domingo, 28 de julio de 2013

417.- DE PLAZA MORENO AL PARQUE SANTANDER

Cecilia Medina



Nueve horas me separan exactamente de casa, dos en auto de La Plata hasta Ezeiza, seis en avión desde Argentina hasta Bogotá -la capital de Colombia-, y una más por aire hasta Cúcuta -puerto terrestre al nororiente colombiano en límites con Venezuela -.

Mi nombre es Cecilia Medina, tengo 23 años y desde hace un año resido en Colombia. Confieso que tras añorar mis raíces, la experiencia ha sido linda. El visitar otro país, el conocer otra cultura y el entablar nuevas amistades han hecho mi estadía agradable. Sin embargo, hay una brecha grande que me hace adaptar a situaciones nuevas.

En Colombia a los boliches se les llama discotecas, el concepto de resto bar es limitado y los bares en su gran mayoría solo ofrecen trago o cerveza. La joda empieza desde que se oculta el sol y va hasta las 2:00 o 3:00 de la madrugada, como máximo,  la misma hora que en Argentina apenas comienza la fiesta. Acá existe una ley llamada ‘Ley Zanahoria’ que exige que los establecimientos públicos destinados a la diversión, como bares y boliches, cierren por tarde a las  3:00 de la madrugada.

Si hablamos de días festivos, este país cuenta con 14 dentro de los que se cuentan fiestas patronales y patrias, y por doquier abundan los reinados o fiestas municipales, en las que se eligen reinas tan curiosas que incluyen frutas como la papaya, la piña, la ananá, la naranja, la curuba y la frutilla -o fresa como acá se le dice-. También, se eligen reinas de artefactos, como el tiesto- una especie de sartén-  y ni hablar de las demás que se eligen en honor a vegetales, productos de exportación y santos patronos. En fin, cada municipio tiene su fiesta reconocida en el ámbito nacional y es de tener en cuenta que son más de 1100 municipios a lo largo y ancho de país, así en tanto  hay fiestas durante todo el año.

La moneda local es el peso colombiano, que en relación con el peso argentino la diferencia es grande,  un peso argentino equivale en promedio a $500 colombianos, y no existen los centavos. Si lo vemos con relación al dólar, un dólar equivale en promedio a $1900 colombianos. De esta manera es de locos ver que mi sueldo en La plata era de 1400 pesos argentinos y acá con la misma cantidad, pero en pesos colombianos, solo llego al pasaje en micro que en Colombia son llamadas busetas. Por esa diferencia acá, los salarios son en miles y hasta en millones de pesos… ¿algo  loco, no?

La religiosidad se vive de forma activa. Los domingos es casi una obligación ir a misa, los oficios se disponen de manera ininterrumpida cada hora durante todo el día, concurriendo la mayor parte de la gente a la ceremonia de las 12:00 del día y a las 7:00 de la noche. La mayoría de actos importantes que ocurren en las ciudades son antecedidos por una fastuosa misa a la cual asiste toda la comunidad.

La Semana Santa, o también conocida como Semana Mayor, se vive con mucha intensidad  tanto que trabajar jueves, viernes y sábado santos y el domingo de resurrección está prohibido y el hacerlo es considerado como irrespeto. Durante esa semana las procesiones con santos son el pan diario. Como dato curioso el jueves se conmemora la Última Cena y el almuerzo es dispuesto con siete platos diferentes a los cuales llaman ‘siete potajes’, que simboliza la cena que Cristo tomó con los apóstoles.

En Colombia no existen estaciones por estar en la zona tórrida del Ecuador, de forma tal que el clima variar según la ciudad donde te ubiques. El relieve está bien marcado con la última fase de la Cordillera de los Andes, lo que hace que en la gran mayoría del territorio se observen montañas y las rutas, por consiguiente, no sean en línea recta sino con muchas curvas.

En mi caso, Cúcuta es un valle y tiene temperatura promedio de 28°C.  Durante todo el año podés estar siempre en verano, pero si querés algo más fresco, podés viajar  30 minutos en auto y llegar a Chinácota, ciudad con temperatura promedio de 21°C, o si preferís  una temperatura de tipo Aconcagua, Pamplona, a una hora, te puede enfriar con sus 10°C.

En mi estadía he conocido muchos lugares de la región del norte de Colombia marcados siempre por las formas singulares de hablar y las llamativas costumbres. Es más curioso que, a pesar de estar tan lejos del país y de La Plata, por estos lados se conoce mucho de  la cultura Argentina, como el tango, los gauchos, la cumbia y, sobre todo, los cuadros de fútbol habiéndome encontrado hinchas de River, New’s, Boca y Vélez, quienes al escuchar el acento característico argentino y al verme con la remera azul y blanco de mi equipo del alma Gimnasia y Esgrima de La Plata, no dejaban de hacer preguntas de fútbol, como, si conocía a  Maradona, que si había visto a Messi,  o que si había ido alguna vez a la Bombonera o al Monumental… ¡Mirá vos! Me hubieran preguntado mejor por el bosque, por fortuna no preguntaron nada del pincha.

En cuestión de futbol, el cuadro local se llama Cúcuta Deportivo y su casa es el estadio General Santander. Es conocido por haberle ganado a  Boca (3-1) en semifinales de la Copa Libertadores del 2007, aunque quedarían por fuera de la final al perder en Buenos Aires (3-0) el partido de vuelta. El equipo es recordado por la buena campaña que hizo durante la Copa. A esto se le suma que varios argentinos  han pertenecido a sus filas como el platense Juan Ramón  ‘La Bruja’ Verón padre de  ‘La Brujita’ Verón, Hugo Lónderos, que jugó en Gimnasia y Esgrima de la Plata y quien después del retiro futbolístico se quedó en la ciudad y creó un restaurante,  famoso  por los platos y las bebidas argentinas, como el asado y el vino, demostrando el emprendimiento que tenemos los argentinos.

Lo cálido de Cúcuta va de la mano con la amabilidad de la gente. Las personas son queridas, sociables y buenos conversadores. Hablan con vos sin siquiera conocerte y siempre sacan tema para pasar la tarde al calor de un exquisito café colombiano. Claro que algunas veces he invitado mate y como es a base de yerba acá lo comparan con agua aromática, bebida de yerbas medicinales para relajar y tranquilizar… Confieso que les ha gustado. La alimentación es a base de cereales. El arroz no puede faltar en el almuerzo. La sopa, de la cual saben millones de recetas, es muy buena, pero igual me hacen extrañar las papitas fritas y las milanesas que acá solo se ven de vez en cuando, como también la baguette, porque el pan viene en diferentes tamaños y sabores deliciosos. Algunos me recuerdan las facturas, porque su gusto es muy parecido y otros las tortas de chocolate y vainilla, en fin son muy buenos aunque casi no se consiga la baguette.

La extensión de la ciudad es de casi tres veces el tamaño de La Plata y la población, con 948.000 habitantes, es  cinco veces mayor a la platense. Es una ciudad arborizada, el centro comercial y administrativo gira en torno al parque  Santander, una plaza grande adornada con fuentes de agua y varias especies de árboles que tiene a un costado la Alcaldía -municipalidad- y en otro costado la Catedral de San José,  similar a nuestra Plaza Moreno, solo que más pequeña.

La cercanía de la ciudad con Venezuela hace que a solo 10 minutos pueda estar en otro país y conocer su cultura. La manera de hablar se mezcla con la colombiana, creando una jerga única de frontera que a veces se hace difícil de entender por la cantidad de palabras y la rapidez con la que se habla. Igual también me ha tocado en varias ocasiones repetir hasta tres veces para que me entiendan porque los ches son muy raros por estas tierras.

En fin, todo ha sido un proceso de adaptación interesante y sutil. Vivo en el centro de la ciudad, en  la casa de una familia amiga y en cuestión de laburo con pasaporte no puedo hacerlo solo  hasta sacar la residencia dado que acá, a diferencia de Argentina, es complicado obtenerla, por esto el tiempo me ha servido para conocer mucho mas esta hermosa tierra a donde me trajo el destino y que desde ahora guardo en mi corazón por el excelente trato que he recibido dándome muchas historias para contar cuando vuelva a La Plata. Por lo pronto seguiré respondiendo todas las curiosidades que me pregunten de la tierra gaucha, así como también preguntaré todo acerca de esta tierra cafetera mal afamada por el narcotráfico y la violencia, pero que aún así puedo dar fe por la gente amable, por las raras y deliciosas comidas típicas, por la cantidad de fiestas y por los exuberantes paisajes que verdaderamente acá se hace honor al eslogan: “Colombia, el único riesgo  es que te quieras quedar”.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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