Debo expresar mi adhesión al federalismo, quizá como un anhelo de justicia para las regiones colombianas, sometidas a un desatinado oprobio centralista. Y es que el conflicto proviene de la profunda división entre Francisco de Paula Santander, federalista, y Simón Bolívar, centralista, después de la independencia de la Gran Colombia en 1810, cuando sucedió la guerra civil en la época conocida como la Patria Boba, cuando los federalistas declararon la guerra contra Cundinamarca, pero decidieron acordar la paz para enfocar su ataque contra las tropas realistas y, después, reanudar su confrontación. Esto de la Patria Boba proviene de Antonio Nariño quien en su periódico Los Toros de Fucha, propuso una broma para describir la política.
Desde los comienzos de nuestra historia republicana la fragmentación ha caracterizado el desarrollo, o el atraso, según el punto de vista que se tome, unas veces geográfica, otra política o histórica, en fin, en un contraste de todo, de gente, de cultivos, de costumbres, de hegemonías y sobre todo de tradiciones, las cuales, al final, fueron absorbidas por el poder central.
Lástima, porque las regiones no supieron defender su soberanía y se dejaron convencer por pactos y capitulaciones que lesionaban los derechos de mantenerse dentro de sus condiciones. Ha sido así siempre, más intenso desde cuando Nariño fue hecho preso por los ejércitos realistas y los federalistas aprovecharon las debilidades centralistas.
Pero todo esto fue en contra de la propia república, porque España trajo al Pacificador Pablo Morillo a Venezuela y Bolívar renunció al mando y se embarcó hacia Jamaica el 9 de mayo de 1815. Morillo, triunfaría y avanzaría al interior de la Nueva Granada, imponiendo el orden de la monarquía y desarrollando su Régimen del Terror.
Pero de esas fuentes históricas deben aprovecharse las enseñanzas que debilitaron la unión, las desventajas del continuo desacuerdo entre federalistas y centralistas, que aún nos separa en Colombia, por la divergencia de criterios y el desequilibrio en el reparto de los beneficios del presupuesto.
La tendencia federalista se inició con la Constitución política de 1853, sancionada el 21 de mayo de 1853 por José María Obando, la cual cambió el modelo del centralismo, que venía desde 1821, otorgando a las provincias un poder para decidir acerca de la instrucción pública, la libertad de prensa, de ideologías, de cultos, y sobre todo la separación entre la Iglesia y el Estado.
Algunos estados neogranadinos elaboraron su propia constitución para convertirse en federales. Por ejemplo, el estado Federal de Panamá, que se formó en 1855 con cuatro provincias, y el de Antioquia, en 1856, así como desde 1859 cuando aparecieron Boyacá, Cundinamarca, Santander, Bolívar, Magdalena y Cauca.
En 1858 se creó la Confederación Granadina, una república federal que duró hasta 1863, integrada por los estados de Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá y Santander. En 1861, se creó el estado del Tolima.
En 1860 Tomás Cipriano de Mosquera, gobernador del estado del Cauca, se alzó en armas contra el gobierno, con el pretexto de que se había roto el pacto federal, y encabezó una guerra civil que lo llevó a la Presidencia.
En la Convención de Rionegro, convocada por el presidente Mosquera en 1863, se organizaron los Estados Unidos de Colombia, que duraron hasta 1886, dando autonomía a las entidades políticas, adoptando una legislación propia y eligiendo gobernadores por voto popular.
Definitivamente, una Constitución que inicia el radicalismo en Colombia, una corriente política que propone cambios con medidas extremas para despojarse de los convencionalismos. Un somero retrospecto para pensar en que es imprescindible retomar el estudio ideológico del marco de la regionalidad dentro de parámetros de evolución hacia la independencia, para buscar una solución definitiva a los múltiples problemas educativos, sociales y económicos, con la fuerza santanderista que propugnaba un modelo federal centrado en la renovadora educación lancasteriana.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario