Gustavo Gómez Ardila/Juan
Manuel Ramírez Pérez y otros apuntes
Jorge
Gaitán Durán y su esposa Dina Moscovicci
No nació en Cúcuta, pero la ciudad lo
sedujo y a ella le cantó, como si hubiera sido su hijo. Pero a quién no seducen
el río, cielo y el verde cucuteño? Quién, con sensibilidad de poeta, no se
detiene a admirar el valle, el Tasajero y los arreboles de sol de los venados?
No nació en Cúcuta, pero se confundieron de tal manera el poeta y la urbe, que
fueron uno solo, un hechizo, un deseo, una realidad, un amor.
Jorge nació en Pamplona el 12 de febrero
de 1924, hijo del ingeniero Emilio Gaitán Martín y de Delina Durán Durán, hija
del general Justo L. Durán. Emilio trabajó en la construcción del Ferrocarril
de Cúcuta y entonces la familia debió trasladarse a esta ciudad. Seguramente en
la mente del niño y del joven se fueron grabando las imágenes que lo
acompañarían toda la vida y que se metieron en sus poemas de tonalidad recia y
moderna, adelantada a las voces poéticas de entonces. Estudió en el colegio San
José? de Cúcuta, elevó cometas con los vientos de agosto, jugó el trompo en las
calles polvorientas y, tal vez, como todos los niños cucuteños de la época, se
fugaba en las tardes calurosas a bañarse en el Pamplonita.
Se hace hombre en Cúcuta, tal vez amando
a una muchacha en la noche tibia plena de luceros, noche veraniega en la que
termina su niñez. Termina su bachillerato en el colegio Provincial de Pamplona
y estudia ingeniería en la Universidad Nacional, pero comprende que tal vez sus
poemas no encuentran cabida en un espacio cuya prioridad son los números y las
maquetas y los planos, por lo que decide estudiar Derecho en la Universidad
Javeriana.
El sol cucuteño que todo lo abraza y
todo lo consume se vuelve una obsesión en los poemas de Gaitán Durán, les
infunde luz, los hace bellos, los recrea con la intensidad de la canícula.
Lo atormentan sus recuerdos de infancia,
cuya ternura y quietud compara con el agua de la fuente.
Gaitán Durán, nacido en Pamplona, tiene
más versos para Cúcuta, que para su ciudad natal. Contrario a su amigo, el
también excelso poeta Eduardo Cote Lamus, que nacido en Cúcuta, le canta con
mayor énfasis a Pamplona. Son las contradicciones de la vida, las inexplicables
paradojas de los poetas, que no siguen las líneas geográficas, sino los
estremecimientos del corazón.
El hecho más sorprendente de la vida de
Gaitán Durán es que al morir, cuando apenas cumplía 38 años de edad, ya había
conmocionado al mundo cultural colombiano y puéstose a la cabeza de la
generación de intelectuales que tomó el mismo nombre de la revista Mito, que él
fundó en 1955 con Hernando Valencia Goelkel, y dirigió hasta su fallecimiento
en 1962.
Gaitán es un gran poeta reconocido por
la más severa crítica, y fue capaz de enriquecer la estética poética con
aportes que él extrajo de sus propias vivencias
al correr de sus incesantes viajes, espacialmente por la Europa
francesa. Pero no solo escribió poesía. También agitó ideas, cuestionó
actitudes y propuso respuestas: ¨La tragedia del hombre colombiano ha tocado al
intelectual y lo ha obligado a inclinarse sobre los más vivos problemas de
nuestros tiempo¨, declaró en una entrevista en 1956, transcrita por Gustavo
Wilches en su libro, Vidas en Alto.
Estuvo siempre en el epicentro del
fragor intelectual de su tiempo cuando los cafés bogotanos eran los escenarios
preferidos de las tertulias vespertinas, o las residencias de mecenas, como la
suya, donde se debatían los interminables temas que surgían de aquellas
inquietes mentes cultivadas.
Por esa energía vital que lo
caracterizó, abrazó causas políticas superiores. Era un firme seguidor de Jorge
Eliécer Gaitán, y el 9 de abril de 1948, cuando el caudillo cayó sacrificado
por oscuras armas criminales, fue uno de los protagonistas de la toma de la
radiodifusora nacional para lanzar consignas ardorosas que salieron del fondo
de los espíritus heridos en sus más seguras convicciones. Tiene luego que
esconderse por varios días hasta que logra llegar a Cúcuta donde es protegido
por amigos de su familia. Al año siguiente regresa a Bogotá y luego de algunas actividades partidistas decide
viajar a París donde hace estudios de cine, se casa con Dina Moscovicci
(tuvieron una hija, Paula) pero se divorcian en 1958, viaja por varios países
europeos, por Rusia y China.
En junio de 1954, con 30 años y Gustavo
Rojas Pinilla en el poder, regresa a Colombia. Dos meses después escribe a
Eduardo Cote Lamus, retratando la Bogotá y el país de entonces y quizás de
siempre: ¨La selva es Bogotá. Acabo de regresar de allí. Vengo deprimido. Sólo
ahora comprendo las tonterías que hice al regresar de Europa. En Cúcuta se está
dentro de una atmósfera nacional. El país con todos los defectos y cualidades.
Bogotá es una atmósfera asfixiante, donde el chisme, el chiste y el trago
impiden toda actividad humana verdaderamente digna. Tú recuerdas tantas
críticas que hice al ambiente cultural de España; pues bien, el de Bogotá es
aún inferior: conformismo, ignorancia, petulancia que se cree talento.
Naturalmente hay dos o tres personas con las cuales se puede conversar
provechosamente. Conclusión: si no tienes disposición de explorador, quédate
allá lo más posible¨.
Después se unió al grupo de
intelectuales que integró el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) y que
formuló un ideario destinado a cambiar el régimen político y social que había
adormecido al país durante el Frente Nacional.
Jorge Gaitán Durán nació en Pamplona,
pudiéramos decir que casualmente, porque él era un cucuteño cabal. Tal como
ocurrió con Eduardo Cote Lamus – su entrañable amigo –quien habiendo nacido en
Cúcuta era pamplonés en toda la extensión del vocablo. Ambos forman el binomio insuperable
en el ámbito cultural del Norte de Santander porque son las figuras más sobresalientes
de nuestra literatura.
Tenían Jorge Gaitán y Eduardo Cote,
destinos cruzados. Con diferencia de tiempo se educaron inicialmente en el
colegio Provincial de Pamplona, y viajaron luego a Bogotá para empezar estudios
de derecho. Después, fueron a Europa y se nutrieron de lo más actual del
pensamiento contemporáneo. Hicieron parte de la revista cultural Mito;
convivieron en las tertulias más ilustradas; incursionaron en la política desde
toldas distintas y, al final ambos murieron trágicamente cuando la vida apenas
les sonreía. Habían nacido con cuatro años de diferencia, y la muerte los
sorprendió a dos años de distancia como si ella misma quisiera juntarlos.
Jorge Gaitán Durán falleció el 22 de
junio de 1962 cuando regresaba de París, y el avión de Air France en que
viajaba se estrelló al aterrizar en Point Pitre, isla de Guadalupe, en la época
en que los aviones intercontinentales tenían que hacer escalas técnicas en el
Caribe.
Fue una tragedia inesperada que
estremeció al Norte de Santander. La noticia invadió de luto en los círculos
culturales de Colombia y clavó un dolor agudo en todos sus conocidos. A los
pocos días del accidente, el 29 de junio, se esperaban sus despojos mortales en
el aeropuerto de Cúcuta.
Un sol ardiente caía verticalmente y el
viento levantaba briznas de arena que herían la piel ya lacerada. Todos
guardaban silencio temiendo impedir que se escuchara el rugir del avión que se
acercaba, y cuando por fin apareció la nave carreteando en la pista,
expectantes, adelantaron sus pasos como para abrazar a quien llegaba. Apareció,
entonces, el catafalco marcado en negro barniz con el número 30, que venía
acompañado por su hermano Eduardo Gaitán Durán. En aquel dramático acto sólo se
oyó la voz sonora de Cote Lamus quien lloró su muerte e imprecó a la vida que
truncaba la enorme obra de este cucuteño universal. Aquellas palabras resonaron
como un grito de angustia, quizás, premonitorio: ¨Sí, aquí nos haces mucha
falta y nos duele tu ausencia en lo más puro de nosotros mismos¨.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
Gaitàn Duràn y Eduardo Cote Lamus ,una amistad en vida y despuès de su desencarnaciòn..Ambos viven en el olimpo de la inmortalidad....
ResponderEliminarGaitàn Duràn y Eduardo Cote Lamus ,una amistad en vida y despuès de su desencarnaciòn..Ambos viven en el olimpo de la inmortalidad....
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