lunes, 1 de septiembre de 2025

2665.- BARRIO LA CONCORDIA TRANQUILIDAD Y PAZ

La Opinión


El barrio limita con Virgilio Barco, Trigal del Norte y la vereda Los Paracos. La gente del barrio La Concordia no olvida la época de violencia que vivieron en 2007, por la llegada de desconocidos que se identificaban como paramilitares y buscaban imponer su ley y, recientemente, por la oleada de atracos que sufrieron.

Los supuestos paramilitares hicieron de las suyas y hasta habrían asesinado a un líder comunal y a su pareja sentimental, provocando que las personas estuvieran bajo el terror.


Luego vino una oleada de atracos por parte de drogadictos y habitantes de calle que hacían de las suyas para llevar dinero a una ‘olla’ ubicada en el barrio Virgilio Barco, en cercanías con este sector.

A los consumidores de drogas se les hizo fácil atracar a la gente que salía a hacer deporte, para sus trabajos o simplemente estaba sentada en el andén de sus viviendas.

“Incluso, cuando nosotros rastreábamos un celular robado, la ubicación marcaba la venta de droga, poco a poco hasta nos tocaba espantar a los drogadictos a palazos y con la Policía Metropolitana de Cúcuta se le ‘dio’ fin a ese sitio a mediados del año pasado 2021”, dijo Argemiro Ortega Silva, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC) de La Concordia.

Con el allanamiento a la venta de drogas el año 2021, la tranquilidad retornó a este barrio de Cúcuta, que está compuesto cerca de 987 viviendas construidas sobre siete etapas del barrio, donde vivirían 4.500 personas.

Hoy, 2022, es un orgullo para muchos habitantes decir que viven en esa zona. La Opinión recorrió las calles de ese barrio de la Comuna 6.

Así se fundó el barrio

La Concordia tiene 29 años de historia, en 1993 arrancó la construcción del barrio como un proyecto inmobiliario de casas de interés social.

Los vecinos más antiguos aún recuerdan que se sintieron atraídos por la idea de vivir en ese sector y compraron las viviendas dos años después, en 1995, cuando apenas había 200 casas construidas.

El líder comunal indicó que las otras etapas del barrio se fueron construyendo años después, porque el proyecto fue cedido a otra constructora. “Poco a poco se formaron la Primera, Segunda y Tercera Etapa”.

La fe que la comunidad tiene en Dios se ha visto reflejada en la Capilla Nuestra Señora del Carmen, ubicada en la avenida 2 con calle 35.


La pequeña capilla está en proceso de expansión, la comunidad ya inició diferentes actividades para recolectar dinero y así tener un templo más amplio.

Les faltan colegios

Los niños y jóvenes del barrio deben desplazarse a los colegios de los barrios Aeropuerto, Virgilio Barco o del centro de Cúcuta, pues en la zona no hay un solo plantel educativo público.

La comunidad quiere que se tengan en cuenta las diferentes situaciones económicas de cada familia, pues para muchos padres les ha sido difícil enviar a sus hijos a estudiar a otras zonas.

“Los costos de pasajes, que ahora son más caros, loncheras y hasta almuerzos, nos han puesto contra las cuerdas… Los políticos solo invierten los recursos en los barrios donde hay puestos de votación”, aseguró un habitante de este barrio.

Incluso, la comunidad le ha pasado varios proyectos a la Alcaldía de Cúcuta para tener un espacio cultural, un polideportivo con varias canchas de fútbol y baloncesto, un aula de clases múltiples y un colegio, pero solo reciben evasivas.

Necesitan mejores vías

El sentido de pertenencia de la comunidad los ha llevado a hacer recolectas para alquilar maquinaria y comprar el pavimento para reparar sus vías. El Anillo Vial Occidental pasa cerca de este barrio.


“Acá nos cansamos de pasar proyectos y propuestas. Nos respondieron que iban a priorizar el barrio dentro del Plan Municipal de Desarrollo para pavimentación de calles, pero nada. Es triste porque un predial en La Concordia no se baja del $1 millón”, indicó el líder comunal.

Necesitan cámaras y alarmas comunitarias

Argemiro Ortega indicó que en el barrio no hay una sola cámara de seguridad que tenga conexión directa con las autoridades, ni mucho menos alarmas comunitarias o frentes de seguridad.

La razón es porque las autoridades encargadas de costear e instalar estos elementos electrónicos, no han querido costearlos. Hasta los vecinos han pensado en pagarlos de su propio bolsillo, pero no se ponen de acuerdo.

¿Hay estudios webcam?

“En la Primera y Segunda etapa funcionarían esos estudios de modelos webcam, es difícil establecer en qué cuadras y viviendas específicamente. La vez pasada, al parecer, un hombre sacó a una muchacha que trabajaría en eso para golpearla en la calle…”, dijo un vecino que por su seguridad no reveló su identidad.

Para los vecinos no es incomodidad que allí funcionen esos espacios, lo que les preocupa es que sean centros de explotación sexual de migrantes o menores de edad, por lo que le han pedido a las autoridades que pongan atención a eso.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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