Gastón Bermúdez Vargas
Si te alejas,
tu amistad
eterna te sigue.
Si pierdes el
camino,
tu amistad
eterna te guía y te alegra.
Tu amistad
eterna te lleva de la mano
y te dice que
todo va a salir bien. (Anónimo)
Se cumplió el 30 aniversario de la partida de entre
nosotros de nuestro compañero y amigo Jesús Ricardo Lamk Alvarez, sin haber
cumplido todavía sus 35 años de vida.
Jesús Ricardo nació en Cúcuta, el 12 de Junio 1948 hombre muy orgulloso de haber nacido en esta
tierra nortesantandereana, de familia paterna de inmigrantes de ahí el
remoquete de turco que se le dio por su
padre don Said Lamk, y su madre una gran mujer cucuteña doña Margarita Alvarez.
Vivió su niñez y adolescencia en el barrio La Playa, estudió
todo el bachillerato en el colegio lasallista Sagrado Corazón de Jesús de
Cúcuta y la carrera de Derecho en la Universidad Libre de Bogotá allá por el
año 1.972. Mientras efectuaba sus estudios universitarios se desempeñó como Comisario
de Inspección en la policía de Teusaquillo en la ciudad de Bogotá, con lo cual
le daba práctica a sus estudios y se ayudaba económicamente.
En el sentido positivo de las palabras, era por
naturaleza muy presumido y con mucho espíritu de superación, características
que lo hacían destacar. Le gustaba liderar, cosa que lo ayudó a surgir
rápidamente. Fiel y solidario con sus amigo, muy orgulloso y bromista con los
demás, pero le disgustaba que le efectuaran bromas a él.
Recuerdo en el colegio al turco Lamk sentado en su
pupitre escondiéndose con la espalda del compañero de adelante para que no lo
viera el profesor de turno, mirándose en un espejito, peinándose los lados y
sacándose el copete, como yo estaba atrás y a un lado le “mamaba gallo”, y
cuando no se ponía bravo que era la mayoría de las veces, por el mismo espejo
me miraba, levantaba una ceja y se reía, e inmediatamente terminaba su peinada
y guardaba su espejito en el pupitre...en ocasiones alguien le tiraba un
papelito para “sacarle la piedra” pero sin dejarse ver... ah, y que a nadie se
le ocurriera despeinarlo...Era de los que le gustaba lucir como a lo que en
nuestros tiempos llamaban “cocacolos”, así que no faltaba en él el uso de
medias blancas con los pantalones tubitos y subida la bota un poco más abajo de
los tobillos, camisa blanca o clara con mangas cortas con el borde dobladas
hacia arriba y con un par de mosquitas sostenedoras de las puntas del cuello. Qué
ganas de vivir teníamos en ese momento.
Fuera del colegio cuando yo vivía en el barrio Lleras
Restrepo donde mi tía doña Josefa de Hernández (cariñosamente doña Jo, se
pueden imaginar por qué…) coincidíamos con Chucho frecuentemente en el hogar de
los Maldonado Guerrero en la avenida 3ª frente al estadio, punto de reunión en
los últimos años de bachillerato. Asistían normalmente Fernando Morales, Alvaro
Carrillo, César Contreras Chaustre, Alberto D’Pablo, Eduardo Forero y vecinos
como Esperanza y Nelda Ramírez y su hermanita Nubia, y por ahí “echando jareta”
Nelson y John, Merceditas Ramírez uno de los rostros mas bellos de Cúcuta de la
época, Belén Pérez ya volantona pendiente de su hermano Carlos Andrés para
cambiarle los pañales, Ciro, Alba y Norita Zambrano entre otros, o también nos
reuníamos en la casa de Alvaro Carrillo en la calle 1ª del mismo barrio donde
doña Isabel (otra alcahueta de nosotros) y don Víctor Carrillo, con sus hijas
Gladys, Esperanza, Chela, Marthica y Yadira pupuseándose, quienes junto con
Luis Fernando y Gloria Maldonado, formábamos el bonche, recocha o programábamos
cualquier otra cosa que se nos ocurriera. A doña Fela de Maldonado, Chucho la
llamaba tía y con quien conversaba mucho, porque ella era una persona muy
especial con todos nosotros, a quienes en algún momento nos aconsejó en
cuestiones de amores juveniles, sobre nuestro comportamiento, oía las
confidencias y hasta nos alcahueteó algún asunto que para ese momento pudiera
ser no convencional. Era una gran orientadora.
Foto en
1966 de izq. a der. César Contreras Chaustre, Chucho Lamk, Eduardo Forero (atrás),
Alvaro Carrillo (haciendo muecas), Fernando Morales, Gloria Maldonado y Gastón Bermúdez.
El turco Lamk le tenía un amor profundo al baloncesto
en el cual participó como jugador, siendo integrante del equipo Campeón
Nacional Juvenil de 1965, y posteriormente fue dirigente deportivo en dicho
deporte hasta llegar a ser el presidente de la Liga Nortesantandereana.
No era muy técnico en el juego como sus hermanos Juan
José y Said, sino mas bien camorrero de ahí que en el partido crucial con San
Andrés jugando en la Toto Hernández le puso tanto empeño al cotejo que buscó un
choque dándose codazos y empujones contra Arturo Watson, uno de los espigados y
excelentes jugadores del equipo isleño, simulando quedar tendido inconsciente a
consecuencia de la bronca, lo que
ocasionó que don Said, quien estaba en la tribuna, creyendo que su hijo había
sido lastimado trató de saltar a la cancha teniendo que ser contenido por las
autoridades policiales, ocasionando a su vez una reacción general del
público y el juego fue suspendido
alrededor de 15 minutos hasta que los ánimos se tranquilizaran. La pasión del
juego llevaba a estas cosas. Al día siguiente luego del partido contra
Antioquia a quienes derrotamos sin contratiempo y nos coronamos campeones, uno
de los que más festejó el triunfo fue precisamente Jesús Ricardo quien no dudó
durante la caravana del festejo colocarse en la capota del bus con una bandera
rojinegra y festejar con la afición el trapo campeonil en medio de una pertinaz
lluvia.
Momento
del juego Norte-Antioquia en el XIII Campeonato Nacional Juvenil
Litigó como abogado
y ejerció sus primeros cargos públicos en la ciudad de Bogotá
desempeñándose como Comisario en las comisarías de Las Ferias, San Fernando y
de la 43 con carrera 13, donde adquirió experiencia en gerencia pública hasta
aproximadamente el año 1976 cuando decide trasladarse a Cúcuta. Apasionado de
la política y de ideas liberales, militó en el partido político Renovación
Liberal liderado por Jorge Cristo y va
ocupando diferentes cargos públicos comenzando por el de tesorero del Municipio
de Cúcuta, de allí pasó a ser Secretario Departamental en la administración de
Cayetano Morelli hasta aproximadamente 1981, cuando es nombrado Director
Regional del Instituto de los Seguros Sociales cargo que desempeñó hasta su
trágica muerte el 13 de enero de 1983. Su muerte ocurre fruto de una mala
jugada y de una manera sorpresiva y prematura. Siendo una persona tan joven y
con tanto futuro, de manera estrepitosa cae en una discusión, seguramente sin
sentido, y la intolerancia acaba con su vida, cosa que nunca debió suceder. Estoy casi
seguro que hubiera ocupado posiciones importantes en el liderazgo y dirección
del Norte de Santander o del país.
También destacó por sus escritos de opinión política en el prestigioso diario La Opinión de Cúcuta, en donde también fue
colaborador, encargándose de realizar entrevistas a dirigentes de varias
vertientes políticas.
La última vez que lo vi y hablé con él fue en 1980
siendo Tesorero Municipal un poco antes de ser nombrado Secretario
Departamental en casa de mi primo Jorge Hernández Bermúdez donde yo había
llegado de vacaciones desde Maracaibo y estuvimos charlando largamente de qué
había pasado en nuestras vidas y recordando nuestras épocas en el colegio. Buen
momento que pasamos esa noche.
Tuvo tres hijos quienes residen en Bogotá. Con
Yaneth Basto Alvarez tuvo una hermosa hija Karem Lamk Basto, abogada. Y de su unión matrimonial con Mª Eugenia Espinosa Reyes nacieron los dos
hijos varones, Navik y Litvak Lamk Espinosa, abogado y administrador de empresas
respectivamente.
Mientras escribía, esto y muchas otras
cosas vinieron a mi mente de las vivencias que tuvimos con nuestro entrañable
Chucho y quise compartir algunas con ustedes porque un gran amigo nunca se
olvida.
Gracias por tan bonita nota, Navik.
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