Cuando una noche del mes de diciembre de 1986, el párroco de la iglesia San Rafael, de Cúcuta, padre Bernabé de Jesús Echeverry Restrepo, empezó a leer el decreto del obispo por el que lo destinaba a otra parroquia – lectura que no pudo continuar pues se lo impidieron las lágrimas -, a muchos de los presentes se nos aguaron los ojos. Otros lloraron abiertamente.
La razón era muy elemental y evidente: el padre se había ganado el corazón de la feligresía, y se comentaba que en toda la existencia de la parroquia no había habido un pastor más querido que él.
Y era cierto, porque algunos años después el padre Bernabé regresó ocasionalmente a Cúcuta y la noticia cundió como pólvora en San Rafael y los barrios aledaños. Se anunció que iba a oficiar una misa, y la iglesia se rebosó. La gente estaba emocionada.
Yo nunca había presenciado tanto cariño por un párroco. Terminada la misa, todos querían abrazarlo. Nos saludó a cada uno por nuestro nombre; recordaba a cada uno por su profesión u oficio, y preguntó por detalles que le eran familiares.
No se supo el por qué el padre Bernabé fue arrancado de allí súbitamente luego de un trabajo esmerado por la parroquia y por un templo que había terminado de construir en 1985, lo había embellecido con hermosos vitrales traídos de Medellín, y con altar, pila bautismal y sagrario de mármol. Para tales obras realizaba en el parque de San Rafael unos bazares espectaculares.
¿Por qué lo separaban del seno de una comunidad que, como decían las señoras, “lo adoraba”? ¿Qué razón secreta hubo? Lo que nadie podía negar era que gozaba de mucho carisma, y hasta del talante, la cultura y el carisma para ser obispo.
El padre Bernabé no se sintió bien tratado y por eso se alejó de la diócesis de Cúcuta. Nunca más tuvimos noticias de él. Decían que andaba por Manizales, pero nada en concreto se supo.
Confieso que pocos oradores sagrados he conocido como el padre Bernabé Echeverry. Su misma talla elevada y elegante y su voz fuerte y vibrante le brindaban los adornos de un orador. Su perfecta dicción, su impecable construcción de la frase, su enlace de los temas para terminar en el énfasis de una verdad, cautivaban y mantenían al oyente al borde del asiento por esperar el bello final de sus homilías.
Era un gusto asistir a las misas del padre Bernabé pues allí se sentía recogimiento y piedad. Justamente porque para él era fundamental el respeto a la liturgia, a la solemnidad del acto y al mismo templo.
Con motivo de su deceso ocurrido el 23 de abril del presente año (2023) supimos que desde el 2021 se desempeñaba como rector del Seminario Mayor Los Sagrados Corazones, de Pasto, en donde además dictaba las clases de Teología Dogmática y Liturgia.
El padre Bernabé iba a cumplir 71 años de edad.
En Cúcuta hemos lamentado profundamente la partida eterna de este extraordinario sacerdote.
Nota del recopilador. El padre Bernabé nació en Medellín en 1953 y obtuvo su sacerdocio en 1979. Hacia 1982 fue nombrado párroco de la iglesia San Rafael Arcángel al morir el padre Trujillo y posteriormente estuvo laborando en otras parroquias de la región. Hasta que fue llamado como formador del Seminario Mayor de la Diócesis de Cúcuta, donde luego de unos años partió a Roma a efectuar su especialización en Teología Dogmática. Estando allá se asoció a la Compañía de San Sulpicio y recibió su formación en Francia y Canadá, regresando al país en el 2002 al Seminario Mayor de Manizales. En el 2005 lo destinaron al Seminario Mayor de San Pedro Apóstol de Cali, terminando como rector y formador en el 2021, del Seminario Mayor Los Sagrados Corazones de Pasto hasta su partida al reino celestial.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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