viernes, 14 de octubre de 2011

21.- CUCUTA, LA FRONTERA VERSATIL

Rafael Canal

Cúcuta es una ciudad única en el mundo. Lo digo por su originalidad urbanística, política y humana.

El saludo mañanero es mas o menos así: ¿Ole, como amaneció?
 
Bien, gracias.

No, ¿Qué a como amaneció el bolívar?

La integración entre colombianos y venezolanos es única y ejemplar en una ciudad fronteriza.  No conozco ninguna frontera  en el mundo donde exista menos discriminación  y rechazo social, que entre venezolanos y colombianos de la frontera. Es más, existe mas alejamiento entre cucuteños y  los ocañeros, que entre los cucuteños y los del Estado Táchira.

Me acuerdo que cuando yo tenía 15 años, el Director de Tránsito de Cúcuta, Sr. Jorge Rangel, me dio mi primer licencia para manejar, que solo era válida para conducir en el Norte de Santander y en el Estado Táchira de Venezuela.  Así eran las cosas.  Todos los meses tenía que ir a la Secretaría de Tránsito, donde la señora Blanca de Lamk, para que  me validara el original “pase”.

El 45% de los pobladores del Táchira, eran colombianos o descendientes de nuestros paisanos.

Los fines de semana era muy común asistir a fiestas en San Cristóbal, con los Melódicos o con la Billos, y que ellos viniesen a rumbear con Manuel Alvarado en los clubes de Cúcuta.  Nosotros pasábamos la frontera más rápido y fácilmente, que para los palmireños  ir a Cali. Íbamos a comer un helado, que eran muy sabrosos.  Cambiábamos cheques en los diferentes supermercados de San Antonio, o de Ureña.   Firmábamos vales en algunos establecimientos. Todo el mundo continúa siendo amigo o conocido. Menos los policías y la famosa PTJ.

Esa amistad nunca se dañó, ni con el famoso episodio de la Fragata Caldas, ni con la maravilla del Chávez, a pesar de que ha hecho todo lo posible.  Los cucuteños sabemos distinguir muy bien entre los políticos, los militares venezolanos y los habitantes de la frontera.

A pesar de Chávez y la voladura de los puentes,  que fue para nosotros como una patada donde sabemos.  Y el pretexto fue lo peor, porque el rio Táchira en ese lugar no llega ni a los tobillos (el agua es un poco fría) y los puentes eran tan frágiles que nunca soportarían el narcotráfico. Con menos de una tonelada de coca se hundirían esos puentes sin necesidad de dinamita. El narcotráfico va por avión o en camiones que pasan la frontera sin ningún tropiezo. Eso lo sabemos todos. De otra parte, si es que existen los paramilitares colombianos en Venezuela, puede estar seguro Sr. Chávez, de que nunca pasarían por esos puentes. Nunca fueron utilizados para esas cosas. Eran simples puentes como los que se utilizan entre pueblos colombianos que tienen un río de por medio. Entonces, ¿para que los tumbó? Nos imaginamos que para molestar, o para mostrar la alta tecnología de las FFAA venezolanas. A lo mejor lo hizo para mostrar su soberanía.

En lo económico, Cúcuta ha aprendido a bailar al ritmo que le pongan las circunstancias.  Hemos pasado momento difíciles, como por ejemplo cuando el cambio del bolívar pasó de $17.50 pesos por 1 Bolívar, a solo $ 5.oo por Bolívar en un fin de semana. El comercio se fue al suelo. La gente en Cúcuta tenía que hacer ollas comunitarias para poder comer. Fueron muchos los cucuteños que se fueron para Caracas y para Bogotá, Medellín y Barranquilla.  Algunos regresaron, pero otros se quedaron para siempre. El tiempo de recuperación fue largo, pero la lección se aprendió para siempre. Y ahora comerciamos con el Bolívar a menos de Col. $ 0.50.

Según las circunstancias, aprendimos a comerciar formalmente o de contrabando.  Formalmente con una infraestructura apropiada con mas de 25.000 almacenes y en exportaciones con un sólido montaje que se fue haciendo poco a poco. De aquí para allá, o de allá para acá. Con bolívares, dólares, alimentos, gasolina, electrodomésticos, artículos de ferretería, carros y sus  repuestos, confecciones, drogas y otras cosas.  (Diablitos, queso chiwis, pastas, cocosettes, y hasta cigarrillos, etc.).

Pero Cúcuta siempre a sabido salir adelante. Muchas veces con la absoluta indiferencia del gobierno central.

Así es como hoy, a pesar de Chávez, la economía cucuteña aunque golpeada, trata de mantenerse decorosamente.

Es una lástima decirlo, pero el contrabando de aquí para allá se ha multiplicado drásticamente y gracias a esta circunstancia se mantienen muchas empresas del interior del país. Digo que lástima, porque por culpa de Chávez, esos productos se exportaban legalmente, ahora los  vecinos venezolanos las compran más caras por el tipo de cambio.  Pero las siguen comprando y cada vez, mas. No tienen alternativa. Lo malo es que con esta modalidad se excluye a mucha gente y no se pagan impuestos.

En lo militar, en la región entendemos que gracias a Uribe que firmó el tratado con USA, no entramos en una loca carrera armamentista que no hubiésemos podido igualar y trancamos de un totazo la anhelada y anunciada guerra de Chávez.  Nosotros los cucuteños sabemos que los aviones, tanques y armas, las compró Chávez para la guerra contra nosotros.  Eso no lo tienen claro en el interior del país. ¡Ingenuos!

Bases gringas hay 180 en el mundo y las hay  en Panamá, en Cuba, en Puerto Rico, en las Antillas y especialmente en Aruba, muy cerca de Venezuela. En un súper portaviones en el Atlántico. Muchas de ellas más cerca de Caracas que las nuestras.

Para Chávez ya no tiene sentido haber invertido fabulosas sumas de dólares en aviones rusos, puesto que no pueden bombardear las bases aéreas colombianas sin que de pronto una bomba caiga sobre un avión gringo y ahí si se forma la grande. De otra parte es claro que con los radares de los aviones gringos, nuestros viejos y repotenciados K-fir, son mucho más certeros que los nuevos y costosos Sukoy. Eso es lo que tiene furioso a Chávez.  Se le complicó la guerra. Porque el armamento no es para Ecuador, ni para Aruba y mucho menos para Brasil.

Cuando hablo con la gente del interior (Bogotá) que no tienen el problema en sus narices, ni los tanques de guerra a 10 minutos de nuestras casas en Cúcuta, me parece absurdo que hablen en contra del tratado. A veces pienso que si yo fuese de Popayán, pues de pronto estaría en contra de ese tratado por ser los gringos como son y por no apoyarnos ni con el TLC.

Ustedes se imaginan que hubiésemos tenido el TLC hace dos años?  Se abrían venido unas 2.000 empresas venezolanas para Colombia y muchas estarían en nuestra Cucutica. De hecho se vinieron una 150, sin TLC y gracias a Chávez.

Urbanísticamente Cúcuta es una ciudad muy especial.  Su diseño, y sus calles amplias, llenas de árboles son únicas. Como será que cuando alguien pregunta dónde queda algo, le indicamos las señas “por la sombrita”. Quiero decir, por las calles más arborizadas. El Malecón, la Diagonal Santander, la emblemática calle 0 única en el mundo, el túnel de arboles de Los Faroles, la autopista a la frontera, el indio motilón, etc.

 Lo más importante: Los cucuteños. Por eso te quiero y te llevo en el alma.


Recopilado por : Gastón Bermúdez V.

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