es de rigor hacerlo. Por esta causa pudo haber antes de ayer un accidente, el cual por fortuna evitó el conductor de la máquina. Nos permitimos llamar la atención de los empresarios hacia este justo reclamo, cuya atención no causa perjuicio ninguno al servicio y sí, por el contrario, lo hace simpático”.

Antes de relatar el siguiente “Suelto”, es necesario conocer la situación del teatro a que éste hace referencia. Sabemos de la historia del teatro Guzmán, diseñado y construido por don Domingo Guzmán en 1878, tres años después de la ocurrencia del terremoto que destruyó la ciudad.

El teatro en mención, estuvo presente en la vida de los cucuteños con ese nombre hasta que el general José Agustín Berti le propuso a don Domingo, una sociedad que le permitiera realizar notables mejoras y adoptar las novedades que se venían presentando en el sector de la cinematografía.

Fue así como a partir del 3 de noviembre de 1913, el teatro le adicionó a su nombre original, el apellido del nuevo socio y recordado hasta su lamentable desaparición como Teatro Guzmán Berti.

Pero hay un detalle poco conocido de la historia del teatro mencionado, es lo ocurrido con su nombre, entre el momento en que se decidió efectuar los cambios y la fecha de su reinauguración. Durante ese lapso de tiempo, sin dejar de esconder su nombre original, la publicidad se enfocó hacia la fecha de su reestreno y por esa razón, se promocionaba como el Gran Cine 1913, y en letras más pequeñas: Teatro Guzmán.

No es claro cuánto tiempo duró esta situación y sólo podemos asegurar que dejó de mostrarse como tal a partir del 3 de noviembre.

En una de las más recordadas presentaciones se anunciaba a la “artista mimada del público cucuteño, Mile. María Frement, a quien habían visto en varias cintas anteriores como Los Miserables, el Pequeño Jaime y La Señal de Alarma y que ahora la anunciaban para las de los próximos días como la finísima comedia en tres actos: Corazón de Muñeca.

En otras presentaciones del Gran Cine 1913, anunciaban haber recibido vía correo una nueva remesa de películas algunas de las cuales serán exhibidas en las noches del sábado y domingo. La más anunciada y recomendada por el periódico era El Camino del Perdón, una película, según el anuncio, interesantísima en su argumento y de gran arte y fondo moral, se dijo además que el público entusiasmado frecuentemente interrumpía con unánimes aplausos.

Previo a su reinauguración, el teatro se esmeró en presentar películas de renombre que fueron verdaderas novedades para los aficionados cinéfilos de la ciudad como las cintas La culpa de Bebé y Vacaciones de Polly, a las cuales se aseguraba concurrirían todos los amantes de las impresiones fuertes y de las escenas reales, conmovedoras y bien presentadas.

En este sentido, la competencia se había planteado con su rival cinematográfico, el Teatro Minerva, del cual poco sabemos a excepción que no pudo mantenerse en el mercado después de la entrada en escena de las novedades tecnológicas introducidas por su rival, ahora llamado Teatro Guzmán Berti.

En otro terreno, se comentaba el gran éxito obtenido en la Escuela Normal de Institutores de Cúcuta de los exámenes reglamentarios por parte de sus alumnos quienes se presentaron ante los jurados con seguridad encomiable, seguros en sus respuestas y como fieles exponentes de que el trabajo en sus profesores y superiores ha sido continuo y tesonero durante el año.

Agrega el redactor:

“(…) nos complace felicitar a estos y aquellos. También se ha dado principio a la misma tarea en las escuelas de la provincia a fin de determinar antes del 30 de noviembre, para dar lugar a los maestros a preparar su viaje al Liceo Pedagógico que tendrá lugar en los primeros días de diciembre próximo. Este mismo periódico se propone reseñar detalladamente las sesiones de esta importante corporación, de cuyas labores logrará el Ramo de Instrucción Pública, no pocos beneficios”.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

No hay comentarios:

Publicar un comentario