Oití (licania tomentosa). Arbol especial para sembrar de frente a su casa,
no raja los pisos y da buena sombra.
Las polémicas son molestas. A mí personalmente me asquean, pues solamente incumben a dos o tres personas mientras al resto ni les va ni les viene, que, los polemizantes se nombren en la más íntima deferencia desde su origen y nombre de la partera que les cercenó el ombligo, hasta la insondable mirada apacible de sus progenitoras que, nada o muy poco tienen que ver con lo que sus hijos discutan y se ultrajen.
Pero para complacer a un gran amigo que pertenece a la flor y nata de la poética nortesantandereana, que está calificado como el más alto crítico de poesía en América que es literato y políglota y que ha dignificado al Norte con sus libros de poemas y de quien Julio Abril en “Cromos” dijo que no negaba ser de Pamplona por aquello del lírico canto.
Entonces voy a tratar (perdón el paréntesis que acabo de hacer un poco largo) la historia que yo conozco muy cerca del “OITI” (ojalá el corredor no le baje las comillas y le quite las mayúsculas) y es esta sin quitarle ni un comillo: “cuando el bobo Bogotá-Pamplona, llegó a Cúcuta en el año 26, yo estaba estudiando en el Provincial y como he sido un poco inquieto en mi manera de pensar, un día le regalé unos mangos que a fuerza de garrote habíamos bajado en el parque Santander, luego de ser correteados por un policía de apellido Molina que cuidaba más los mangos que su misma arepa municipal.
¡Ah! decía, que le regalé a Bogotá-Pamplona o siete sacos o cabuya, o el bobo-sombreros, los tres mangos que me quedaron en los bolsillos luego del carrerón. Y así fue, entre jadeante y asustadizo me senté frente a la bomba de gasolina de Nicolás Colmenares, avenida 6ª calles 12 y 13, y junto a mí se sentó el bobo y me dijo: “Ahora si gríteme Bogotá-Pamplona!! Berraquito, lo tengo agarrado!
Sabedor yo el gusto predilecto del bobo por los mangos, se los entregué diciéndole:
‘’Tome Melquíades, cómaselos y dígame usted que sí sabe de historia, no como tantos idiotas que presumen saber y no saben qué es “ecología”, dígame Ud. -le repetí- que sí sabe quién trajo el Oití a Cúcuta’’.
Y el bobo soltó una carcajada altisonante y dijo con su voz meliflua: ‘’pos quen va a ser, pus Gonzalo Lamus que, se trajo un ajo de la jinca Toledito y lo sembró en un jardín de las Cristo Vélez. Y de ahí lo sacaron pa’ la calle 12 y ahindispués dijeron qu´era el doptor Gaitán que lo haia trido”.
Hasta aquí el relato del bobo Bogotá-Pamplona. Sin embargo, en los registros del Norte de Santander aparece como traído por don Tito Abbo desde el Brasil en 1916.
Esta carajina, me hace acordar cuando en Pamplona se desató una polémica acerca del fundador del colegio Provincial que, fue más o menos de este tenor:
Los H.H.C.C. (Hermanos de las Escuelas Cristianas) atribuían al Obispo José Lasso de la Vega su fundación; los masones por su parte alegan para Santander la gloria de la hechura del colegio, y en esto andaban los pamploneses por el año cuarenta, cuando se apareció el “diablo” y con voz ronqueta, dijo a más de ceremoniosamente y sentenciosa:
“El colegio Provincial lo fundó (y todo el mundo quedó lelo y casi se les salía del pecho, eso que no sabemos si es músculo o es alma, ¡según María Ofelia) Ah! dijo el diablo: ‘’Lo fundó el Generalísimo Ciudadano Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar, que no era otro -según el diablo- que don Simón Bolívar, Libertador de cinco repúblicas hermanas, ahora peleando por linderos”.
Y saben Uds., ¿quién era el encapuchado que atreverse, pudo disolver el pleito de los H.H.C.C. y los masones? Pues nada menos que Luis Enrique Conde Girón, que andaba con capuchón, dándosela de diablo.
De todas maneras, el “OITÍ” lo trajo a Cúcuta don Tito Abbo, ¡queda claro y hasta otra!
Nota del recopilador: Existen varias versiones sobre la aparición en Cúcuta del árbol Oití en Cúcuta, por ejemplo, en las efemérides MIRADAAL PASADO de Hugo Espinosa, dice como historia que, en ''1940, el Dr. Alberto Durán Durán, siendo Secretario de Educación del Dpto., fue comisionado a Rio de Janeiro a una reunión Latinoamericana de Secretarios de Educación; antes de su regreso a Cúcuta, de la famosa Avenida Río Branco de esa capital, recogió unas semillas del árbol Pau-Brasil, al que él llamó, Laurel del Brasil, y más tarde OITI. De las cuatro semillas que en el bolsillo de su saco logró “pasar” luego de la requisa sanitaria, llegado a Cúcuta, el 8 de octubre tres fueron sembradas en la Calle 12 entre Av.4 y 5. De esas semillas, de los tres árboles se obtuvieron en Cúcuta los primeras SEMILLAS DE OITÍ, que luego, la Sociedad de Mejoras Públicas, en campañas de arborización (adelantadas entre 1971 y 1973, primero por el ingeniero Forestal Ciro Espinosa y, luego por el Agrónomo Hugo Espinosa Dávila), sembraron algo más de 60.000 árboles por toda la ciudad, y sus semillas se esparcieron por muchas ciudades colombianas y venezolanas. A partir de 1974, INDERENA encargó, de manera esporádica, al forestal Vega Pérez, pero desde 1976, ya como Gerente titular de INDERENA, Jorge Maldonado Vargas, asumió con entusiasmo y entereza, la coordinación de la actividad de recoger semillas, producir plántulas y sembrar en diferentes sectores de la ciudad e incluso enviar semillas viables a muchas ciudades colombianas''.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

No hay comentarios:
Publicar un comentario