lunes, 26 de diciembre de 2011

110.- CATEDRAL DE CUCUTA

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Es una verdadera joya arquitectónica donde predomina el estilo románico puro, su fachada luce enchapada en piedra, obra adelantada por monseñor Pedro Rubiano Sáenz en 1975, al celebrarse el centenario de reconstrucción de la ciudad.
En la entrada encontramos tres grandes puertas de madera, que en alto relieve nos describen:
La primera, fundación de la ciudad, la destrucción por el terremoto del 18 de Mayo de 1875 y su reconstrucción por Ley de la Asamblea del Estado de Santander.
La Segunda nos enseña la creación de la parroquia el 13 de Noviembre de 1734 por el Arzobispo de Santafé de Bogotá Álvarez de Quiñones y la Bula de Pio XII del 29 de Mayo de 1956, dándole categoría de Catedral de Diócesis.
Primer Cura de la Parroquia de San José de Cúcuta

Para la visita del señor Galavís, ya había sido erigida la parroquia de «San José del Valle de Cúcuta»; tuviera pues oportunidad de decir misa en la rústica ermita del lugar, con riesgo de que no se la oyeran muchos feligreses. Es hacia el año de 1734 a donde se remonta su organización eclesiástica: entonces se coloca la primera piedra de nuestra primera capilla, alegran las campanas el virginal ambiente y suena ya el nombre de nuestro primer párroco, Diego Antonio Ramírez de Rojas, el más antiguo que registran las crónicas.

Se hace oportuno transcribir aquí la primera partida legible de bautizo, que se encuentra al folio 29 de nuestros libros parroquiales:

«Hoy veintiuno de septiembre de mil setecientos treinta y cuatro años yo el Cura bauticé puse óleo y crisma a una niña llamada Juana Fabiana, hija legítima de Luis de Noguera y Juana Benedicta Vivas. Fueron sus padrinos, Salvador Colmenares y Juana Xaviera García, advirtiósele el parentesco espiritual y a ello doy fe.
                                                                                                                                          Diego Antonio Ramírez de Rojas.
En la Tercera rinde homenaje a la ciudad, cuando es elevada a su condición de capital de Norte de Santander por Ley de la Asamblea Constituyente del 24 de Julio de 1910 y el Decreto de Carlos II del 18 de Mayo de 1792 que acató el alcalde de Pamplona el 21 de Abril de 1793 declarándola "Muy noble valerosa y Leal Villa de San José de Guasimales".
Pasos adentro encontramos, en los costados, dos impresionantes pinturas que se refieren la una al bautismo del Señor Jesús y la otra al terremoto de la ciudad donde sobresalen de las ruinas el reloj que marca la hora del fatídico momento y a San José, La Virgen con el Niño, salvados de este violento movimiento telúrico.
Dirigiéndonos hacia la cúpula central observamos el altar, el presbiterio, la mesa de celebración, la sede tanto episcopal como presbiterial, el púlpito, imágenes de San Pedro y San Pablo, las columnas del altar, la baranda y a la derecha la pila bautismal; a la izquierda el Santísimo Sacramento, todo hecho con el valor y la majestuosidad que contiene el mármol italiano de Carrara. Se complementa el altar con el alabastro hecho en oro, donde permanece el Santísimo expuesto.


Hacia arriba se aprecia la Gloria de San José, pintura del maestro Marco León Mariño y más abajo cuatro frescos que simbolizan las cuatro columnas de la iglesia: Los Evangelios, La Tradición, La Eucaristía y María madre de Dios así reconocida en el Concilio de Éfeso, también obras del mismo artista.
Se da cuenta que dentro de la decoración de la catedral predominan los vitrales de origen español, los hay de dos formas, unos circulares o rosetones en total de cuatro, al frente el signo del Espíritu Santo, a su derecha el corazón de María, a la izquierda el corazón de Jesús y sobre el antiguo coro el de San José. Y los demás de forma cuadrilonga. Bajo la Gloria de San José se encuentran los más grandes, símbolos de los ángeles y arcángeles junto con los querubines, serafines, tronos y potestades angelicales. Sobre el altar del santísimo y el bautisterio, se encuentran los profetas mayores a saber: Isaías, Daniel, Ezequiel y Jeremías.
Ahora nos trasladamos a la nave derecha consagrada a la Virgen María donde se encuentran en la parte superior los vitrales que representan las advocaciones más conocidas en su honor. En la capillita está Nuestra Señora de Los Dolores, réplica de la famosa de Sevilla (España), al frente apreciamos a Nuestra Señora de Cúcuta coronada como tal el 18 de Mayo de 1950 al cumplirse el 75º aniversario del terremoto, ésta es la imagen de Nuestra Señora de los Remedios, de talla quiteña, que quedó intacta entre las ruinas a que redujo el sismo de 1875 el templo y la ciudad entera. Encontramos al pie del altar las sepulturas de monseñor Luis Pérez Hernández primer obispo de Cúcuta y la de Pablo Correa León, de muy grata recordación. A la derecha la cripta para sepultura de sacerdotes con una serie de osarios para los mismos.
En la nave izquierda se encuentran los vitrales que contienen los motivos eucarísticos, el Santo Sepulcro de talla española que se localiza en su capilla y es el paso principal de la procesión del viernes santo de cada año. Al frente en el altar, San José patrono de la ciudad.
Al ir hacia la sacristía está un panteón osario que contiene los restos de las principales personalidades, que de una u otra manera han incidido en el desarrollo del templo. El cuadro de monseñor Pérez Hernández y el mural viático a Bolívar, obras del reconocido Marco León Mariño. En la pared del frente se encuentran las antiguas puertas de los confesionarios que son tallas en madera y representan las parábolas del Hijo Pródigo y el Buen Pastor, entre otras. Sobre las tallas se encuentra la imagen de San José, que también apareció incólume entre las ruinas del terremoto.
En el salón de la ronda, por la nave izquierda, se aprecian las artísticas imágenes labradas en madera con diversos motivos de la Pasión del Señor y que se exhiben por la semana santa, entre ellas sobresalen la de Jesús ante Pilatos y el descendimiento del Señor desde la cruz.
Ahora observemos los vitrales de la nave central. Se refieren a la vida de San José, los de las naves laterales se refieren a la vida de cada uno de los apóstoles.
Para terminar la apreciación de este sagrado recinto, destacamos el viacrucis donde está plasmada la categoría y el arte de Santiago Martínez; lamentable que sólo existan cinco cuadros: Jesús condenado a Muerte, Jesús se encuentra con María su santísima madre, Jesús cae por primera vez, Jesús cae por tercera vez y Jesús clavado en la cruz. Ya en la salida y sobre las paredes interiores, que están junto al antiguo coro, encontramos las dos últimas muestras de la impresionante obra desarrollada en la catedral por el escultor y pintor boyacense Marco León Mariño, que en estos dos óleos nos muestra la muerte de San José y al mismo santo carpintero con el niño, al fondo la panorámica de la ciudad donde se destaca el tradicional cerro Tasajero.
El historiador Leonardo Molina Lemus en su interesante patrimonio cultural de Norte de Santander cita algunos honrosos conceptos sobre el templo, como el de la periodista española María Victoria Aramendia sorprendida ante las arcadas y columnas de románico puro, en nota publicada en "El Tiempo" de Bogotá, conceptuaba que la catedral de Cúcuta era uno de los templos mas imponentes y sobrios que había observado en Colombia. Dos sacerdotes norteamericanos que realizaban gira por Sur América desde Argentina, le manifestaron a monseñor Luis Alejandro Jaimes que la catedral de Cúcuta era el templo más ajustado a las normas posconciliares que habían encontrado hasta ahora en su recorrido por ocho países.
También cita el maestro Molina Lemus, al sacerdote y académico Juan Botero Restrepo, quien anota en su "Breve Historia de la Diócesis de Cúcuta", la catedral luce toda su maravillosa ornamentación, preparada a lo largo de 20 años por su párroco, el presbiterio Daniel Jordán: de mármol de carrara son el altar y el solio, de murano sus enormes arañas, los vasos sagrados están cuajados de perlas y los ornamentos tejidos en hilos de oro. Finalmente, es maravillosa la celda de alabastro del Santísimo y el órgano.

Recopilado por : Gastón Bermúdez V.

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