jueves, 10 de enero de 2013

314.- SE LEVANTO EL TELON DEL TEATRO ZULIMA


Celmira Figueroa y otra información


Fachada original del Teatro Zulima


Su historia

El cartel del Manto Sagrado aparecía pegado a la entrada anunciando la superproducción en cinemascope y tecnicolor. Con esa proyección se inauguró el viernes 17 de septiembre de 1954 el teatro Zulima. Abría sus puertas en esa época de oro, donde los teatros eran el eje central de las ciudades: allí se proyectaban películas, se hacía teatro, comedias, danza y música. Por eso fue dotado con elementos básicos, de alta calidad, para esas funciones.

La estructura inicial del Zulima la hizo una firma bogotana. No fue un estilo clásico sino a la manera como se hacían las grandes salas de cinemas, al estilo “Art deco”. Allí aún se encuentra un foso para orquesta y una pequeña tramoya a la usanza de los teatros de New York.

Ese día hubo lleno total, la entrada costo $ 5.00, este acontecimiento para la época significó un gran avance para el desarrollo de la ciudad de Cúcuta.

Las características de la edificación que eran innovadoras para la ciudad son las siguientes:

  • Aire acondicionado
  • Equipos para proyección Cinema Scope
  • Panorámica plano y vista Visión
  • Silletería americana
  • Sonidos: Stereophonico y perfecta visión
  • Grill Restaurant
  • Esplendida iluminación, sistema dimers
  • Escenario para espectáculos teatrales

La construcción del teatro estuvo a cargo de la junta directiva de la Beneficencia de Norte de Santander conformada por los siguientes personajes reconocidos en la ciudad para la época; Luis Felipe Ramón de la Lotería de Cúcuta, Gonzalo Rivera Lagüado Gobernador de Norte de Santander, Mario Esteban Aparicio Contralor Departamental, Ciro Chacón Hernández Director Departamental de Salud Pública, José del Carmen Acevedo Gerente Banco de Bogotá, Manuel Guzmán Parada, Pedro Silvio Martínez.

Después de la inauguración el teatro empezó una fuerte actividad cultural, donde era constante las obras teatrales, los espectáculos musicales y la programación cinematográfica.

El 17 de octubre de 1995 la Beneficencia del Departamento Norte de Santander y la Compañía de Teatro Cabaret de Cúcuta, firman un contrato de asociación para la presentación de espectáculos teatrales producidos por la Compañía Teatro Cabaret y su elenco de 19 con los cuales inicia la producción teatral con La Puta Respetuosa de Jean Paul Sartre, dirección de Edgar Bello en 1996. En noviembre de 1999, la compañía Teatro Cabaret deja sus actividades culturales en el escenario Cucuteño.

Uno de los eventos importantes en los cuales el Teatro Zulima prestó su escenario, fue el Festival Internacional de Teatro Universitario Ciudad de Cúcuta, el cual se desarrollo por 8 veces desde 1991 hasta 1999.

En el año de 1998 la empresa Royal Films alquila este espacio con el propósito de proyectar las películas que la industria cinematográfica promocionaba en la época, la estadía de esta compañía cultural duro hasta el año 2001.

Desafortunadamente para la cultura en la ciudad, el Teatro Zulima se sumergió en el abandono y fue en el año 2005 cuando la Fundación Cerámica Italia se interesó por el rescate de este centro cultural, para lo cual fue entregado a dicha organización en contrato de comodato por la Beneficencia de Norte de Santander, entidad administrada por la Lotería de Cúcuta, bajo el proyecto "Recuperación y Restauración del Teatro Zulima".

Recuperación y Restauración


Los 30 metros de largo de la fachada se le dio un aire contemporáneo.

El teatro Zulima se sometió a un “cambio extremo”. El ´cirujano´ que dirigió la obra, el arquitecto Arturo Cogollo, respetó el diseño original, que se inauguró en 1954 y se inspiró en la integración de las áreas que funcionaban como locales comerciales para ampliar el foyer (área social) donde se reunirá la gente en el intermedio o antes de iniciar la función. Esas áreas “mordían” gran parte de la fachada y el teatro se perdía entre la avenida quinta.

En marzo de 2009, 55 años después, levantó el telón para presentar no una moderna película sino para mostrar al público una nueva cara, sin perder la esencia original que le diera, en ese entonces, el arquitecto Gabriel Largacha.

En la antigua fachada se perdía, en lo alto, el nombre que fue elaborado en letras gruesas metálicas con luces de neón. En esta oportunidad las letras quedaron ´impresas´ en el vidrio templado que cubre el frente, en su parte baja, y deja al peatón apreciar, desde afuera, el foyer y el área acondicionada para la parte social y cultural. “Se integraría así a la avenida quinta”, según enfatizó el artífice de esa restauración, remodelación y modernización, arquitecto Arturo Cogollo. La Fundación Cerámica Italia le encomendó ese reto hace seis años y luego de ajustar planos, conseguir materiales y demoler lo inservible se cristalizó la obra, que en año y medio, quedó como se había concebido al comienzo, sin escatimar esfuerzos ni negarle un centímetro de lo requerido. En la consecución de recursos económicos se comprometieron el Ministerio de Cultura, la Gobernación de Norte de Santander, secretaría de Cultura del departamento y Cerámica Italia. Con los $850 millones se recuperó la fachada que había sido ´invadida´ por negocios y estructuras metálicas que no correspondían a su estado natural. Los círculos por donde se asoma la luz se agrandaron y en Bogotá fabricaron en acrílico de cuatro tonalidades de colores, de un centímetro de grosor, especies de monedas que no dejan escapar el aire acondicionado, pero sí los haz de luz, tanto en el día como en la noche.

El auditorio


   

La sala es muy fiel a su estado original, como se concibió en su diseño original a excepción de un muro para mejorar la acústica que se incluyó en la zona posterior. Fue propuesto por el arquitecto Daniel Duplat, especialista en diseño acústico, sugerido por el Ministerio de Cultura.

El arquitecto Arturo Cogollo hizo un esfuerzo por mantener los elementos acústicos en madera adheridos a las paredes laterales. Recuperó la composición de planos, que semejan un rompecabezas hecho al azar, con rectángulos y cuadrados, que se alzan después de acabada la acústica en madera. Se destacan, ahora, en tonos sepia y beige.

Más arriba se aprecian unas vigas forradas en madera, que sostienen unas luces indirectas que rebotan luz hacia el techo y la devuelve hacia las paredes. Se habilitó la red que estaba en desuso y brillaron como en los años 50.

Seis parlantes, tres en cada lado, en forma circular, incrustados en los muros, separados unos seis metros cada uno, no se pudieron hacer funcionar, pero se recuperaron y quedaron como referencia de la época.

Se le dio vida a la composición de ´balas´, que van intercaladas con las rejillas de gran tamaño reliquia de los aires acondicionados, empotradas en el cielo raso azul, que aparenta estar flotando sobre el auditorio.

Las 704 sillas americanas, reclinomáticas, que fueron instaladas en 1954, recibieron un toque de restauración. Se avivaron las luces ´de cortesía´ que traían incorporadas en los extremos de cada hilera, como portalámparas, cuya función es botar luz discreta hacia el piso de los corredores para que se oriente el que entre a la función.

Se marcaron las sillas con su nomenclatura como en los teatros organizados con el propósito de no originar congestión.

Las luces artísticas se ampliaron a más capacidad: 34 proyectores. Las barras que las sostienen se pueden manejar al antojo y no como antes que pendían de unos lazos antiestéticos.

El telón de boca ahora funciona electromecánicamente. Se instalaron las cortinas trasbambalinas. Todo se puede operar desde la sala de proyecciones.

La alfombra roja original había sido retirada hacía varios años y el piso se había cubierto con un plástico. Se volvió a poner alfombra de unas características similares a la que tuvo al principio, con el mismo tono de color.

Los camerinos se enchaparon en porcelanato y fueron adecuados para que los artistas gocen de comodidad y tranquilidad.

El foso

El foso de la orquesta se encuentra cubierto con una tarima de madera para ampliar el escenario. La tarima de madera no se ha intervenido, “pero en un futuro es posible de acuerdo con lo proyectado por el arquitecto Duplat. Ese foso se puede recuperar por medio de la instalación de una plataforma mecánica manejada con gatos hidráulicos que se pueda subir o bajar de acuerdo con los requerimientos. Es decir, si se necesita como escenario o como foso para orquesta.

Áreas sociales

Se diseñaron a la entrada y en el segundo piso. Al foyer, a la sala de exposiciones y a la azotea se logró darles un toque moderno, de diversos colores, con materiales de Cerámica Italia. “Fueron cuidadosamente diseñados” para que contrastaran con el haz de luz que entran por las perforaciones de acrílicos.




Para lograr las alturas, según el arquitecto Cogollo, hubo que retirar muchos elementos estructurales como placas, vigas, y requirió la asesoría del ingeniero Pedro Matos para que el edificio no sufriera al momento de la demolición.

Se reforzó la vulnerabilidad sísmica porque las exigencias de resistencia a esa clase de riesgo no eran tan altas como hoy.

Tercer piso



Tuvo un vuelco total. Originalmente el edificio tenía ocupado, casi las tres cuartas partes del tercer piso con oficinas de la secretaría de Salud del departamento. Esa área se integró al teatro. Se dejó un gran vacío para darle importancia de gran altura al foyer del primer piso e incorporarlo al resto de las áreas del teatro destinadas a exposiciones itinerantes de diferentes temas de interés cultura.

En el tercer piso fue habilitada una gran sala para exposiciones donde priman columnas gruesas, reforzadas. La vista se tropieza con los ´anillos´ de colores que rompen con el blanco de la pared. Una especie de compuertas se abren para dar paso a una azotea o terraza aérea donde se tiene prevista realizar reuniones sociales a cielo abierto.

Muros y columnas

En la parte de acceso al pasillo de llegada hay una doble altura que a un costado tiene el desarrollo de un muro muy largo enchapado en grandes losas de mármol travertino que dan hasta la calle.

Las losas del porche, a la entrada, estaban cubiertas, no se podían apreciar. Se retiraron poco a poco las pinturas y materiales sintéticos dejando el mármol original a la vista.

Justo antes de entrar a la sala existen unos enchapes decorativos, muy representativos en grandes losas de mármol negro con vetas blancas que se recuperaron en su totalidad.

Un muro curvo que se aprecia sobre un gran vacío de triple altura, que está justo antes de ingresar al auditorio se enchapó con listones en madera de distintas tonalidades.

Las columnas originales eran delgadas y se reforzaron.

Reinauguración

A finales del año 2008 se terminaron las obras de recuperación del teatro Zulima. El 28 de agosto de 2009 se reinauguró con la presencia de la ministra de Cultura de ese entonces, Paula Moreno Zapata. No se proyectó el Manto Sagrado como se hizo el viernes 17 de septiembre de 1954, ni se presentó una obra del teatro Baranda que se había programado.

¨Este hecho cultural tan importante para la ciudad, no correspondió para nada con el acto inaugural “que le tocó”. Acto que desde el mes de marzo se postergó y trasladó de fecha por parte de la ministra de Cultura. La ministra no comprendió la dimensión e importancia que para esta ciudad representaba el hecho de haber recuperado el TEATRO ZULIMA. Por acá  PASÓ la ministra de Cultura y dejó inaugurado el Teatro¨ (Lucho Brahim).


Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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