Emilio Osorio Quintero/Antonio Villabona
Antiguamente el Municipio de Bochalema,
se distinguía por ser estudiantil, existían en ese entonces varios colegios
entres ellos, la Presentación, Colegio Andrés Bello, Colegio Colombo Venezolano,
Colegio Domingo Sabio ó Apostólica, Colegio San Martín, eran muchos los estudiantes
que venían de Venezuela y otras partes de Colombia, en algunas de estos
colegios existían internados. Los sábados y domingos en las horas de la tarde
de 2:00 a 5:00 PM los colegios de internado daban salidas a sus alumnos. Los
sábados por la tarde se celebraban partidos de fútbol en la cancha que quedaba
en el parque, todos se reunían para ver el espectáculo, otros daban vueltas
alrededor del parque con sus novios, novias, amigos y amigas. Otras quedaban castigados
cuando perdían materias o eran indisciplinados, estos castigos eran muy fuertes
cuando no se podía salir un sábado o un domingo.
En ese entonces en los colegios existía
la competencia del primero, segundo y tercer puesto de nivel académico en cada
grado, era un orgullo para el padre y el alumno cuando recibían las
calificaciones y el hijo ocupaba uno de estos puestos, era condecorado con
medalla y era felicitado ante todos en el colegio.
El colegio la Presentación y la
Apostólica le tenían un premio a los alumnos que ocuparan los primeros puestos,
llevarlos a Cúcuta a una feria que se celebraba y a la vez festejar la fiesta del
Sagrada Corazón de Jesús. El Colegio la Presentación tenía un bus que era
conducido por Juan Angarita “Juancito” como se le decía con cariño, el tenia un
defecto, “le hacía falta tres de dedos de una de sus manos”, pero esto no era
impedimento para ser un buen conductor.
La hermana directora organizó todo lo
concerniente al paseo y antes de partir a la ciudad de Cúcuta, las jóvenes
fueron a misa, todas comulgaron a acepción de una niña venezolana, rubia y
pecosa. El padre Álvarez director de la Apostólica también llevaba los mejores
alumnos del colegio en un Jeep que era de su propiedad.
Aquel 22 de Junio de 1.967, todo estaba
listo, el bus estacionado en la entrada del colegio, que era al lado de las
escaleras que dan a la iglesia frente al parque, empezaron a salir una a una las
jóvenes, alegres, entre risas, cantos, empezaron a subir al bus, la hermana se
subió por ultimo les dio unos consejos y oraron. Juancito puso en marcha el
vehículo con rumbo a la ciudad de Cúcuta.
Era un paseo, la alegría, el canto, las
chanzas, era lo que se escuchaba dentro del bus, algunas jóvenes con el anhelo
filial de ver breves momentos familiares que estaría esperándolas en la feria.
Todo era normal, llegaron a puente unión, pasaron termales, el Raizón, la
Donjuana, el ramal de Chinácota se enrumbaron a la quebrada La Honda, el bus continuaba
con su precioso cupo.
En la curva antes de llegar al puente
de la honda, a Juancito se le complico el viaje, al pisar los frenos se dio
cuenta que estos no respondían, el bus quedó sin cómo detenerlo y así empezó su
veloz carrera. En ese entonces el puente era de una sola vía, el bus tomó mucha
velocidad, metros antes de entrar al puente, venia otro carro atravesando el
puente con rumbo contrario, de repente, Juancito perdió el control total del vehículo,
desviándose de su ruta y se fue hacia el lecho torrentoso de la quebrada la
honda, todo fue confusión, gritos, desespero, las jóvenes se fueron unas sobre
otras, la parte delantera del bus, quedó dentro del agua y empezó a llenarse de
este liquido. Las jóvenes buscaban la forma de salir pero en su afán, desespero
y nerviosismo, no lo podían hacer, unas murieron ahogadas, otras asfixiadas.
Complementando la indolencia y la ignorancia de un agente de la autoridad que
no permitió el socorro anhelado de algunas de las jóvenes, luego las aguas complementaron
la siniestra tarea de la muerte en este accidente doloroso.
Muchos en la orilla de la quebrada y
carretera divisaban el siniestro, el torrente de la quebrada, lo últimos temporales
lo había tornado caudaloso. El bus se recuesta impresionante de un lado,
sumiendo parte de su carrocería en la corriente.
Angeles dormidos.
Mucho fue el tiempo de espera, mientras
llegaban los bomberos voluntarios, ambulancia de Cúcuta y empieza lo más duro y
cruel, extraer los inanimados cuerpos de las jóvenes de ese transitorio
sarcófago. Las empiezan a sacar y a colocar al margen de la carretera a manera
improvisada del lecho mortuorio, una a una las desgonzadas, frágiles y tiernas
chiquillas fueron tendidas en fila, más que cadáveres parecían ángeles
dormidos, solo un rictus de temprana agonía se sembraba en sus juveniles semblantes,
nada de desfiguraciones que expresaran el dolor de sus muerte prematura a pesar
de la tortura.
Cuando sacaron al conductor Juancito,
este tenía abrazada a una de sus hijas la cual después de sacarla aparentemente
muerta fue resucitada y se salvo milagrosamente, hoy en día Elisa Angarita no
recuerda lo sucedido, pues en ese entonces solo tenía 5 años, hoy es casada y
con hijos.
Empezó el lúgubre conteo: una, dos,
tres, cuatro… hasta veintidós, veintitrés con el conductor; quienes eran?
Una hermana que fuere su profesora empezó a mirarlas con sus ojos cubiertos de
lágrimas, con voz entre cortada, entre sollozos empezó a dar sus nombres:
Belén, Zulia, Raquel, Marcela, Alejandrina, Mildania, Gloria Molina, Gloria
Castaño, Noelia, Migdalia, Edith, Dayne, Lucia Cristina, Yolanda, Soledad,
Miriam, Katy, Rubiela, Ana, Nancy, Hilda, Margarita y Juancito.
Así quedaron recostadas en el suelo en
fila impresionante que semejaban botones de rosa aun no abiertos. Estas niñas
ahí tendidas, personificaban algo superior al dolor, aquellas criaturas determinaban
en forma adyacente rasgos sobrenaturales, cuando momentos antes cantaban a la
vida una dulce canción de primavera. Como es de grande la virtud ante la
muerte, el colegio ha quedado desolado, el revuelo en la localidad fue
colectivo, la oración el recuerdo, veintidós cruces blancas, levantadas en una
y otra comarca, porque no todas eran del mismo solar nativo, varios corazones
sepultados para siempre en esta dolorosa y absurda tragedia.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
q tristesa esto se lo comente hac muy pocos dias a una hermana de la carida para q c enterara de lo sucedido en ese año y quedo imprecionada q lastima q la gente c le haya olvidado este ciniestro yyo si lo tengo muy presente
ResponderEliminarq tristesa amen
ResponderEliminar22 de julio de 1967
ResponderEliminarBuenas yo soy hija de una de las sobrevivientes de ese siniestro, gloria Patricia Vásquez plata
ResponderEliminarLo siento
EliminarDebí conocer a tú madre
Si no estoy mal informada nos salvamos 7
EliminarYo iba en ese autobús hace 52 años
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