viernes, 14 de octubre de 2011

20.- LOS PRIMEROS COLETAZOS DE LA CRISIS ECONOMICA

Gerardo Raynaud

Por muchas razones 1957 fue, en Colombia, un año turbulento y por tal motivo, antes de iniciar mi crónica sobre el devenir de nuestra ciudad es necesario ubicarnos en contexto sobre la situación político-económica que vivía el país a comienzos de dicho año. En común con lo que hoy acontece, se había desatado en el gobierno de entonces, una ola de presiones reeleccionistas que pugnaban por la continuidad del gobierno del general Rojas Pinilla, no a través de reformas constitucionales sino mediante presiones populares impulsadas por los concejos administrativos, las asambleas de los directorios y las concentraciones populares quienes lo aclamaban. Ya con anterioridad el ministro de gobierno José Enrique Arboleda Valencia había defendido la constitucionalidad de la posible reelección puesto que en su alocución del 5 de febrero había declarado “que no se violaba la Constitución si se reelegía al señor Teniente General Gustavo Rojas Pinilla” con el argumento que “no pudiéndose efectuar elecciones, correspondía a la ANAC (Asamblea Nacional Constituyente, obviamente dominada por el oficialismo) esa elección”.

Sin embargo, la situación económica venía deteriorándose por el manejo equivocado que desde más de tres años venía implementando el gobierno de entonces. Recordemos que el país vivía de sus exportaciones de café, casi exclusivamente y sus recursos dependían de las cotizaciones del mercado en las bolsas internacionales principalmente en Nueva York y Londres. La expresión popular de que “el café se puso a cuarenta” resultó de la bonanza que se producía cuando la libra de café colombiano llegaba a ese nivel de cotización en el mercado bursátil del extranjero. Para poder subsistir con los bajos ingresos, el gobierno apeló a la generación de nuevos impuestos, básicamente a la industria y el comercio, razón por la cual se desató un gran malestar entre los principales generadores de la riqueza nacional llegando a la desobediencia civil de los gremios empresariales, especialmente la Andi y Fenalco cuyos presidentes renunciaron a sus cargos en el mes de abril después de infructuosos intentos por llegar a una conciliación.

Entre tanto, el gobierno nacional desarrollaba una intensa campaña para mostrar resultados y por esta razón, empezó a movilizarse por todo el país inaugurando y entregando obras, muchas de ellas a medio terminar; lo importante era generar confianza y crear una imagen exitosa del líder. En medio de esas giras se produce la segunda visita a Cúcuta del presidente Rojas el 23 de febrero del año en mención.

Esa visita se coordinó de tal manera que los presidentes de Colombia y Venezuela pudieran encontrarse en un lugar común con el fin de establecer algunos convenios que beneficiaran a la frontera. El más importante e inmediato de los resultados obtenidos fue la decisión de construir un nuevo puente sobre el río Táchira en el sector comprendido entre El Escobal y la población de Ureña y adicionalmente sustituir el actual puente Simón Bolívar  por uno más moderno (ojo!! De cuatro (4) vías).

Los dos convenios se cumplieron no así las cuatro vías del puente Simón Bolívar. A este respecto, me permitiré citar una anécdota ocurrida en el mes de agosto de ese año con el presidente de la Cámara de Comercio. Luego de protocolizados los convenios de construcción de los puentes internacionales, el doctor Nicolás Colmenares envió una comunicación al ministro de Fomento, encargado de la gestión, con la sugerencia  de que dejaran el puente Simón Bolívar como estaba (recuerden: de una vía) y construyeran el puente de cuatro vías en el sector de Ureña, con el argumento de que “es allí donde converge el sector venezolano de la carretera Panamericana que une a Cúcuta con el puerto de Maracaibo y las ciudades del interior de Venezuela”. La respuesta fue simple, la solicitud será estudiada por los señores Cancilleres.

La visita continuó al día siguiente con la inauguración de cinco importantes obras para la ciudad y la región. Estas fueron:

1. El hotel Tonchalá
2. La avenida Rojas Pinilla
3. La Fábrica de Licores
4. La carretera Cúcuta – El Catatumbo
5. El centro Asistencial Materno Infantil SENDAS.

Del hotel Tonchalá se habló más extensamente en las pasadas crónicas. En cuanto a la avenida Rojas Pinilla se trata de la actual Diagonal Santander que fue inaugurada como la vía entre el centro de ciudad y el aeropuerto Cazadero (así se llamaba el hoy aeropuerto Camilo Daza). En realidad, enlazaba el barrio Colsag con el aeropuerto, pero era la ruta más expedita para entrar o salir de la ciudad.

La fábrica de licores de Norte de Santander que como sabemos mereció mejor suerte al igual que la carretera al Catatumbo que nunca se terminó. El centro asistencial de SENDAS que estuvo ubicado en la avenida séptima del barrio La Merced colindando con el Sena se fue transformando con el tiempo pero manteniendo su objetivo original, hoy es una dependencia del ICBF y permanece en el mismo lugar.


Recopilado por : Gastón Bermúdez V.

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