sábado, 12 de julio de 2014

599.- “LOS HE DE VER EN MI ENTIERRO, LLORANDO MI MUERTE”, CARLOS RAMÍREZ PARÍS



Mary Stapper



El recuerdo que tengo de Carlos Ramírez París, era el de un hombre jovial, comprometido con su profesión y el desarrollo. 

Era conciencia ciudadana y peleaba por lo justo. 

Fustigaba a los políticos y autoridades en general o los alababa si hacían algo bueno. 

Amaba a las mujeres y lo seguían cual abejas al panal.

Impecablemente, vestido de blanco, peleaba por Cúcuta todo el tiempo.

Hablaba de tú a tú con presidentes, al igual que lo hacía con sus oyentes en Radio Guaymaral, “la chica para grandes cosas” y con sus lectores desde “Mi esquina”, en los diarios locales.

Tuve oportunidad de entrevistarlo para Diario de la Frontera, donde hacía mis “pinitos” como reportera, y una de las cosas que me dijo como si presintiera su partida, fue la de “Los he de ver en mi entierro, a todos, llorando mi muerte”.

Y efectivamente, todos lloramos y transmitimos su muerte y su entierro.

La muerte de Ramírez París, fue según los periodistas de la “vieja guardia”, fue dejar sin voz a los que no tienen voz, pues era a través de los espacios de Radio Guaimaral, “la chica para grandes cosas” que reivindicaba las necesidades de los desprotegidos y fomentaba actividades de beneficencia para recaudar ayudas.

Se nota aún la ausencia del infatigable Carlos Ramírez París, lo escribió con nostalgia Jorge Rolón García (q.e.p.d.) uno de sus amigos periodistas, para señalar el vacío, sin llenar, del hombre cívico, que llegó el 24 de junio de 1963 a la Alcaldía de Cúcuta, nombrado en esa época por el Gobernador de Norte de Santander, Eduardo Cote Lamus, en reemplazo de Víctor J, Chaustre.

A años de su muerte, una institución educativa, varias escuelas, la piscina olímpica que hoy está en remodelación, el puente y la glorieta de San Mateo, como el parque de Guaimaral, llevan su nombre, porque Carlos Ramírez París, era emprendedor, colaborador, líder, entusiasta y justo, razones para que su nombre honrara diferentes sitios de la ciudad, así lo refería Jorge Rolón García, en su columna ¿O me equivoco?



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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