lunes, 28 de abril de 2025

2602.- BARRIO SANTANDER, INSEGURIDAD SU PROBLEMA

Nicolás Mojica (La Opinión)


A mediados de la década del 50, un grupo de personas proveniente de los departamentos de Antioquia, Santander y Boyacá se establecieron en un sector de la Comuna 10 de Cúcuta, quienes escapaban del conflicto armado que se vivía por aquel entonces en todo el territorio nacional.

Lo que no sabían, es que aquel sitio a donde llegaron se convirtió, con el pasar de los años, en uno de los barrios más representativos de ese sector de la ciudad, siendo un lugar clave para el crecimiento de dicha comuna.

Se trata de Santander, un barrio que tuvo su legalización a mediados de 1963, con la fundación de la Junta de Acción Comunal (JAC), y creció exponencialmente gracias a la llegada de un amplio grupo de personas de Ocaña.

Fue entonces cuando se concibió la idea de construir una iglesia para los residentes católicos del barrio, y de la mano del sacerdote Carlos José Mendoza, se erigió la parroquia Nuestra Señora de las Angustias.


Durante la construcción del templo ayudaron tanto habitantes de Santander como de los barrios aledaños, siendo estos Galán, Alfonso López, Gaitán entre otros, situación que aceleró los tiempos de entrega del templo.

Según Pedro Luis Gaona, residente fundador, de la mano de Luis Guerrero, presidente de la JAC de ese entonces, se empezaron a construir las primeras vías de acceso al barrio, que a la fecha todavía permanecen activas, aunque desgastadas por el paso del tiempo.

Lo bueno

Definitivamente, la historia de Santander no se puede contar sin dejar de lado al gremio de alfareros, quienes fueron los primeros pobladores del barrio y gestionaron todo el proceso de la legalización.


Toda una tradición

Con el pasar de los años, el barrio que rinde honor a uno de los héroes de la independencia, recibía cada vez más a trabajadores de la cerámica, y durante esa época se llegó a tener hasta 40 chircales, donde la elaboración de ladrillos se convirtió el trabajo principal de la comunidad.

La fabricación de ladrillos de manera artesanal se transformó en toda una tradición para los habitantes de este barrio del área metropolitana de Cúcuta, pero debido a los problemas de contaminación por el humo que se emanaba de los chircales, todos tuvieron que ser clausurados por las entidades ambientales de la ciudad.

Actualmente, en Santander hay establecimientos comerciales de todo tipo, como restaurantes, droguerías, supermercados entre otros, todo esto incentivado por el ‘Mercado Las Angustias’, pero aún se conservan los restos de lo que alguna vez fueron las fábricas de ladrillos más grandes de la ciudad.

“Hay que enseñarles a los jóvenes de donde viene el barrio, para que la historia no se pierda y trascienda a futuras generaciones”, mencionó Pedro Luis Gaona, quien a su vez expresó que hay varias estatuas en conmemoración a los personajes destacados de Santander.

Por ello, hace varios años se construyó la cancha Pedro Isaías Miranda, en honor a uno de los patrones de esas fábricas, donde se mantiene en buenas condiciones, y al igual que el parque principal, brinda un espacio deportivo que es utilizado por los más pequeños de la comunidad.


Lo malo

Sin embargo, no todo es positivo para la comunidad de Santander, ya que los habitantes denunciaron varias problemáticas las cuales perjudican tanto al barrio como a ellos mismos.

-Según los residentes- la más significativa de todas es la inseguridad presentada en ese sector, pues los robos y el consumo de sustancias alucinógenas durante las noches se presentan con bastante frecuencia.

La situación se agudiza cuando los consumidores activos se ubican sobre casas y lugares abandonados con poca luz, hecho que tiene disconformes a los residentes de las viviendas aledañas, “porque uno tiene que oler todo lo que ellos están consumiendo”, mencionó Juan Manosalva, residente afectado.

Para colmo, un hecho que ayuda a generar más inseguridad en el barrio es la falta de alumbrado público, motivo que hace que conforme vaya cayendo la noche, Santander se quede a oscuras.

Debido a esto, la JAC, han solicitado en reiteradas ocasiones el mayor acompañamiento de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc), con el fin de que ahuyenten a las personas en indigencia.

En diálogo con La Opinión, el Consorcio de Alumbrado Público San José de Cúcuta (SJC), informó que los proyectos que había para la recuperación de luminarias ya finalizaron, pero se está a la espera de nuevas aprobaciones de la Alcaldía.


Lo feo

Un efecto secundario que supone la llegada de los habitantes de calle, es la gran contaminación presentada en un pequeño canal de aguas lluvias que atraviesa a varias viviendas en Santander.

Lo anterior, en vista de que, en la infraestructura, los residentes dejan sus residuos sólidos para que la entidad prestadora del servicio de aseo pase a recoger las basuras, sin embargo, las personas en indigencia abren las bolsas buscando comida y dejan el restante tirado sobre el canal.

Para Juan Manosalva, que vive a escasos metros de la problemática, “esta situación es insoportable porque además de que el canal es un sitio de consumo activo de drogas, también se convirtió en un foco de contaminación”.

Por ello, cuando los residentes se percatan de que hay personas en indigencia sobre el canal, inmediatamente los corren, “pero tan pronto uno se va ellos regresan y siguen haciendo de las suyas”, destacó otro habitante.

Lo insólito y asombroso

Dos casos:

1.- Enorme socavón más de un año sin intervención: huecos, de más de tres metros de profundidad, se han generado a causa de un robo del alcantarillado por parte de personas en condición de calle, a la altura de la calle 22 con la avenida 20. La falta de acciones para arreglar la vía ha agravado la condición del sitio.

Esta situación ha sido denunciada por la ciudadanía durante más de un año. Líderes expresan que los grandes huecos ponen en riesgo la seguridad de los peatones, más de 10 personas y animales han caído en los huecos, teniendo que llamar al Cuerpo de Bomberos para que atienda la emergencia; Dificultan la movilidad para transitar por las zonas que conectan esta calle con la ciudad; permite que se estanquen aguas de lluvias que son criaderos de mosquitos presentado al menos 4 casos de dengue; la basura acumulada contamina el ambiente y emite fuertes olores; riesgo inminente a la infraestructura porque por allí pasa una acometida principal del acueducto y más de 20 barrios que podrían quedarse sin agua potable y viviendas cercanas corren el riesgo de colapsar.


El Concejo después de varios meses desde el año 2024 en octubre, aprobaron los recursos para atender esta emergencia, sin embargo, no se dieron inicio a las obras alegando que no podían operar mientras no fuera reubicada una familia que vivía a orillas de la vía. En diciembre se reubicó a la familia y la recuperación de la vía no empezó. En febrero el Concejo nuevamente aprobó los recursos para dar solución a esta problemática y en marzo la Secretaría de Infraestructura inició el proceso contractual, es decir el de encontrar la empresa contratista y en abril el proceso es declarado desierto. En mayo, Sebastián Ruíz, secretario de Infraestructura, se reunió con la comunidad y la junta de acción comunal para socializar la obra, contándoles que se dará inició a las actividades de construcción a mediados del mes de junio. Sin embargo, por la gravedad del estado de la vía, el líder comunal realizó la petición de declarar urgencia manifiesta a la obra, lo que exige una contratación inmediata para dar inicio al proyecto, sin embargo, no se dio respuesta en su momento. Por segunda vez el proceso quedaría desierto. Este hecho fue confirmado por el secretario de infraestructura quien indicó que se está evaluando la posibilidad de nuevamente iniciar el proceso o acceder a la petición de urgencia manifiesta, para dar prontitud a las obras en este importante tramo vial.

Sin embargo, la comunidad expresó que ya están cansados de promesas incumplidas, pues a más de siete meses de haber sido aprobados los recursos continúan con un hueco gigante que amenaza cada vez más con generar una situación de proporciones inimaginables. La presidenta del Concejo, Carime Rodríguez, manifestó también que, la corporación hará las acciones pertinentes para dar respuestas a esta petición, uniéndose al llamado hecho a la Alcaldía de Cúcuta para que entregue claridad sobre el inicio de esta obra. Por ahora mediados de junio 2025 no se tienen claras las fechas para dar inicio a las obras. Un ejemplo de ineficiencia gubernamental.

2.- Asesinado en pelea callejera: Un hecho trágico sacudió al barrio Santander de la ciudad de Cúcuta – Norte de Santander cuando Wilber Joel Linares, conocido como “Suerte”, perdió la vida tras ser apuñalado en una violenta pelea que se desató por el robo de desodorantes en spray. Este lamentable suceso, ocurrido a plena luz del día y bajo una intensa lluvia el pasado martes, 24 de junio 2025, dejó conmocionados a los residentes del sector, quienes presenciaron desde sus ventanas el desenlace fatal de una disputa entre habitantes de calle.


Según testigos, la riña se originó cuando Linares presuntamente sustrajo cuatro desodorantes de un compañero indigente. Lo que comenzó como una discusión verbal escaló rápidamente a una lucha física. Armados con cuchillos, ambos hombres se enfrentaron hasta que Linares recibió dos puñaladas mortales. Su cuerpo, empapado por la lluvia y con el arma aún en su mano, quedó tendido cerca de un canal de aguas lluvias. Mientras tanto, el agresor huyó llevándose tres de los desodorantes, dejando atrás una escena desoladora.

Entre las pertenencias de Linares se encontraron un cuchillo y uno de los desodorantes, pero no portaba documentos que facilitaran su identificación oficial. Fueron otros habitantes de calle quienes lo reconocieron con el apodo de ‘Suerte’. Wilber Joel Linares, también conocido como “el Barbero” por su habilidad con las tijeras, era un migrante venezolano que llegó a Cúcuta en busca de un mejor futuro. Sin embargo, la adversidad lo llevó a vivir en las calles durante los últimos 15 años.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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