miércoles, 19 de octubre de 2011

43.- SUCEDIO DURANTE LOS PRIMEROS MESES DEL 57 I

PARTE I/II

Gerardo Raynaud  D.
Esta crónica pretende retratar el quehacer cotidiano citadino del año 57 del siglo 20 recreando las situaciones y eventos más significativos de ese año, tanto en lo social y cultural como en lo económico, político, educativo y profesional. En lo personal, considero que el año de la referencia traza un hito en el desarrollo de la nación y es por esa única razón que marca el comienzo de  esta aventura literaria.
Empecemos por recordar cómo era la Cúcuta de esos días; la ciudad carecía de alcantarillado y por tal razón la administración municipal buscaba afanosamente firmar los convenios correspondientes con los organismos nacionales de saneamiento para iniciar los trabajos que posteriormente llevaran a feliz término la iniciativa que por fortuna se logró gracias a las buenas gestiones del entonces Instituto de Fomento Municipal Insfopal. Se pregunta uno, ¿entonces cómo se evacuaban las aguas, negras y blancas de la edificaciones existentes? Sencillamente las casas y edificios céntricos que fueron construidos durante los decenios de los cuarenta y los cincuenta tenían el moderno pozo séptico, porque las demás utilizaban la conocida letrina.
Hasta hace pocos años algunas de las viejas casonas de esa época que no han sido demolidas aún, cuentan con ese servicio y al respecto lo que más me ha llamado la atención de estos casos es que no estando conectados al sistema de alcantarillado las empresas de servicios públicos hayan estado cobrando el servicio hasta nuestros días.
Simultáneamente se proponía la pavimentación de algunos barrios que en ese momento estaban ubicados en la periferia de la ciudad, como el barrio Popular. Se proponía traer el pavimento de Venezuela, pues se argumentaba que era de mejor calidad que el suministrado por la Colpet y además, más barato a pesar que la cotización del bolívar estuviera en $1.80. Hoy nos estaríamos riendo pero entonces no sólo resultaba más económico sino menos problemático.
Como se había anunciado la visita del presidente Rojas y algunos de sus ministros para el mes de febrero y su entrevista con el presidente venezolano Pérez Jiménez varias obras fueron apresuradas para mostrar la mejor cara de la ciudad y entre ellas la que más se destacó fue la avenida Rojas Pinilla, una vía que unía el centro de ciudad con el aeropuerto Cazadero, lo que permitiría al presidente visualizar a primera vista, el imponente desarrollo de la ciudad, pues llegaría al gran hotel Tonchalá abierto apenas unos mese antes, en octubre del 56.
Después de la debacle política del 10 de mayo todo vestigio que recordara el nombre del “dictador” fue borrado literalmente de todos los recuerdos, de ahí que ahora esta avenida se llama Diagonal Santander. Es bueno recordar que la Diagonal Santander conectaba el aeropuerto no por la avenida octava de hoy sino que continuaba en línea recta por la “subida del Indio” como se conoce hoy la subida a la ciudadela de Juan Atalaya. Posteriormente se construyó la llamada “autopista al aeropuerto” en la prolongación  de la avenida octava siguiendo la vía que utilizaba la línea norte del Ferrocarril de Cúcuta.
Y fue precisamente en febrero de este año que la curia de Cúcuta inauguró la imponente iglesia de la Candelaria, al frente de la cual se nombró al R.P. Clavijo como párroco de almas que atendería a los feligreses de los tradicionales barrios Sevilla y Callejón y los nuevos construidos como el Colpet, por la empresa petrolera Colombian Petroleum Company para sus obreros ya que los de mayor rango tenían sus  hogares en otro de los barrios situados al oriente de la ciudad que era el Colsag. En este último barrio no se construyó iglesia alguna puesto que la mayoría de los “gringos” eran protestantes y realizaban sus cultos en templos o en casas que habilitaban para tales fines. Fue la comunidad la que tuvo que adaptar una capilla, bastante pequeña por cierto y sin mayores lujos para atender las necesidades espirituales de aquellos católicos que lo requerían. La capilla que se llamó Sagrado Corazón estaba ubicada en un lote que hoy queda diagonal al Parque Simón Bolívar que ya no existe en ese lugar y que para más señas fue trasladada a un costado donde está el Colegio Domingo Savio. Era párroco el R.P. Carlos Martínez un cura del que tendremos oportunidad de hablar en alguna otra crónica.
El auge constructor también se observó durante este período pues además de las construcciones de la petrolera la curia inició la edificación de una serie de casas para personas de escasos recursos, lo que hoy denominamos vivienda de interés social en un lote situado en el norte de ciudad y adquirido al señor Ernesto Vargas Lara y vecino de SENDAS el proyecto bandera del gobierno del general Rojas Pinilla y dirigido por su hija María Eugenia. El lote fue adecuado con la colaboración de los soldados del Batallón Santander, en ese entonces acantonado en la  ciudad, para facilitar el inicio de la construcción toda vez que se trataba de un proyecto de autoconstrucción en el cual los beneficiarios debían participar en las labores de albañilería; el proyecto fue diseñado y orientado por el recién nombrado Obispo de Cúcuta, monseñor Luis Pérez Hernández.
Posteriormente y durante los gobiernos del Frente Nacional los alrededores de este programa de vivienda sirvieron de centro para la construcción de las instalaciones del Servicio Nacional de Aprendizaje Sena. En una de esas casas funciona hoy en día el Centro de Migraciones, hogar de paso para quienes eran y aún hoy son deportados del vecino país por indocumentados.
De todas maneras, el general Rojas conoció de primera mano, durante esa visita, la última que realizó a la ciudad como presidente, la situación de los tugurios con sus problemas de miseria y salubridad, en un recorrido que hizo desde las zonas altas de la ciudad hasta La Garita, pero…en helicóptero por él mismo tripulado en un viaje de 35 minutos que realizó con el obispo Pérez Hernández.


Recopilado por : Gastón Bermúdez V.

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