El 17 de septiembre de 1924 nació en Cúcuta el Dr. Eustorgio Colmenares Baptista, fundador de La Opinión, odontólogo de profesión, la cual ejerció con lujo de competencia y, luego, vincularse a la política.
Fue formado en el hogar de Eustorgio Colmenares y Albertina Baptista. Ella, de Maracaibo, Venezuela, llegó a Cúcuta en 1921 y su padre, mayordomo de fincas en EI Zulia, inculcó a su hijo mayor el amor al campo.
Sus hermanos fueron Mercedes, Adriana, Teresa, Sofía, León, Alicia y Ana Luisa. Estudió en colegios de Cúcuta, Pamplona y Bogotá.
Posteriormente, adelantó estudios superiores en la Universidad de Antioquia, y en 1949 se graduó de odontólogo y contrajo matrimonio con la joven antioqueña Esther Ossa Montoya, compañera de facultad. Tiempo después regresó a Cúcuta a ejercer su profesión y en 1955 se vinculó el antiguo Hospital San Juan de Dios.
Junto con Virgilio Barco, Eduardo Silva, León Colmenares y Alirio Sánchez Mendoza. en 1958, fundó La Opinión como publicación semanal, la cual, en 1960, se convirtió en diario, al cual el Dr. Eustorgio dio un gran impulso tecnológico adquiriendo importancia nacional, al punto de ser merecedor de la presidencia de la Junta Directiva de la Agencia Colombiana de Noticias (Colprensa).
En 1961 fue secretario de Gobierno del gobernador Miguel García-Herreros y, así, comenzó a alternar su ejercicio profesional con la política y el periodismo.
Se desempeñó como alcalde de Cúcuta en el gobierno de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) y, en 1971, el presidente Misael Pastrana Borrero lo designó secretario general del Ministerio de Comunicaciones, hasta que, en 1978, fue elegido Senador de la República.
En 1986 llegó a la Presidencia de la República su amigo y compañero, Virgilio Barco Vargas, a quien ayudó, sin figurar, a gestionar proyectos destinados a impulsar el desarrollo regional.
Siempre será recordado como un hombre sencillo y humilde, como su origen, abierto a la comprensión de hechos y problemas.
El 12 de marzo de 1993, fue asesinado por sicarios al servicio del ELN, mientras departía en la terraza de su casa en Compañía de su esposa. Su muerte, como tantas otras en este país, quedó en la impunidad. El crimen fue repudiado por todos los sectores regionales y nacionales.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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