El viaje era de dos días y se hacía por la Carretera Central del Norte o Panamericana como se le llamó en alguna época.
El primer recorrido se iniciaba en la madrugada hacia hacía Tunja, Duitama, Capitanejo, allí se pernoctaba.
Al otro día a las cuatro de la mañana se iniciaba el viaje Capitanejo, Málaga, Pamplona, Cúcuta, donde se llegaba en horas de la noche, claro está, si no había algún desperfecto del vehículo o algún derrumbe.
Un viaje verdaderamente duro, difícil y según me contaba mi mamá, que hizo este viaje a principios de 1947 hasta Pamplona, rezaban para que no lloviera pues las ventanas solo tenían unas pequeñas lonas para protegerse del frío y la lluvia, además no eran asientos para los pasajeros, eran simples bancas de madera, así que se puede uno imaginar lo duro del trayecto y cómo quedaría el cuerpo después de semejante odisea.
La empresa que cubría esa ruta a mediados de los años 40 era Trans Bolívar.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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