Rosaema Arenas Abello
El Teatro Zulima restaurado, orgullo de los cucuteños.
Hacer un balance sobre el desarrollo material de una ciudad es fácil. Basta recurrir a la estadística de hace 50 años para mostrar su evolución. En 1960, por ejemplo, Cúcuta tenía aproximadamente 175.000 habitantes; hoy la población se ha cuadruplicado, como los barrios, las avenidas, las autopistas, los edificios, etc.
Si hablamos de cultura, el tema es más complejo y difícil porque, si entendemos la cultura como un comportamiento, como la forma de expresar la vida tradicional de un pueblo y sus costumbres (nuestra manera de vivir y de asumir el mundo), podríamos concluir que en nuestra ciudad no hemos tenido cambios ni transformaciones importantes visibles a través de artistas, intelectuales, escritores, libros, música, artes plásticas, teatro etc. Y muy por el contrario, hay que reconocer que en los últimos años nos hemos estancado y, de pronto, también retrocedido.
Tuvimos una entidad que aglutinó y estimuló el quehacer cultural en todos sus aspectos: el Instituto de Cultura y Bellas Artes de Norte de Santander, creado por la ordenanza 27 de 1967, que estuvo a la altura de Bogotá, Cali y Medellín. Se hacían conciertos con la Sinfónica de Colombia, con la Banda Nacional que dirigía José Rozo Contreras (natural de Bochalema), y concertinos como Jörg Demos, Carlos Villa, María Helena Olivares (cucuteña), Carmiña Gallo, etc.
Se realizaron los Salones ‘Cúcuta en Pintura’ y el ‘Festival Obrero Estudiantil de la Frontera’ en teatro, donde la actividad fue intensa y la labor de nuestra Escuela tuvo reconocimiento nacional, bajo la dirección de Paco Barrero, Ciro Villamizar, Elio Enriko. Se convocaron los Concursos Nacionales de Cuento Jorge Gaitán Durán y Poesía Eduardo Cote Lamus, aún vigentes, y se inició la Colección Cuadernos de Cultura y la de Escritores Nortesantandereanos.
Cúcuta fue pionera en la enseñanza musical infantil con el método de Orff, iniciativa que acogió el Maestro Abreu en San Cristóbal y fue la base de las Orquestas Juveniles de Venezuela. A través del ICBA se convocaron el I y II Concurso de Bandas a nivel nacional.
Lastimosamente, también perdimos ese liderazgo y en Paipa (Boyacá) continúa realizándose con trascendencia internacional. La década del 60 fue quizá la época más brillante en acontecimientos culturales, estimulada por la presencia iberoamericana de valores como los poetas Cote Lamus y Gaitán Durán y los pintores y escultores Ramírez Villamizar, Débora Daza, Noé León, Luis Paz. Otra generación posterior de escritores se encuentra representada por Miguel Méndez Camacho, David Bonells, Guillermo Maldonado, Amparo Villamizar, Carlos Perozzo, Jorge Cadavid, y Ramón Cote Baraibar.
Tal vez las artes plásticas y la escultura son las actividades culturales que han tenido más desarrollo a través del tiempo y nuevos artistas como Alexandra Morelli, Julián Martínez, Gerardo Ramón, Luis Miguel Brahim, Jorge Hernández, Andrés Duplat y los pintores que conforman el Grupo Salvador Moreno, se están posicionando nacionalmente.
En este balance que iniciamos registrando la defunción de un Instituto, debemos celebrar que en el 2001 nació una gran y restaurada biblioteca: la Corporación Cultural Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, dirigida por Julio García-Herreros, que funciona en los predios del antiguo Hospital San Juan de Dios y presta un excelente servicio, especialmente a los estudiantes de la región. Ojalá que entre los proyectos arquitectónicos pendientes, se destine un espacio para una Casa de Cultura y que el Museo de la Ciudad logre consolidarse, cumpliendo con la última voluntad de Carlos Ferrero.
La Universidad Francisco de Paula Santander se inaugura a comienzos de la década del 60 por iniciativa de importantes dirigentes de la ciudad: León Colmenares, Guillermo Eliseo Suárez, José Antonio Rubio, José Luis Acero Jordán, su primer rector. Comenzó a funcionar en una bella casona, ubicada en la Avenida 7 entre calles 7 y 8. Posteriormente trasladó su sede a la calle 13 entre avenidas 5 y 6, donde funcionaba el Colegio Calasanz, mientras se construían sus confortables instalaciones en la Avenida Gran Colombia.
Un grupo de abogados (1972) funda la Universidad Libre con sus carreras de Derecho y Contaduría, en la sede de Gremios Unidos por la avenida cuarta, detrás de la Gobernación y eligen como su primer rector y gestor por muchos años a Jaime Pérez López. A estas dos universidades le siguieron la de Santander, Antonio Nariño, Simón Bolívar y Pamplona, convirtiéndonos en una ciudad donde la educación y la formación de la juventud ocupa un lugar importante.
Una restauración que nos enorgullece es la del Teatro Zulima, gracias a la solidaridad de la Fundación Cerámica Italia. Referencia inevitable al progreso de la ciudad en todos sus aspectos, ha sido la presencia generosa de La Opinión, como vocera de la región y de la frontera. Mencionar el periódico sin evocar a Eustorgio Colmenares Baptista sería una injusticia, porque a través de este medio ejerció su liderazgo cívico e intelectual, donde la cultura era su niña consentida.
Recopilado por : Gastón Bermúdez V.
Què làstima haber perdido liderazgo en àreas tan bellas.
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