miércoles, 11 de diciembre de 2024

2533.- EL VIACRUCIS DE SANTIAGO MARTINEZ

Paul Erasmo Charry Abril (contraluzcucuta.co)


En la hermosa Catedral San José, en las naves laterales, hay cuatro de cinco murales al óleo pintados por el maestro Santiago Martínez, pintor y muralista de comienzos del siglo XX. Los cuadros hacen parte de la obra El Viacrucis, propiedad del Banco de la República y conocidos nacionalmente como El Viacrucis de Cúcuta. La historia es la siguiente.

El padre Daniel Jordán, de grata recordación en la ciudad, en su época al frente de la Catedral, trajo al mejor pintor de Colombia para que hiciera un trabajo que engalanara el templo y tuviera renombre nacional. El viacrucis fue la obra escogida. El maestro empezó a pintar y el sacerdote a buscar la plata entre la feligresía para pagarle, porque el trabajo era costoso.


Al cabo del tiempo, y después de llegar a un acuerdo, el artista entregó cinco murales y el párroco los pagó de inmediato. Entre artista y religioso hubo desavenencias, sobre todo porque el maestro era de los que todos los días se aplicaba el litro de aguardiente, costumbre usual entre los artistas, especialmente los genios.

Terminado el trabajo en la Catedral, Santiago Martínez salió de Cúcuta para Bogotá. Le encargaron la decoración del Capitolio Nacional y el Banco de la República lo llamó para que les hiciera una obra de grandes proporciones, habida cuenta que se iba a promocionar la división cultural de la entidad bancaria que tanto ha aportado a los colombianos.


Se quería contar con un trabajo artístico para llevarlo y mostrarlo por el país. Con los antecedentes del trabajo elaborado en la capital de Norte de Santander, el pintor le propuso al Banco pintar El Viacrucis. Hizo algunos cuadros correspondientes a las estaciones y al entregar la obra faltaban cinco. Cuando los encargados de recibir el trabajo le reclamaron, el artista respondió que se le habían quedado en la Catedral de Cúcuta. Los funcionarios, convencidos, vinieron a la ciudad a buscar los cuadros.

Los delegados bancarios chocaron con el padre Jordán, porque los que se exhibían en la Catedral los había pagado con no pocos esfuerzos. Después de la acalorada discusión, el religioso demostró porqué era tan respetado por estos lares y llegaron a un acuerdo. El Banco los necesitaba y tenía afán para iniciar la gira anunciada. Pagó por el alquiler, les sacó la póliza de seguro y la obra, mediante contrato, se llamaría El Viacrucis de Cúcuta.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

No hay comentarios:

Publicar un comentario